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Autor Tema: Puño y espada. Capítulos 1 a 5.  (Leído 9359 veces)

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Desconectado Fenryr

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #30 en: 05 de Mayo de 2009, 07:00:03 am »
aparte del mundo bleach (mega-espadas donde no se pueden sacar) esta bien solo dire una cosa

EL LSD deja daños permanentes en la salud, pero a ti te hace bien asi que sigue usandolo (estoy pensando en copiarles y hacer la Historia de mi WS)

... Lol, gracias xD Lo leíste bastante rápido.

Anímate a postearla :D

Desconectado Rätselspiel

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #31 en: 05 de Mayo de 2009, 07:03:05 am »
aparte del mundo bleach (mega-espadas donde no se pueden sacar) esta bien solo dire una cosa

EL LSD deja daños permanentes en la salud, pero a ti te hace bien asi que sigue usandolo (estoy pensando en copiarles y hacer la Historia de mi WS)

... Lol, gracias xD Lo leíste bastante rápido.

Anímate a postearla :D


leo como 200 palabras en 1 min, y retengo las ideas principales

Desconectado Alyho

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #32 en: 08 de Mayo de 2009, 16:41:50 pm »
De esa party solo vuelven:

Cross
1 LK (Dudo que sea Elto)
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1 HP (En caso de morir Elto, entonces su esposa)
WS

Esperando 4ta parte...

/sleep



Desconectado Aerith Kheel

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #33 en: 15 de Mayo de 2009, 17:31:00 pm »
Eres muy descriptivo (a veces demasiado), pero eso me gusto ya que me ayudo a visualizar los combates y situaciones.

Además del fanservice .

Anoche solo pude leer el cap.1 por que me dejaron sin internet y acabo de leer el 2 & 3... ya quiero el 4 .

*pokes*
Eternal chaos comes with chocolate rain, you guys! Chocolate rain!

Dragonfang

Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #34 en: 15 de Mayo de 2009, 17:32:59 pm »
joer joer joer, fenryr, te lo digo, queremos cap 4 D:!

Desconectado KnightDX

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #35 en: 15 de Mayo de 2009, 22:38:28 pm »
Yo tengo los adelantos de Fen <333333

(Escribe ya desgraciado '-')



Desconectado Fenryr

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Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 3.
« Respuesta #36 en: 18 de Mayo de 2009, 08:22:50 am »
No lo entiende. Sencillamente no lo entiende. ¿Cómo es posible?

¿Cómo terminó todo así? Él casi postrado, con la rodilla derecha hacia arriba y la izquierda recargada en el suelo. Se encuentra apoyado en su espada negra con ambas manos. ¡Ambas manos, por Dios! Siempre usa una con ese tipo de espadas. Incluso la Atroce Blade ha logrado dominarla con sólo cinco dedos. A base de entrenamiento y costumbre, se ha hecho de los mejores espadachines del reino. ¿Entonces cómo demonios, su amigo, que ahora es un espíritu vengador, es mejor que él? ¡Es un vil espíritu! ¡Ellos no entrenan ni mejoran! ¿Acaso tanto es el odio hacia lo vivo? Dios, que asco. El ser humano era de una manera y el espíritu es de otra. No le cuadra, simplemente no le cuadra.

Su vida por perdida ya la dio.

Respira pesadamente y sangra a chorros. Son aspiraciones atropelladas y exhalaciones apresuradas. A decir verdad, podría estar mucho peor. Podría faltarle un brazo o una pierna… Pero no es así. Es como si el espíritu, a lo largo de años de masacrar inocentes y culpables, ha aprendido a disfrutar el dolor ajeno. Suena demasiado irreal pero es lo único lógico que se le ocurre. ¿Por qué ha pasado esto?

A su alrededor, la mitad del equipo completo está en el suelo. Todos han sucumbido ante el poder, aparte de que están exhaustos de haber peleado contra otro fantasma. Esfuerzos sobrehumanos. Repito, ¿no son dioses? Cualquier otra persona se habría roto en cuerpo y alma, pero ellos siguen con lo mismo: tercos e imparables. Aunque el universo esté en su contra, siguen blandiendo sus armas y sus gritos no cesan. No ven diferencia entre rendirse o morir.

Lenneth, Vendimia, Angellore, Blood, Ark y Masaho mismo. Del otro lado del terrible laboratorio, se encuentran Grahnye, Eltosian, Sonata Arctica, Sajour, Hypnotize, Valsione y un sobreviviente, Aslak Fauster.

Sin notarlo, una lágrima se le escapa de su ojo izquierdo; sólo siente que un líquido se desliza por su mejilla. Retira su mano del pomo de la espada y pasa los dedos para limpiarse lo que cree sangre. Pero, aún en sus sucios dedos, protegidos por metal y cuero, nota que eso no es el preciado líquido rojo. Maldice y vuelve a apretar los ojos. Seyren ni se inmuta porque aquél caballero contra el que está peleando nunca baja la guardia. Aunque junte sus párpados, él sabe que Masaho está alerta siempre. Con su fino oído escucha y vigila todo: más de una vez trató de tomarlo por sorpresa pero es imposible.

Pero lo que el espíritu no sabe es que Masaho se está rompiendo. Se ríe amargamente el pobre desdichado y sus ojos se siguen humedeciendo. Está expuesto a un ataque. Se está fracturando por dentro como un grueso vidrio atravesado por un puñetazo. Está el agujero y las fisuras se siguen expandiendo, poquito a poquito, hasta que el vidrio se haga pedazos. La voz se le va, los músculos no responden y su corazón late con violencia, con odio. Aguantó bastante tiempo contra el que podía llamar hermano.

-Eh, mocoso, de pie.- brama Blood. Ella no está en un mejor estado: su puño izquierdo está ensangrentado y cree tener algunos dedos fracturados. Tiene múltiples cortes en todo el cuerpo, al igual que Masaho, pero a la campeona le fue peor al no tener una armadura. Su rodilla derecha tampoco anda en perfectas condiciones, haciendo difícil que salte o vuele, incluso que camine. ¡Ella también se está rompiendo! Pelear contra el hombre que amaste y no por gusto ha de ser feo. Sólo una chispita está dentro de su interior, y esa chispita está aguantando el cuerpo y el corazón. Una fortaleza casi inquebrantable.

Lo gracioso es que los dos tienen lágrimas en los ojos. Masaho desea poder llorar y Blood se niega a hacerlo.

Ella de pie, ya a su lado. Él de rodillas, casi en el suelo. ¡No entiendo! ¿Por qué querer detener lo inevitable? ¿Qué caso tiene resistirse a la muerte?

Sus cuerpos son demasiado frágiles si los comparas con el mejor de los castillos. Estas construcciones aguantan cientos de ataques y siguen de pie. En cambio, Blood y Masaho no soportan tanto. ¿Entonces por qué insisten?

El laboratorio es oscuro y tiene algunas fuentes de luz en el alto techo. Tiene muchas escaleras y desniveles, rampas y pequeños precipicios. Es un lugar bastante lúgubre, si me lo preguntas. Aunque sean instalaciones muy modernas y bien elaboradas, el lugar no es agradable. Los grises pasillos parecen infinitos y llevan a caminos sin salida. El aire es pesado, está repleto de muerte y odio. Dos zonas están inundadas: hacia el norte del lugar y al sureste. En el resto del nido de experimentos se encuentran plataformas y rejillas derribadas, aparte de tubos de cañería cortados y que no muestran su destino. Parece más depósito y tiradero que un laboratorio de experimentos humanos.

En estos momentos, un buen tequila le caería de maravilla a Blood. Incluso sake… ya de perdida ron, por Dios. Ella desea que llueva tan siquiera ron. ¡Piña colada, al menos! La pobre reza por dentro queriendo que pase eso. Pero sabe muy bien que no va a pasar. Nunca. A lo mucho lloverán ranas, no alcohol. Aunque pensándolo bien… si toma alcohol, le hará daño a las heridas.

¡Bah, que importa! Quiero alcohol.

-Mocoso.- dice Blood.

-Dime.- responde Masaho.

-Si salimos de esta, me vas a pagar una ronda de cervezas.- amenaza ella.

-Si salimos de esta, vamos a tener un duelo tú y yo.- amenaza él.

-¡De acuerdo!- exclaman al mismo tiempo.

Ahora ambos ya están de pie. Masaho se tuvo que levantar despacio con mucha voluntad. Fortaleza física la tiene, pero pelear contra Seyren se está volviendo una complicación. Blood ya estaba de pie. Ella tiene la voluntad pero no la fortaleza física.

Ni Lenneth, ni Angellore, ni Vendimia, ni Ark se pueden parar ahora. Están muertos… del cansancio. Fueron los primeros que tomaron daño. Entre ellos seis, apenas acabaron con Kathryne Keyron. ¡Fue de lo peor! La muy maldita era de elemento inmaterial. Así que Blood no era amenaza alguna pero aún así insistió en atacarla. Nunca dejó de repartir patadas y puñetazos.

Las flores florecen sabiendo que van a morir.

La batalla de Seyren, Masaho y Blood continúa. Han pasado más minutos y sigo sin entender como esos cuerpos siguen obedeciendo a sus locos corazones. Empapados de sudor, sangre y lágrimas. Realmente dan lástima al verlos tan maltrechos y sin parar de pelear. Seyren, por lo contrario, no muestra signos de agotamiento y mucho menos de dolor. Casi podría llamarse el guerrero perfecto… ¿No será para eso que experimentaron con ellos? Aunque los documentos dicen otra cosa, la verdad. Resultados inesperados, tal vez.

El aire está más tenso que antes y sigue apestando a muerte. Sólo Dios sabe cuantos han muerto ahí sin recibir un entierro digno y sin notificar a sus seres queridos. Lo peor es que ni los cuerpos quedan: son desmembrados y arrojados en partes por todo el laboratorio. Y ese, justamente, podría ser el destino de nuestro grupito. Es posible que terminen siendo nada más que basura y carroña. Es muy posible que mueran luchando hasta que dejen de sangrar.

Están hartos de tan dolorosa pesadilla. Blood hasta fantasea con darse un baño con uno… bueno, veinte tequilas. Dejar que el alcohol le devore la piel y le lave las cicatrices. Dejar de existir, le encantaría. ¡Pero no puede! ¡No ahora! Tiene mucho por hacer: patear el trasero del espíritu del hombre que amó, vencer a Masaho en un duelo y gozar con cientas de rondas de cerveza que el mismo patrocinará, y si acaso, tal vez, tener sobrinos de Valsione y nietos propios. Falta mucho, eso sí. Pero está dentro de sus planes.

El tiempo pasa. No son capaces de diferenciar entre un minuto y una hora. La realidad es una: son figuras hechas con palillos de dientes peleando contra un rascacielos. Van a ser aplastados, o al menos deberían. Eso indica la lógica. ¿Pero desde cuándo mis amigos son lógicos? Contra viento y contra marea, contra el bien y el mal. Contra ellos mismos. Nunca dejan de combatir estos locos.

¡Ah, dementes!

Se separan unos metros, dándose un respiro (aunque Seyren lo hace más por respeto que por cansancio).

-¿Por qué serás tan guapo?- se lamenta Blood. Seguro es una pena tener que acabar con la belleza, del tipo que sea.

Y dicho esto, tensa todos sus músculos una vez más. Hasta su rostro se torna serio y la sonrisa desaparece. Todas las heridas que tiene su perfecto cuerpo parecen no estar. La sangre ya está seca y sus puños listos. Poco le importa tener unos dedos y unas costillas fracturadas…

Lo gracioso, es que aunque no se digan palabras, Masaho y Blood saben muy bien que se van a turnar esta vez. Guerreros que no intercambian sonidos vocales pero sí miradas.

¡Blood carga contra su amor! De forma literal y figurativa. Es tiempo ya de arrancarse ese sentimiento de raíz que sólo logra sufrimiento físico y emocional.

-Más, si te acercas un poquito más, me meterás en ti.- canturrea de forma burlona la muchacha. Seyren alza su espada y se pone en guardia… Es raro: ha estado recordando sus disciplinas y costumbres al pelear contra ellos. Por unos últimos momentos, tiene honor, tiene gloria, tiene amor. Al verlos tan llenos de coraje y motivación, ha decidido poner de su parte: enfrentarlos como era antes. Seyren Windsor, caballero excepcional y leal.

Lo que sigue es un intercambio de patadas y puñetazos contra estocadas y sablazos. Los dos peleadores están sin nuevas heridas. Blood prefiere no usar un mazo porque la hace más lenta, además de que le quita toda la gracia. Seyren, en cambio, tiene una afiladísima Katana entre ambas manos. Por ahora no usa más armas… Recordemos que él empezó a usarlas todas y contagió el estilo. Masaho y Eltosian sólo lo imitaron, aunque cada uno desarrolló su propio estilo.

Los choques entre los huesos y carne de los nudillos contra el metal fantasmagórico de la espada, resuenan en todo el pasillo. Si los quisieras encontrar, bastaría con seguir el sonido. Pero si fueses inteligente, huirías cuanto antes de ahí. ¡Es que es terrible! La decaída figura de la campeona que se niega a morir contra el vengativo espíritu que nada tiene por perder. La chica chorrea sangre al abrir las heridas recién cerradas y el fantasma emite aires extraños.

Entonces, Seyren, levanta la espada por encima de su cabeza con ambas manos. Masaho pensó que sería un ataque frontal, de los básicos. Pero el espíritu gira el arma entre sus dedos, ahora con la punta de la espada hacia Blood. ¿Qué es eso? Ninguno de los dos sabe. Y es una técnica que más adelante los caballeros van a utilizar.

Spiral Pierce!!

¡Con una espada!

Blood queda atónita. No se mueve, no puede. Sus ojos fueron incapaces de seguir los movimientos de la espada. Sólo la vio desaparecer y volver a las manos del caballero.

-¡Cúrate!- ruge Masaho mientras se interpone entre los dos combatientes.

-¿De qué hablas?- cuestiona Blood sin entender un carajo. Luego, una helada brisa se siente muy hondo, hasta los huesos. Demasiado fuerte para ser una brisa cualquiera. Los ojos de la campeona apuntan a donde sintió eso… Y estos mismos se dilatan: tiene una perforación en el abdomen, hacia el lado derecho. Sólo queda pensar que la Katana entró y salió por ahí. Es una perforación ancha: diez centímetros de diámetro.

La chica cae de rodillas y sujetándose la herida. La sangre se desborda de entre sus dedos y las lágrimas se escapan de sus ojos. ¿Por qué soy tan débil? se cuestiona ella. El aire y la sangre se le están acabando, lo mismo con las ganas de pelear.

Batalla para respirar y para seguir pensando. Todo se nubla, todo se vuelve rojo. La vida la está abandonando… Escucha los coros celestiales y mira a los ángeles abriendo sus brazos para recibirla. Quiere escupirle a todos esos entes alados pero ni es posible para ella. La vida la está abandonando.

¿Ah? ¿Qué es esto? ¡Me he adelantado! Les ruego que me disculpen. Les diré como comenzó todo, ¿va? Todo fue… ¡No me odien! ¡Es culpa de ustedes por llegar tarde! Ya, ya, que seguro Blood se nos muere, ¿así que para qué tanto drama? ¡Como sea!

No, tienen razón. De eso ya sabrán después con el reporte que hará Eltosian. Mejor pasemos al otro equipo.

Oh, bueno, todavía no. Sigamos. Hay que darle al público lo que quiere.

Parece que a Blood le salen alas de fuego. ¿Por qué? Porque se levanta con todo y herida mortal. Vuela, campeona, vuela. Corre como alma que lleva al diablo y se apoya en ambas piernas, sólo para saltar y en el aire, interceptar a Seyren con una patada con la pierna lastimada en el rostro. Y mientras va cayendo, otra patada con la pierna sana ahora en el pecho. El espíritu parpadea, confundido. Esos últimos dos impactos… realmente dolieron. El pobre alcanza a ver como Blood no cae al suelo porque se apoya en sus manos… Ahí es cuando ella parece una bailarina exótica: las manos bien plantadas en el frío suelo y las puntas de los pies hacia arriba, demostrando perfecta coordinación y equilibrio. Los codos sin doblar y el cuerpo sin arquear. Los ojos en blanco.

-¿Qué demonios…?- susurra Masaho a lo lejos. Justo cuando iba a recoger a su compañera caída, ella cayó inconsciente. Y de inmediato se puso de pie.

La noche estaría encantada de verla tan salvaje. Su llama brilla más allá que la Tierra.

Parece que Blood baila break dance al dar tantas patadas con sus manos y antebrazos apoyados en el suelo. Son movimientos inhumanos.

Y normalmente le sería imposible bailar eso porque requiere de mucha fuerza abdominal… y tener una perforación de diez centímetros de diámetro en el vientre es feo. Además de que las tripas normalmente se saldrían por ahí. Pero no, el secreto será revelado después.

Pelea inconsciente la condenada, terca hasta la muerte. Herida de gravedad y con los ángeles tratando de jalarla de vuelta al paraíso. Pero no, ella no quiere desaprovechar su cuerpo frágil y mortal. Se ata a su propio estandarte: el orgullo.

La cabrona escapó del Edén y se pone de pie, manteniendo sus puños hacia abajo y los ojos aún en blanco con el cuerpo perfectamente derecho. Se ve imponente y temible. Emite un aura rojo, un aura peligrosa. Realmente se ve que tiene alas de fuego. Aunque reine la oscuridad, ella siempre volará. Parece que resurge de las cenizas como el ave Fénix. Casi me dan ganas de derramar lágrimas con tanta demostración de coraje, orgullo y lealtad. Aunque sea una borracha, es alguien respetable y de honor intacto. Y es todo esto lo que le cae de golpe a Seyren. Con sólo verla así, comprende que ahora él es el perdido. Más, aún siendo un vil espíritu, la esperanza es lo último que se pierde.

Sin palabras se lanzan al combate una vez más el espíritu y la campeona. Los huesos crujen. Los dientes rechinan. La sangre se derrama. Y la muerte acecha muy de cerca a los dos, expectante del resultado (no me preguntes porque la parca quiere llevarse a Seyren también, seguro porque se le escapó o algo). Imagina lo increíble que es la batalla como para que ella no sepa quien gana. Ya todo terminó, sabes. Todo el amor que hubo entre esos dos, se fue. Seyren alguna vez llegó a mirarla y pensar que sería una campeona comprometedora. Pero el verdadero Seyren, no éste: espíritu malévolo, sediento de sangre y dolor.

Cada vez que me acuerdo de esto, me río.


Blood ruge una penúltima vez. ¿Cuántas horas han pasado en realidad? Pocas pero como bien dije, parecen eternas. Y no creas que las horas se han desperdiciado ya que han cambiado las vidas de los del pelotón. Sus mentes nunca olvidarán el dolor, el sufrimiento, el terror y la gloria. Sí, gloria. Gloria de peleas tan épicas y duraderas, locas. Y con tal rugido una chispa de miedo surge en el espíritu vengativo. Sabe que viene lo feo, de alguna manera lo sabe.

Blood mantiene una distancia prudente entre Seyren y ella misma. Unos cuantos metros. Las esferas de su alma surgen, son consumidas para entrar en un estado de furia y vuelven a emerger. Parece la reina del mar. Las ondas de energía parecen las olas de éste. Y si cae, ¿qué es la vida? ¡Si por perdida la dio desde hace años!

Blood ruge una vez más. Ella es libertad, ella es su propia diosa. Todo a su alrededor parece insignificante, todo incluso sus amigos. Masaho que está atónito y los demás que no se mueven. El espíritu teme por su vaga existencia y suspira. Aunque no sale ni entra aire, es el gesto que podemos interpretar como un suspiro, ¿no? Los hombros suben y bajan, y luego la boca se abre. Un suspiro.

Sangre derramada por inocentes y culpables, por una guerra silenciosa que va a estallar.

No, no hay culpables más que la avaricia, el poder, el miedo y demás emociones malditas. Esas emociones que pueden llevar tu alma al infierno.

Y Seyren enfunda su espada y flexiona sus rodillas. Inclina su torso hacia adelante, ya listo para su primera muerte (porque recuerden que no es el verdadero Seyren del todo). Parece un samurái. Un duelo entre la campeona y el caballero renacido. En sólo segundos, se disputa todo… Y se lanzan a eso, a resolver el conflicto.

De lejos sólo vemos figuras moldeadas por años y años de lucha, de dolor, de gusto. Ningún dios impedirá el final de ellos. El cielo los está castigando a los dos por males que nos hicieron. Ningún dios impedirá la colisión entre los dos entes llenos de poder y coraje.

Asura Strike!!

Por un lado, y por el otro

Ignition Break!!

Y una explosión de fuego envuelve a las dos siluetas, evitando que alguien ajeno al encuentro pueda distinguir que pasa. Las llamas producidas por el caballero son de un diámetro de tres metros. Todo ha llegado a su final. No más dolor, no más ira. No más esperar.

-¡BLOOD!- chilla Masaho mientras intenta andar. Sus piernas no responden por ahora por más que trata de moverlas. Se maldice a si mismo por ser tan débil, por hundirse. Por tener miedo… Y reacciona: tira su espada a un lado y con ambas manos se aprieta el muslo derecho. Luego hace un esfuerzo descomunal y levanta su pierna, para después arrojarla un paso hacia adelante. Si tus pies no sirven, usa tus manos. Así anda varios pasos… que realmente, se vería ridículo si no fuese por la armadura rota, la sangre, su rostro de histeria y sus compañeros caídos. Ahí se ve perdido.

Y adivinen que… el estandarte del orgullo sigue en pie. Una mujer increíble.

Para defender a sus amigos y su fe luchó sin tregua y con valor. Las llamas no son suficientes para acabar su débil cuerpo. La victoria se ganó. ¡Ella nunca arderá en la hoguera! Se niega a morir. ¡Tremenda mujer! Y justo enfrente suyo, Seyren se está desvaneciendo. Como si fuese una figurilla hecha de cuerdas, poco a poco se va deshilando. Él le sonríe a ella y extiende su mano, mano que Blood normalmente tomaría. Pero no ahora que está inconsciente. Sí, queridos lectores, todo esto lo ha hecho con el mero instinto. Una guerrera de corazón. Y lástima por Seyren que no es correspondido en la despedida. Pero no importa, él entiende la situación. Voltea hacia Masaho… y le sonríe.

Entonces desaparece de la vista de todos.

Otra vez la mente de Masaho hace un crack. El pobre ya está demente. Un alarido de dolor y falta de juicio no se hace esperar; alarido que parece el chillido de un dragón. Cae de rodillas, ya sin energía y sin ganas de moverse. Comprobó que su amiga está bien por ahora. Falta tratarle las heridas… A ella y a todos. Pero eso no le importa ahora, está agonizando por dentro. Está ardiendo por dentro. Realmente podría morirse de tristeza. ¡Pero muchacho! ¡No te rindas aún! ¡Te falta mucho por vivir! ¿Y tu mujer? ¿Y tus amigos? ¿Y tu honor?

Ella se acerca.

Y creo él que me escuchó porque se levanta a los pocos segundos. Su figura da lástima: de pie y casi destrozado, lágrimas que se mezclan con la sangre y un equilibrio falso. Se va a caer, se va a caer… Y cae sobre una Blood que lo abraza estando los dos de pie. Ella sigue sin conocimiento, el instinto mismo actúa. El caballero renacido se ríe entre dientes y le susurra:

-Te debo una ronda.

***

Tonto corazón.

No hay sangre. No aún.

Sólo moretones y orgullos partidos. Grahnye está de rodillas y exhausta de tanto curar a sus compañeros. Sajour es el que recibió sólo el daño. No sangre, no cortes, no desmembramientos, sólo daño. Valsione ha agotado sus pociones y Sonata Arctica está estresado. Hypnotize contempla sus cuerdas rotas y la madera astillada; le partieron la musa en dos. Aslak, en cambio, está inconsciente y casi sin vida. Eltosian, del otro lado, está más que harto y enloquecido. Se está quebrando.

¿Por qué?

Porque Howard Alt-Eisen es su enemigo. Ese herrero tan poderoso y majestuoso que alguna vez educó a Angellore, es su enemigo. Un demonio en persona, pero de los que no logran llegar a nuestro mundo por medios normales. Entonces dirás, ¿cómo carajo está ahí? Ellos tampoco saben. ¡Y mucho menos yo!

Destino cruel que los obliga a defender los frutos de una traición. Una mujer todo un reino condenó. No entienden la situación y no la han elegido. Aún desconocen todo lo que está detrás del velo. Pero eso no les impide sentirse mal y tener que defenderse. En infinitas ocasiones peleamos contra nuestro destino sin saber porqué. Siempre hemos de afrontarlo con al frente en alto y una sonrisa, ¿no crees?

A simple vista Howard parece un oscuro herrero renacido: musculoso, ágil y resistente. A simple vista se nota que es un espíritu igual que Seyren. Su tenue color de piel y su falta de respiración. También la falta de emociones o el pícaro brillo que tuvo en sus ojos alguna vez, es notorio. Eso y sus retorcidos movimientos que parece una serpiente.

Al final, pudiste tenerlo todo, mi imperio de suciedad.

¿En qué se han convertido? En demonios internos. Tantas ironías en la vida. Ironías que Eltosian no comprende ni quiere hacerlo. Él está mal, muy mal. Su respiración es errática y sus extremidades tiemblan. Los dientes rechinan y los ojos están inyectados de sangre. No está de humor, en simples palabras. Él realmente cree que el destino le está haciendo MUY malas pasadas; malas, malas. Feas pasadas. Más, muy en el fondo espera que sus amigos la estén pasando mejor porque tanta ironía y coraje no se lo desea a nadie. ¡Pero está equivocado! Masaho está casi retorciéndose por puro dolor psicológico, Blood tiene un túnel en su abdomen y los demás respiran muy apenas. Pasarán un par de horas antes de que puedan echar a andar sus piecitos.

Eltosian se lamenta. Si pudiera él volver a empezar todo sería mejor. Habría traído más gente. De hecho, habría atacado de lejos con magias poderosas y explosiones. Habría desecho el lugar para que nadie pudiera entrar. A nadie le desearía tanto sufrimiento, ni a su peor enemigo. ¡Pero no existe regresar el tiempo! No aún… Aunque seguramente Kafra Corp. tiene esa tecnología pero no la comercializan.

Minutos.

Horribles y angustiosos minutos. Todos al suelo tal como el equipo que descansa del otro lado del enorme laboratorio. Sajour ya no pudo sacrificarse por los demás y el dolor es infinito. Pocas ganas tienen de luchar. Incluso Sonata Arctica anda sentado. Valsione abrazando a su Lily la cual está hecha un mar de lágrimas. Debe darle esperanza. Grahnye por unos segundos cuestiona la existencia de su Dios y a Hypnotize se le van sus musas una y otra vez; tararea canciones y las pierde… Ah, es que él es un juglar muy silencioso excepto cuando toca la guitarra o el violín. Aslak sigue exhausto aunque ya más estable. El único de pie, también con alas de fuego, es Eltosian. Sí, también está poseído por el orgullo y el coraje. No, aún no está inconsciente y seguro no lo estará, sólo demente.

Es cierto, falta algo de protagonismo por parte de los demás pero están al borde de la inconsciencia así que no se pueden dar ese lujo, no aún.

Con las botas bien clavadas al suelo y la lanza en la mano derecha apuntando hacia el cielo, como retando a los dioses a que ayuden a Howard. No le teme a la oscuridad. Cada noche vigila el sueño de su amada pero eso no significa que tenga que descuidarla de día. Sus dientes siguen rechinando y la sangre hierve en su interior.

Él ha de esperar hasta el final para vengarse por ti.


Arderán en la hoguera por defender su fe.

El caballero carga contra el espíritu sin pensarlo. Cuando un metro separa a ambos combatientes Eltosian arroja la lanza como lo hizo alguna vez contra Blood. Y los segundos que tarda Howard en desviar el arma disparada con su propia hacha, son los segundos que el caballero aprovecha para saltar y desenfundar su sable (sí, aquél que usó contra el estómago de Blood) y caerle con todo su peso sobre la cabeza.

Los minutos siguen igual de eternos.

Piernas. ¡Benditas piernas! Éstas ayudan a que Eltosian siga bailando con Howard. Es una danza macabra donde el que falle el paso perderá la vida.

El condenado herrero estuvo a punto de desaparecer pero materializó otra hacha justo a tiempo para bloquear el mortal ataque. ¿Y de qué forma? El hacha apareció encima de su cabeza y la espada chocó contra ella, transformando el daño a contundente en lugar de cortante. Es como si hubiese usado sus habilidades para forjar un arma con materiales encantados. Pero materiales falsos esta vez.

Con los sentimientos a flor de piel y el dolor tejido hasta los huesos. La gravedad se hace más obvia en el agotado cuerpo del caballero mientras que el perverso herrero sigue casi intacto (menudo tramposo el espíritu).

Soldados perfectos, ¿no? Los dos. Uno porque no se rinde y el otro porque no es de este mundo.

Tantos años sin haberse jugado la vida en serio y de golpe casi la muerte lo despedaza con un tajo de su hoz. Pero, ah, como son tercos. Como ya he dicho varias veces: siempre luchando contra los dioses, siempre enfrentando su destino. ¡No se cansa! La lógica no existe, queridos lectores. Y yo sonrío.

Silencio.

Los labios del rubio están sellados. Sólo se escucha su agitada respiración y los besos entre su sangre y el suelo.

La lanza que le dejó la cicatriz a la campeona casi llora. Está solita y lejos de su amo. ¿Cómo pretende la pobre cumplir su función si está lejos de su dueño? Ella desea con todas sus ganas que aquellos fuertes dedos la vuelvan a sostener para poder brindarle esperanza y darle otro motivo más para vivir. Ganas no le faltan de rodar y llegar a los pies de Eltosian.

No puede.

Lo lamento, lanza. Pero esta vez no estás para cubrir el hachazo que le dan a tu señor y que casi le arranca el brazo derecho: el filo inmaterial clavado justo a lado del pectoral de dicho lado, hasta la mitad. Tendones, nervios, músculos y casi hueso. La sangre salta y gotas llegan a ti, que estás en el suelo, haciéndote sentir todavía más impotente. ¡Pero a tu amo no le importa! Él sabe lo valiosa que eres. Y una sonrisa se dibuja en aquellos sellados labios y él aprovecha la cercanía: desenfunda una daga de combate de su pierna izquierda con el brazo sano y se la clava en el cuello al herrero fantasmal. El cuchillo estuvo refugiado detrás de la placa de metal que está encima del calzado. Es un arma de hoja oscura y se usa comúnmente en la milicia. Si Howard hubiese sido un humano, habría muerto. ¡Maldito espíritu ventajoso!

Lágrimas escapan de los ojos de la esposa. Ella cree que el final está cerca, que no hay más. Y yo quisiera susurrarle: Mujer, calma, aún te falta conocer por completo a tu hombre.

De nuevo varios metros separan a los dos sádicos.

El joven esposo ha perdido unos cuantos cabellos. Mejor cabellos que la cabeza entera, ¿no? Él ha usado cada arma inimaginable que se escondía en su armadura. Dagas, espadas largas, espadas cortas. Todas terminaron rotas y lejos de sus manos. Él es muy capaz de usar el pomo solamente para atacar; Howard lo sabe y por eso lo arrincona contra la pared más cercana. Una pared que tiene manchas de sangre de diferentes organismos, palabras escritas con metal y piedra y arañazos de gente desesperada. Ver la pared le provoca a cualquiera un escalofrío. Es como una pintura que relata toda la historia del suculento laboratorio.

Brocca sigue lejos. Su arma favorita y la que mejor maneja no está disponible por el momento. Alguna ayuda se le debía dar a Howard, ¿no?

Todos y cada uno del equipo se sienten mal física y emocionalmente. ¡No le pueden ayudar! Sus mortales cuerpos no obedecen… O más bien, no pueden. Falta energía y descanso. Ni arrastrarse les es posible. Incluso Sajour que es el mejor entrenado contra la falta de vitalidad, no puede.

Desgracia tras desgracia. Lágrima tras lágrima.

Ahora Eltosian casi pierde la pierna derecha. Un tajo muy profundo se encuentra en el muslo y le rozó el hueso. Cortó el músculo y algunos nervios. Y a pesar de todo eso, los labios siguen sellados. Sabe que si grita el herrero maldito lo va a disfrutar y que su gente se va a desmoralizar peor. Tiene que ser un buen líder; lo es. Nunca deja de exigirse a si mismo lo mejor. Y también sabe que todo hombre tiene su precio, por muy alto que sea, y que el suyo está por llegar. Y sobre todo eso sabe que nunca más peleará igual. Tantas heridas mortales que terminarán como cicatrices que le desgarrarán el sueño cada vez que se acueste.

El espíritu baila como haciendo un rito prohibido y como poseído por el instinto mismo. Brazos al aire y sus armas girando; en ocasiones se relame los labios y a veces lame sus hachas. Es un horrible rito.

Y llega.

Eltosian termina de rodillas y con la cabeza gacha. La sangre y el oro le tapan el rostro. Sus brazos cuelgan casi como péndulos y su corazón yace frente a él, figurativamente. Quiere dar para más. Sólo quiere. Sólo le es posible querer. ¡Se ha desplomado! ¿Llegó su hora? Es posible. Muy posible.

El sombrío herrero idea planes macabros sobre como descuartizarlo, como hacerlo sufrir, como hacerlo llorar. Como terminar de destrozarlo. Como repetir lo que ha hecho con cientas de víctimas anteriores. Y se le ocurre la mejor de las ideas: dejarlo a él para el final.

Los ocultos cielos chillan cuando Howard Alt-Eisen se acerca al pequeño batallón con pasos lentos y arrastrando el hacha. Aunque sea inmaterial, el rayón del metal falso contra el piso es agudo. Eltosian ha pasado a ser el postre.

Grahnye, Sonata Arctica, Sajour, Hypnotize, Valsione y Aslak Fauster. Ellos le miran de frente y sin temor aparente; con la frente en alto y la cara endurecida. Y hay algo que le resulta familiar… La mirada de la alta sacerdotisa. Es una mirada profunda y de paz, llena de rectitud y lealtad. Se parece mucho… a la de Eltosian. ¿Acaso las miradas se contagian?

El herrero entonces gira su cabeza y divisa al caballero en las mismas: mentón alzado y rostro de piedra. Y como si de samurái se tratase, sus manos sobre los muslos, cerca de la cintura y la espalda recta. Las piernas dobladas hacia atrás y los pies en vertical.

Todos ellos están listos para morir. Pero yo sé que no lo están muy en el fondo. Quieren seguir respirando por muchos años más.

Como una terrible araña escogiendo su bocadillo de entre toda la red tupida se siente Howard. Una sacerdotisa perdida, un caballero masacrado, un asesino cruz exhausto, un paladín derrocado, un juglar aplastado, una bioquímica rendida y un hechicero moribundo. Todos tan suculentos y tentadores. Aunque eso sí: dieron mucha pelea. Es de los grupos que más han durado por acá… Porque expediciones anteriores terminaron en la eliminación de dos de sus antiguos compañeros y en el exterminio de cientos de leales servidores. Blood y compañía tuvieron algo de suerte, pues Howard, Seyren y Kathryne Keyron no contaban más con la ayuda de Eremes, Cecil y de Margaretha. La gracia, ¿no? Apenas entre cientos valientes pudieron acabar con ese trío. ¡Pero Howard ignora que es el último sobreviviente! La misión es casi un éxito.

No habría para ellos nada mejor que una canción de cuna. Poder cerrar sus ojitos, relajar el cuerpo, dormir… y dormir por siempre.

Pero Dios no abandona a los suyos. Grahnye se pone de pie con varios milagros unidos y junta sus manos. Parece que quiere rezar. Los codos a lado de los pechos y los ojos cerrados; dedos entrelazados y respiración pausada. No reza, ruega. Ruega porque sus almas lleguen al paraíso y puedan descansar por fin. Han sufrido como ningún otro humano, elfo o dios lo ha hecho antes.

Ya, paz. Paz por fin.

Howard Alt-Eisen levanta su hacha con ambas manos. Un ejercicio básico. Partir por la mitad algo.

Grahnye es la primera… en observar como Eltosian en pocos parpadeos toma su Brocca del suelo y con ella atraviesa la espalda del herrero. La punta del arma saluda de frente a Grahnye, como diciéndole “¡He vuelto!”. El caballero tuvo que atacar por la espalda para salvar a su esposa y su gente. ¿Poco honorable? Tal vez, pero dime tú, ¿qué es el honor sin amor o sin tener a quien proteger?

Pierce!!

Esfuerzos sobrehumanos. Alas de fuego. Estandarte de orgullo. ¡Locura!

Eltosian retuerce el arma con dos manos y la sacude hacia arriba y abajo, tratando de remodelar el cuerpo del espíritu con un túnel nuevo para mejorar la circulación y disminuir el tráfico. Después la retira ante los atónitos ojos de su esposa. Y forzando todavía más su cuerpo, le da un azote con Brocca feliz en un costado a Howard, logrando arrojarlo varios metros lejos. Todo este acto ocurre en segundos y sin embargo le cuesta a Eltosian unos meses de vida.

Bowling Bash!!

El herrero no se ha repuesto del susto y de la sorpresa. Eltosian tiene segundos gratis, segundos que aprovecha: carga de nuevo contra él, casi como empezó todo. Un rugido de león, de gloria y de poder le desgarra gustosamente la garganta. Ahora Howard teme y trata de huir emprendiendo una carrera. ¡Las cosas no deberían ser así, piensa! Pero lo son. Lo son porque así se lo han ganado ellos. Para bien o para mal, esto es lo que pasa:

Eltosian brilla como un caballero dorado y de nuevo atraviesa a la sombra retorcida y maldita que se hacía llamar Howard.

Pierce Stab!!

Recordemos que no son en realidad lo que ellos fueron sino unas versiones corruptas y sin sentido. La lanza de platino quema a la criatura de la noche y la obliga a evaporarse. Por los aires se va el terror. Por los aires se va todo el miedo y la pena…

Están vivos. Han vencido lo peor que ese lugar podía ofrecer.

Los dos grupos han sobrevivido contra toda expectativa y apuestas de los dioses. Pero esta prueba superada sólo es una pequeña parte de lo que sigue. Aún faltan misterios por salir a la luz y cuestiones personales que resolver.

Más, me alegro que estén bien dentro de lo que cabe.
« Última modificación: 19 de Mayo de 2009, 07:31:24 am por Fenryr »

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Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #37 en: 18 de Mayo de 2009, 09:33:14 am »
Pues a mi gusto, hace falta 1 muertito aunque sea...
O tienes al mvp por ahí a punto de hacer resp? :O
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Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #38 en: 18 de Mayo de 2009, 17:22:01 pm »
=O Muy bueno el detalle del homunculo con personalidad xD Y el resto ya te lo dije... cheers!


Cita de: Eryan
Valsione es mi favorita ù-u
Cliqueen ;3; http://www.richptc.com/index.php?ref=squallbrea

Dragonfang

Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #39 en: 19 de Mayo de 2009, 05:50:54 am »
Seyren... Ignition Break...

...

Exelente capitulo, ahora trabaja y escribe el siguiente!


O tienes al mvp por ahí a punto de hacer resp? :O
 /sleep

No tienes idea xD!!

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Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #40 en: 22 de Mayo de 2009, 03:11:13 am »
=O
JODEEEEER *O*

Yo ni enterada de que tenías tu historia aquí también *-*

Yo la leía de FanFiction.net

Awwwwwwww~
Ya leí la 4ta parte *-*

De verdad que me encanta tu historia <33333!





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Re: Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #41 en: 22 de Mayo de 2009, 06:24:03 am »
Ya lo había leído pero no comentado, te lo debía... >.<
Muy emocionantes las peleas, me tenían al borde de la silla, aunque me hubiera gustado leer como se toparon con sus enemigos y se separo el grupo, en el capitulo anterior apenas habían entrado al laboratorio y en este ya están a mitad de las peleas.

Ya quiero leer el próximo capitulo!

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Re:Puño y espada. Capítulos 1 a 4.
« Respuesta #42 en: 22 de Julio de 2009, 06:27:10 am »
Escucha coros celestiales y también voces agitadas y nerviosas, voces que reconoce: una de ellas es de su mejor amiga y otras son de conocidos, parecen ser de gente con la que alguna vez peleó con y contra en distintos gremios. Siente como los ángeles la abrazan y a la vez que humanos le tiran de los músculos y nervios con fuerza con el único fin de reconstruirlos y de probar que hay gente que se burla de Dios. También siente como si le revolvieran los órganos en un macabro juego de azar. Y que de nuevo le estiran músculos, nervios y demás. Es un proceso constante. ¡Y muy peligroso! No hay un margen de error aceptable.

¿¡Qué dice?! ¿¡Por qué soy de los principales sospechosos?! ¿Sólo porque tuve un mejor equipo y la suerte de sobrevivir? ¡No tiene sentido! ¡Mi equipo terminó hecho trizas! ¡Claramente hay documentos en todo el laboratorio!

Ahoga muchos gritos y rugidos. Quiere desgarrarse la garganta pero aún la tiene lastimada de tanto haber enloquecido hace varias horas. Y mil sensaciones de dolor, placer y energía se arremolinan en cada fibra de su ser, en cada pedacito de su roto cuerpo. Cree que la están usando para esos terribles experimentos pero afortunadamente se equivoca, ya que la están tratando de reparar para poderla hacer andar de nuevo. Es volteada hacia adelante y atrás. Adelante y atrás. Adelante y atrás. Y con cada giro sus recién regenerados nervios le comunican que la sangre no deja de escapar. Y también que sangre nueva llega sabe el cielo de dónde.

¿Acaso alguna vez he traicionado al reino? ¡No tienen sentido estas acusaciones! Tal parece que quiere chantajearme para comprar mi silencio y no revelar secretos… Oh, sí, sus miradas dicen eso. ¡Dicen que sé demasiado! ¡Lo sabía! ¡Bastardos de la corte!

La droga comienza a perder efecto y el dolor es muchísimo más intenso. Comienza a sacudirse como reacción natural para echar esa fea sensación de su cuerpo; y comienza a sentir presión en sus extremidades, siendo prisionera de desconocidos. O tal vez de las voces. No lo sabe aún. ¡Pero esas adiciones no son suyas! Se sienten bien y como el original, pero no lo son. Están hechos por manos humanas y no las de Dios. A su medida, eso sí, con la cantidad exacta que necesita para evitar que el cuerpo rechace esos repuestos.

¡Quiero hablar con el rey ahora mismo! ¡Llama a los guardias que quieras pero voy a verlo! ¡Sabes lo bien que puedo luchar así que no sacrifiques a hombres leales en vano! ¡Yo ya me harté de tu estupidez y tu nublado pensamiento!

Pero de nuevo el cuerpo se siente pesadísimo y detiene sus retorcidos movimientos. La droga por segunda ocasión se devora entera a la mujer; ahora de un solo bocado porque hay más droga que mujer. Y sólo le quedan sus preciadas cicatrices.

***

Llena de heridas y vendajes, forzada al exilio. Una rutina cínica, acusada, abandonada, casi mutilada.

Escucha ahora más voces, a sus amigos llamándola a diferentes horas y días. O más bien los escucha sollozar y murmurar, a la lejanía, como si estuviese dormida o algo similar. O como si ella estuviese cerca de la muerte. ¡Ay, Dios! ¡Que risa! Cerca de la muerte. ¿Ésta loca que vive al extremo y nunca deja de dar puñetazos y ser grosera se encuentra cerca de la muerte? ¡Si la huesuda le tiene miedo! Se la ha querido llevar por bastante tiempo para tener con quien jugar o emborracharse pero la campeona no se deja. ¡No se deja! Siempre encuentra fuerzas para resurgir de lo más hondo de sus cenizas y volver a volar. Terca hasta el final. Lo único que podrá llevársela es la Naturaleza misma.

Pero está cómoda. Acostada en una linda cama que la ha cuidado por muchísimas horas. Con esa sensación tan placentera le dan ganas de seguir durmiendo para siempre. También siente que le toman la mano y le escupen besos y palabras ahí. En otras ocasiones le toman de la frente y depositan alientos y esperanzas con el único deseo de que ella regrese pronto. ¡Gente de poca fe! Todo vuelve al final, ¿no?

¡Arráncame el corazón si tú te vas!

Es entonces que un día cualquiera, cuando nadie se lo esperaba, abre sus ojitos. Nadie a su alrededor y la luz le molesta durante las primeras horas. Lo primero que nota son las tarjetas de Recupérate pronto y la infinita cantidad de flores que está a su alrededor. ¡Una jungla muy colorida! Rosas, jazmines, orquídeas, clivias, claveles, violetas y azucenas. Toda una gama como para hacerse una ensalada y acabar con los pétalos masticándolos. ¡Y le dan ganas de eso! Tiene bastante hambre. ¿Estuvo una noche sin consumir alimento, acaso? La sensación de tener un hoyo en el estómago le incomoda y después le hace recordar que literalmente tuvo un hoyo ahí. De inmediato se levanta la blusa blanca de enferma y encuentra vendas muy buen puestas. Están apretadas y no le dejan ver, por lo que son arrancadas con mucha prisa y poco cuidado. Y por una vez, sólo una vez según recuerdo, se arrepintió de ser tan impulsiva.

Por mucho tiempo se consideró una mujer fuerte. Y la mayor prueba que le refuta eso es que las horas siguientes las pasó llorando su cuerpo, su mente y su pasado. También sus traumas y sus preocupaciones. Ojos hinchados y rojos, mejillas húmedas y manos endurecidas. Mar de mocos y lágrimas. Garganta seca y su hermoso cuerpo, ahora mutilado, tembloroso. Casi se quebró en dos al ver aquél… horrible círculo. Un círculo de piel que sustituye al horrible túnel, cortesía de Seyren. Se sintió una muñeca de trapo al ver que la piel más clara parcha a la piel más quemada.

Se abrazó a sus piernas por otro par de horas agradeciendo a los malditos cielos que nadie había pasado a buscarla aún. Las arrugadas frazadas le sirven de refugio y le proporcionan el único calor disponible en toda la habitación. Se hunde en la cama de muy mala gana al sentirse más ligera. ¡Pues claro! Perder bastante sangre y algunos órganos hacen sentir a cualquiera más delgado. También deprime a uno. O al menos a ella.

Las paredes de piedra quieren abrazarla y consolarla pero no se mueven de su sitio, sólo pueden regresar sus sollozos para que éstos no lleguen al exterior y así brindarle más momentos de soledad. Incluso las flores se deterioran poco a poco, marchitándose muy lento para el sentir humano. Y son esas flores las que le recuerdan con su aroma “Estás viva”. ¡Y calla! Sus gritaderos y lloriqueos cesan mágicamente.

Siempre consideró tener un buen y bonito cuerpo.

Cómo duele el corazón de sólo pensar que ya no es la misma y que su rendimiento no será el mismo. ¿Por qué, por qué? Oh, cruel destino. Se siente una vil marioneta, una broma de los dioses. Y ese sentimiento tan pesado y profundo le molesta. ¡No, ella no es así! ¡Ella es alegre e hiperactiva! ¿Desde cuándo se ha dado tiempo para sentirse mal? No, no. ¡Esto es incorrecto! Así que toma cartas al asunto: echa la frazada a un lado y se pone de pie; coloca sus puños en sus caderas y levanta la frente como diciendo ¡He vuelto, mundo! ¡Agárrense que ahí les voy!

Y la que se agarra es ella. Se cruza los brazos sobre el abdomen mientras se retuerce en el suelo tratando de no gritar. No quiere llamar la atención así que una traviesa lagrimita se desliza por su mejilla y moja el frío piso; el dolor se debe liberar de alguna manera.

Y un chillido se escucha: Cabra Asesina Jr. corre a su dueña hecho un mar de lágrimas y la abraza como puede.

-¡Tonta! ¡¡Tonta!! ¿¡Qué carajos crees que haces?!

El pequeño demonio la abraza con los ojos hinchados y empapado de agua salada.

-¿¡Qué tienes en tu cabeza hueca?!

El pequeño demonio llora más fuerte que un bebé. En menos de un minuto la regaña por ser tan estúpida, la felicita por ser muy fuerte y la vuelve a regañar por estúpida. Y también la ayuda a que se siente a un lado de la cama. Todo sin dejar de lloriquear. Aquella feroz carita ahora es una hermosa cascada sin fin.

¡Tú, eres todo para mí! ¡Todo lo que tengo yo!

Pasan minutos donde sólo se escucha el ya más tenue sollozo de la mascota.

Cómo duele el corazón.

Ella nunca dejó de luchar. Aún inconsciente o casi en coma, no dejó de luchar. Cabrona hasta el final, ¿no?

Pasan minutos donde sólo se escucha el roncar de la mascota que dormita placenteramente sobre la cama.

Estuvo horas vigilándola para esperar ver esos ojos abrir y ser el primero en reprenderla. ¿Cómo se le ocurre andar de loca y de descuidada? ¡Si la vida es lo más valioso que se tiene! Es tonto desperdiciarla así… Bueno, no es desperdicio. La campeona vive al extremo y disfruta cada maldito día como el último. Si de un día a otro la parca se llevase su alma, la recibiría con una sonrisa. Tuvo una buena vida.

Se abre la puerta.

Y como cuerdas de guitarra arrancándote las venas para seguir tocando acordes, llega Valsione dando zancadas lentas e inseguras. Se tambalea creyéndose ella la lastimada: sus piernas flaquean y sigue caminando hacia su amiga, casi hermana. Y como si fuese una harapienta zombi se aproxima paso a pasito, pensando que decirle. ¿Disculparse? ¿Felicitarla? ¿Regañarla? Son tantas cosas a la vez que podría decirle pero nada quedaría claro. Quiere gritarle también, de alegría por haberse ganado la lotería de la supervivencia y gritarle por ser premiada como la más hueca de la cabeza. Y siendo la misma zombi levanta sus brazos al borde de las lágrimas.

Ahora los papeles se invierten: mientras Valsione lucha por controlarse Blood la aprieta entre sus brazos, las dos sentadas en el piso. La bioquímica llora un poco más quedito que el demonio. Más llorar y llorar, mezcla de sentimientos: culpa, felicidad, perdón, miedo, pena, impotencia y gusto.

La habitación de piedra las protege del resto de la ciudad de Yuno. Ahí en una casa rentada para el único propósito de alejarla del bullicio y poder hacer prácticas prohibidas ante los ojos de Dios: alterar el cuerpo humano y desafiar las leyes naturales del destino. Blood NO debería estar viva. Le quedaban horas de respiración, horas que Valsione, Alzheimer, Antila y Pericles transformaron en décadas. Usando piel y órganos sintéticos y extraídos de criaturas, fueron mutados por la alquimia y la ciencia, lograron que pareciesen los originales. Los implantes se acoplaron casi a la perfección a Blood. Casi porque no son los que le dio Dios. Esto implica que ella es pecadora al aceptar dichos regalos. Justicia divina, irónicamente. Pero Dios la ama tanto que la perdona. La perdona y la deja seguir coleando por ahí.

-¿Quieres… oír… tus secuelas?- musita Valsione con un hilito de voz, hilo que Blood usa para tejer su valor y asentir con la cabeza. La alquimista renacida usa el mismo valor y habla ya con más calma.

-Has perdido algo de rendimiento físico, tenlo por seguro. Debes descansar durante las próximas semanas hasta nuevo aviso. Cero alcoholes. No, no me hagas esa cara: cero alcoholes. No tomas hasta que yo lo diga. Probablemente te sientas perdida y te de comezón en tus implantes. Podrías llegar a enfermarte… Si te esfuerzas mucho demasiado pronto podrías perder el conocimiento y que el cuerpo rechace los implantes.

-Espera, espera, ¿qué implantes?- pregunta Blood cuando Valsione deja de mover sus labios.

-¿Estás segura que quieres oír?- responde su amiga algo nerviosa.

-Segura. ¡Necesito saber que me hiciste!- exclama la campeona.

-Te salvé la vida. Y te diré que usamos órganos, piel y tejidos de súcubo y Zherlthsh.

Blood parpadea. Parpadea una vez más. Y con la pura mirada y la cara de ¿Qué carajo? le pregunta a Valsione.

-Era lo más rápido de encontrar y lo más… humano. No me reclames que son como demonios, lo sé. De otra no había. Y no debería haber secuelas… No creo que te hagas gitana y mucho menos vampiresa.

-Si por las noches me trepo encima tuyo y te latigueo, ¡que sepas que es tu culpa!

-N-no debería pasar eso.- susurra la bioquímica sin poder captar el humor. Blood suspira y la abraza con fuerza una vez más. Y contrario a lo que debería pasar, la campeona arrulla a Valsione.

Aunque muy en el fondo le duele a la recién operada todo eso, todo lo que pasó y todo lo que pasará, no se arrepiente.

Y no quiero que el mundo me vea porque no creo que vayan a entender. Cuando todo parece estar hecho para quebrarse, sólo quiero que sepas quien soy.

Horas después ya cerca del anochecer sale Blood a caminar. Los vendajes han sido cambiados: abdomen, rodilla derecha y puño izquierdo. Al final, sí tiene dedos y costillas fracturadas. La pierna sólo tiene raspones. Y el mismo aire travieso la recorre entera. Es una rica y sabrosa brisa nocturna que le anuncia la llegada de una noche nueva: nueva porque no tomará más. Ya no habrá alcohol recorriendo por sus venas y mareos y vómitos dándole los buenos días. El dinero se invertirá en mejores cosas que en bebidas preparadas y apuestas sobre quien se desmaya primero (Blood tiene el mayor récord de la taberna con nueve pintas en cinco minutos). Nueva porque pensará un poquito más antes de lanzarse al combate como bestia desquiciada y suicida: tratará de hacer mayor uso de la razón (porque sí la tiene pero la ignora siempre) y de la lógica (lo mismo). Seguirá siendo ella misma pero con más control y cuidado. Aunque al final de todo seguirá igual de impulsiva y arrojadiza; la frente en alto, el puño bailando y la sonrisa fugaz.

Sólo quiero que sepas quien soy.

El fresco aire anuncia que el verano está por irse. Quedan días antes de que acabe esa temporada. Los cielos comenzarán a nublarse y las hojas a saludar al suelo. Pero las nubes no sólo llegarán al cielo, sino también a la vida de nuestros aventureros una vez más.

***

-¡Masaho! ¡Cálmese! ¡Es una orden!

-¡No hasta que me expliquen!

-¡¡Está usted bajo arresto!!

-¡INTÉNTELO!

***

La oigo venir desde cinco millas atrás. Esta chica es algo, sé que va hacer mi día.

Un puño al cielo.

Su puño izquierdo con todo y dedos fracturados, con piel raspada y quebrada, con orgullo intacto. El brazo extendido y firme, como el estandarte que es ella. Está retando a su Dios para que intente tumbarla, despojarla de su ser.

Pero Dios sonríe. No va a derribarla.

Y la campeona suspira, exhausta. Está en un bote que surca los cielos y atraviesa nubes. Está en algo que llamamos vida. Un mundo espléndido, deja a tu corazón soñar.

Una pícara sonrisa se desliza por su cuerpo y la hace suspirar. El cosquilleo de felicidad se apodera de su cuerpo y la obligan a bailar en la calle, pareciendo una gitana. Da saltitos sobre cada uno de sus pies y gira los brazos en el aire, buscando compañero de baile. Sus párpados juntitos y sus dedos acariciando el inexistente vals. Y con cada paso comienza a ganar velocidad para después a los pocos segundos correr en contra del aire y de su destino. Coros celestiales la acompañan mientras ella recuerda todo lo que fue, lo que es, y piensa en lo que será. Una vida nueva que compartir con sus amigos, con Dios y con el fuego. Cientos de emociones se arremolinan en ese cuerpo frágil y bendito; mil sensaciones que la hicieron lo que es.

Pareciera que ha vuelto a nacer.

Es Blood. Es una cabrona, es una campeona, es una diosa, es un demonio, es un ángel, es ella misma.

Hola, hola, hola. ¿Va a durar?

El sol la saluda a lo lejos y se esconde despacito, siendo el menor de los dos; la luna es mayor y al mismo ritmo va a entrar.

Las siguientes horas las pasa sentada al borde de la calle, pensando. Aunque su amiga le ordenó descanso, no puede evitar meditar y reflexionar sobre lo que viene.

La enorme ciudad flotante con sus infinitas piedras le proporciona una calma indescriptible. Es tan fuerte a la vez y tan frágil: si remueves su corazón, cae irremediablemente. A ratos se le va el aire y a ratos las lágrimas huyen. Pero está bien dentro de lo que cabe.

Dime, ¿valió la pena?

Tiene tatuajes la chiquilla. O cicatrices pero le agrada más verlo como tatuajes porque ella quiso hacérselos. Ella permitió que la lastimaran, que la obligaran a ser más fuerte. Ella eligió esta vida y nunca se arrepentirá de ello.

¿Tú qué crees?


-Buenos días.

La despierta de su larga siesta una voz grave que conoce muy bien. Es aquél caballero soez y mal amigo que la ha apoyado mucho y fue el primero en dejarle una cicatriz física.

-Elto.

-Buenos días.- repite el rubio.

Y lo que sucede a continuación es un hecho sin precedentes: Blood se incorpora en cuerpo y alma y abraza a Eltosian. Éste corresponde y la aprieta no muy fuerte porque sabe lo que es tener heridas frescas en el cuerpo. Se quedan ahí en segundos de silencio que valen más que millones de palabras elocuentes. El mero susurro del viento y el escuchar la respiración ajena basta para dar a entender varios mensajes: te aprecio, me alegro que estés bien, gracias por todo, entre otras frases que cualquier persona normal diría.

Se sueltan y sonríen a la vez.

***

Es prisionero de su propio reino. ¡Qué ironía! Tantísimas veces luchó por el rey, por su gente y ahora mismo está bajo tierra en una cochina mazmorra. Privado de la luz del sol y de una cama cálida, encerrado como un animal. Y de hecho así está, merodeando por las cuatro paredes de su cárcel buscando algo flojo o alguna piedra falsa, porque las leyendas siempre han contado que en las celdas hay el modo de escapar. Y lo comprobó porque más de una vez leyó el reporte de fugitivos en la MISMA celda que está él. Cabe mencionar que estuvo atado con cadenas en las piernas y brazos; estuvo porque tiró tanto que terminó por arrancarlas de la pared. Y ahora tiene oxidadas y ornamentadas cadenas que le cuelgan de sus miembros. ¡A la moda, sí señor! ¡De un metro cada una!

También cabe mencionar que mi buen amigo lleva días ahí. Ha comido poco, no se ha rasurado y ya huele feo.

Todo comenzó porque se negó a callar. La verdad ante todo, les dijo tajantemente a sus superiores. Es que los del alto mando no querían divulgar la palabra de que hubo secuestros y experimentos y hechos atroces. Y peor aún, a su casi hermano Seyren. Y también le echaban en cara que él y todo el grupo sobrevivió, cuando en ocasiones anteriores legiones no volvieron. ¡Eso es muy sospechoso!

Suerte, lo llama él. La suerte del tonto.

Una vez por hora embiste los barrotes cuando no está durmiendo. Pero antes cede su hombro que su prisión. Se ha acomodado el hombro de vuelta al menos cinco veces en tres días. Ya le duele menos cada vez que se lo disloca. Está planeando usar patadas y luego embestidas para no lastimarse tanto porque su plan de la piedra floja ha fallado. ¿Cómo hicieron aquellos criminales antes de él? Seguro eran tan ruines y malditos que alguno selló la salida. Sí, sí, eso debe haber sido. ¿Si no cómo explicar que él no ha salido? Ah, claro, porque es tonto. O porque se niega a sobornar o a que le paguen fianza. Quiere salir por sus propios medios.

Las cadenas poco a poco le empiezan a gustar y ya sabe cómo usarlas de armas. No ha recibido visitas porque no las aceptaría. ¡Claro que no! Ni siquiera dejaría que su linda novia le viese así, tan miserable y roído. ¡El orgullo ante todo!

Y en una oscura noche, silenciosa y tan profunda como la boca de un lobo, alguien jala de las cadenas. Él levanta la cabeza, a medio dormir sentado en un rincón. Justo cuando empezaba a poder dormir, viene alguien a joderle. ¡Pero observa la nada misma! ¿O es que está tan negro todo? No, le vuelven a tirar de sus accesorios. Baja la mirada y encuentra dos relucientes ojos y una sonrisa pícara.

¡Sonata Arctica! Su amigo asesino cruz. El pobre lo único que recibe es otra vez los ronquidos del prisionero. Masaho se niega a recibir ayuda. ¡Terco hasta morir!

¡Tanta terquedad es molesta!

Durante varias noches el asesino renacido lo visita y le deja comida. Comida, palabra clave. La comida es algo que el caballero JAMÁS rechazaría. Podrás dejarlo sin sexo (no duraría mucho, como quiera), sin armas y sin amor. Pero nunca sin comida. Gracias a Sonata, Masaho retarda el proceso de convertirse en un lunático vengativo, sediento de sangre. ¿Y cómo entra el asesino, me dirás? A veces aparece por el techo, a veces por debajo del suelo y otras tantas veces por los barrotes como si estuviera paseando en su propia casa. Como la mejor de las sombras, indetectable y tan rápida que su sonido es el silencio.

Hasta que por fin Masaho recurre al plan más estúpido y tonto que se le pueda ocurrir: fingir enfermedad, lograr que el guardia entre, caerle a tortazos y robar la llave. Es tan lelo que duda que funcione. ¡Por Dios, todos en el reino tienen al menos dos dedos de frente!

Lo desecha cuando no tuvo éxito. Estuvo tirado por seis horas seguidas haciendo quejidos y súplicas, y el guardia no hizo más que burlarse. Ah, pero no todo fue tan malo. Justo cuando el guardia se reía en los barrotes, escupiendo y llorando de risa, Masaho se levantó tan ágil como un felino y lo agarró del cuello con la mano derecha; la izquierda hurgaba entre los bolsillos y el cinturón y dio con la llave. Apretó más la tráquea del indefenso humano, pareciendo él un demonio y por poco le da muerte. Lo dejó inconsciente solamente. Inconsciente y dentro de la celda, amarrado y en ropa interior, solamente.

Con el cabello desarreglado, sin rasurar, mal oliente y sucio, se asoma para poder salir sin ser visto de las mazmorras. Tiene que aprovechar el manto de la noche y el poder que posee Morfeo sobre los mortales. Se desplaza con el mayor de los silencios al haber sido despojado de su armadura. Normalmente tendría su cota de malla y túnica, pero los dejó para ventaja tácita. Anda con ropas de peón que consiguió de un amable guardia tumbado a golpes. Sí, asciende a dos su cuenta de guardias heridos.

Salir del castillo no es empresa fácil aunque ya está al aire libre y cerca de las torres de vigilancia y murallas. Pero que mejor que hacerlo actuando. Agarra polvo y se la esparce todo encima de si, vomita a propósito para oler aún peor y deambula a paso torpe cerca de los guardias de la salida. Así parece un borracho y los soldados rasos lo toman por eso. Lo sacan a patadas del terreno sagrado del rey. Y lo primero que hace es correr disparado lejos de ahí.

Prontera, oh, dulce Prontera. ¿Quién me diría que tienes dos caras?

¡Libre, libre! ¿A quién buscar? ¡A nadie, por supuesto! Luego los incrimina sin desearlo. Tendrá que valérselas por si solo… Aunque ese escape fue demasiado fácil. La paranoia hasta le dice que algo o alguien anda moviendo los hilos en la oscuridad. A veces desearía no ser tan paranoico. ¡Pero si le ha salvado la vida en muchísimas ocasiones! Cuando uno está paranoico, ve cosas donde no las hay.

Porque es una sinfonía agridulce esta vida.


Es de mañana. Los rayos del sol acarician a nuestro fugitivo y le recuerdan una vez más porque escapó y porque combate: porque es libre. Porque es un alma más en el mar. Vive sin dioses y sin reglas aparentes. Claro que tiene principios pero los mantiene por gusto, más no está atado a ellos. Así tiene más cimientos en que apoyarse y que rugir cuando todo se viene abajo. Porque es humano, porque es un caballero. Porque es libre.

Hasta ahora los soldados rasos, los caballeros y paladines no lo han buscado. No ha visto actividad ni carteles… ¿Será bueno? ¿O sólo confirma la sospecha de que algo anda mal?

Sólo quiero que sepas quien soy.

Se pone a pensar el muchacho. Se pone a pensar como nunca, casi podemos oler las neuronas quemadas. Incluso busca con la mirada alguien cercano mientras él está tirado a un lado de la fuente central. Sí, ahí hay demasiada gente pero todos le ignoran porque es un vago de la calle. ¡Mejor para él! Nadie le reconoce. Bueno, eso cree él: una damisela lo observa de lejos, curiosa.

¿Será él?

Mientras la chusma pasea alrededor del pobre hombre y oye gritos, voces, negocios y más cosas, se pregunta si alguna vez recuperará la vida que tubo.

-Perdóneme, buen mozo.- susurra una melodiosa voz.

A Masaho le baja la temperatura corporal por miedo, cree que lo han descubierto. Cuando uno se espanta, toda la sangre se va corriendo a las piernitas para que estás trabajen mejor y lo primero que se enfría son los brazos.

-¿Dígame, hermana?- responde con voz seca y fingiendo voz. El caballero (si así s ele puede llamar en estos momentos) está sentado en el suelo y no ha levantado la vista. Sólo mira la falda de la alta sacerdotisa que le habla. Es de un negro radiante con adornos rojos… Le es familiar pero prefiere seguir con la mirada gacha.

-¿Sería tan amable de acompañarme? Creo que tengo un lugar para usted en la Iglesia.

Ahí se la pusieron difícil a Masaho. Le ofrecen asilo directito de la mano de Dios. Pero, ¿y si es una trampa? ¡Habrá que tomar el riesgo! Así que se pone de pie, ella da media vuelta y camina. Él echa a andar detrás de ella.

-¿No confía en Dios, señor?

-Digamos que no del todo, hermana.

-¿Y eso por qué, noble caballero?

-Yo solía gobernar mi mundo hasta que todo se revolvió. No hay más culpa que la de Dios.

-¿Está seguro que todo está abajo, espadachín?

¿Cómo es que ella dice palabras tan acertadas? Él prefiere quedarse con la duda y caminar sin decir pío.

¡Claro! Él gobernaba el mundo y los mares se levantaban cuando decía la palabra. Ahora en las mañanas duerme solo y barre las calles que solía poseer. ¿Por qué pasó todo?

-Yo solía tirar los dados, hermana, sentía el miedo en los ojos de mi enemigo. Ahora escucha a la muchedumbre cantar: ¡Ahora el viejo rey está muerto! ¡Larga vida al rey!

Sí, todas esas noches y la falta de vigilancia lo han hecho pensar que el rey no está en sus cabales. O peor aún, que está muerto. No se ha sabido de él en semanas; nadie de los señores caballeros o paladines ha cruzado palabras con él. Incluso cuando se le dio la orden a Eltosian, ésta fue con el sello del concejo y no del rey. Algo tan delicado y peligroso, debería ser del rey. Sólo Tristán III es tan valiente como para tomar el asunto con sus propias manos. Él siempre fue franco, honesto y dedicado. ¡Por eso su gente lo ama! Por buen monarca.

Esos del concejo apestan. Pero no porque me caigan mal, sino porque son ancianos y decrépitos.

Y mientras la graciosa pareja -una alta sacerdotisa y un vago de la calle- se dirigen a la Iglesia, la capital sigue sus actividades. Su gente no para de reír, alegrarse, vender, cantar, bailar, timar y ser ellos mismos. Las piedras del suelo y de las paredes son sólidas, son vigilantes. Son pisadas por el maltrecho caballero y la linda dama.

Y el ruido poco a poco se oye más lejano. Y cuando deja de escucharse el bullicio de la hermosa capital, significa que ya han llegado al templo de Dios. Sí, aquél templo a donde deben ir todos cuando Dios está en todas partes, ¿no? Qué gracioso.

-Con confianza.- dice la sacerdotisa con una sonrisa. Masaho sigue sin mirar, temiendo que le reconozcan (pero lo que él no sabe es que lo reconoció desde mucho antes) y cruza la entrada con sus puertas abiertas de par en par.

¡Él parece fuera de lugar! Tan sucio y sin arreglar rodeado de burocracia, dinero e hipocresía. Pero aún así es bienvenido. Y mientras observa a su alrededor la señorita lo guía a un cuarto a un lado del altar, pasando de largo a varios servidores y una cruzada. Cruzan una segunda puerta. Ella detrás y le da vuelta con una llave, atorando la puerta.

-¡Lo sabía!- exclama Masaho. Sacude ambos brazos con fuerza y las cadenas que estaban amarradas alrededor de éstos como serpiente y debajo de la camisa de peón, resuenan fuertemente contra el piso. Ya tiene con qué defenderse de una manera más efectiva.

(Si me preguntas, fue porque no encontró las llaves de los grilletes; si le preguntas, te dirá que no quería andar desarmado por ahí).

La alta sacerdotisa sin temor alguno se acerca y le da un coscorrón con la mano derecha.

-¡No, no! ¡Lobo maleducado!

Al caballero se le cae la boca del asombro. ¡Ni más ni menos que Vendimia!

-¿Qué? ¿Pero cómo? ¿Dónde? ¡¿Qué?!- exclama el aturdido Masaho. ¿Cómo lo reconoció estando tan… mal?

-Te he visto peor, lobito.- responde ella sinceramente.

-Vaya, gracias.- suspira el caballero y baja sus brazos. Por fin se puede dar un respiro, ¿no? ¡Pues no es cierto! Lo que sigue es peor aún. Sí, la vida es cruel, mis amigos.

-Antes de que te relajes, necesitas arreglarte y alistarte. Tenemos armas, armaduras y todo. Hay una misión que la Iglesia tiene para ti. Sólo podemos confiar en ti y en otros pocos.

La hora siguiente Masaho se la pasa en una tina hecha de precioso marfil, propiedad del sacerdote Bamph. Sí, son unos malditos adinerados. Pero por ahora no es momento de criticarlos porque le están cuidando. Hasta un hombre se toma su tiempo aseándose después de haber pasado casi semanas sucio. Se talla una y otra vez hasta quedar reluciente y brillante. Disfruta de los jabones y aceites más caros, de esos que mira con asco cada vez que Angellore y él van de compras. Y también de toallas aromatizadas y un baño con azulejos que casi parecen piedras preciosas. ¡Dios santo! Qué vida se da el clero.

Y la hora siguiente se la pasa seleccionando escudo, espadas y armadura. La salita está detrás de un librero… Claro que el clero esconde más de un secreto. ¿O a poco crees que son unos santos?

Como escudo agarra uno reluciente y hecho de platino, bendito por la magia de algunos dioses. Es un escudo sencillo con detallitos en forma de ala en la parte superior. Estaba entre ese o el de las valquirias, pero como se conoce bien, el escudo lo va a usar de arma y es más pesado el de platino. Aunque por escudo pesado, hay mejores pero son de uso exclusivo de los cruzados.

Como espada primaria escoge una espada de una mano, roja, que tiene de compañera una espada azul. Agarra ambas porque son gemelas y cree que podrían sentirse solas. Son replicas exactas una de la otra excepto por el color: un pomo solido y ancho; de ahí se extiende la hoja hacia dos lados, alejándose y se vuelven a encontrar varios centímetros después, como dejando un ojo en la espada. De un extremo de ese ojo sale una garrita. De hecho parece ojo porque tiene una esferita de color azul (la espada roja; la espada azul tiene una esfera de color rojo) ahí dentro. Y por encima del ojo sale el resto de la hoja hacia arriba, terminando en otra garrita. Ambas espadas fueron blandidas por un poderoso demonio pero ahora están a manos de un caballero demente.

La otra espada que agarra la bendita Zweihander. Una enorme espada, indestructible y más imponente que la Claymore. Graciosamente, pesa más que la espada de Atroce y es más potente. Dicha espada no tiene tanto adorno y más funcional que estética. Lo único a destacar es que la hoja empieza ancha y termina en una afilada punta.

Lo que falta es una cómoda bufanda, unos zapatos que se usan para áreas húmedas y una armadura hecha de trozos de meteoro. A esto no le da tanta importancia Masaho porque cree que la mejor defensiva es la ofensiva. Y como va con armas pesadas, quiere ir con armadura ligera para poder salir adelante. Lo que sí cabe destacar es que están benditas por el poder de los más altos sacerdotes y sacerdotisas. Se rumorea también que la Papa alguna vez tocó esas prendas… Me dirás, ¿algo tan importante para un borracho falso? ¡Pues para que te des una idea de lo grave del asunto!

Ya armado, peinado, rasurado y limpio, se acerca a Vendimia y al padre Bamph.

-Muchacho, la Iglesia te necesita. La Iglesia y todo el reino.- le dice el sacerdote. Y prosigue con su monólogo:

-Perdona mi lenguaje coloquial pero no hemos de perder tiempo: No sabemos cómo, pero has descubierto que el rey ha muerto, o eso se presume. Lo último que se supo de él es que fue de viaje a una isla lejana, cerca de la ciudad de Veins en el continente de Arunafeltz; eso dicen los rumores porque la bitácora oficial era ir a Veins solamente. No voy a entrar en detalles porque es secreto del reino. Secretos que tú lograrás descubrir si encuentras al rey y resuelves el misterio que envuelve la isla de la que hemos recibido muchos reportes extraños. Hasta ahora, sólo podemos confiar en ti porque eres de los que se oponen al concejo del reino. Sí, la Iglesia está ahora en contra del gobierno… Porque algo muy extraño está pasando. Y hemos de velar por nuestros seguidores. Y si tenemos éxito, nosotros nos veremos cómo los salvadores.

Esto último el sacerdote lo hace con una gran sonrisa. Sonrisa que molesta al caballero.

-Si tienes éxito, ese será el tema principal de todo el reino y tu “pequeña traición” pasará a segundo plano. Como podrás ver, todos salimos ganando. Y si esto último no pasa y aún sigues siendo perseguido, la Iglesia implorará por ti y el reino no tendrá de otra más que perdonarte. Además, con todo este asunto acabado, el concejo será el villano y se formará uno nuevo. Porque éste no me gusta… son demasiado avaros y peligrosos. Casi parece que quieren causar guerra. ¡No los entiendo!

Y mientras el sacerdote sigue hablando y hablando, el caballero piensa mil cosas. Todas quedan inconclusas, excepto una: su novia le acompaña en la misión. Se encuentra a un lado de Vendimia. La sacerdotisa fue a platicarle a Angellore por todo lo que estaba pasando Masaho. Por el crimen que no cometió (porque realmente nunca traicionó al reino, sólo a la retorcida visión del concejo), por la nueva misión y por lo que falta de ella. La herrera no lo dudó un segundo y también la Iglesia le proporcionó de armas, ropaje y parte de su inventario. ¡Es que es su novio, por Dios! ¿Quién va a salvarle cuando esté a merced de lo desconocido? Por muy malo que suene, no confía en Vendimia. O finge no hacerlo… Porque si ella y Masaho son amigos, ¡es por algo! Bueno, el punto es que Angellore también va.

Y son tres.

-Todo esto, como ya lo dije, es necesario porque la isla es un antiguo monasterio. Ahí iban monjes, sacerdotes, campeones y altos sacerdotes. Pocos han vuelto; y aún menos están cuerdos. Hablan de horrores y de haber sido rodeado por legiones de muertos vivientes. Lo que me hace temer aún más por nuestro rey.

-Entonces, si descubro que pasa, el reino debería perdonarme.- habla el caballero.

-Ese es tu interés principal, muchacho, que por haber “traicionado” y encima escapado, te espera toda la vida en la cárcel.- responde el sacerdote. Y agrega con voz clara, como terminando un sermón: ¿Alguna duda, joven?

-Sí, ¿por qué está él aquí?

-¿Cómo que por qué? ¡Tú me mandaste llamar!

-¡Mentira! ¡Shu, shu, vete, perro malo!

-¡Maldito desgraciado!

Y Masaho y Eltosian se echan pestes y se reclaman sus peores pecados mientras Vendimia y Angellore se ríen quedito al tiempo que el sacerdote se lleva la mano a la cara avergonzado de sus compañeros humanos.

Y son cuatro.

Desconectado ~Lin~

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Re:Puño y espada. Capítulos 1 a 5.
« Respuesta #43 en: 22 de Julio de 2009, 17:44:12 pm »
Como te dije ayer por msn, te juro que llegué a imaginar el estado deplorable de Masaho D:

Me gustó como incluíste la quest de Nameless casi como si fuera por 'casualidad'...

Más que nada este comment es para darte un UP, porque todo te lo dije por msn.

Y ESCRIBE PRONTO EL SIGUIENTE O_Ó!

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