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Autor Tema: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir  (Leído 11990 veces)

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Desconectado Tobi

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #45 en: 12 de Abril de 2009, 21:18:27 pm »
buaaaa yo no salgo TT.TT

y sigo sin tener powa *snif*

lo proximo será un anime XD
+1 U_U

Desconectado Bianco

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #46 en: 14 de Abril de 2009, 12:09:24 pm »
Y después del anime, videojuegos, e incluso la pelicula a lo dragon ball: "Señor y Huérfano - Evolution" (?)

Spoiler for Hidden:


Por ejemplo si Bianco aparece con sus super firmas animadas, ya sabremos que podría ser un posible finalista o ganador.

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #47 en: 14 de Abril de 2009, 21:44:18 pm »
Y después del anime, videojuegos, e incluso la pelicula a lo dragon ball: "Señor y Huérfano - Evolution" (?)

mira este cómic:



¿no podrías decir que es casi un spoiler de la película? pues se escribió en verano del año pasado, lo que nadie se esperaba es que la peli al final resultara ser tan cutre como parecía D:!

Desconectado Bianco

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #48 en: 16 de Abril de 2009, 13:30:47 pm »
Ese comic es mas realista que la peli, por lo menos goku se parece, no como en la que han hecho, que es practicamente un clarck kem º-º o como se escriba

Spoiler for Hidden:


Por ejemplo si Bianco aparece con sus super firmas animadas, ya sabremos que podría ser un posible finalista o ganador.

Desconectado Gelmir, Lord of Einbroch

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #49 en: 20 de Abril de 2009, 23:13:24 pm »
LOLAZOoooo....! Anda, ahí va otro capítulo estimados seguidores

CAPÍTULO 23: ENCERRADOS A VOLUNTAD

La casa estaba exactamente igual como la dejamos en su día, como era de suponer, aunque con todo cerrado tenía un aspecto muy lúgubre y terrorífico. Me senté en mi mullida cama junto a mis camaradas, acomodados en las sillas de la mesa. Stangckle alzó la voz:

-Ahora hay que aprovechar para comprar todo lo necesario hasta llegar al Templo.
-Y comprar monturas –añadí.
-Pero si nos buscan… ¿cómo? –repuso Stan.
-Todavía no nos pueden reconocer con exactitud. Nos turnaremos para ir de dos en dos, así no sospecharán –le expliqué, él hizo un gesto de aprobación respecto a mi plan, arqueando las cejas.
-¿Así que esta es tu casa eh? –me dijo Silinde, observando las oscurecidas paredes y todo lo que reposaba frente a ellas- Para vivir solito está bien, pero… no se te hará pequeña algún día, ¿hermanazo?
-Je, no lo sé. Al menos puedo vivir con Stan sin problemas.
-Ooh… con Stan… -recitó, no sé que tenía en la cabeza, pero empezó a reír a carcajadas.
-¿Qué harán a solas…? –se mofó Reyven. Bianca levantó el brazo y les soltó dos bravas collejas a ambos.
-Lata vieja… qué bruta –refunfuñó mi hermano con la mano en el cuello.
-Pues más fuerte te voy a dar como no te calles…
-No hagáis escándalo –repuse enérgicamente- pensad que el reclamo mayor de mí aquí es esta casa, seguro que nos buscarán aquí, así que no montéis nada de lo que nos podamos arrepentir luego.
-Cierto –afirmó Lucy. Los dos “niños pequeños” cerraron la boca y miraron hacia lados opuestos, con caras largas y brazos en cruz. Stangckle se acercó a la ventana de la parte de atrás de la casa, con su pájaro en el brazo.
-Filir –murmuró- ve por un ejemplar del boletín de hoy –al oír esto el homúnculo iba a soltar uno de sus estridentes gruñidos, pero Stan le calló con un golpe similar al de Bianca contra mi hermano y Reyven antes. La criatura se silenció y se fue volando sin hacer mucho escándalo.

Stan propuso que descansáramos un poco y comiéramos algo mientras, y esto hicimos. De hecho, había que aprovechar cualquier momento para descansar, porque en seguida partiríamos y Odín sabe cuando podríamos volver a descansar.



Luego, comuniqué a mis compañeros que necesitaba estar un pequeño rato solo, y que iría a comprar mientras todo lo necesario. Stan aceptó, aunque me dijo que no comprara todo de golpe, la gente notaría que había demasiados bultos para una persona que viviera normalmente a la ciudad, así que le hice caso. La comida escaseó (además estaba cruda), y no pudimos acabar de comer debidamente, con lo que uno de mis objetivos era ir al bar-restaurante y pedir algo más. Me eché un manteo alargado que tenía guardado de forma que no se me reconociese a la vista y me marché.

Al salir me encontré con una Lady Caballero tan parecida a Lucy que la confundí. Y empezaron a surgir problemas, pues la saludé por error y me fui, aunque ella notó algo extraño en mí y empezó a perseguirme por las calles. No me quedó más remedio que atacarla y arrinconarla en un callejón. Me costó mucho desarmarla, aunque por supuesto no se esperaba mis poderes sobre la tierra, con los que la acabé confundiendo. Se trataba de mi ex-alumna Helaine, una muchacha con un extraño parecido a Lucy, a la cual entrené hacía mucho tiempo a ser Caballero. Al reconocernos, me disculpé enérgicamente, le conté mi aventura y le rogué que mantuviera el secreto. Ella comprendió al acto, y me contó que la habían nombrado General de los ejércitos de Yuno, y que marchaba hacia Rachel para guerrear contra los Entes, pues parecía que efectivamente la ciudad estaba bajo asedio, o iba a empezar el sitio. Me sentí orgulloso de ella y le recomendé que tuviera mucho cuidado.

Acabé dándome cuenta de que se hizo muy tarde con esto, así que me despedí de ella, satisfecho con la información que me había dado y alegre por verla de nuevo. Esperaba volver a verla, para pelear juntos quizá, en el campo de batalla. Compré todo lo que era necesario y me retiré rápidamente a casa.

-¡Tengo hambreee…! -exclamó Silinde, alargando mucho la palabra “hambre”.
-Y yo –afirmó Lucy.
-¿Le habrá ocurrido algo? –preguntó Stan, preocupado. De hecho iba oscureciendo.
-No creo –contestó Silinde- Sabe apañarse.
-Es fuerte, sabe cuidarse –reforzó Reyven.
-¿Y tú que sabes? –saltó mi hermano.
-Silinde, sabe de tu hermano igual que tú –afirmó Stan, sarcástico.
-Ahí me pillaste, pelo-mocho –le contestó despectivamente.
-¡Cierra ya el pico, chatarra! –inició Bianca (ya sabéis que viene luego).
-No, por favor –interrumpió Stan, cuando ya Silinde y Bianca iban a tirarse del pelo.

Antes de que pudieran seguir “conversando” se abrió la puerta y aparecí cargado de útiles, objetos para alquimia, comida caliente y demás.

-Hombre, ¡míralo! –gritó Silinde, con una mano estirando la melena de Bianca y la otra forcejeando para  que ésta no hiciera lo mismo con su pelo. Se soltaron como tregua, intercambiando miradas cargadas de “amabilidad y cariño”.
-Por fin – dijo Lucy, acercándose a mí y ayudándome a descargar el peso- ¿Por qué tardaste tanto?
-Perdonad. Es que ha ocurrido algo extraño.
-¿Qué pasó? –preguntó la chica.
-Confundí una persona con ti, Lucy –me miró con los ojos abiertos- tuve un par de problemas con eso, pero los solucioné. Esa persona es conocida mía, y no dirá nada, se lo hice jurar.
-Menos mal… -murmuró Stan.
-Te capo. –soltó Silinde, dudando sobre la confianza de mi ex-alumna.
-Y… ¿quién es? –formuló Lucy.
-Fue mi alumna, le enseñé a ser Caballero. De hecho, ahora es Señora de Caballeros y General de los ejércitos de Yuno.

Me miraron sorprendidos, con ganas de preguntar más, aunque mi hermano interrumpió las dudas con esta frase:

-¡Me rugen las tripas!

Y como incesantes cantantes a coro, las tripas de los demás les recordaron a sus dueños que necesitaban alimento.

-Venga, sí. Aquí traigo comida caliente, ya que no podemos cocinar.

Me quité mi manteo y nos servimos la comida por fin.

-Creo que deberíamos comprar también el boletín, y monturas –conjeturó Stan.
-Hmm –titubeó Lucy- y medicamentos: vendas y esas cosas, por si nos hieren.
-Suelo llevar de eso –le contestó- pero una recarga no vendría mal.
-Tienes razón –le dije.
-Y comida para el viaje –añadió Silinde, saboreando un buen bocado de carne. Todos le miramos con cara de “este sólo piensa en comer” -¿Qué? Quien no come se muere.
-Y también nos hace falta esparadrapo –dijo Reyven.
-Sí, de eso tengo por aquí, ¿para qué, Lord Reyven?
-Para taparle la boca a tu hermano cuando os hartéis –confinó, y hubo un estallido de risas de aprobación, incluso Stan rió con la boca tapada.
-Vete al abismo y tírate, guapo –le lanzó Silinde-, qué zorro eres.

Reyven le golpeó a Silinde con el puño de su espada en el estómago.

-¿Sigues teniendo hambre? –le preguntó.
-Desgraciado, me las pagarás. ¡Y sigo teniendo hambre! ¡Asd!
-¡Y YO! –vociferó Bianca, como si fuera poseída por Loki. No hubo más palabras hasta que todos devoraron su ración.

-Vaya birrias has traído, chaval. Al menos se puede comer. Pero me gusta –bromeó Silinde- ¡Es apetitoso!
-¿Pues para qué te quejas? –le dijo Lucy.
-Aclárate chatarra –le soltó Bianca.
-No sé, para tocar las pelotas –dijo despectivamente Silinde.
-¡No! ¡No quiero más peleítas! –exclamé, harto y con los brazos en alto.
-¿Ves para qué hace falta el esparadrapo? –bromeó Reyven.
-Tú a callar. Tranquilo, hermano.
-Deberíamos enviar a otra persona por las demás cosas –explicó Stan, ajeno a discusiones.
-Que vaya Reyven –dijo Silinde.
-A mí me reconocen en la ciudad –se aquejó Stan.
-Ve tú –le dijo Reyven a Silinde.
-A mí también me reconocen –se excusó- viví aquí de niño ¿sabes?
-A mí me conocen también –replicó Bianca.
-Y a mí –afirmó Lucy.
-Está bien, iré yo –concluyó Reyven sin mucha convicción.
-Eres el único que no conocen, bobo –justificó Silinde.

Reyven no tardó tanto como yo. En cinco minutos teníamos el boletín en nuestras manos y todo lo demás para nuestra empresa hacia Hugel. Al ver el arrugado boletín de las manos de Reyven, Stangckle se lo arrancó de las manos y empezó a leer minuciosamente el contenido de cualquier  cosa relacionada con Kiel.

-Ansioso… por cierto, de nada, ¿eh?
-Es normal –repuse- Su amigo Kiel está desaparecido.
-Por Thor y Odín –replicó Stan- Siguen sin encontrar a Kiel, y hay un largo artículo sobre la guerra. Dice: Las criaturas han marchado, desconociendo los motivos otra vez a la ciudad de Rachel, lentamente. No sabemos lo que intentan hacer, pero el consejo de Sabios ha deliberado esta mañana sobre el tema y ha considerado que estas criaturas pretenden atacar la ciudad. En el estado de Arunafeltz han sido informados sobre esto, y esta noche partirán un ejército de Caballeros desde Yuno dirigidos por Lady Helaine para ayudar a Arunafeltz y pedir venganza por los horrores en Lighthalzen –levantó su mirada- más abajo nos nombran, dice: Se reconsideró en la reunión también que la gente buscada por sospecha de estar implicados ya no se busca por la justicia. De hecho, se deliberó que ya que ayudaron a evacuar la población no podían estar de su lado. “El presunto responsable ahora es el científico Kiel, -empecé a notar un aire furioso en su tono- que sigue desaparecido, de forma muy sospechosa” Afirma Lord Aswald, Sabio del Consejo. De esta forma se busca a Kiel para interrogarlo. Y luego pone… las líneas de teletransporte, airship y trenes seguirán cerradas. Seguiremos informando –cerró el diario, indignado- ¡Es horrible! Cómo pueden culpar a Kiel…

Todos estábamos algo fastidiados por lo de Kiel, aunque también respiramos de alivio al saber que no nos perseguía la justicia. Anocheció del todo y el grupo estaba que se subía por las paredes, porque estar encerrados en una casa con las persianas corridas y un triste cirio como luz para no ser detectados era una idea claustrofóbica. No levantamos las persianas aunque ya no importara que la gente supiera que estábamos allí, la razón fue porque aparecer de golpe en Yuno no parecía muy “fino”.  Además el aire ya estaba harto viciado. No teníamos por qué seguir allí ya que lo teníamos ya todo, y estábamos frescos. Por sorpresa para mí, Lucy se fue a la cocina y me hizo señas para que viniera, así que la seguí.

-Gelmir, ¿esa tal Lady Helaine es la que confundes conmigo?
-Sí. Ella es.
-Tal vez ella te de respuestas o información de quién es Aswald.
-No creo que la vuelva a ver para charlar, Lucy –repuse- ya me contó algo, pero esperé a que leyéramos el boletín ya que el tema estaría destapado. Ella no estaba muy segura si las órdenes se llevarían a cabo de esa forma. Ahora debe estar de camino a Lighthalzen. Ha llegado muy lejos, espero que tenga suerte… No sé nada más de interés.
-Ya veo.
-Hmm… Oye Lucy, se nos olvidó algo. ¿No deberíamos buscar monturas para todo el mundo? Vamos ahora en un momento.

Lucy aceptó de buen grado, pues estaba igual de harto que yo de aquella casa. Se lo comunicamos al resto, y salimos de camino al establo. Hacía mucho viento, y las nubes escaseaban en el cielo de Yuno. La Luna se mostraba llena en todo su esplendor. Entramos a los establos y cogimos nuestras monturas, y pagamos otras de alquiler para los demás (aunque no sé como iría a pagar todo esto, porqué mis arcas no eran precisamente muy abundantes). Allí restaba Sofía, mi fiel ave Peco Peco.  Al verme, vino hacia mí rápidamente, contenta de verme. La acaricié un poco y la guié con las otras bestias hacia fuera. Sin embargo, algún extraño impulso me hizo soltarlas antes de salir de los establos y le dije a Lucy que fuéramos a la calle rápidamente.

-¿Ocurre algo, Gelmir? –preguntó Lucy, que se daba cuenta que algo no marchaba bien.
-Alguien nos ha seguido –notaba en el suelo escasamente un rumor cada vez más fuerte, de no ser por que Yuno era una ciudad flotante en el aire, habría notado eso mucho antes y a más distancia- ¿Llevas tu arma?
-¿A qué te refieres? Sí –contestó, alertada.

Sentí que esos pasos se detuvieron muy cerca de nosotros… y parecía que había otro rumor más, aunque tan sigiloso que solo lo percibí en el último momento. Este último no se detenía, y se movía más rápido que su compañero, directo a nosotros. Desenvainé mi espada.

-En guardia… -le susurré a Lucy.

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Re:~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #50 en: 10 de Junio de 2009, 15:57:34 pm »
cuando sera el proximo?
No te la pierdas
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Re:~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #51 en: 04 de Julio de 2009, 14:10:05 pm »
Bueno ahora que es verano puedo permitirme el lujo de escribir =) pronto os prometo que escribo mas!
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Re:~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #52 en: 07 de Julio de 2009, 23:00:13 pm »
CAPÍTULO 24: LA MUERTE ENSEÑA LOS OJOS

Retrocedí medio paso y estudié la situación. Eran dos, no más, contra otros dos. La espada empezó a brillar de color amarillo.

-Qué lentos… -se oyó en el aire, una voz apagada.

Antes de poder parpadear, el enemigo saltó de la nada con su arma, y me atacó. Por reflejos contuve el golpe con mi espada. Dio un salto mortal hacia atrás, separándose unos metros de mí. Entonces pude fijarme en él. Esa carne blanquecina, los ojos tapados por una venda… era Kaithert, el caza sangres que apareció en mi sueño, con dos katares rojizos bien apretados en las manos.

-¡¿Quién es?! –preguntó Lucy, sorprendida.
-… increíble… atrás Lucy, no me gusta, hay otro… -le susurré, poniéndome delante de Kaithert preparado para la batalla. Lucy no se hizo atrás y aguardó a mi lado, con valentía- Me suena, y no me suena de bien.

Cruzamos nuestros aceros y saltaron abundantes chispas, inicialmente no paraba de atacarle, aunque sin éxito pues lograba esquivar o parar todos mis golpes. Mientras iba sucediéndose la batalla, se cambiaba el color del brillo de mi hoja a rojo. Empezó a atacar, causándome heridas superficiales en el costado y en el brazo derecho. Con su ataque no podía hacer nada mas retroceder e intentar bloquear lo que pudiera. Pero era demasiado rápido. Mientras tanto, Lucy intentaba detectar al otro individuo que le mencioné, aunque no se veía por ninguna parte. Al no detectarlo y observar que la batalla no me era favorable se lanzó contra Kaithert, lanzando terribles cortes, que simplemente eran esquivados. Aproveché para retomar la batalla y lanzamos una ofensiva conjunta. Aunque con sus katares en mano, Kaithert era una pesadilla, y ninguno de los dos pudo tocarle siquiera un pelo. Se veía una sonrisa en su boca.

-¿Nada más…? –lanzó, amenazador.
-Aaah!

Cargué contra él concentrándome al máximo en predecir sus movimientos, y esta vez era Kaithert quien retrocedía defendiéndose. De todas formas, seguía con su defensa invencible, y de una patada en la pierna me hizo caer al suelo de lado. Reaccioné rápidamente con mi siguiente estrategia:

-¡Sacudida!

Al instante se creó un gran temblor en el suelo, que sacudió a Lucy y a Kaithert, haciéndolos caer en el suelo. Kaithert, que estaba más cerca, sintió una sacudida mayor, y fue desarmado. Aproveché tal desequilibrio para levantarme y atacarle con un corte en diagonal, aunque en el último momento tras mi sorpresa sacó una daga de algún lugar y paró mi sablazo con las dos manos apretando bien su arma. Enfurecido de su rapidez, acometí varias veces más, con la ayuda de Lucy que apareció por su espalda. Bravamente, Kaithert se defendió de los ataques de los dos y de un salto consiguió recuperar sus katares, aunque esta vez Lucy pudo herirlo en el costado. Se volvió a poner en guardia, a una distancia de unos cinco metros.

-¡Qué rápido es! –exclamé.
-Pero no invencible –observó Lucy, señalando la reciente herida de Kaithert.
-Ahora… -dijo Kaithert, mirando hacia el suelo, mientras volvía a cargar.

De las sombras detrás de una columna apareció el segundo asaltante, lo vi de reojo asomarse tras el aviso del Asesino. Llevaba un arma larga, como un bastón en la mano y parecía que estaba conjurando algo, pero no pude prestarle atención porque Kaithert me emprendía con una lluvia de mandobles.

-¡Ataque de Alma! –gritó Kron, y de sus espaldas brotaron varias esferas luminosas que dejaban un rastro brillante a su paso, que impactaron sobre Lucy, tirándola al suelo.

-¡Es cierto que hay otro, Gelmir! –me advirtió sin mostrar gravedad después de la descarga que acababa de recibir.

 Satisfecho, se mostró delante de todos con su manteo largo rasgado. Lucy no se esperaba nada este ataque, aunque no era un conjuro muy letal, por lo que se levantó de un salto y cargó hacia él. Kron reaccionó, puso sus manos una frente la otra y empezó a murmurar palabras en la lengua de la hechicería.

-¡Trueno de…! –empezó a vociferar.

Yo estaba demasiado ocupado intercambiando ataques con Kaithert para ayudarla. Aunque ella antes de que pudiera terminar de formular el conjuro le lanzó un terrible golpe que le hizo caer de bruces, mostrando un corte que le atravesó las ropas, pero no llegó mucho más lejos. Se levantó defendiéndose con su bastón.

-¿Qué hacemos, Gelmir? –me preguntó Lucy, mientras hacía todo lo posible para que Kron no tuviera tiempo para lanzar otro hechizo más poderoso.
-¡Son muy poderosos! ¡No le dejes ni respirar! –le contesté, apresurado.
-Jejeje… esto terminará rápido –declaró Kaithert.
-¿Qué queréis? –dijo Lucy.
-Vuestras cabezas… nos darán una gran recompensa… -siseó Kron.
-Kaithert logró distraer mi defensa y me lanzó muchos golpes a gran velocidad, haciendo que retrocediera adolorido. Me hervía el pecho, lleno de pequeños cortes tras la armadura. Kaithert se dirigió a Kron, que había logrado separarse unos metros de Lucy.

-Todos tuyos… me han decepcionado… -le susurró, echándose hacia atrás.

Kron formuló otras palabras, generando frío a su alrededor.

-Llamo a la ventisca… -decía finalmente en nuestra lengua- ¡Tormenta… de… Hielo! –sonrió.

De golpe, se formó un nubarrón delante de nosotros y fuertes ventoleras nos azotaron a Lucy y a mí. Sentí mucho frío, y el viento conjurado se cargó de nieve, sin darme ni cuenta, no me podía mover. Lucy gracias a la llama latente en su interior, no sintió tanto frío como yo, aunque no se dio cuenta de lo mal que lo estaba pasando. Conjuró un manto de llamas y lo lanzó contra Kaithert. Pero la fuerza del viento se iba aumentando, y la empujó contra mí, empezó a sentir que se congelaba como yo.

-Lu… Lucy… no me… puedo… mover…
-Ahh… Gelmir… No –gimió, sufriendo- ¡No voy a dejar que nos congele!
-Lu… Lu… aah… -empecé a perder el mundo de vista y la cabeza me ardía, al mismo tiempo que el cuerpo, que empezaba a perder sensibilidad.
-¡Noo! –Gritó Lucy, su cuerpo despedía llamas, y ella misma en seguida despidió luz, como al rojo vivo- ¡¡Aaaah!! –se acercó a mí, y me cubrió con un abrazo ardiente. Empecé a sentir el calor que generaba como una luz desde las tinieblas más oscuras, hasta recuperar mi movilidad por completo. Se soltó, y yo enfurecido corrí a toda velocidad contra Kron con ganas de descargar sobre él toda mi furia, pero Kaithert rápidamente se puso delante de Kron, me puso el la mano sobre mi brazo y me lanzó contra el suelo. Mis costillas crujieron de dolor, y mi segunda espada, la Muramasa, se deslizó de su vaina y se precipitó a pocos centímetros de mí. Lucy recuperó su color y cayó de rodillas, jadeando del sobreesfuerzo que acababa de hacer, observando la escena sin poder hacer mucho. Sus ojos gritaban “aguanta, por favor, hasta que recobre las fuerzas”. Kaithert se giró hacia mí.

-Qué fácil… -dijo, agachándose a mi lado- Tu espada ahora es mía, por el momento… -cogió la Muramasa del suelo, confundiéndola con la que buscaba, que en verdad era la que llevé en mis manos durante toda la batalla. Con ella en sus manos sonrió malévolamente.

-El poder… por fin… -dijo, observando la magnífica hoja. Aunque su satisfacción duró poco, la espada empezó a infundir tierra sobre Kaithert, provocándole gran dolor- ¿Hugh? ¿Qué es esto? –la aferró con más fuerza, pensando que así se detendría el dolor. Sin embargo, se intensificaron en todo su cuerpo, y su cabeza estaba a punto de estallar. Sentía como si su alma fuera a ser absorbida. “Mierda, si sigo así… saldré de su cuerpo…” dijo en un soplido. Empezó a agonizar del dolor y acabó lanzando la espada hacia atrás.

Mientras ocurría todo esto, Lucy pudo recobrar sus sentidos y se lanzó dónde estábamos los tres golpeando el suelo con su espada rodeada de llamas. Ese impacto provocó una gran bola de fuego que se expandió en todas direcciones, haciendo saltar por los aires a Kaithert, a Kron, y a mí, que me dejó más hecho polvo todavía.

-¿Qué, duele? –Articulé a duras penas- Muy buena, Lucy.

La chica, haciendo un sobreesfuerzo de nuevo, se derrumbó hacia atrás, su cuerpo pedía descanso por el inhumano esfuerzo que estaba haciendo en tan poco tiempo. Respiraba acompasada en el suelo, concentrada al máximo en recuperar energías como fuera. El golpe hizo que la venda de Kaithert cayera al suelo, y se pudieron ver sus ojos oscuros y una expresión de una furia inimaginable. Kron se levantó con mucho esfuerzo, destrozado. El asesino, lleno de furia, se puso en pie y me cogió del cuello, presionando con fuerza contra el suelo. Puse mis manos sobre la suya, intentando aflojarla para poder respirar. Pude ver sus ojos con claridad, negros y rojos, que causaban un profundo horror, incluso dolor.

-¡Párate, engendro! –rugió Lucy, horrorizada y furiosa a la vez.
-A callar, –repuso Kron- un paso más, y lo matará.

Me levantó por encima de su altura con su mano aferrada en mi cuello, mientras yo hacía grandes esfuerzos por respirar. Sentía el viento azotando con mayor fuerza y subiendo. Pensaba que era el fin, mientras Lucy se arrastraba hacia Kaithert intentando detenerlo. El viento soplaba a estocadas, ya tan fuerte, que costaba mantenerse en pie. Kaithert me lanzó al suelo con furia, extrañado por el fenómeno. Cogí aire, pero me venían convulsiones y tosía con agonía. El viento me arrastraba. De golpe, apareció a toda velocidad una figura impulsada por el viento, que colisionó ferozmente contra el Alto Hechicero, y de la potencia del golpe, salió por los aires, precipitándose abajo en el Abismo de Yuno, que empezaba a poca distancia de nosotros. Kaithert volvió su mirada en el lugar donde estaba su compañero, donde ahora estaba de pie un Silinde enfurecido.

-¡Ale, al carajo! –dijo mi hermano, tras su acción rompedora.
-¿Más basura? –exclamó Kaithert- ¡Ah!

La Biocabra de Stangckle se lanzó imitando a Silinde contra Kaithert, que defensivamente sorprendido, cayó de cabeza contra la dura piedra del suelo.

-¡Chicos! –llamó Lucy, y su corazón se llenó de esperanza.

Kaithert se puso de pie, detectó al dueño del homúnculo, es decir Stangckle, que caminaba acelerado por la ventolera, y lo maldijo, mirando con sus ojos horrorosos. Stan, rápidamente, lanzó un par de pociones al aire, que se abrieron al pasar por encima de Lucy y de mí, derrochando su contenido. Al sentir tan gratificante lluvia, nos sentimos al instante muchísimo mejor. Empujado, apareció Reyven, que aterrizó cerca de Kaithert listo para pelear.

-Nadie va a tocar a mis amigos –declaró Stangckle, caminando hacia Kaithert, con su Muramasa en mano.
-¿Qué demonios son esos ojos? –preguntó Reyven, al ver los malditos de Kaithert, mientras Bianca hacía su aparición en escena, con su espada levantada en todo lo alto, con un torbellino a su alrededor, como autora de los grandes vientos que se formaron.

Rápidamente, empezó un ataque de todo el grupo hacia él, que acabó rodeándolo, pero él levantó sus katares lanzando un golpe especial que formó una onda expansiva, lanzando a todos hacia atrás. Cogió rápidamente su venda de los ojos y se lanzó su capa encima, de la forma que sólo los asesinos conocen, y así volviéndose invisible para todos. Sin embargo, Bianca, harta del personaje, detectó su posición por el viento y le lanzó su escudo con una fuerza inimaginable. El escudo le golpeó innumerables veces en círculos, haciendo que pedazos de su capa y sangre saltaran en todas direcciones. Era el gran ataque que Bianca me lanzó el día que la conocí. Tras eso, debía perder el conocimiento por fuerza. De hecho, esto fue lo que le ocurrió: se desplomó ya sin sentido, derrotado. Bianca lo cogió del cuello de su traje y se lo llevó a rastras, en dirección a mi casa.

Parecía cómico, como el despiadado y casi invencible Asesino Cross era arrastrado por los suelos cual una gallina acabada de matar. Por diferencia, éste no estaba muerto, pero había perdido el conocimiento.

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Re:~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #53 en: 11 de Julio de 2009, 06:28:24 am »
solo dire algo  la historia es largisima y viene mas
me agrado la historia y por lo que veo en los comentarios
no soy el unico

bien espera que el proximo sea mucho mejor

SUERTE!!!
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Desconectado Gelmir, Lord of Einbroch

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Re:~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #54 en: 21 de Julio de 2009, 00:50:19 am »
CAPÍTULO 25: DESPERTAR Y CAMINAR

Efectivamente, lo llevó a mi casa y lo arrojó al suelo. Yaciendo allí, el terrible guerrero no parecía tan temible. Formamos un círculo a su alrededor, observando en parte curiosos y alerta.

-Se puso inconsciente de golpe –señalé.
-¿Quiénes eran ésos? –preguntó Stan, situado a mi espalda.
-Sus atuendos… son verdaderamente raros –comentó Reyven.
-Su venda… sus ojos… me resultan familiares… -meditaba Bianca, muy pensativa.
-No lo sé, pero Gelmir reaccionó como si supiera algo cuando aparecieron, fue muy extraño… -comentó Lucy.

En mi mente estaba relacionando mis sueños con el ataque de Kaithert y Kron, definitivamente mi relación con Alphagel era verdadera, y podía ver lo que sus ojos en sueños… Me preguntaba en esos momentos si él podría también ver a través de mí. “No entiendo esta magia y tecnología de los entes” repetía en mi cabeza una y otra vez.

-¿Sabías algo de todo esto, Gelmir? –me preguntó Stan.
-No lo sé… estoy confuso.
-Hmm… no me fío, cuando despierte conviene que le interroguemos bien –propuso Silinde.
-¿Y si nos ataca? –saltó Reyven- ya hemos visto algo de su poder… y es temible… ¿Habrán más como él?
-Creo que los ha mandado Seyren para asesinarnos… En mis sueños ya se aparecieron, es muy raro… -expliqué.
-¿¡Sueños!? –gritó Stan, atónito.
-Vaya, -dijo Reyven- ¿ahora eres adivino?
-No entiendo nada, pero parece como si en sueños mis ojos fueran los del ente que hizo de mí Seyren, y puedo ver lo que traman a través de su mirada.

Los demás me miraron de forma extrañada.

-No sé mucho de ese tema, pero… puede que estéis conectados de alguna forma por las mentes… -expuso Lucy.
-Eso es científicamente imposible… -repuso Stan- aunque… a saber.
-¿Y alguien explica los ojos de este tío? –comentó Reyven.
-Son oscuros y rojizos… no parecen muy humanos –observé, recordando aquella horrorosa mirada. Bianca seguía a su aire, intentando que le volviera a la memoria dónde los había visto antes.
-¿Será un ente? –pensó Lucy en voz alta- No… es más humano que un ente…
-¡Asd! ¡Desarmadlo y atémoslo! –exclamó mi hermano, perdiendo los nervios.
-Burro, rompería unas cuerdas. Si derrotó a Gelmir con facilidad… unos simples hilos serían pan comido para éste -repuso Reyven.
-Vi a lo lejos cómo estaba en el suelo –comentó Stan- ¿Qué ocurrió?
-Tuve una fiera lucha con él –expliqué- Lo esquivaba todo, es muy rápido. Quería la espada de mi padre.
-Pero, al coger tu espada empezó a agonizar, se puso las manos a la cabeza como si fuera a estallar –comentó Bianca.
-Hice que viera antes a la Muramasa que mi otra espada, y ya sabemos que quien no sea portador no puede mantener en las manos la espada mucho tiempo. Es normal que ocurriera eso y le dañara.
-¿Pero tanto? –preguntó la paladina.
-Dale la espada a Reyven –repuse- y verás cuantos segundos aguanta. Sin embargo… puede que tengas razón, fue muy exagerado. En poco tiempo se debilitó de forma considerable. Casi se desmaya.
-Matarlo ahora, sería lo más seguro –dijo Silinde, enfurecido.
-Quizá sí, pero podemos sacarle información importante –defendió Stan.
-Sería mejor ponerle la cinta en los ojos… ¿no creéis? –Aconsejó Lucy- Sin la venda se volvió todavía más fuerte, por algo la llevará… ponédsela… ¡oh!

Los ojos de Kaithert se empezaron a abrir, sin embargo no tenían aquel color tan horroroso. Miró alrededor, como confuso o perplejo. Sin dudar le apunté al cuello con mi espada.

-Ni te muevas Kaithert, o morirás –le amenacé.
-Quien… eres –dijo, poniéndose una mano en la cara, estupefacto.
-¡Soy quien has intentado asesinar!
-Kaizer… -murmuró.
-¿Kaizer? –pensó Bianca. ¿De qué le sonaba ese nombre? Lo tenía en la punta de la lengua.
-Míralo, parece otro –comentó Stangckle.
-Esto empieza ya a asustar… -dijo Reyven.
-¿Por qué nos has atacado? Contesta –mascullé.
-Huh…
-No te hagas el loco ahora… -le lanzó Silinde, inquisidor.
-Hay algo que no me guste en él ahora… -observó Lady Lucy.
-Os equivocáis… -se defendió- mi cabeza…

A continuación empezaron a aparecer gestos de dolor en su rostro, y se puso las manos en la frente. Algo iba mal. Decidí retirar mi arma.
-¡No te fíes! –exclamó Silinde.
-¡Está enfermo! –excusó Stan.

Siguió agonizando. O bien fingía muy bien, o bien había algo raro en su personalidad.

-Padece doble personalidad o algo así… -dijo Reyven, confuso.
-Mi ataque del “Escudo en Cadena” no deja así a mis enemigos… creo que ya sé quien es este hombre… pero no estoy segura –explicó Bianca, y retomó su escudriñamiento mental.
-¿En que año estamos? –preguntó Kaithert, calmándose un segundo.
-¿Año? Rayos, si finge lo hace muy bien –dije.
-Estamos en el 1020 DR –le contestó Lucy.
-Sí... 1020… -murmuró Kaithert.
-Escucha, Kaithert –le propuso Stan- ¿Sabes por que estás aquí?

Nos miró. En ese momento pudimos ver claramente que sus ojos eran de color azul desde que empezó a comportarse de esta forma.

-No lo sé… no se quiénes sois… excepto… -miraba a Bianca- … no, nada… Pero… seguro que es él, ha causado todo esto…

Bianca estaba segura de que conocía ya a Kaithert, y el nombre de Kaizer le traía recuerdos lejanos de hacía cientos de años… necesitaba saber algo más y podría desenterrarlo de su memoria…

-Su mirada no miente –dedujo Lucy- aunque no sé a que se está refiriendo con “él”.
-Hay algo muy extraño en esto… -dije.
-Durante más de 300 años he sido poseído…

Silinde miraba con recelo, no se fiaba en absoluto. Bianca sentía más o menos lo mismo. El resto lo escuchamos, sorprendidos totalmente.

-El que os ha atacado entonces… fue Kaizer… Katar –dijo, mientras Stan le vendaba las heridas.
-¿Kaizer Katar? –pregunté.
-¡Kaizer Katar! –exclamó Bianca, ya lo tenía, pero prefirió dejarle explicar a él.
-Un demonio de la antigüedad… -explicó y luego se fijó en Stan- No sé quien eres... pero gracias –se levantó al fin.
-De nada, cuéntanos más.
-Un demonio… -murmuré.
-¿Tendrá relación con Satan Morroc? –se preguntó Lucy.
-Hace trescientos años estaba con los míos… mis compañeros y familiares. Fui enviado a Morroc para exterminar toda malicia… Apareció Satan Morroc. El cielo era rojizo. Y junto a Satan había otro como yo… sonreía. Ojos rojos y negros… Kaizer Katar. Siempre fue un enemigo del mundo. Alguien con poderes sobrehumanos… Luché contra él pero su poder era enorme. Hasta que caí y noté algo diferente… como ser poseído. Y después sólo recuerdo matar a toda mi gente y sólo poder mirar, hasta caer en un sueño…
-¡Eso es cierto! –exclamó Bianca- …

Le preguntamos cómo sabía eso, sólo respondió que él se topó con Kaizer muchos años atrás, pero que no hablaría de ese tema.

-Sólo sé que gracias a tu espada he podido encerrar a Kaizer dentro de mí. Pero noto como su poder está dentro…
-La muramasa de Tierra al entrar en contacto con la mano provoca terribles dolores interiores y mentales… Kaizer buscaba en mí la espada de mi padre. Sólo que dejé a la vista ésta –mostré mi Muramasa y la espada de mi padre.
-Creo en sus palabras… -dijo Stangckle.
-Muramasa… -empezó Kai, como pensativo- sí, ahora me acuerdo… Kaizer intentó matar a tu padre, pero no lo consiguió…
-¿Cómo sabes de mi padre?
-Simplemente vi como Kaizer atacaba su pueblo, no lo sé, era como tú, llevaba la misma espada… mencionaste “la espada de tu padre”… Tu padre no era un cobarde, le plantó cara, aunque Kaizer le robó la Muramasa… sí, recuerdo que tu padre llevaba esa espada, aunque él no la usaba, sólo la guardaba. Al cogerla Kaizer empezó a sufrir tremendamente.
-Oh… entonces Seyren protegía a dos espadas Muramasa… -comenté.
-Ya no me queda nada… así que… como gratitud os ayudaré en lo que sea que estéis haciendo…
-Deberíamos explicarle la situación del mundo –propuse- si no la sabes ya…

No mencionaré la conversación que tuvimos ahora, pues sería volver a escribir este relato desde el principio. Le contamos todo lo que habíamos hecho hasta el momento, y mi misión. Por último también relaté con detalle a todos lo ocurrido en mis sueños, ya que no lo había explicado bien.

-Entonces os ayudaré –declaró Kaithert, mientras me daba la mano. Todos estaban de acuerdo, excepto Silinde que seguía sin fiarse, y Bianca quería creerle, pero no estaría nunca tranquila del todo, sabiendo además que Kaizer todavía seguía en el cuerpo de Kaithert- Soy Katana, Kaithert Katana.
-Muy bien, acepto de buen grado –dije, sonriéndole y estrechando manos.

-Entonces… ¿otro más? –dijo Bianca.
-Parecemos una familia –observó Reyven.
-La familia que nunca tuve… -murmuré, no sabía por qué, pero nuestra unión al viaje hizo que considerara a todos mis compañeros la familia en la que se confía y se une para afrontarlo todo.
-Pues yo no te creo… -masculló Silinde, con el ceño fruncido.
-Vamos Silinde, está claro que ha dicho la verdad –le dije.
-No te obligo a creerme –contestó Kai- sólo espero a que veas mis acciones.

Silinde no contestó nada a esto, y tras el silencio, Bianca le soltó un piropo y empezaron su tradicional fiesta de buenas palabras.
¿Y para qué querría una firma? Oh bueno, soy Salva ¬¬

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