Capítulo 2 - Nuevas carasTras abandonar a Rufianthorne, recorrí las estepas de Arunafeltz States, para dirigirme hacia Veins, allí me equiparía y compraría comida y víveres, para proseguir mi viaje hacia un destino que ni yo mismo conocía. Ví unos cuantos aventureros que se dirigían hacia Thor, me indicaron un atajo para llegar antes, y me dieron dinero (no tenía nada más que 5 zeny de ''calderilla'').
Tras unas horas caminando, anochecía y divisé a lo lejos las rústicas casas de Veins, allí pasaría la noche, en una posada, entré, dejé mis ropas en un perchero y hablé con la posadera, la cual me dijo:
-Tu cara me resulta familiar, ¿Quién eres?
-Soy un humilde habitante de Rachel señora.
-Oh, ¿Has perdido a tus padres? Muchos niños se quedan huérfanos por todos los asesinatos y asaltamientos que ha habido últimamente.
-Algo así, señora.
-No sé de que me suena tu cara hijo, me resultas muy familiar, pero no sé de que.
-Supongo que al ver tantos niños, habría alguno parecido a mí.
-¡Ja, ja, ja!
-¿Cuánto me cuesta hospedarme aquí?
-Me caes bien, te dejaré pasar la noche gratis.
-Muchas gracias.
-Que descanses hijo.
Tras darle las buenas noches, subí las escaleras, y me fuí a mi cama...
No podía pegar ojo, soñaba que mi padre vendría a matarme por la noche mientras dormía, sabía que si me cogía, iría a reunirme con mi madre, en la otra vida, pero aún era muy pronto, y sobre todo, en esos momentos, no quería morir. Amaneció, y tras lavarme las manos y la cara en una fuente, entré de nuevo en la posada a desayunar.
El desayuno no era muy bueno, un poco de pan y un zumo de naranja, aunque yo me conformé con eso, ya que rechacé la leche porque odio la leche sola >.<
Estaba comiendo, cuando la posadera, con una sonrisa de oreja a oreja, me dijo:
-Ya recuerdo de que me suena tu cara, eres Raphtorne, hijo del general Rufianthorne de Rachel ¿verdad?
-No señora.
-A mí no me engañas, recuerdo la última vez que pasaste por aquí con tu padre... y ¿cómo es que no estás con él?
-Le mentiría si le dijese que no le he dejado en los desiertos de Rachel...
Sabía que no debía contarle nada, pero ya lo había hecho, así que proseguí.
-Señora, me voy ya, he de irme a entrenarme.
-Cuando veas a tu padre dale recuerdos de mi parte y dale este folleto, ¡aquí siempre será bienvenido!
-Gracias señora, cuídese.
¡Qué suerte tuve! Pensaría que mi padre me estaba esperando en el desierto para llevarle comida y otras cosas y que volvería con él... ¡Ilusa sí que fue la mujer! Aproveché para cambiar el folleto por zeny, con lo cual, ahora disponía de 50 zeny para mí solo, decidí darme una vuelta por Veins, antes de irme, por si veía algo.
La gente iba por las calles, algunos con túnicas, otros llevaban turbantes, y algunos incluso iban en ropa interior... no veía nada interesante, hasta que ví a un vendedor de Peco Pecos, que parecía descontento, fui a su establo a echar un vistazo, y vi un montón de Pecos fuertes y sanos, y en el final del establo, había uno con mal aspecto y endeble, que no tenía buena pinta.
-Señor, ¿a cuánto vende aquél Peco de allí? -le dije señalando a la pobre montura.
-¿Te refieres a esa basura? Ese Peco inútil no vale nada, sólo hace espantar clientes, pero si quieres, te lo doy por 20 zenys, aunque no creo que te dure mucho...
-Vale, me lo llevo.
El pobre animal, caminaba mal, y le costaba mantenerse en pie, le dí algo de comer, y tenía mejor aspecto, no podía montarlo aún, puesto que estaba débil, y necesitaba muchos cuidados. Me senté en un poyete de piedra, y empecé a mirarle, parecía mejor, pero aún seguía igual, le costaba respirar, así que decidí quedarme una noche más en Veins, para que el animal descansara, comiera y bebiera un poco más, claro está, cambiaría de posada.
Por suerte, el posadero que me atendío esta vez, no conocía nada sobre Arunafeltz States, procedía de Yuno, la gran ciudad voladora... y no le sonaba mi rostro de nada...
Puesto que no quedaban habitaciones libres, decidí dormir junto a los animales, así podría vigilar a mi peco peco y dormir con él, para poder cuidarle toda la noche. Esa noche dormí más tranquilo, ¿quién se iba a pensar que el hijo de Rufianthorne dormiría en una chafaina de cuadra llena de animales? Nadie.
Por la mañana, aún un poco dormido, quise abrazarme a mi peco, pero vi que no estaba... me desperté y corriendo salí a buscarle, yo me temía lo peor, aunque me sentí aliviado, al ver que estaba en la puerta de la posada, bebiendo agua y comiendo de una caja de madera que había, tenía mucho mejor aspecto, y sus patas al fin se sostenían bien, decidí llamarle Graco, porque me gustaba el nombre.
Al fin saldría de Veins, pero como siempre, mis planes no salían bien... tuve que aprender a montar a Graco, aunque, después de todo, no me costó tanto... ¿qué se podía esperar de mí, hijo de un tirano general de Rachel?
Cuando por fin logré tomar el control de mi querido Graco, me dirigí hacia el sur, dejando atrás Veins, y el gigantesco Thor, tras un rato montado sobre Graco, podía observar la Isla sin nombre a lo lejos, aunque no se podía apreciar bien aquella vista.
Bajé por una montaña alta y bastante empinada, hasta llegar a un pequeño muelle, el barquero, por lo visto, estaba un poco aburrido y se dedicaba a leer libros de novelas románticas, entré en su cabaña, interrumpiendo su lectura, y le dije:
-¿Hacia dónde me podría llevar usted en barca?
-Sólo llevo a los viajeros hacia la Isla sin nombre, ida y vuelta, y de vuelta no traigo a nadie, aunque, a tí no te pienso llevar, porque no serías una excepción ni mucho menos.
-No quiero ir allí, me gustaría saber si me pudiera hacer usted el favor de llevarme a Umbala como mucho.
-Pierdes el tiempo hablando conmigo.
-Ya veo... bueno, le comunicaré a mi padre Rufianthorne que no podré ir a Umbala a por una medicina bastante rara que él desea...
-Un momento, ¿eres Raphtorne? Espera, no te puedo llevar a Umbala yo mismo, pero mi hijo, está aprendiendo a ser barquero, llevarte a Umbala le ayudará a ser mejor, le diré que venga.
-Vale, gracias señor barquero.
Fué a una especie de cala pequeña, y de allí trajo a su hijo de vuelta, no tenía más de 18 años, tenía pinta de ser muy poco espabilado, y no tener agallas para llevarme tan lejos, pero... ¿qué otra cosa podía hacer?
Muy bonachón, el hijo del barquero subió a una barca, que con suerte, era bastante grande, por lo que Graco cabía perfectamente, nos despedimos del barquero, y el chico empezó a remar hacia el sur junto a un Anolian que tenía como mascota, que le ayudaba a remar.
Los minutos pasaban, y el hijo tonto del barquero no abría la boca, yo me empezaba a aburrir, así que decidí entablar conversación con él:
-¿Cuánto tardaremos en llegar a Umbala? -le dije.
-No sé, oye ¿cómo es eso de ser un Swordman? -me preguntó el barquerín cambiandome radicalmente de tema...
-No soy Swordman, soy Knight, y la verdad... no tiene mucha diferencia a ser hijo de un barquero.
-Siempre quise ser un Swordman, y trabajar para la gente del Este, ser un gran caballero y tener una montura como la tuya o mejor ^^
-Pues... nunca dejes de quererlo, ser barquero te puede dar de comer, pero si lo que quieres es ser Swordman, puedes elegir.
-No puedo, mi padre y yo no tenemos apenas dinero para comer, y mi madre, murió siendo yo pequeño...
-Lo siento mucho por ella...
-Nah, no te preocupes, hace mucho ya de eso ^^ -me contestó sonriendo y echándose un vaso de zumo de uvas.
Mis ojitos miraban encandilados ese zumo de uvas, empecé a mirar al hijo del barquero y a saborear ese zumo de uvas que tanto ansiaba, puesto que no había probado nada en todo el día (nisiquiera un mísero bocado de pan), hasta que él, me dijo:
-¿Quieres un poco?
-Uh... bueno vale.
-Si quieres algo, no tienes más que decirmelo hijo de Rufianthorne.
-No hay problema, solo te pido que no me llames así por favor...
-¿Por qué? ¿No te sientes orgulloso de ser lo que eres?
-La verdad es que no...
-Yo tampoco quiero ser barquero, es un rollazo, me gustaría ser un Knight como tú...
-Puedes serlo, si te lo propones.
Dicho esto, me puso otro vaso con zumo de uvas a mí, y empecé a beber como un loco, saboreando ese zumo de uvas tan bueno... uhm... a lo que al verme beber así, el hijo del barquero, me dijo:
-¿Por qué no te sientes orgulloso de ser lo que eres?
-Porque esta vida, me ha hecho sufrir mucho, puede que sea más fuerte y tal, pero no eres suficientemente feliz como para hacer lo que quieras, tu padre te obliga a entrenarte en el arte de la espada todos los días, no te dejan hacer lo que quieres...
-Prefiero eso a ser el hijo de un triste barquero...
-Y yo ser hijo de un triste barquero a ser el hijo de un bicho feo y malo.
Ese comentario, o a saber qué le habían echado al zumo, el hijo del barquero comenzó a reírse, de tal forma que casi se cae de la barca...
Cuando llegó la noche, paramos la barca, y dormimos en la zona de debajo de los bancos, el barquero pequeño en una manta al lado del Anolian, y yo abrazado a mi peco...
Continuará...
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Ahí tenéis el 2