Vagancia rlz.
Capítulo 3: Bienvenidos.
Se vieron incrédulos y sorprendidos al ver lo que tenían al frente. Habían tenido aventuras, un largo camino, pero esto estaba "fuera de serie". Viendo a su alrededor, pisando un suelo distinto, respirando otro aire.
- ¿Qué rayos es eso? - Preguntó un distraído DX.
- Creo que es nuestro transporte. - Respondió Raise. Aún maravillado. - Supongo que es lo que llaman "tren". - Era comouna gran lombriz de metal, con ruedas unidas por fierros, para que se muevan a la vez, y varios compartimentos donde al parecer, se alojaban a los exhaustos viajeros y sus equipajes. Pronto, un joven de uniforme azul y gorro se acercó a ellos.
- Disculpen, ¿Desean abordar el tren?
- Así es.
- ¿Cuál es su destino?
- Lighthalzen.
- ¿Tienen sus boletos?
- Aquí están. - Dijeron los dos, extrayendo de sus alforjas el "valioso" papel.
- Todo en orden. Por favor, dénme las riendas de sus bestias. Las llevaremos al vagón de carga, junto a los demás objetos. Y por cierto, conserven sus boletos. Cuando lleguen a Lighthalzen se les hará saber. - El dúo subió, el espacio era amplio y los asientos confortables. Junto a eso, había un contenedor con zumos, para aliviar su sed. - Pónganse cómodos y que tengan buena travesía, partimos en cinco minutos. No vayan a salir. Gracias.
- ¡Hey! ¡Disculpe! - Alcanzó a gritar el Crusader.
- ¿Diga?
- ¿Cuánto demorará en recorrer el camino?
- En tres o cuatro horas. Depende de la interferencia. Si me disculpan, es hora de retirarme.
Ambos se quedaron examinando el lugar un rato, como si tuviera trampas o algo escondido. Todo eso les parecía nuevo, no obstante, el más despreocupado del equipo empezó a sentirse "como en casa", se sentó y estiró sus piernas a lo largo del asiento.
- Deberías relajarte.
- Y tu deberías comportarte.
- Lo que tú digas. Hecharé una siesta. Será mejor que hagas lo mismo.
- Creo que me quedaré admirando el paisaje. - Tan bajo como para que sólo lo escuchara él. No podía dormir, por más que duela admitirlo, no lo ha superado. Desde ese día nada es igual, la intriga crecía dentro de sus pensamientos. Quería encontrar a esa mujer. Divisando metal tras metal, una ciudad industrial, era triste y precisamente no le ayudaba. Prefirió cerrar los ojos y apagar su consciencia...
- ¡Los viajeros con destino a Lighthalzen prepararse para la llegada! - Sonó estruendoso la voz de un hombre, presuntamente el conductor o en su caso, maquinista. Nuestros amigos despertaron en guardia.
- Vaya forma de interrumpir un sueño. - Reclamaba con un bostezo el Lord Knight.
- Sí, pero ya es hora de concentrarnos, en nada arribaremos.
- ¿Alguién nos recibirá no?
- Eso fue lo que dijo el Rey, y agregó que serían conocidos.
- Quienes serán...
- Eso me preguntó yo. - De repente, notaron que la máquina dejó de moverse. - ¿Ya llegamos? - Automáticamente las puertas se abrieron.
- Raise, creo que hay fantasmas aquí.
- Si no hubiera visto lo que vi, te diría tarado.
- Sea lo que sea, mejor me salgo.
- Primero dormir y ahora esto. Hoy estás con buenas ideas. - Dieron un salta como si su vida dependiera de ello, "aterrizando" exageradamente. Sólo había una corta distancia al piso.
- Vaya, vaya. No han cambiado nada, ustedes son un circo de dos.
- Sí, pero hay que reconocerlo. Nos brindan diversión después de estas extenuantes misiones. - Voces de dos grandes guerreros, que llegaron a los oídos de dos en camino. Los jóvenes giraron y efectivamente. Sus mentores estaban ahí.
- Masaho, Eltosian, es un gusto verlos de nuevo. - Dijeron en coro, como una sola mente.
- Y el entretenimiento todo nuestro. - Contestó Eltosian. Unas pequeñas cicatrices ahora "adornaban" su rostro.
- ¿Qué tal les fue en su misión?
- Peleas, sangre, muertos. Esas cosas. Y por cierto, ¿Qué les pasó? ¿Por qué salieron disparados?
Y así relataron, el curioso y gracioso momento. Lo cual terminó en carcajadas en el grupo.
- Son un caso pérdido. - Susurró como si estuviera resignado, el General.
- En vez de burlarse podrían hacer de guías como se les indico.
- Ya, ya. Cuando te conviene te pones serio, eh ¿DX?.
En el trayecto, explicaron varias cosas, Lighthalzen, era una ciudad hermosa, con baldozas blancas y varios parques, totalmente distinta de Einbroch, donde habían abordado el tren (sumamente contaminada por la actividad en las minas). Se detuvieron frente a una mansión.
- Este es el consulado, allí los esperan los embajadores. Los acompañaremos por seguridad.
- Gracias.
¿Será este una confrontación diplomática? Ciertamente, detrás de esas puertas se darán más pistas e información. Ingresando, los cuatro decididos...
Fin Capítulo 3
Capítulo 4: Y van dos.
Parados en la puerta, Eltosian y Masaho desearon buena suerte a los intermediarios de la "negociación", ellos asintieron e ingresaron a una habitación elegante, de alta alcurina como las personas que los esperaban.
- Buenas tardes, caballeros. - Saludó un hombre de mediana edad, su caballera ya había sido profanada por unas canas que daban indicio de senilidad, anteojos y vestido con un terno. - Permítanme presentarme, me llamo Kiel Hyrie, y soy el ministro de Guerra y Relaciones exteriores aquí en Schwarzwald. ¿En qué puedo ayudarles?
- Verá. - Inició Raise. - Hemos venido por un asunto oficial de Rune de Midgar, han desaparecido seis jóvenes y las pistas que tenemos los vinculan a Lighthalzen.
- Y... ¿Cómo es eso posible?
- DX... - El Lord Knight sacó una pulsera y la mostró a su interlocutor. - Investigaciones de los sabios aseguran que ese metal no es originario de nuestro reino. Sino más bien, del suyo.
- Ya veo. Y ¿Qué es lo que sugieren?
- Venimos a pedir una orden de registro en toda la ciudad.
- ¿Saben? Una solicitud así, cuando nuestros reinos han estado en conflicto me parece... ¿Cómo decirlo?... Ah, sí. ¿Nos están provocando?
- Para nada, es todo lo contrario. Si alguien de Schwarzwald es responsable de todo esto, ustedes serían los que nos obligan a responder.
- Hablas bien para no ser político, Cid Raise. Quisiera escuchar una palabra suya sobre el tema DX.
- Bueno, como hombre de pocas palabras, dejeme decirle que nos permita continuar con nuestra investigación, a fin de cuentas tratamos de evitar otra guerra. Ese es nuestro objetivo.
- Han demostrado ser confiables, pueden acceder a cualquier instalación, solo debo redactar el documento.
- Gracias. Y por cierto... ¿Puedo preguntar algo?
- Dígame.
- ¿Qué es lo que sabe acerca de Rekenber Corp.? - La pregunta puso suspicaz a Kiel, quien volteo con ademán de no saber nada. Sin embargo, sabía que no había engañado a esos dos.
- A ver, Rekenber Corp., en sus tiempos fue una organización dedicada a hacer tecnología, estaba formada por los grandes hombres de ciencia de todo el mundo. Prácticamente nos estaban llevando a la cima en progreso. No se sabe con certeza lo que pasó. Cuentan que dos personas destruyeron toda la investigación. Y no solo eso, se rumora que eran de Midgar.
- Me cuesta creer eso. - Intervinó DX.
- Eso es lo que menos me importa, joven. - Dijo mientras sellaba el pergamino. - Bueno, aquí tienen. Díganme ¿Qué edificio es el que planean visitar primero?
- Ah decir verdad, nos gustaría revisar lo que "en sus tiempos fue" Rekenber Corp. - Nuevamente, el ministro se perturbó, sin que lo notarán.
- Por supuesto, llamaré a alguién para que los guié. Ahora, tengo otras cosas que atender. Por favor, esperen en el vestíbulo.
Ambos salieron, donde aguardaban los viejos guerreros.
- Parece que todo salió bien. - Dijo totalmente relajado, Masaho.
- Así es.
- No pudimos evitar parte de su conversación. Ustedes dos, tengan cuidado donde pisan. - Regañó Eltosian.
- ¿A qué te refieres?
- Dejen de lado el tema de Rekenber Corp.
- ¿Por qué? ¿Qué saben?
- No querrás saberlo, ni tampoco averiguarlo. - Por más advertido que sea, la curiosidad ha sido despertada en la mente del Crusader.
- De acuerdo.
"Esto se pone interesante. Con mucha más razón, debo descubrir la verdad."
Una muchacha se acercó a ellos.
- Hola, mi nombre es Alice. Y soy su guía. ¿A dónde quieren ir?
- ¿Trabajas para Kafra Corp.? - Interrogó Masaho, todos notaron que llevaba un uniforme idéntico.
- No. ¿A dónde quieren ir?
- Pues yo digo, vamos a comer. ¿Conoce algún sitio? - Habló con el estómago.
- Ahora que lo mencionas, no estaría mal, DX. - Contestó un hambriento Raise. - A comer.
- Esta bien, por aquí.
- La noto medio extraña a esa chica. - Comentó el Lobo.
- Sí, opino igual.
Pasaron el camino haciendo supuestas conjeturas acerca de la naturaleza de la mujer. Ahora habían dos misteriosas.
- Ya llegamos, si me necesitan solo lean esta tarjeta. - Dio la vuelta y con paso candido, se fue a "dar la vuelta".
- Una pregunta ¿Quién paga? - Estaba más alerta que de costumbre el LK más joven.
- Descuida, nosotros nos encargamos. - Afirmaron los dos generales.
Luego de comer y lavar los platos, porque la moneda de Midgar no era aceptada ahí. Los cuatro decidieron llamar a su guía.
"Guía las 24 horas del día por las automáticas de Lighthalzen."
- ¿Automáticas? - No pasó ni un minuto cuando se asomó.
- Hola. Mi nombre es Alice. ¿A dónde quieren ir?...
Fin Capítulo 4