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Autor Tema: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir  (Leído 11972 veces)

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Desconectado Gelmir, Lord of Einbroch

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #15 en: 21 de Julio de 2008, 11:20:30 am »
@Rika: Me alegro que te guste, de veras, haced propaganda  de la historia xD /laugh ahí va otro capítulo de mi letra:

CAPÍTULO 6: BUENOS DÍAS

-Llegas tarde... –dijo Bianca, con tono frío- bueno... supongo que te perdonaré por hoy.
-Oye, no seas tan ruda –exclamé, ya un poco enfadado por su carácter-

La paladina se quedó un segundo callada, pensando algo. Luego me miró fijamente y dijo:

-Gelmir, ese es tu nombre no?
-Sí.
-Creo haberme presentado –dijo- pero no lo hice en condiciones... Me llamo Bianca y pertenezco a Yuno, y... soy la portadora del Viento.
-Yo soy Gelmir, nacido en Einbroch y vivo...
-Me gusta el ramen –empezó, cortando mi presentación-, y también me gusta el arte y también... –se paró un segundo- oh... perdón no te dejé hablar...
-Ahh.. ya.

Le eché una mirada sarcástica, me estaba enojando su manera de hablar y su todo ser conmigo. La primera impresión fue, desde luego de una persona poco educada.

-Jejeje... –rió disimulando al darse cuenta de mi enfado- Entonces explícame que pasó con esa chica. Es que verás... cada Muramasa tiene tres sellos, quien no sepa controlar esos sellos hará que estos sean destruidos, y entonces el portador de su hoja se verá afectado, siendo controlado por una energía descomunal que puede llegar a matarlo.
>>Ya noté como rompió un sello, hmm... yo soy la portadora más poderosa de los dos que se conocen, del agua y viento. Si se rompen los tres sellos, Lucy se convertiría en mi enemiga... Tendría que matarla... a ella y todo el que se interpusiera en mi camino...

-No solo sería tu enemiga, sinó la de todo el mundo. –aclaré- Lo sé, ya no sería ella, la espada tomaría su cuerpo.

Al oír esto Bianca hizo una mueca de desaprobación, y me cortó en seco:

-Estás equivocado, sé que libro has leído, y te diré que no es todo cierto. La espada no tiene alma propia, la espada se dedica a modificar otras almas, como la de Lucy, que sería modificada al romperse los tres sellos, lo cual estaría condenada de por vida... es decir... Lucy muere y se convierte en otra persona... Si se rompe un sello los demás no son difíciles de romper.
-Y según parece no hay solución... –murmuré, preocupado-
-Dicen que... –explicaba Bianca, pensativa- si se unen los cuatro elementos pueden purificar cualquier alma, y resucitar el verdadero yo de la persona... pero claro.. uno de los elementos le pertenece a su espada...
-Es complicado, pero lo entiendo –razoné- pero... quien es el que porta el agua entonces?


Bianca paró un momento y pensó, parecía que no tuviera la respuesta, pero que algo sí sabía, estaba escudriñando su memoria y sus pensamientos mas profundos. Luego dijo “no sé quien podría ser”, pensó otro momento y al final de reflexionar dijo:

-Chico, Lucy sigue con su espada, ¿cierto?
-Sí.
-Hmm... dile que tenga muchísimo cuidado.
-Se lo dije, pero... –adopté una mirada preocupada- aunque ahora no sé donde podría estar... Hmm, ¿por qué dices eso? ¿Hay algún otro peligro?
-Tras las muramasas van muchos bandidos y ladrones –declaró, como si ella lo hubiera vivido toda la vida, realmente sabiendo de qué habla- es muy peligroso ir solo siendo portador de un elemento.
-Pero Lucy sabe defenderse de bandidos y ladrones –dije-
-Dime Gelmir... si yo fuera uno de esos bandidos, ¿crees que podría defenderse contra mí? –exclamó- si con un solo movimiento de espada te dejé de rodillas!

Iba a hablar, pero al oír eso me silencié y empecé a preocuparme cada vez más.

-Por eso, no es un juego de críos, -continuó- tienes que decirle que se ande con cuidado.
-¡Debo encontrarla! –exclamé- es que no se donde puede andar... ¡desapareció!

Bianca prestó atención a estas últimas palabras y sacó su espada, que empezó a brillar de color celeste, y recitó unas palabras de una lengua que no conocía.

-Eso... que... –dije, sorprendido mirando la espada brillar- ¿qué es eso?
-Estoy buscando a tu amiga... según el viento... aunque esta mañana no comí nada y el hambre dificulta mis poderes...

No pude evitar reír por ese comentario, disimulando todo lo que podía.

-A ver.. -siguió, echándome una mala mirada por la risa- anda por Izlude, ¿de qué te ríes?
-No, de nada –dije entre sonrisas que amenazaban desembocar en carcajada- jejeje...

La paladina me dio con la espada en el estómago, haciéndome un poco de daño, pero no con mucha rabia.

-Pues TUUU... –dijo- estás bastante gordito, así que... ¡come menos!

Me miré el cuerpo y vi como siempre que estaba perfectamente bien, nada de tripa fofa. Luego miré a Bianca sarcásticamente.

-¿Gordito? ...simpática.
-Vale... no dije nada –dijo- en fin Lord Gelmir, ha sido un gusto conocerte, ya nos veremos más adelante  supongo...
-El placer es mío –dije, poco convencido-
-Por cierto, el fuego es débil a la tierra, algo me dice que habrá un enfrentamiento entre esos dos elementos...

“Vaya, lo que faltaba, un enemigo más”, pensé, y Bianca sacó de una bolsa una cota de malla de un metal de color cobre, y me la dio a la mano.

-Esta armadura está imbuida con una capa protectora contra la tierra, entrégasela cuando la veas.
-De acuerdo, –dije- gracias. Una última pregunta:
-Rápido, que tengo que ir a desayunar –murmuró-

Al oír la palabra “desayunar” fue como todo mi cuerpo se pusiera de acuerdo y sentí un hambre enorme, y mi estómago empezó a rugir.

-¿Podría aprender Lucy a controlar su espada? –formulé, al final-
-Lucy fue escogida como portadora del fuego por algo, no creo que fuese escogida así sin más – dijo, con más razón que un sabio- Por cierto, parece que tienes hambre.
-Eso parece... –dije, riendo-
-Hmm... no estaría de más que te pagase el desayuno hoy, -dijo Bianca- después del gran golpe que te di en el estómago, sería mi forma de disculparme...

Reí la broma, y acepté su ofrecimiento de buen grado, pues tenía mucha hambre, y sabía que Bianca en verdad, era muy buena persona, algo me lo decía,  y no andaba muy equivocado...
Fuimos a la taberna de Prontera, que por las mañanas siempre estaba llena de gente soñolienta, aventureros, bandidos y bardos locales, el ambiente era tranquilo, y siempre venía bien para empezar el día tomar una bebida de tu gusto y recibir una sonrisa del amable tabernero.
Fui a una mesa, la más cercana de la puerta (las demás hacia el fondo siempre estaban ocupadas) y me senté relajado. Bianca se ofreció a pedir el desayuno, por lo que estuvo en la barra un rato charlando con el tabernero mientras iba preparando toda la comida. Yo mientras vagaba en mi mente, pensando en in a buscar a Lucy lo más rápido posible y saber algo de Morgelmir, que no daba señales de vida, pero que ya tenía mis sospechas de donde andaría.
Al rato, Bianca volvía con el desayuno cuando unas sombras se acercaron a la puerta y chocaron con ella, tirando la comida al suelo.

-Con cuidado... ¡Ay!
-Oye, cuidado por donde... –dijo rudamente la figura-
 
Se trataba de un bandido vulgar y malhablado, que pretendía cometer un acto criminal en esas horas mañaneras, pero se encontró con la persona equivocada...
-Oh.. –dijo Bianca al ver el desastre del desayuno en el suelo- mierda, el desayuno... me ha costado caro...
-¿Piensas que me importa? –le gritó el tipo, con muy mal humor- ¡Aparta!
-¿Aparta? –dijo ella, ofendida al instante por su rudeza-

El hombre sacó un hacha de batalla que tenía amarrada a la espalda, y empezó a alzar la voz, con tono amenazador y seguro:

-¿Quieres pelea damisela?

Bianca ni se inmutó, solo le echó una mirada amenazadora, y el bribón sin dudar le intentó dar un golpe con el hacha, pero Bianca la paró con la mano, demostrando quien mandaba allí.

-¿Qué decias? –dijo-
-Luchas bien –dijo el tipo- pero ahora voy en serio!

Alzó su hacha, con intención de atacar con furia, pero Bianca le detuvo con sus palabras:

-Ahora mismo, si no quieres que te destroce la mano, págame el desayuno...-observó que el bandido no tenía intención de hacer nada, con lo que echó mano al puño de su espada- Está bien, quieres pelea, sigamos fuera, no quiero hacer daño a nadie.
-Se cree fuerte la damilla... –dijo el hombre, burlón- vale, vamos fuera.

Mientras tanto, observaba el espectáculo, pensando en lo mucho que había metido la pata ese pobre bandido, salieron fuera, y yo también fui disimuladamente, para ver la batalla, que sin duda, terminaría rápido. “En fin...” dije entre suspiros.

-Está bien –dijo la paladina- haremos de esto un duelo justo. Tú me atacarás primero.

El bandido, echando una risa, corrió hacia ella, hacha en mano, y dió un golpe con todas sus fuerzas, aunque Bianca con su escudo, lo paró sin ningún esfuerzo.

-Ahora es mi turno...

Una gran corriente de viento empezó a girar a su alrededor, alzó su espada, y toda la energía se concentró en la hoja, y lanzó toda la energía acomulada sobre el bandido, que ya estaba asustado, había descubierto quien era el mas fuerte en esa batalla, lástima que demasiado tarde. Quedó destrozado en el suelo, después de hacer un gran grito. Desmayado, no muerto. Bianca me hizo señas para que lo llevara a algún lugar seguro para que lo curaran, y se despidió de mí cordialmente, aunque medio burlona, típico en ella según parecía, y me recordó que en Izlude encontraría a Lucy.
Después de traerlo a una enfermería no muy lejos de ahí, me marchaba decidido a Izlude, pero un Novato me detuvo en mi camino.

-Señor, señor, espere un momento por favor.
-Dime, ¿qué ocurre, pequeño novato?
-Soy el ayudante del cartero, tengo unas cartas para usted, tome.

Me dio un par de cartas, una muy limpia y decorada con adornos de color azul, y muy bien acuñada, adiviné que era de Stangckle. La otra era un simple trozo de papel, parecía arrancado de algún libro del cual se habían borrado las letras a conciencia, y la carta en sí hecha “deprisa y corriendo”
Ninguna duda que era de Morgelmir.
Le dí las gracias al zagal y una pequeña propina, con lo que se fue contento, y empecé a leer las cartas, empezando con la de Stan:

Estimado Lord Gelmir,

He estado investigando sobre tu búsqueda y la espada de Lucy, fui a la Gran Biblioteca en Yuno y consulté con algunos sabios y profesores sobre todo esto, y me enseñaron unos libros que quizás podrían aportar nueva luz en tu misión y la de Lucy. He aquí unos fragmentos extraídos:


Del libro "La tierra Sagrada":

<<Este libro revela datos sobre Yggdrasil, el manantial sagrado de donde Lucy sacó agua, y las propiedades del agua que brota del lugar>>

-El agua que brota del manantial sagrado es mágica, y tiene propiedades que la convierten en una medicina potentísima. Cura las heridas de los seres vivos y restablece su cuerpo instantáneamente, al entrar en contacto con una parte del cuerpo, incluso puede regenerar extremidades perdidas. Pero no puede devolver la vida a los muertos. Sí los deja como si no hubieran muerto, sin heridas ni ningún rasguño, pero no devuelve la "chispa de la vida". Las antiguas tribus de Umbala la usaban en los cadáveres de sus difuntos para que su cuerpo quedara restablecido y bello antes de enterrarlo, aunque esa costumbre fue cayendo en el olvido, junto con la existencia del manantial sagrado-

Encontré información sobre la Muramasa de Lucy, pero las fuentes no parecían muy fiables y parecían estar escritas por alguien poco experto, por lo que no lo adjuntaré.

También he estado investigando sobre la tabla rúnica de la tumba de tu padrastro, (me disculparas, pero estuve investigando la tabla cuando no mirabas jeje) y descubrí algunas cosas: al leerse al completo en voz alta se crea un conjuro que teletransporta a un lugar si se dicen unas palabras más. Supongo que lo que pone en la tabla es un enigma, y al decir la respuesta se creará el conjuro y serás teleportado a un lugar (no tengo ni idea de donde), supongo que será un lugar donde podrás encontrar a tu padre o alguna pista sobre él.

Saludos cordiales,

Stangckle.


Una información muy interesante, sobretodo la de la tabla rúnica, pensé, desde luego Stan se portaba muy bien conmigo siempre que tenía algo, era un verdadero amigo en el que confiar. Luego procedí a la de Morgelmir:

Hola payasete:

¡Qué mala puntería tienes hombrecillo!¡ JAJAJA! Supongo que querrás el otro pedazo que tengo, ¿no?.  Pues te veré al final de la mazmorra de Payon, te aviso, CUIDADO con las gentes de allí, puede que te confundan con otra persona... Por cierto, puedes traer a tu amiguita o a quien quieras ¡¡MUAHAHAHA!! Os lo haré pasar bien. Por último, si oyes noticias de que han invocado monstruos usando ramas de invocación por Prontera, es gentileza mía, siempre intento ayudar!!!

Púdrete,

MORGELMIR


Mis sospechas cumplidas, Morgelmir en Payon lanzando ramas de invocación, pues allí iría a su cita, aunque tenía por seguro que alguna trampa me acecharía.

Por fin, me fui decidido a Izlude, ciudad portual, a la cual la llaman el satélite de Prontera, ya que estan muy cerca ambas y el comercio naval de Prontera se hace por esa ciudad, es como una expansión de ella en la costa. Sin embargo es una ciudad tranquila, llena de gente amable, y puerto de donde zarpan barcos a partes lejanas del mundo. También destaca por ser la ciudad donde se forman los espadachines, que es donde tuve que ir antes de ser caballero, ya hace largo tiempo. Tengo muy buenos recuerdos de la ciudad.
Por el camino me asaltó el hambre, y eso que acababa de desayunar... era como si me faltasen energías en el cuerpo, pero no le dí importancia, y me adentré en la ciudad. No tuve que ir muy lejos, al llegar a la plaza, oí una voz familiar:

-Que cara está la fruta...
-Esa voz...-pensé en voz alta- ¡Ajam! ¡Lucy!

La chica se giró sorprendida, y al verme mostró una amplia sonrisa.

-¡Gelmir! ¿qué haces en Izlude?
-Saludos –dije, con una pequeña reverencia- pues... buscándote, ¿dónde has estado?
-Perdón por irme sin avisar -dijo-, necesitaba despejarme, y de paso busqué algo de información, encontré algo.
-¿Y bien?
-Datos sobre la portadora del viento, al parecer es la más fuerte que se conoce de los portadores, es una guerrera de élite y comanda algunos ejércitos –dijo-
-¡La conocí hace poco! –exclamé-
-¿Qué? –dijo, sorprendida-
-Sí, la conocí, te anda buscando, por que no controlas bien el elemento de fuego.
-... ¿Pero como lo supo? ¿Tan poderosa es?
-Controla el viento, detecta las fuerzas, sin problemas conoce el paradero de todos los portadores.
-Vaya... –dijo Lucy- Creía que sólo eran rumores...
-Ten cuidado, dice que si no controlas bien el elemento... irá a por ti –murmuré- quiere... quiere matarte.
-Vaya... –dijo Lucy, que empezaba a mostrar miedo-
-Mantuve una lucha con ella, es muy muy poderosa como dices, sólo un golpe, y quedé en el suelo sangrando y no sé como... Sólo recuerdo que algo pasó decenas de veces por mi cuerpo a gran velocidad...
-¡Oh! –exclamó sorprendida- En el libro pone algo de una técnica que se usa, ponía que deja a cualquier enemigo destrozado, pero no ponía descripción alguna.
-Sospecho que sería su escudo, porque no lo tenía en la mano cuando me atacó –dije, pensativo-
-Ya veo –dijo-
-Hay que tener cuidado con ella, es algo terca, pero creo... que en el fondo tiene buen corazón, si no ya te habrías topado con ella –razoné-
-Tendré cuidado –dijo, tranquilizadora-
-Otra cosa, Lucy.
-¿Sí?
-Recibí unas cartas –dije- una de Stangckle, otra de Morgelmir. Stan ha investigado sobre la piedra rúnica y algo más, también sobre el agua de Yggrassil.
-A ver... –dijo-

Le enseñe la bonita carta, que leyó con atención.

-Me interesa especialmente la parte que habla de la piedra, dice que es un conjuro de transporte instantáneo, cuando lo lees te transporta a un lugar, pero... no sabemos cual –dije- supongo que tendrá relación con mi padre.
-Pero el idioma de los símbolos es del antiguo Yuno, y no tenemos la piedra entera –dijo Lucy-
-Por eso te necesito, Lucy.
-No puedo leerla...
-Pero pudiste leer la carta de Morgelmir, -dije- algo sí podrás. Una cosa más, fui a la caballería, y me dieron noticias.
-¿Cuáles? –preguntó-
-Me dijeron que alguien soltó muchísimas ramas en Payon, y tuvieron una faena para eliminar a los monstruos...
-Otro ataque a Payon...-murmuró Lucy-
-Además, alguien ataca a la gente por la noche, en la mazmorra de Payon. Luego recibí esta carta.

Le enseñé la carta hecha polvo de Morgelmir, la leyó sorprendida y luego me miró, furiosa y dijo:

-Tenemos que ir rumbo a Payon, inmediatamente. Hmm... Tomaremos el STK (Servicio de Teletransporte Kafra)

Asentí, y al ver que ambos estábamos equipados para cualquier viaje, fuimos al servicio Kafra, y fuimos teletransportados al muro exterior de Payon, ciudad de los arqueros.

______________________________________________________________________________

Si me acuerdo, mañana va otro, tengo la historia muy adelantada ^^

P.D.: Tenía una imagen para el capítulo, pero quedó algo cutre, opté por no ponerla, almenos hasta que la edite
« Última modificación: 21 de Julio de 2008, 11:23:23 am por Gelmir, Lord of Einbroch »
¿Y para qué querría una firma? Oh bueno, soy Salva ¬¬

Seguid mis absurdas aventuras http://www.xatiyaro.net/foro/index.php/topic,151042.0.html

Desconectado Gelmir, Lord of Einbroch

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #16 en: 22 de Julio de 2008, 21:32:41 pm »
Ahi va uno más, espero que os guste  /devil

CAPÍTULO 7: PAYON: SONRISAS Y GRITOS

El pueblo de Payon era un lugar tranquilo, situado en el corazón de un gran bosque, tocando la montaña, donde estaba la mazmorra de Payon, lugar adonde nos dirigíamos. Dicen que en la mazmorra antiguamente habitó gente, pero hubo un desastre, y lo que quedan son ruinas, y las guardan los espíritus de los antiguos habitantes de la ciudad subterránea. Un lugar siniestro, sólo reservado a algunos valientes inexpertos con ganas de morir o para algún héroe local, que muchas veces era el único que conseguía salir de la mazmorra. Sin embargo, en grupo puede atravesarse la mazmorra sin toparse con muchos problemas. El hecho es que ya estábamos en las puertas de Payon, donde un par de guardias vieron nuestra aparición y se acercaron.

-Mi espada brilla un poco... –dijo Lucy.
-Extraño... –me fijé en los guardias- Oh, mira, se acercan guardias! Me pregunto que querrán...
-Disculpen caballeros, -dijo un guardia- estamos haciendo un examen de seguridad.

Observé sus ropas de guardia, y me fijé en que iban muy desaliñados por ser guardias, bastante descuidados en sus ropas y carnes. Algo raro de ver en los imponentes guardias de otras ciudades.

-Disculpen pero –continuó- deberían desnudarse y registrar sus ropas.

Al oír eso, tanto Lucy como yo retrocedimos, sorprendidos y algo indignados.

-¿Y para qué? –pregunté, con expresión molesta- No lo entiendo, Guardia.
-Pero si somos Caballeros... –dijo ella, bastante ofendida también.
-Disculpen, es que por los problemas recientes nos vemos obligados a registrar a la gente y confiscar las ramas que se usan para invocar monstruos.
-¿Desnudarnos completamente...? –dijo Lucy, molesta.
-Hmm... supongo que sí. –dijo el otro guardia.

Pude ver como el guardia miraba de arriba abajo a Lucy, con una pequeña sonrisa en la cara. Eso me empezó a molestarme. Lucy enrojeció de vergüenza, era evidente que no quería mostrarse desnuda, y yo tampoco.

-Despojaos de todo.
-Está bien... –refunfuñé.

Observé de reojo que Lucy echó mano al puño de su espadón, a punto de desenfundarlo, pero le puse una mano delante, inquiriendo que no lo hiciera.

-No Lucy, hagamos lo que dicen, -dije- no veo ningún problema, aunque no quiero que la gente nos vea así desnudos...
-Delante de toda Payon... –dijo, maldiciendo con la mirada al guardia que sonreía- Sois unos cerdos...
-Por supuesto que no –negué- guardia, llévanos a algún lugar, no quiero que la gente nos vea.
-Lo siento, pero no puede ser –dijo el guardia- venga, como más rápido empezemos antes acabaremos.
-Ah... en fin –dije, totalmente ofendido- está bien, pero esta me la guardo –desenvainé mi espada- Mira, esta es mi espada. No tiene pinta de rama verdad? Aquí tienes todo mi equipo y armas. –le enseñé todo el “arsenal” que llevaba encima, incluyendo la daga que llevaba escondida en la bota “por si las moscas” que nunca solía enseñar. Los guardias me miraron un tanto sorprendidos, al ver que llevaba tantas armas encima.
-Malditos guardias... –dijo Lucy, y empezó a desnudarse con mala cara.



Yo hice lo mismo, quedando ambos en ropa interior, haciendo de ella una situación verdaderamente embarazosa, ya que detrás de las puertas, medio Payon miraba de reojo o disimulando. Lo peor fue que nos indicaron que nos sacáramos la ropa interior, cosa que hicimos regañando entre dientes y con vergüenza ajena. La pobre Lucy se tapó como podía sus vergüenzas y se acurrucó para que no le vieran tanto.  Los guardias mostraban media sonrisa, como ocultándola, me estaba hartando ya de que se aprovecharan de nosotros. Detrás de mí, Lucy se arrastró hacia un arbusto.

-Déjame cachearte –dijo el segundo guardia.
-¡¿¡A mi!?! ¡¡JA!! –gritó Lucy, hasta el colmo- Si quieres cachearme hazlo antes con Gelmir.
-¿Qué crees? –le grité amenazadoramente-¿qué esconde ramas en el pelo?
-Está bien... Todo en orden –dijo el guardia primero- ya podéis vestiros.
-Un segundo, señor –dijo el otro guardia.
-¿Mmm?¿Ocurre algo? –pregunté.
-La espada de esta chica, está brillando.
-Oh no... otra vez... –murmuró Lucy.
-Bueno, suele brillar –mentí- es una propiedad del arma, brilla comúnmente.
-¿Se puede saber qué es esta espada? –dijo el guardia- No puedo desenfundarla.
-Mire señor guardia, deme la espada –dijo Lucy- No les atacaré. –extendió el brazo intentando no mostrarse y cogió la Muramasa, que brillaba un poco- ve? Brilla porqué es una simple espada de fuego, nada más.
-Ajam...
-Podemos vestirnos ya? –dije- estoy dejando a esta señorita en evidencia.
-De acuerdo, vestiros..

Empezé a vestirme un tanto apresurado, y me fijé que Lucy estaba mirando a todas partes con expresión extrañada.

-Hmm... –dijo- no encuentro mis... –y se puso totalmente roja, escondida detrás del arbusto.
-Malditos guardias... –dije, ya en el límite de mi paciencia mientras acababa de ponerme mi armadura- Grrr....
-¡Seguro que es el que me quería cachearme!

Desenvainé mi espada, con ganas de tomar la justicia por mi mano.

-Quieto, Gelmir –dijo Lucy, intentando tranquilizarme- tengo ropa interior de repuesto.

Lucy se vistió a toda prisa tras el arbusto y cogimos nuestras cosas, ya listos para entrar en Payon, aunque mirando de reojo a los degenerados guardias.

-Me acordaré de vosotros, guardias –murmuré.
 
Al fin entramos al pueblo de Payon, observando el bullicio típico: tiendas por todas partes, gente charlando bajo un árbol, tomando algo en una terraza, o simplemente sentados en el suelo y también algún arquero fabricando flechas. A primera vista todo parecía normal, pero a lo lejos podían verse indicios de ataques recientes, sobretodo algunas casas dañadas.

-Parece que han atacado la ciudad –comenté a mi compañera- pero sigue tan viva como siempre, ¿no te parece?
-Sí.
-Busquemos información, estoy seguro que alguien debe saber algo –dije- bien... tú conoces el pueblo, ¿por dónde empezamos?
-Hmm... iremos a la guardia de la ciudad, ellos sabrán.

Aprobé su decisión y nos dirigimos a una especie de castillo pequeño, el edificio donde se dirigía la ciudad. Nos desarmaron y nos acompañaron a una sala donde estaba el capitán de la milicia de Payon, que nos recibió con saludos cordiales.

-Capitán, ¿cuáles son las nuevas de Payon? –le dije.
-Bien, los ataques persisten. Por las noches atacan a los viajeros en la mazmorra de Payon, la gente no sabe lo que es pero parece como una sombra, se mueve a gran velocidad. Todo apunta a que es también quien lanzó las ramas.

Tanto Lucy como yo pensamos en ese momento en Morgelmir, estaba claro.

-Hmm... creo que esta noche iré a vigilar la cueva con la guardia –dijo Lucy- Capitán, una duda, no encontrasteis ramas rotas ¿verdad?
-No, pero vimos criaturas extrañas que no suelen verse en el lugar.
-Está claro que no usaron ramas –continuó Lucy- yo tampoco vi una sola rama rota.
-Lo asociamos a ramas –dijo el capitán- ¿qué sería entonces?
-Creo que sé que está sucediendo –concluyó la chica- Capitán, solicito permiso para vigilar la cueva esta noche junto con Lord Gelmir.
-Bien, no hay nada que objetar, acepto –dijo.
-Me retiro pues hasta esta noche.

Nos despedimos del capitán y salimos fuera. Como era de esperar, era todavía de mañana y faltaba mucho rato para la noche. Además podíamos disfrutar de un día hermoso, de los que no vale la pena malgastar.

-Hmm... no sé que hacer hasta la noche –me dijo Lucy- ¿descansamos hasta el momento?
-Todavía falta mucho para eso, ¿puedo sugerir algo?
-¿Si?
-Parece que el pueblo está bastante excitado, podríamos ojear un poco –comenté- creo que son fiestas o algo parecido. Mmm.. quizás estaría bien para relajarnos un poco...¿no?
-No estaría mal –me sonrió- verás, se trata del festival que se hace cada dos años para ahuyentar a los malos espíritus, yo de pequeña iba y me sentaba cerca de sus enormes hogueras... –explicó, con una expresión nostálgica o recordando viejos tiempos.
-¡Si se hace cada par de años será un gran festival!
-Hace dos años fue el último, aquella noche después del festival...

Al decir esto Lucy bajó la cabeza y se entristeció, recordando el ataque a Payon dos años atrás.

-Ah... Entiendo. –dije- Entonces hoy se cumplen dos años de aquello. Venga, no te entristezcas, ¡vamos a verlo!

Le tendí la mano, sonriente y fuimos hacia un claro, donde habían hecho una gran hoguera, y la gente estaba sentada en círculo alrededor. Lo observé sorprendido, el espectáculo era algo que merecía la pena ver seguro. Lucy se sentó en la hierba cómodamente y me ofreció un asiento a su lado. Entonces, aparecieron unas chicas, vestidas con trajes de baile hechos a partir de flores y hermosa tela de colores vistosos y se pusieron en círculo alrededor de la hoguera, para danzar y bailar de una manera que nunca había visto antes, el baile tradicional de Payon, algo extraño a primera vista, pero hermoso al fin y al cabo.

-Ooh... nunca vi nada igual... que baile tan extraño –dije.
-Me alegro que te guste –dijo Lucy, que parecía conocer el festival como la palma de su mano.
-Sí... son unas fiestas muy animadas.

Las bailarinas cambiaron de movimiento, se pararon y bailaban mirando a la hoguera.

-¿Qué hacen ahora? –pregunté- hacen algo en la hoguera. ¿Qué es?
-Claro, jeje –rió mi compañera- es la danza que ahuyenta a los malos espíritus.
-Oh... que bonito –dije- están muy coordinadas... yo no sé bailar, soy un desastroso, jeje.
-Ah, yo tampoco –dijo, mientras echaba una risilla.
-Bueno, menos mal que nosotros no bailamos pues.
-Si no sería el final del festival –dijo, con segundas y riendo.

Cambiaron la música a una más rítmica, y las bailarinas se separaron un poco de la hoguera.

-¿Va a tocar bailar ahora?
-No, -dijo- tu sólo mira.

Las bailarinas cogieron una especie de bastones, que lanzaron a la hoguera y salían de ella pequeñas chispas, con formas diferentes brillantes y muy vistosas. Me quedé embobado mirándolo.

-Es magia –dijo Lucy mientras me miraba como me fijaba en las luces.

A las bailarinas se les unieron varios hombres armados con armas rituales y trajes tradicionales también, y empezaron a cantar en una extraña lengua.

-Vaya... ahora cantan... –dije- pero no entiendo la lengua, ¿en qué hablan?
-Es antiguo idioma de Payon –explicó Lucy.
-Hmm... entonces esta fiesta tiene muchos años.
-Desde los inicios del pueblo.
-Vaya... –dije- oh, ¿qué hace la gente? Mira.

Pudimos ver como la gente se acercaba a la hoguera y empezaban a bailar una danza rítmica y rápida, parecía divertida, reían y cantaban todos juntos.

-Ahora si podemos bailar –dijo Lucy, guiñándome el ojo- ¿Te apetece?
-Eemm... yo no sé bailar...
-Venga, no seas tímido –dijo, y me tendió la mano.

Me sonrojé un poco y cogí su mano, listo para bailar aunque hiciera el ridículo delante suyo.

-Venga –dijo.
-Pues vamos.

Lucy empezó a bailar, saltando y moviendo brazos y piernas coordinados perfectamente al son de la música. Intenté imitarla, aunque iba algo más lento, y notaba que lo estaba haciendo fatal, y Lucy mirándome todo el rato, sentí bastante ridiculez.

-Que patoso eres, Gelmir –dijo, mientras seguía bailando.
-¡Jajaja! Lo sé, lo sé...
-¿Yo lo hago bien?
-Sí, sí, ¡tú perfectamente! –dije, y me sonrojé más, vergonzoso.
-Das pasos lentos, y aceleras rápido, eso es malo, prueba así...

Y seguimos bailando hasta tocar el anochecer, al final conseguí que mi movimiento ridículo pareciera “algo” y, era extraño, pero después de haber bailado tanto, me sentía todavía más lleno de energía, quizás ese baile tuviera propiedades especiales. Nunca se sabe dónde puedes encontrar magia.
Preparamos nuestro equipo y armas, pues la noche amenazaba a ser una dura batalla, muy dura, además si salía todo bien, encontraría la pista que llevaría a mis padres, por lo que en ese momento estaba muy nervioso. Caminamos hasta la entrada de la cueva, donde había un par de hombres que me sonaban de algo...

-Mira pero si son... –dije, pensando dónde los había visto antes.
-¿Ocurre algo? –dijo Lucy, observándolos también.
-¡¡Los guardias!! –dijimos al unísono.
Sí, ellos eran, pero iban vestidos con ropas de pícaro, lo que indicaba que en realidad no eran guardias, y que nos habían tomado el pelo de mala manera.

-Estos no son guardias, ¡estos nos han engañado! –grité.

Lucy se acercó a ellos, gruñendo muy enfadada.

-Vosotros –dijo, y dio un sablazo contra una roca, rompiéndola, furiosa- ¿cómo osasteis registrarnos a Gelmir y a mí?
-Tra...tra...tranquila –dijeron los bandidos, realmente asustados.
-¡¡Y robarme la ropa interior!! –gritó.
-Yo no fui, dama yo no fui!!! –dijo uno.
-¡Todo tiene una explicación! –dijo el otro.
-Ay ay ay... –solté, amenazante y furioso- déjame a mi...
-No, llama a la guardia de Payon, antes de que me los cargue, y que los encarcelen –dijo Lucy, que tampoco podía contenerse.
-No... Haremos algo más divertido –dije, vengador- ¿por aquí pasa mucha gente no?
-Cierto.

Los “guardias” se miraron, asustados.

-Pues... –dije, mientras me adelantaba- Yaaahaa!!
-¡¡¡AAAAHHH!!!

Como el rayo desenvainé y di varios golpes alrededor de ellos, sin apenas tocarlos, pero trozos de ropa saltaron por los aires. Al momento estaban casi desnudos y con las ropas totalmente hechas pedazos. Los guardias estaban paralizados y aterrorizados.

-Buena idea –dijo Lucy, mientras sacaba una cuerda del equipaje- más os vale no moveros...

Y como se puede imaginar, Lucy ató a los guardias, casi desnudos como estaban, y al tiempo todo el mundo los vería, ya que el camino es muy transitado. Pero ella todavía tenía algo más que decir en esto, se acercó al segundo malhechor atado y le gritó “y tú... eres el que me quitó la ropa interior” y le dio un golpe con la empuñadura de la espada en la tripa, y se sacudió las manos.

-Espero que os sirva de lección –dijo.
-Bien, -dije- la próxima vez no haréis el bobo.
-Hasta otra... –dijo Lucy a los hombres.
-Noo!! ¡¡No os vayáis!! ¡¡No nos dejéis aquí!!

Ignorando sus peticiones, nos adentramos a la oscura mazmorra, que en días normales era una mazmorra poco peligrosa, con sus criaturas, pero no podía considerarse un peligro. Pero esa noche y las anteriores era un lugar muy peligroso.

-Me duele hacer esto –comenté- pero se lo han buscado, por ahí pasa mucha gente...
-Se lo tienen merecido –dijo, indignada- vamos.

Y recordando el mal rato que nos hicieron pasar, le di la razón y apretamos el paso, yendo hacia el interior de las grutas, iluminadas por llamas antiguas, y a veces transitadas por esqueletos y no muertos, que rara vez atacaron a la gente, o almenos los de más afuera. Pero era la excepción, y de las sombras aparecieron varios esqueletos, aunque como caballero y señor que éramos, no nos fue problema derrotarlos.

-Extraño... estas criaturas suelen ser pasivas, ¿por qué nos atacan? –dijo Lucy.
-Hay algo raro aquí. Morgelmir. Seguro.
-Tendremos que evadirlos.
-O luchar –completé.
-No quiero hacer  daño a ninguna criatura, no son ellas están controladas, evadámoslas.

A ritmos acelerados, corrimos por la mazmorra, saltando encima de los esqueletos, zombis y demás, que intentaban atacarnos con pésimas habilidades combativas, comparadas a las nuestras. Pero nos topamos con una enorme criatura, un dragón rojo, amenazante, y resultaba difícil de creer que uno apareciera por esos lares. Luchamos contra la bestia, que entre bocanadas de llamas y coletazos se debatía entre la vida y la muerte. Y nos costó mucho vencerlo, al rato yacía en el suelo, nosotros cansados y con algunas heridas superficiales y quemaduras.

-Ufff... por los pelos –suspiró Lucy, agotada- ¿qué era eso?
-Pues una criatura que no pertenece a este lugar.
-¿Qué hacen estas bestias aquí? –dijo.
-No lo sé –dije, y en el momento oí unos gritos- em...? se oyen gritos de batalla, no muy lejos- ¡Algo ocurre por ahí abajo!

Seguimos avanzando, comprobando que nuestras heridas no eran nada del otro mundo, y  los gritos se oían cada vez más cerca. Alguien estaba luchando contra algo, y ese algo era muy poderoso.

-Lo noto.. es él.. –le murmuré a Lucy, notándome que perdía fuerzas.
-Bien... –dijo- oh, ¡mira!

La espada de Lucy brillaba con gran intensidad, no como lo hizo esta mañana, la resplandor podía notarse en lo oscuro de la gruta. En ese momento sentí un escalofrío muy potente por todo mi cuerpo. Nada normal, era por Morgelmir.

-Está cerca... –dije- estábamos en lo cierto, Morgelmir anda aquí.
-Esas criaturas no eran invocadas de ramas, las invocó él... –dijo Lucy.
-Está claro, maldito rufián...

La gruta se abrió, y llegamos a una especie de apertura en la cueva, se ensanchaba. Miramos alrededor. Eran las ruinas devastadas de lo que en un día fue una ciudad gloriosa, tal y como decían los rumores. También había varios cadáveres de monstruos y mucha sangre en el suelo. Obra de Morgelmir.

-Ya estabais tardando en llegar –dijo una voz que resonó por toda la cueva- pensé que no vendríais y me aburriría.
-Esa voz.... –dijo Lucy.
-Maldito...-murmuré- está un poco lejos, pero puede hablarnos, vamos. Puedo sentir la sangre hervir...
 
Caminamos un trecho con cuidado y mirando a todas partes, Morgelmir acechaba...

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #17 en: 27 de Julio de 2008, 23:25:10 pm »
CAPÍTULO 8: NUEVO DESTINO

Al fin lo vimos, de espaldas, una figura con el pelo muy largo, que casi tocaba el suelo, y todo negro, con unos pequeños cuernos que le sobresalían de la cabeza. Vestía como espadachín, la típica armadura ligera que llevan. Todo él, de oscuro, parecía la misma silueta del diablo, y eso que todavía no le veíamos el rostro, con una mirada que provocaba el miedo al más valiente, era como el mío, pero su mirada... eso ya era otra cosa. Sólo se veía maldad y egocentrismo en ella.

-Mmm... ¿qué hago...?  -dijo, mientras se giraba para dirigirnos su mirada- ¿poseo tu lindo cuerpo otra vez, bella dama?
-¡No esta vez! –grité, poniéndome delante de Lucy y con la espada firme- Ten cuidado Lucy, no dejes que te posea.
-Tranquilo –dijo Lucy.
-¿Una pequeña distracción mis invitados? –dijo Morgelmir.

Chasqueó el dedo y de las sombras aparecieron varios zombis bien armados y con ganas de pelea.

-Toca luchar... –dije.

Los monstruos no nos dieron mucho problema, aunque nos superaban en número eran lentos con lo que caían rápido a nuestras hábiles espadas.

-Huahuahuaa... –rió Morgelmir, y desapareció, invisible.
-¡Se escondió! –grité mientras acababa con el último- ¡a su caza!

Entonces Lucy dio un sablazo al aire, y del aire salieron unas pequeñas gotas de sangre. En cuestión de segundos, podía verse a Morgelmir reaparecer, propietario de esa sangre, y con una pequeña herida.

-¡Maldita zorra! ¿¡Cómo me has descubierto!? –dijo, y se volvió a ocultar- Eres fuerte...

Entonces se puso detrás de mí, empuñando una daga, pero Lucy se dio cuenta a tiempo y le dio un golpe ajusticiador.

-Maldita... ¡¡otra vez!!
-Ya ves.. estamos preparados –dije.

Entonces miré a Lucy, que tras los golpes había una expresión que ya conocía en sus ojos. La espada estaba intentando romper otro sello.
-Aaghh... Gel... mir...
-¡No! –me puse enseguida a su lado y le cogí de la mano- ¡No, no! ¡Estoy aquí, no te vayas, no! ¡Lucy!
-Arggg..... –murmuró.
-Esto no es bueno…

Morgelmir rió, observándolo como aquel que va al teatro, y empezó a correr para escapar. Entonces Lucy, medio poseída, se soltó de mí, y a gran velocidad interceptó a Morgelmir que intentaba huir. El suelo temblaba, y Lucy seguía respirando fuerte y rugiendo.

-No te tengo miedo... –dijo Morgelmir, que alzó su arma para golpear el suelo.

El golpe causó un terremoto que me hizo caer al suelo, sin embargo Lucy saltó y evadió la fuerza.

-Grrr..Gr.... Gr.... –gritó Lucy, cada vez más débil, perdiendo fuerza- Gr... .... ........... –y cayó al suelo desmayada.
-¡¡Lucy!!
-¡Basta! –gritó alguien.

Todos miramos a la izquierda. Había aparecido Bianca con el acero desenfundado.

-He dicho basta.... –dijo, y se dio cuenta de que Lucy yacía en el suelo- Lo que me temía... Llegué tarde...
-¡Bianca! –grité.
-Y quien es esta... –dijo Morgelmir, en tono de cansancio.
-Toma, dale esto a la chica. –dijo, extendiéndome un frasco- Es agua de Yggdrasil. –se dirigió a Morgelmir- No podrás esconderte de mí, maldito.

Entonces me levanté, y con furia arremetí contra Morgelmir, y saltaron chispas cuando las hojas se cruzaban y impactaban con violenta furia. Era aquello un combate equilibrado. Entonces Bianca lanzó su escudo con fuerza, golpeando a Morgelmir, y se lanzó contra él, golpeándole decenas de veces.

-¿Qué te parece mi poder, gusano?
-Mediocre, comparado con lo que voy a conseguir... está bien –dijo Morgelmir mientras cogía el trozo de la tablilla rúnica- ¿queréis esto?
-¿Qué harás, pequeñín? –dijo Bianca.
-Tomadlo –dijo, y lanzó la tablilla volando.

Conjurando al viento, Bianca trajo la tablilla a su mano, y me la dio.

-Tómala Gelmir.
-¡¡¡Pero vais a morir con ella!!! –gritó el alter ego, enloquecido- ¡¡¡MUAHAHAHAHAHAHA...!!!

Entonces Bianca lo advirtió de que no quería hacerle daño, y si continuaba moriría, aunque era de esperar, no hizo caso.

-Os presentaré a un amigo... –murmuró, y lanzó un objeto al suelo, que provocó una luz cegadora.

Al desaparecer esta luz, salió una figura muy conocida, traje de señor de caballeros, un aura humeante y un pelo blanco, corto y con ojos rojos. El mismo Seyren.

-Éste es mi amiguito –afirmó Morgelmir.
-¿¡Qué!? –gritó Bianca, y la vi asustada por primera vez.
-Ese... ese...!!!
-Gelmir, llévate corriendo a la chica –dijo Bianca, sofocada- rápido o no saldremos de aquí.

Me lancé hacia Lucy, aunque no había tiempo, Seyren ya había golpeado el suelo de la cueva con una fuerza devastadora, provocando otro temblor, pero este tan fuerte que la cueva se derrumbaba. Me abracé a Lucy con fuerzas mientras la cueva caía. Lo último que oí fue una carcajada de Morgelmir... Perdí el conocimiento, aunque al rato volví a despertar.

-Aah... Me duele todo... –murmuré- ¿Hay alguien ahí?

Eché un vistazo. La cueva se había derrumbado, dejándonos sin escapatoria, sin embargo, tuvimos suerte y donde estábamos Lucy y yo, dejó un espacio, con lo que sobrevivimos, aunque ella herida, yo sin apenas un rasguño. Pude ver a Lucy moviéndose a cortos períodos.

-Lucy...
-Huum...
-¿Estás bien?
-Ayy... –se quejó- me duele todo el cuerpo.
-Bebe de esto –dije, mientras le daba el frasco de agua mágica- Es agua del árbol Yggdrasil, ya sabes.

-Mis heridas... –dijo- menos mal que no me he desangrado... aunque he perdido mucha sangre, me siento débil...
-Rocíate agua por las heridas –dije, y cogí de nuevo el frasco para rociarle agua- Así... Sientes el alivio?
-Sí... se cierran las heridas... Gracias –dijo, y me sonrió- ¿Y ahora qué hacemos?
-Estamos sepultados... ¡No hay salida!
-Genial...
-¡Tengo una idea! –dije, dándome cuenta- ¿Verdad que tenemos la tablilla entera, todos los trozos?
-Sí, es cierto.
-Mira, si es un conjuro de transporte, ¡podemos salir de aquí! –junté los pedazos, eran unas palabras en lengua de Yuno antiguo- Veamos, ¿puedes leerlo?
-A ver... Es legible... “Ia, tha anem oio onica”

Al pronunciar estas palabras extrañas, delante nuestro se abrió una luz, creando un portal hacia otro lugar, provocando viento en toda la gruta.

-Lucy, ¿estás bien? –dije- No sabemos qué puede salirnos ahí dentro.
-Entremos, no hay otra opción –justificó- Esto nos llevará adonde esté tu padre...
-De acuerdo, iré primero –dije- Bueno espera... Quisiera que supieras una cosa, por si no salimos vivos de aquí...
-¿El qué, Gelmir?

Mi corazón en esos momentos palpitaba agresivamente, iba a dar el paso... declararme a ella...

-Yo... Yo Lucy... –me paraba, se notaba mi nerviosismo- yo... –se hizo el silencio- yo... ... .. .... ah.. nada.

En ese momento me maldije por todos los cielos, no me atreví al final, y este podría ser el último momento para poderselo decir. Ella observaba callada, sin decir nada, hasta que dijo:

-Necesitas tiempo para decirlo, no es el fin, ya tendrás tiempo, entremos.
-Olvídalo –dije- ¡Vamos! Tengo ganas de ver cómo acaba esto.

Entramos, y entonces las sombras lo ocuparon todo. Estaba oscuro, y se veían todo de ruinas oscuras de un castillo. En el centro una gran roca de la cual estaba clavada una espada gigantesca, era como un antiguo patio.

-Que rayos...
-¿Glast… Heim? –dijo Lucy, reconociendo al instante el paraje.
-Espera –dije, fijo en la espada, también me di cuenta que había una espada gigantesca tirada en el suelo- una espada, ¿y otra en el suelo?
-Otra espada? Sólo veo una. –dijo Lucy, mirando al pedestal.

La espada del suelo se elevó como por arte de magia, sin ninguna mano que la sostuviera, y se dirigía a toda velocidad a por nosotros.

- ¡¡Lucy, agáchate!!

Nos lanzamos ambos al suelo, y la espada se clavó en una columna cercana, haciendo un agujero de tamaño considerable.

-¿Ah? ¿Qué es eso? –dijo Lucy, que parecía no ver la espada.
-¿Una espada que flota?
-¿Qué dices Gelmir? –preguntó nerviosa- ¿el qué?
-¿No ves esa espada? –dije señalándola, que se volvía a elevar- ¡Aahg! ¡¡Salta!! ¡nos matará!

Saltamos rápidamente y la hoja describió una gran línea de roca destrozada por el suelo del patio. Lucy se moría del miedo, sólo veía como se destruía todo, pero no veía lo que la destruía.

-¡¡Haz algo!! –gritó.
-¡Es mi turno! –dije, y me corrí hacia la espada, desenfundando la mía.

Lucy veía como me batía contra el aire, oyendo como las dos hojas chocaban furiosamente, y temía que la mía fuese más débil. En efecto mi espada se resentía, podía ver como la hoja empezaba a vibrar, amenazando de romperse mientras luchaba contra aquella cosa, que se movía endiabladamente, con ganas de penetrar en mi sangre. Finalmente lo logró, hiriéndome el brazo, luego el costado y saltando sangre.

-Aah... Es fuerte...
-¡Gelmir! –gritó Lucy, horrorizada ante aquél espectáculo.
-¡Yaaaaaggh! –grité con todas mis fuerzas.

Hice el golpe con toda mi fuerza posible, chocando contra la hoja, y la mía partida en pedazos. La gran espada cayó al suelo, sin fuerza propia ya, y yo con el puño de la mía y la hoja en el suelo rota. Entonces Lucy se fijó en el suelo, la espada ya parecía visible para ella. Luego miró al pedestal donde la espada, y hizo una cara de sorpresa increíble.
-Gelmir –dijo temblando de la impresión- Ahí tienes la  tumba de... –silencio- tu padre...

Toda la sangre se me heló en el momento, sólo podía mirar al pedestal.

-Pero me quedé sin... (!)

La sorpresa me hizo que mi corazón diera un vuelco. En la piedra, ponía en letras gigantescas y brillantes: SEYREN WINDSOR.

-Creo que debería de dejarte solo... –dijo.
-Mi padre era...!! ¡Mi padre era...! ¡Mi padre! ¡¡¡AAAGH!!!

Lucy se sorprendió al verme gritando.

-No, no no, no puede ser... –grité- ¿Soy el hijo de Lord Seyren Windsor...?
-Gelmir Windsor –dijo Lucy- Mi maestro es tu padre...
-Y mi padre... Está muerto...

Entré en desesperación, me lancé al suelo, llorando y golpeando el suelo con furia.

-¡¡¡Oh por los dioses!!! –grité, cada vez más alterado- AAAAHH Tanta búsqueda... Para hallar un padre... un padre muerto... y ahora odiado por todo el mundo... no por favor...
-Gelmir...
-Dime que todo esto es un sueño, ¡¡que despertaré en la cueva!!

Al ver cómo me desesperaba, Lucy me abrazó maternalmente.

-Gelmir... Tranquilízate...
-Me moriré.
-Lo siento...
-Quiero irme con él... –dije, y ella me abrazó con más fuerza.
-Pero no ha acabado todo...
-Esta vida es.. esta vida es... ah... quiero morirme...

Lucy me dio una bofetada, y frunció el ceño.

-Ah...  –gemí.
-Si tu padre viese a su hijo, llorando en el suelo, ¿crees que se sentiría orgulloso?
-No lo se, pero esta vida me ha torturado ya demasiado...
-Tu padre era un gran hombre, la mejor persona que he conocido –afirmó.
-Pero está muerto, y corrupto –dije, desesperado- ¡Muerto y Corrupto! Soy un...
-Su alma está en el Valhalla...
-Soy un... –murmuré- Soy... Soy el señor huérfano...
-Gelmir, el Seyren que todo el mundo conoce no es tu padre, ¡tenemos que destruir a Morgelmir y hacerle ver a la gente que Seyren es un impostor! –dijo Lucy, con razón divina.
-Sí, yo mataré a ese gusano antes de morirme, mataré, ¡Lo mataré! ... Está bien... –Empecé a leer la piedra:

LORD SEYREN WINDSOR

Murió en batalla, asesinado por criaturas. Siempre tendrá en su alma a sus dos hijos

Gelmir

Silinde

Y a su esposa, Iria

-¿Iria, Silinde? –dije, extrañado.   
-¿Quién serán?
-Pues mi madre y mi hermano... –dije.

Entonces la tumba empezó a brillar.

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #18 en: 27 de Julio de 2008, 23:50:55 pm »
Omfg! Buenissima, cada dia te superas y vaya golpe le has dado a la historia con eso de Seyren ó.o Ahora ta mas  interesante que nunca. Continuala, continuala, continuala! >.<

Saludos y Animos.

Att. R i k a.

PD1. Seyren Rulz!
PD2. Continuala!


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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #19 en: 27 de Julio de 2008, 23:51:54 pm »
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@die

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #20 en: 30 de Julio de 2008, 00:00:07 am »
@R i k a :Gracias por tus ánimos eres mi gran fan! :D ya verás, sigue leyendo que quedan muchas sorpresas!
@Athelmar: Hijo mio, sigo sin entenderte xD

Bien, seguiré con un capítulo más, que creo que os dejé en suspense... deleitaos. Por cierto, en las imágenes, "L", la que firma es Lucy (conocida como Bianca), agradecedle su trabajo en diseño gráfico ><

Ahí va.

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CAPÍTULO 9: EMPUÑA LA ESPADA ESMERALDA

Nos sorprendimos al ver que la tumba brillaba, entonces...

-Como esperaba, habéis venido –dijo una voz nueva, parecía proceder de todos los lugares, del suelo y el cielo y todo lo que nos rodeaba.
-¿Eh? –murmuramos Lucy y yo al unísono.
-Muy fuertes de llegar, aunque creo que lo puse más fácil –dijo la voz, una voz tan imponente que haría callar a un rey- Ordené poner la tablilla a la vista. Tú, Blanco de ojos, lo que has visto es mi espada. Con ella he luchado muchísimas batallas. Si puedes verla, es señal, eres mi hijo, Gelmir.
-¿Hijo?... ¿Padre, Seyren? –dije, sorprendido hasta la muerte.
-Maestro... –dijo Lucy, conmovida- Es su voz, su cálida voz...
-Soy yo, querido hijo –dijo la voz de Seyren- Cuánto has crecido...
-Sí, bueno... –dije- así que tú eres mi padre, el gran héroe, Seyren Windsor.
-Sí, -dijo- puse esta prueba para mis dos hijos, sabía que vosotros podéis ver la espada etérea, que ahora que me habéis derrotado, visible para todos. Muy bien, esperaba este momento... Hijo mío... Soy tan feliz, de que te hayas convertido en algo tan grande...
-Oh, ya cállate –dije, indignado.
-Hijo...
-¡¡Eres la madre de mis pesadillas!!  -grité, entre lágrimas- ¿¡porqué no me diste una infancia digna!? ¡¿POR QUÉ TENÍA QUE VIVIR COMO UN HUÉRFANO?! ¡NO SABES LO TORTUROSA QUE HA SIDO MI INFANCIA! ¿¡POR QUÉ!? ¿POR QUÉ HICISTE ESTO? ¿NO SOY TU HIJO?
-Gelmir, -dijo Seyren- hice esto para que fueras protegido...
-¿Protegido?
-Sí hijo mío, tristemente no pude cuidaros ni a ti ni a tu hermano. Os lo explicaré todo. Escuchad:
>>Hace tiempo, un científico encontró la Muramasa de agua, con ella descubrió un poder con el agua, capaz de crear entes con vida propia, más fuertes, más poderosos, a partir de almas humanas, es el poder vital del Agua. Entonces... investigó profundamente, y quiso formar un ejército con las criaturas más poderosas jamás vistas. Seguro que alguna vez habéis visto a mi falso yo... Pues bien... El científico nos buscó a mi y a mis compañeros, a ellos los atrapó, y yo pude huir... Pero consiguió coger a mi querida Iria... Tu madre. La secuestró. No quería que hiciera lo mismo con vosotros, así que os dejé en dos ciudades y os borré las memorias, por lo ue tú, encontraste a un nuevo padre y tu hermano vivió en el orfanato, ya en ese momento lo planeé todo para que vinierais aquí. Luego me quedé solo, un tiempo y encontré a esta knight.  La ayudé, pero manteniendo distancias, no quería que la buscaran a ella también... Hice de ella lo que es.. y estoy orgulloso.
Hasta que un día decidí aventurarme a los laboratorios yo solo, conseguí liberar a mis compañeros, y a mi esposa, que logró escapar... Pero aparecieron los Entes Oscuros, fruto de la Muramasa de agua, eran cientos contra nosotros... Nadie logró sobrevivir... Todos caímos valientemente. Perdóname hijo mío, jamás pude darte el cariño de un padre...

-No importa padre –dije, convencido- lo comprendo. He sabido vivir, creo... que podré seguir viviendo.
-Debo pedirte un favor –dijo la voz- Que son varios. Un trozo de mi alma sigue aquí, en el mundo, por eso no puedo descansar completamente. La tomó el científico para crear al Seyren falso. Cuando seas muy fuerte... me gustaría que pudieras acabar con el primero, el real. Es inmortal, si lo matas regresará, aunque quizás ese trozo de alma mía se libere, y yo pueda quedar en paz... Con mis compañeros pasa lo mismo, pero en mi caso es el más cruel, porque el científico se encargó de mantener al alma torturada. Todos los días, aquí en el Valhalla lloro sangre... Sufro...
-Lo haré por ti, padre.
-Lucy –dijo- Tu también debes ayudarle.
-Lo haré, señor –afirmó, suspirando tristemente.
-Más cosas... El científico todavía debe vivir –dijo Seyren- Vengad mi muerte, pensad que él causó la destrucción en Payon, además de muchas muertes inocentes por todo el mundo... No merece clemencia.
-Está bien padre –dije- Morirá y su delito no quedará impune, juro que su sangre correrá.
-Gracias... –dijo- Por último, en algún lugar del mundo está tu madre y también tu hermano, no sé todavía donde, pero sé que están vivos, estoy segurísimo de ello, los siento como te siento a ti, hijo mío... Perdiste a tu padre, pero tienes una familia que te ama. ¡Encuéntralos!
Ah... y veo que te quedaste sin espada... Coge la que acabas de derrotar, fue mi espada más fiel. Derrotó a criaturas sanguinarias y malvadas, los más oscuros la recuerdan como una de sus pesadillas. Es el momento, empúñala, es un regalo.
-Gracias –dije- oh padre, estoy sin palabras...
-Bueno supongo que os gustaría saber algo, o decirme algo... Hablad, os escucho...
-Yo... –dijo Lucy en un hilo de voz.
-Si, dime.
-Protegeré a Gelmir y le ayudaré a seguir –dijo, muy segura con sus palabras y con la mano en el corazón- y a encontrar a su familia.
-Mi querida Lucy... que eso sea verdad... –dijo Seyren.
-Tú me conoces... Sabes que lo cumpliré.
-Nunca dejes de luchar por lo quieres Lucy, sabes, que en tu espada hay un poder... ¡Úsalo!
-Pero ese poder me controla...
-Está en ti.. sólo tienes que controlarlo tú. Tienes que luchar contra el poder de la espada, quizás ya te haya aparecido en sueños, es una prueba... Si algún día superas ese poder podrás contralar el fuego que hay en ti. Lucy, quiero ofrecerte algo para que me recuerdes siempre –de la nada apareció una caja grande decorada con joyas, justo en el regazo de Lucy- Coge esta vaina, es mágica. Controla los elementos, si tu espada se descontrola, sólo enváinala, pero aprisa, o será demasiado tarde.

Lucy abrió la caja y dentro había una hermosa vaina hecha de piel de algúna criatura superior, como un dragón, y decorada con oro y piedras preciosas.

-Oh... Gracias... –dijo, conmovida.
-De nada, Lucy, pero debes saber, que en tu interior hay más fuerza de lo que te imaginas, cuida de que esta furia nunca estalle... o no podrás controlarla de ningún modo...

Lucy asintió, y entonces sentí que tenía que decirle una última cosa a mi padre.

-Padre... antes de que te marches con las valkirias... dime, ¿qué es Morgelmir? ¿cómo puedo vencerlo?
-Morgelmir, como bien sabes –dijo- es tu lado oscuro. En ti, de pequeño tenías dos egos muy muy diferenciados no como las demás personas. Estos estaban muy distanciados... Uno era muy bueno, el otro... malvado hasta el fin, no podían estar los dos juntos así que... El bueno, o tú (porque este es tu verdadero yo) te quedaste en el cuerpo renacido. Y Morgelmir el malvado, tomó otro. Debes destruir a Morgelmir. Escucha, tú conoces bien tus puntos fuertes y tus debilidades. Pues úsalas, pues Morgelmir al fin y al cabo eres tú. ¿Verdad que siempre sabes que hará exactamente?
-Sí.
-Pues sírvete de tu debilidad, que es la suya, y gana. Uno de los dos debe morir, o simplemente... Desapareceréis para siempre ambos. Sé que puedes con él hijo mío. Además si lo derrotas serás una persona más fuerte.
-Vale, padre –dije- derrotaré a Morgelmir, lo haré.
-Bien, si ya no hay más cosas... Me iré. Lucy, aprende de tu poder, y renace. Pronto serás digna.
-Maestro... –dijo Lucy, que no me había dado cuenta, pero estaba muy triste- quiero que sepas una cosa antes de ir al Valhalla. Yo... te quiero como al padre que no conocí...

Entonces pude ver que en su cara se escapaba una lágrima amarga...

-Y yo como la hija que no pude cuidar... Te abrazaría, pero no puedo materializarme... Gelmir, hijo, cumple con todo para que mi alma descanse y tu seas feliz... tu vida va a cambiar de rumbo. Si luchas como siempre has hecho obtendrás tu recompensa, y recuerda que te estoy observando siempre. Cuídate por favor...
-Oh padre... –gemí- quiero decirte que limpiaré tu nombre y portaré el apellido Windsor con honor. Quiero merecerme realmente ser tu hijo, seré un héroe. Padre... siempre te amaré... ve ya...
-Descansa en paz... maestro... –dijo Lucy, secando sus lágrimas y mostrando una sonrisa de esperanza.
-Empuña la gran espada con honor, es tu espada ahora. Y una última cosa Gelmir, pronto descubrirás en ti un nuevo poder que yo nunca tuve, es algo nuevo, descúbrelo por ti mismo. Luchad fuerte... ¡¡Fuerza y Valor!!
-¡Fuerza y Valor! –grité- hasta siempre, padre.
-Nos veremos en el Valhalla... –dijo Lucy.
-Hasta siempre hijos...   
-Cumpliré con ello –dije, noble- jurado. Seré fuerte, como un Windsor –entonces dejé de sentir a Seyren en el lugar- Se fue... –me dirigí a Lucy, secándome las lágrimas- Lucy, lucha conmigo, te traeré a la gloria. Algo verdadero por que luchar hemos conseguido.
-¡Lo haré! –dijo.

Entonces me levanté y la gran espada flotó hacia mí, como ofreciéndose. En ese momento fue cuando me fijé en lo majestuosa que era la hoja. Una espada gigantesca, tanto en largo como en ancho, toda recta, que sólo los mejores podrían empuñar, ideal para Seyren, y creo que también para su hijo, yo. No estaba hecha de metal, sino estaba tallada en una esmeralda, que debía de ser una piedra gigante para ser tallada en forma de espadón. Tenía por un lado varias runas, que brillaban de un color amarillo hermoso, y por el otro tenía como unos versos escritos en caracteres antiguos, nada que haya visto antes. El mango era grande, para llevarlo a dos manos y tenía una cadena de la cual colgaba un talismán de esmeralda brillante. En conjunto, la espada más imponente que jamás había visto. Entonces la empuñe, tocando el cómodo y suave puño y luego agarrándolo con fuerza. Las runas brillaron con más fuerza y toda la hoja también lo hizo, relampagueando, de un color amarillo brillante. Reconocía a su nuevo portador.

Apareció un nuevo portal, que nos llevó a Prontera, y pasamos la noche allí.

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #21 en: 30 de Julio de 2008, 18:33:13 pm »
quise decir que aun no salgo en la historia y que por eso me hice el @die y que me cago en todos tus muertos

PD: si, lo se soy muy sutil (?)
PD2: no te preocupes, normalmente nadie me entiende y estoy acostumbrado XD

EDIT: (para no hacer doble post) en tu relato veo que falla algo, desde el airship no creo que pudieras ver Payon o Hugel, falla algo la comprension espacial, en el relato no puedes pretender que la extension del mundo sea igual que en el RO, que en 3 o 4 mapas llegas a otra ciudad, debe ser mucho mas dilatada para dar la sensacion de que es un mundo extenso y coherente.

Tmb me parece raro sacar cosas del RO que en un mundo real no tendrian sentido cmo usar alas de mariposa para volver a casa, es algo que de no ser por comodidad no existiria en el juego por lo que carece totalmente de interes ponerlo en un fanfic.

Y por ultimo para que no parezca lo contrario quiero decirte que me encanta tu historia y creo es la mejor de todo el foro ;D eres un buen rolero
« Última modificación: 30 de Julio de 2008, 20:05:22 pm por Åтнєℓмαя »

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #22 en: 31 de Julio de 2008, 12:44:11 pm »
@Athelmar: Tienes muchísima razón athelmar, esos son dos fallos, aunque la excusa podría ser que el transporte aéreo vuela muy alto xD, y bueno lo de las alas de mariposa... cosas de kafra, tan muy locas. En fin, espero que lo que viene no tenga algunos fallos tan evidentes. Here goes:
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CAPÍTULO 10: A TRAVÉS DE LAS PURAS LLAMAS

Me costó muchísimo conciliar el sueño aquella noche, porque me imaginaba cientos de veces cómo mi padre moría en pelea contra esos malditos entes. Cada vez que lo pensaba me entraba una furia inimaginable, y lloraba, lloraba a cántaros... Aunque al final logré dormirme, y fue apacible y reparador el sueño. A la mañana, me levanté con un dolor de cabeza molesto y tosiendo. Me vestí poco a poco, sin prisa y me puse la espada en la espalda, ya que era tan grande que no podía llevarla al cinto. Era extraño el brillar de esa hoja, esa mañana brillaba de un color blanco triste,  casi grisáceo y sin relampaguear como el día anterior. Pasé la mano por el filo para comprobar si después de tantos años seguía afilada, y comprendí por el doloroso corte que me acababa de hacer que esa espada estaba siempre afilada, bien por lo mítica que era o bien por ser una esmeralda gigante. Una vez equipado, salí afuera, y en la pequeña terraza de la posada estaba Lucy sentada en una mesa, esperándome para desayunar.

-Buenos días, Gelmir –dijo, sonriente.
-Buenos días...
-¿Dormiste bien? –preguntó.
-Sí... más o menos –dije, suspirando- aunque tuve un mal despertar... Creo que estoy enfermo, nada importante.
-Ya veo...
-¿Y tú?
-Yo más o menos también –dijo, y se levantó- voy a buscar el desayuno, no tardo.

La bella Lucy tenía hoy un rostro sonriente, aunque podía reflejarse la tristeza que realmente no podía ocultar. Mientras iba por comida me quedé pensando que sería de Bianca después del incidente de la cueva... ¿habría sobrevivido? Y esa pregunta se quedó flotando en mi mente hasta que Lucy volvió con un par de tazas de leche caliente y algunos bizcochos caseros. Se me hacía la boca agua.

-Lo de ayer fue un completo shock para mí –dije.
-Lo sé... –dijo Lucy, mirándome con cara triste.
-Yo no me esperaba que Seyren...

Agaché la cabeza, porque ya se me volvían a escapar las amargas lágrimas... Se dio cuenta.

-Venga, Gelmir –dijo- No pienses en ello, no quiero verte triste, ¿de acuerdo? Eres un caballero.
-Ah... sí
-Los caballeros no lloran –dijo, mostrando una amplia sonrisa.
-De acuerdo, no lloraré –declaré, y me sequé todo rastro de lágrimas en mis claros ojos, y empecé a comer muy apresurado y rápido.
-Se ve que tenías hambre –dijo Lucy, también empezando a comer.
-Ah... sí... será cosa... –dije bocado tras bocado- del estrés.

Al poco rato me sentí saciado (después de haber repetido dos veces) y Lucy lógicamente también había terminado, aunque ella no repitió.

-Estaba todo muy rico –dijo- recogeré los platos. ¿Ya terminaste?
-Mmm... sí, sí. Toma –le di mis platos y la taza.

Recogió la mesa rápidamente y volvió para seguir charlando conmigo.

-Bien, bien, ayer estuve examinando mi espada nueva... –dije- es magnífica.
-¿Sí? –dijo, siguiéndome la corriente.
-La hoja parece tallada en una piedra preciosa –expliqué mientras la desenvainaba para enseñársela, ahora brillaba de color verde- y hay grabadas runas mágicas en ella.
-Sí, es cierto –dijo, contemplándola.
-Y arriba del todo hay grabado en grande S.W. Seyren Windsor.
-Sí.
-Además parece que siempre está afilada. Es como si fuera... una espada especialmente hecha para mí...
-Oh.. ya veo... Bueno, Gelmir –dijo- ¿y ahora?
-Tenemos tanto que hacer, pero tan poco a la vez... –dije- podemos mirar de encontrar a mi familia, pero no sabemos nada. Podemos buscar a Seyren... pero nos  supera. Podemos buscar al científico, pero tampoco sabemos nada... –me quedé pensando un segundo- Amm... Sí, se me ocurrió algo, verás, en esta aventura los peligros parece que cada vez se acentúan más, esto se vuelve peligroso, por eso, necesito una Lucy más fuerte, una Lucy que controle su elemento.
-Gelmir. Con la vaina que Seyren me entregó podré controlarlo –dijo- sólo me advirtió de una cosa, si la cólera me invade nada podrá controlarme...
-Es cierto, pero lo decía por esto. Mira Lucy, ayer recibí otra carta de Stangckle, investigó como siempre –saqué una carta de la bolsa- Ha dado con una forma para que aprendas a controlar a tu fuego.
-¿Cuál? –dijo Lucy, ansiosa.
-Dice que vayamos a Yuno, en la carta dejó un glifo que nos tele transportaría cerca de la ciudad. Ahí nos lo enseñará.
-De acuerdo pues, ¡vamos a Yuno!
-Vamos pues, toca el glifo.
Tocamos ambos el glifo, que se activó y en un instante fuimos transportados exactamente en mi casa, aunque en la carta decía que sería cerca de Yuno. La casa estaba totalmente desastrada, todo patas arriba.

-Vuelta a Yuno –dije, mirando el estropicio- Je, je.

Se asomó Stan por el pasillito, saludando con una sonrisa de cómo aquél que dice, “yo no he sido”.

-Cómo está la casa –dije, replicando- ¿qué has hecho?
-Buenos días –dijo.
-Buenos sean –dije.
-Perdón por el desorden general, traje a uno de mis homúnculos aquí, aunque me temo que fue una estupidez.

Los alquimistas saben crear criaturas artificiales a base de sustancias esenciales para la vida, es a lo que le llaman homúnculos, como el de Stan. Muchos los consideran como sus hijos, y especialmente el suyo era muy travieso.

-Se desmadró –aclaró, y rió- Bien Lucy, he descubierto algo. Puedo potenciar tu poder y enseñarte a controlarlo. A ver... creo que estás lista.
-¿Y en qué consiste? –dije yo.
-Mi teoría es que si Lucy es expuesta al elemento fuego –explicó- sacará el fuego interior en su ser.
-¿Expuesta? –dije, extrañado, mientras Lucy lo miraba con unos ojos como naranjas.
-Sí, expuesta. Luego será sometida a una pequeña prueba para encerrarlo de nuevo en su ser. A continuación podría fusionarse con el puro elemento y entonces tendría nuevos poderes. Aunque ya digo, es sólo una teoría, no es seguro.
-Manos a la obra pues –dijo Lucy, segura- estoy lista.
-El elemento se encuentra en el fondo de una mazmorra –explicó Stangckle.
-¿Qué mazmorra? –preguntó Lucy.
-La mazmorra del Magma –aclaró- te acompañaré yo, el camino es peligroso con que iré contigo.
-De acuerdo, vamos –dijo Lucy, con ansias- venga.
-¿Y yo? –salté- Amm... Me quedaré en la entrada, no tengo ni idea de esto, así que me quedaré al margen.
-Está bien –dijo Lucy.
-Es lo más sensato, no puedes aguantar las altas temperaturas –dijo Stangckle.

Me quedé algo sorprendido, porque si yo no las podría aguantar, ¿él sí? Pero me quedé callado, suponiendo que él sabía lo que hacía.
Así viajamos a la mazmorra del Magma, que está cerca de la ciudad de Yuno, ya pasamos por ahí Lucy y yo unos días antes, aunque no entramos. Como acordamos me quedé en la entrada, un arco natural que daba a un túnel lleno de lava, con grandes puentes también naturales. Ahí dentro vagaban criaturas de lava y fuego, así como elementales y caballos pesadilla de fuego. Entraron dentro, inmutándose un poco por el calor, aunque no de veras como lo haría una persona normal. A los pocos pasos apareció una especie de murciélago ardiente y Lucy lo derribó de un solo sablazo, cosa que le sorprendió. Stangckle seguía caminando por la ardiente cueva, iluminada por el magma incandescente como aquél que va por un camino de florecillas, pero Lucy flojeaba. Aparecieron varias criaturas ardientes, pero Stangckle, utilizando magia y a su poderoso homúnculo los derrotaba sin problema, y más fácil incluso con la ayuda de Lucy. Aunque las fuerzas de la caballero no duraron mucho, cayó al suelo agotada.
 
-Aah... Por los dioses... –gimió Lucy- este calor... aah...
-¿Cómo te sientes? –dijo Stangckle.
-Me arrebata las fuerzas... –dijo Lucy, y se levantó con esfuerzo- Pero no importa. Sigamos.
-Estás soltando chispas...

Siguieron caminando por la cueva, y el calor se acentuaba mucho, y Stangckle se debilitaba, sin embargo, como más se acercaban al elemento, Lucy se sentía más fuerte y resistente, girando totalmente la situación.

-Una fuerza sobrehumana sale de mí –explicó Lucy.
-Te sientes más fuerte, -dijo Stan- es influencia del elemento.

Lucy asintió.

-Stan.
-¿Sí?
-Gelmir no podría resistir el calor de este nivel, por eso está fuera –dijo Lucy- ¿Cómo puedes resistirlo tú?

Stangckle frunció el ceño, luego se puso nervioso y dijo:

-Ciertamente, es la alquimia. Usé ciertos elementos para que me permitieran resistir, aunque todo tiene un límite, a esta temperatura empiezo a sufrir un exceso de calor...

-Ya veo... –dijo Lucy- Bien, vamos.

Avanzaron más hacia el fondo, derrotando a todas las criaturas agresivas que encontraban, que también a más hondo, más duras se volvían. Al fin llegaron a un lugar donde parecía que la cueva no iba más hacia abajo, pero se extendía, formando una gran área a la misma altura y a una temperatura que fundiría el hielo en menos de un segundo, y el aire colmado de humo dificultaba la respiración sobremanera, aunque ellos dos, a sus poderes, aguantaban.

-A partir de aquí guíate por ti misma, -dijo Stangckle, respirando dificultosamente- ya que aquí ya sentirás donde está la fuerza del elemento.

Lucy asintió y continuaron, hasta que Lucy  se detuvo en una roca rodeada de magma más incandescente que el que vieron.

-Hemos llegado –dijo Lucy.
-Hmm... ¿qué sientes ahora? –dijo Stan.
-Siento mucha energía , pero me quema...
-Ajam, sí. –dijo, como si lo entendiera todo- Sólo queda esta última prueba, suelta tu fuerza, hasta que sepas controlarla. Siente el elemento Fuego.

Lucy empezó a concentrarse en sí misma, y empezó a salir calor de su ser, y cada vez más, hasta que incluso comenzó a salir electricidad de sí misma.

-Ya puedo... controlarla mejor –dijo, concentrada.
-Ya veo... que calor tan abrasadora... –dijo Stangckle, tomando apuntes en una tela extraña- interesante, muy interesante...
-¿Y... ahora? –dijo Lucy.
-Ahora desátalo.

Lucy se concentró más en sí misma, y entonces una gran explosión ardiente se formó en su alrededor.

-Ufff... mejor me voy alejando –dijo Stangckle.
-¿Este poder es mío...? –dijo Lucy, observándose a sí misma.
-Sí, mira está ardiendo todo. Prueba esto: piensa en lo mas malo, en lo peor que tengas en mente, alguien... algo que te ponga los pelos en punta.
-¿Y después?
-Piensa que lo derrotas de un solo golpe con tu espada.

Lucy obedeció y en cuestión de segundos, una gran columna de llamas creció a su alrededor, con un poder devastador.
-Ahh... ¿Sientes ese poder? Todo... corre por tus venas, mira tu espada –dijo Stangckle.
-Sí... –dijo Lucy, emocionada al verse con tanto poder- Lo siento fluir por mi cuerpo... Creo que ya estoy lista.

En efecto Lucy tenía todo el poder del fuego en sus manos, y parecía que no le costaba mucho manejarlo. Entonces dio un chasquido y una gran llamarada salió en el centro de la roca, impresionando a Stangckle.

-¿Eso lo has hecho tú?
-Sí, ¿quieres verlo otra vez?

Dio otro chasquido, y otra vez la llamarada, brillando de un color azulado.

-Sí, correcto –dijo Stangckle, sonriendo- ¡Ya dominas el fuego!
-Bien...

Stangckle se acercó a Lucy y la tocó, sintiéndola ardiendo.

-Mmm... estás ardiendo, además de desatarlo debes aprender a pararlo. O de lo contrario... digamos que... te quemarás el pelo y la ropa –dijo, riendo- dejémoslo como eso.

Lucy rió la broma y detuvo su poder, entonces salieron de la cueva, aunque cuando Lucy ya estaba casi saliendo pude oírla desde dentro.

-Conseguí salir –se giró hacia atrás- Stan, ¿estás bien?

Se giró y nadie había detrás, solo se oían los gritos del homúnculo de Stangckle en el fondo de la cueva. Eso captó mi atención.

-¿Huh?
-Gelmir, ¡¡corre!! –gritó Lucy desde dentro.
-¿Cuál es el...?
-¡¡Salva a Stan, corre!!

Entonces vi a su figura saliendo de la cueva.

-Se ha quedado atrapado ahí dentro...
-¿Stan?
-Sí.
-Pero ahí me quemo, Lucy...

Entonces recordé que todavía me quedaba un poco de agua de Yggdrassil guardada, y me eché un poco alrededor del cuerpo.

-Bah... da igual, ¡allá voy! Espero que funcione...

Y me adentré a la cueva, desenvainando a la espada esmeralda, brillante de color rojo esta vez, comprendiendo que Lucy estaría demasiado cansada como para ir a rescatarlo.
El agua funcionó, pues no sentía mucho calor, y con suerte encontré a Stangckle en el suelo, y el homúnculo gritando con fuerza, rodeado de tres grandes gólems de lava, criaturas que doblan el tamaño de una persona chorreantes de magma, muy lentos. Corrí hacia el primero, y salté para clavarle la espada rápido en su cuerpo. El monstruo agonizó y cayó al instante, por el crítico golpe en el punto vital. Al segundo, rápidamente esquivé sus movimientos de ataque y le corté varias extremidades, seguido de un corte diagonal que le hizo caer a la lava. El tercero huyó al no ver victoria posible. Era el ganador, y bastante sorprendido de ello, pues ahora que había probado a Esmeralda, me di cuenta que realmente era única. Rápidamente, y agotado por las llamas cogí a Stangckle, y salí pitando porque me estaba quemando más a cada paso. Fue justo cuando pude salir de la cueva, seguido por el homúnculo, y caí al suelo realmente exhausto.
Stangckle estaba despierto, aunque sin energías para moverse.

-Rayos... Stan, me siento hecho trizas.
-Gracias Gelmir...

Lucy suspiró de alivio al ver que ambos estábamos bien más o menos.

-Aprendí a controlar el fuego, Gelmir.
-¿En serio? –dije.

Lucy chasqueó de nuevo los dedos, y otra columna de llamas se elevó ante nuestras cabezas.

-Vaya increíble... –dije, sorprendido y alegre por ello.
-Oh... que duro ha sido –dijo Stan- Almenos hemos salido vivos, gracias de nuevo Gelmir.
-Ay ay, sí. Menos mal que tengo esta espada... –dije- agh, estoy quemado por todas partes... Duele.
-Tranquilo –dijo Lucy- no serán como las quemaduras de mi espada.
-Pero quemaduras son –aclaré.
-Bueno, todavía queda un culín de agua mágica en el frasco de Bianca –dijo Lucy.
-Rocíame un poco, ¿quieres?
-De acuerdo –dijo Lucy, mientras me mojaba con el agua- ¿Te sientes mejor? –asentí- Me alegra.
-Pero no me recuperó del todo, todavía me escuece un poco –dije.
-Bueno pues, ahora recuerdo que tenía esto en el bolsillo –dijo Stangckle, sacando un fruto y ofreciéndomelo- Lucy, ¿Sabes que es esto?
-Hmm... Es una fruta del árbol de Yggdrassil.
-Entonces será buena -dije, cogiéndola.
-Es la primera vez que veo una delante mía –dijo Lucy, mientras yo la comía a gusto- dicen que quita el hambre durante un mes, según lo que leí.
-Me siento... ¡Perfecto! –dije- Por cierto, la espada de Seyren...
-Toma otra tú, Lucy –dijo Stangckle, dándole otra a Lucy, que la probó.
-¡¡Waaah!! Deliciosa –dijo, con los ojos en lágrimas y todo.
-Tiene un sabor exquisito –dije.
-¿Qué decias de tu espada?  -dijo Lucy.
-Pues... con ella derroté a los enemigos con gran facilidad –expliqué- Es muy fuerte.
-Se nota –dijo Lucy, contemplando la hoja, que volvía a brillar verde.
-¿De dónde has sacado esa espada? –dijo Stan.
-Oh, es una larga historia –dije- ¡Ah!

Una flecha se me clavó en el armadura, disparada desde muy lejos, sin embargo no llegó a hacerme daño. Lucy y Stan retrocedieron sorprendidos.

-Agh, una flecha a mala intención, espera, tiene un mensaje.

Con un esfuerzo arranqué la flecha de mi armadura y abrí el papel con el mensaje.

-Es un mensaje en lengua yunense, y tiene la firma de... Morgelmir –dije.
-A ver, déjame echarle un vistazo –dijo Lucy, que cogió la carta- veamos, pone...

>>Gelmircito, quiero agradecerte lo mucho que me has molestado.
¡¡¡Te reto a un duelo!!!
Quiero enseñarte mis nuevos poderes muahahaha... Y será en un lugar muy singular, pequeño, ¡las cataratas de yggdrasil!
Ah, se me olvida, trae público si quieres... será divertido... Fin.

Después de que leyera la carta se quemó.

-¿Qué haremos, Gelmir? –dijo Lucy, sorprendida.
-¡IR! –grité, furioso.
-Por los dioses... –dijo Stan.
-Por honor iré al encuentro de Morgelmir, así que quizás muera en batalla.
-Lo dudo –dijo Lucy- si hemos llegado hasta aquí, no moriremos ahora. Recuerda las palabras de tu padre, Gelmir. Fuerza y valor.
-¡Fuerza y Valor! –exclamé.
-Así es. –dijo Lucy.

Luego de todo esto le conté a Stan todo lo ocurrido en la tumba de Seyren, y me respondió que lo sentía mucho, aunque le dije que no se preocupara, que no pasaba nada. Finalmente le dije que cuidara de la casa en mi ausencia.

-Suerte amigo, nos vemos –dijo Stangckle, seguido de un abrazo.

Y así, Lucy y yo partimos, sin decir ni una palabra, pero con los nervios de ambos a flor de piel, porque sabíamos que esta batalla sería la última entre Morgelmir y yo, y sólo uno de los dos saldría vivo.

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #23 en: 03 de Agosto de 2008, 15:38:13 pm »
Bueno, al fin llega el capítulo que muchos que han leído hasta ahora mi historia, lo han considerado el mejor de todos los que he escrito hasta el momento, espero que os emocione.

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CAPÍTULO 11: ARDE MI ALMA

Al cabo de unos días de travesía, que fueron más de tele transporte a tele transporte que nada, llegamos a un pueblo ancestral llamado Umbala, poblado por unas pequeñas criaturas de aspecto humanoide, que daban la bienvenida a todo quien pasaba ahí, y es parada obligada si uno quiere ir al mítico árbol de Yggdrasil. La gente ahí vivía de forma sencilla, y no había mucha tecnología, no había evolucionado a lo largo de los años. Sin embargo, los gigantescos árboles donde los nativos construían sus hogares de madera y el agradable aroma de las flores hacían del lugar un trocito de cielo.
Pero no estábamos ahí de excursión. Nuestro destino estaba claro, y no íbamos a distraernos para nada en nuestro camino. Estábamos descansados, y listos para cualquier batalla, cosa diferente a los otros días, en los que a veces no dormíamos. Pues así, nos adentramos a lo hondo del bosque selvático, que generalmente estaba poblado de gólems de madera o dríadas... Aunque de ellos sólo vimos cadáveres... El camino estaba limpio de criaturas agresivas. Seguimos hacia delante, entrando en cuevas que eran en verdad raíces gigantes y otros espacios con vegetación enorme. En el suelo encontramos multitud de piedras preciosas y semipreciosas, como amatistas, topaces, lapislázulis... Y también rubíes, esmeraldas y diamantes. Era una zona muy rica en minerales extraños.
Sin embargo, ningún caso les hacíamos ya, pues delante de nuestras cabezas se alzaba el grandioso tronco de Yggdrasil, el árbol más grande que jamás vería ni veré en mi vida. Tan colosal era, que en nuestra panorámica vista no podíamos verlo todo ante nuestros ojos. El tronco estaba cubierto de agua, que salía de hermosas cataratas cristalinas, un agua muy especial. Ya nos había salvado la vida en muchas ocasiones. Un lugar tan lleno de vida... pero tan vacío... no había ningún animal. Sólo plantas. Era como si los animales se guardaran de ese lugar, por respeto.
Sabía que Morgelmir estaba allí, lo sentía. Avanzamos un poco más, y al llegar al puro tronco del árbol, rodeado de cascadas y agua sagrada sentí a Morgelmir a pocos metros. Esta vez si era el momento...

-Ha sido demasiado fácil –dijo Lucy.
-Morgelmir nos ha limpiado el camino... Lucy, ya lo siento cerca... –dije, serio- ya se acerca el momento.
-Mi espada empieza a brillar...

El corazón me latía desesperado, mis pelos de punta y unos nervios que me llegaban a el alma. Sabía que esta sería una batalla muy dura, y que muy probablemente llevaría a mi muerte, y la de Lucy...

-Espera un momento... Lucy –dije- espera...
-¿Si?
-Lucy... puede que de esta no salgamos...
-No seas tan pesimista, Gelmir...
-Ya... –dije- pero no ignoro la probabilidad... No sé como estará Morgelmir ahora... quizás es muy fuerte... más todavía. Por eso... oh... Lucy.... Yo tengo que decirte una cosa.... que quiero que sepas... es el ahora o nunca.
-Adelante... –dijo.

Cogí su mano, esta vez no iba a echarme atrás, con los nervios torturándome como espadas afiladas, pero seguro.

-Lucy... yo... desde el primer momento... siempre me gustaste... quiero... quiero... confesarte que... te... te quiero. Eres lo que más me importa en este mundo....
-Oh... Gelmir... no me lo esperaba sinceramente... –murmuró- yo...

Entonces fue interrumpida por unos pequeños aplausos... Morgelmir lo había visto todo, y ahora aplaudía, burlón.

-Que bonita escena, pequeñajo –dijo Morgelmir.
-Vaya... –dijo Lucy, sorpendida.
-Agh... –dije- maldita... ag... Morgelmir...
-Ha sido conmovedor –dijo, burlándose y poniendo la mano en el pecho, como si estuviera viendo una obra de teatro- Casi me haces vomitar.
-Bicharraco... –murmuré.
-¿Estás preparado, Lord Gelmir?
-Lucy... –dije, mirándola seriamente- No intervengas en esto, ¿vale? Es un duelo.
-Pero... de acuerdo... Puedes con é... –dijo, pero se vió interrumpida.
-No olvides nunca esto –dije.

En efecto, mientras me decía estas palabras había cogido su cara, y le había dado un beso apasionado en los labios, demostrando mi amor, y desesperación en estos, que podrían ser los últimos momentos de mi vida.

-Suerte... –dijo, muy sorprendida por el beso.
-Gracias –dije, y le di la espalda para encararme esta vez, con mi enemigo, y con mi destino.

Ahí estaba, muy diferente, vestía con armadura pesada, como un señor de caballeros, de color negro totalmente, y su pelo, igual que el mío, con lo que se podía ver la pelea entre dos egos de una persona totalmente diferentes... Mi pelo y ojos blancos.... contra su mirada negra, oscura, contraria a la mía.

-Has venido... –dije.
-Antes de empezar la lucha, pequeñín... Me gustaría comunicarte una cosa acerca de tu amiguita –dijo, riendo- ¿Recuerdas que su espadita la poseyó hace tiempo?
-Si...
-Un sello de la espada fue destruido. Si se rompe el segundo la chica será poseída de nuevo, pero con una magnitud superior. Si se rompe el tercero... será peor que si se rompe el segundo. ¡No habrá marcha atrás! Se desatará tanto poder como para carbonizar el mundo. ¡El portador, jajaja, no parecerá el mismo! Pero no sabes lo mejor. ¿Sabes cual es la solución?
-Mmm... agh.... –sólo pude soltar murmullos, sí que lo sabía, pero no quería decirlo...
-Tan incrédulo como siempre. ¡La única solución es su muerte...! –declaró,  disfrutando realmente de decirlo.
-Grr... está bien... prepárate.... –dije, furioso.
-Aquí llega el momento en el que sólo uno podrá seguir en pie te mostraré todo mi poder...
-¡Y yo la espada de Lord Seyren! –grité, levantando la espada esmeralda, que brillaba de color rojo muy intenso- ¡¡Aaagh!!

Me abalancé sobre él, lanzando golpes furiosos, que él bloqueaba y esquivaba, y también lanzando rabiosas ofensivas, siempre con su malvada sonrisa.

-Crees que servirá, pequeñín... –dijo, mientras paraba un golpe.
-¡Pruébala tú mismo! –grité, guerreando con furia.

Salté, con la espada en alto, y con un complicado giro, le ejecuté un duro golpe que hizo un corte profundo, y trozos de su armadura saltaron de su lugar, acompañados de sangre. Morgelmir retrocedió, poniéndose las manos en el corte, adolorido.

-¿Te gusta? –grité, satisfecho al ver que ganaba terreno.
-No esta mal... –contestó, mientras elevaba una mano hacia arriba, que fue iluminada por una bola luminosa; se la puso donde la herida, y al instante fue sanado completamente.
-¿Qué...? –solté, sorprendido.
-No esperabas esto eeh... –dijo, rebosante de poderío- Soy prácticamente inmortal. ¡Aaah!

Se me lanzó con rapidez, golpe tras golpe, las espadas chocaban a una velocidad terrible, y cada vez que impactaban, se oía un estruendo que destruía completamente el silencio y la armonía de Yggdrasil. Es como si estuviera dañando al árbol sagrado.
Mientras nuestra sangre, nuestro sudor y la furia nos consumía, Lucy observaba la batalla, intentando contenerse; en el fondo quería intervenir, pero era noble, y sabía que era un duelo. Lo único que podía hacer es esperar...
Las hojas impactaron furiosamente, quedándose quietas formando una cruz, y ambos forcejeamos para que el otro sufriera todo el impacto. En ese momento me fijé en su espada.

-¡Muere, basura! –gritó, mientras forcejeaba.
-¿Y esa espada? –dije, adelantándome a él.

Morgelmir dejo de hacer fuerza, agotado, con lo que yo pude golpear, aunque de una finta increíble logró esquivar el golpe cargado de odio.

-Lento. ¿Mi espada? te gusta, ¿verdad?
-Que rayos es eso...
-Obsérvala –dijo, mostrando su espada.

Examiné la hoja, que era un espadón ancho y fuerte, en su hoja podía verse un brillo de color dorado oscuro, y, marcados, tres sellos como los de la espada de Lucy.

-Una... ¿Muramasa? –dije, totalmente sorprendido.
-Al fin te diste cuenta –dijo.
-¿Y cómo puedes empuñar eso?
-¿Por qué crees que aquella estúpida de Bianca notó al portador de la tierra?-dijo entre dientes.
-Ahora veo...

Morgelmir desapareció de repente, aparentemente dejándome solo.

-Eso no es propio de un caballero, Morgelmir... –dije, sarcástico.

Pero a los pocos segundos noté un frío acero punzante en mi espalda, se había situado detrás de mí, listo para apuñalarme.

-Debes saber, Gelmir... que nunca debes distraerte en la batalla... –dijo, y seguido me hendió cruelmente la Muramasa en la espalda. Sentí un dolor agudo, que me extendió por todo el cuerpo, seguido de un calambre que me hizo peder todas mis fuerzas. Al sacar la espada de mí, caí al suelo agonizando. A lo cerca se oyó un grito de horror, era Lucy, que lo observaba saltando en lágrimas...

-Ugh... cobarde... –gemí.
-¡Jajajaja! Como disfruto viéndote ahí, tirado. Creo que es hora de poner fin... a... ¿eh?

Una gran fuerza empujó a Morgelmir hacia atrás, y yo salté por los aires, cayendo dolorosamente, y la herida me dolía cada vez más. De reojo vi Lucy había desenvainado su espada, y la tenía en alto; el último sello brillaba con intención de ceder... Entonces la ira me tomó por completo. Respiré a golpes violentamente, y cogí mi espada con fuerza, apretando los dientes.

-Aaagh... ¡¡Morgelmir!! –grité, encolerizado.
-Da igual... me encargaré de ella más tarde –dijo girándose, al verme se sorprendió, ya que me estaba levantando a marchas forzadas- ¿Aún quieres luchar?
-Mira... me levanto... –dije, apoyándome en mi espada.
-Incrédulo, ya no puedes ni moverte –dijo, burlón, pero en realidad estaba retrocediendo.
-No conoces... –rugí furioso, mientras conseguía levantarme del todo, y levantaba mi espada hacia el cielo- Mi último poder.... gusano... este... será... ¡Tu....! ¡¡FINAL!! ¡¡¡Frenzy!!!

Toda la cólera en mi interior se encendió, la sangre empezó a hervirme por completo, ya no sentía el dolor  de la herida y mi cuerpo empezó a brillar como incandescente, incluso mis ojos pasaron a color rojo. En conjunto, la manifestación de la ira, arte maestra y final de los señores de caballeros, un ultimo aliento, llamado Frenzy. Con una velocidad y fuerza inhumanas, lancé tres mandobles, uno lanzó su espada volando, el segundo le dio de lleno, y el tercero lo hizo saltar por los aires.

-Maldito... –agonizó- No creas que me has ganado... Ahora tendrás que enfrentarte a tu amiga...

Lo miré enfurido, y sin dilación salté a gran altura, y al caer hice un picado; toda la fuerza de la caída en la punta de la esmeralda, sobre el cuello de Morgelmir...

-¡¡¡AAAAAAAAAGGHH!!! –gritó, y dijo en su último segundo sin voz:- nos volveremos a ver...

Y murió. En el instante, mis fuerzas y furia se detuvieron de golpe, y volví a sentir el escozor, de la herida, más abierta y sangrante todavía, ya no tenía ni fuerzas para sacar la esmeralda del suelo, que había quedado clavada casi toda la hoja en el tronco del mítico árbol. A el poco, vi la silueta de Lucy, y sus ojos, que me miraban brillando, indicando lágrimas pasadas, presentes y futuras.

-Me... muero... –dije con un hilo de voz.
-Gel...Gelmir... –dijo, sollozando- no...
-Me muero... Lucy... –gemí, levantando el brazo.
-No... puede... ¡SER!
-No es el fin... Lucy... puedes salvarme...
-No... no... noo.... –dijo, parecía que no me escuchaba, sumida en desesperación pura.
-Lánzame al agua... –dije- hazlo... o moriré... –observé, mientras decía esto, que ella respiraba muy fuerte, y que, en efecto no me oía nada- Oh... no... la llevó la desesperación...

Lucy temblaba, y al instante, empezó a temblar todo también, y en la Muramasa, los sellos brillaban de color azul, como las llamas más calientes.

-Los sellos... es el poder del fuego...

Se oyeron dos explosiones en la espada que me cegaron. Al poder ver, los dos sellos tenían una marca quemada, y ya no había brillo en ellos. Me aterroricé tanto que no podía ni moverme.

-¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!!!!   
-¡¡No!! ¡¡Lucy!!

Empezó a hacer una calor increíble, y salían chispas del cuerpo de Lucy, podía ver que había algunas llamas en el tronco del árbol y todo. Sus ropas negras todavía lo estaban más ahora, chamuscadas, y su malla humeaba. En sus ojos veía un resplandor rojo... y la cara se le quedó toda quemada, el pelo gris ceniza... Aquello ya no era Lucy, era un monstruo.

-El árbol... Yggdrassil... en llamas.. –murmuré- y tú, Lucy... qué te ha hecho la espada...

Lucy, o lo que fuera, me apuntó con la Muramasa con intenciones asesinas. Rápidamente intenté sacar mi espada, pero no podía, es más me arrastraba por el suelo en busca de algo con que defenderme.

-Aahh... no... Lucy... –dije, llorando a lágrima viva- oh diablos... siento arder... –Lucy avanzaba poco a poco, sonreía macabramente.

Escrutando el suelo, logré encontrar y coger la Muramasa de Tierra de Morgelmir; milagrosamente no sentí nada al empuñarla en mis manos.
Ya tenía a Lucy encima atacándome levemente, pero sin descanso. Yo sólo podía cubrirme, pues ni siquiera sabía como tenía fuerzas para ponerme de pie. Los ataques eran débiles, porque Lucy poseída parecía disfrutar viendo cómo me defendía en mis últimas fuerzas, esperando hacerme sufrir hasta en mi último respiro, y haciéndolo lo más largo posible. Además el calor me estaba empezando a doler de veras... una imagen horrorosa. Incluso el agua sagrada entró en ebullición... No podría soportarlo muchos segundos más... Mis fuerzas llegaban a su fin...
De golpe, dejó de atacarme un instante, y retrocedió, preparando su último ataque. Vi en sus ojos la sonrisa malévola, y presencié que aquella, más que seguro, sería mi muerte... Entonces saltó con el arma contra mí, y ya, al ver tal final para mi existencia, cerré los ojos.
...
Pero al final alcé mi arma, y con mis pocas fuerzas aproveché la fuerza de su salto para clavársela en el hondo de su pecho...

-Perdóname, Lucy...
               
...     
Abrí los ojos y pude ver en mi espada su cuerpo, que la había atravesado de parte a parte saliendo un palmo de mi acero ensangrentado empapado con su sangre, y sus ojos ya casi sin vida... Pude ver en su boca, como una última palabra hacia mi...
               
-Yo... también... te quiero...

 

Y al oírlo, su cuerpo se elevó en el aire, brilló como una estrella y desapareció en el cielo de aquel árbol medio manchado de sangre, medio quemado... Ya sólo podía esperar el abrazo de la muerte....

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« Última modificación: 18 de Septiembre de 2008, 23:22:50 pm por Gelmir, Lord of Einbroch »
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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #24 en: 05 de Agosto de 2008, 02:49:58 am »
...sin comentarios ó.ó asombrada! Vaya vuelco has dado a la historia.  Continuala es...excellent! 

Saludos y Suerte.

Att. R i k a.



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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #25 en: 09 de Agosto de 2008, 01:48:34 am »
CAPÍTULO 12: SOLITUD ETERNA

El silencio se apoderó del árbol de la  vida, lugar donde la muerte había nacido de golpe. Un silencio sepulcral, helaría mi alma de no ser que mis sentidos ya no estaban conectados, ya la muerte me estaba abrazando, y llevándome hacia el Valhalla, o lo que fuese...

Una figura apareció en el tronco de Yggdrasil a toda prisa, corriendo hacia mi cuerpo destrozado. Se puso de rodillas y empezó a moverme, intentando encontrar algún rastro de vida en mi ser moribundo.

-Oh... Dioses... Llegué tarde... –dijo con un hilo de voz- ¡¡Gelmir!!

La figura me cogió y me sumergió en el agua de Yggdrasil. En cuestión de segundos, mis heridas desaparecían, incluso mi ropa y armadura se regeneró. Sin embargo, no parecía hacer señales de vida... Me llevó a lo alto del tronco, de nuevo, y se sentó junto a mí, desesperada.

-Toma mis fuerzas... espero que puedan ayudarte... –dijo, poniéndome su brazo en mi hombro.

Poco a poco fui recobrando el sentido, sentía una fría brisa nada agradable, y unas manos que me tocaban. Con esfuerzo, abrí los ojos y vi la cara de Lucy, muy larga, muy triste.

-Aaah... mi vida... –dije con esfuerzos- estoy... ¿muerto? ¿Lucy?   
-No estás muerto –dijo, aunque esa voz no coincidía con la de Lucy.
-Estoy... ¿vivo?
-Sí –afirmó, y pude ver más claro. No se trataba de Lucy sino era Bianca a quien veía. Estaba claro que había sobrevivido finalmente.
-Eres... Bianca...

En ese instante, recordé todo lo horrible que ocurrió hace pocos minutos atrás, de Morgelmir... de Lucy... Me invadieron una sensación horrible y unas ganas de suicidarme realmente horribles. Lo único que hice en ese estado era gritar, gritar desesperadamente y sin freno.

-Gelmir... –musitó Bianca- Tranquilízate... por favor...
-¡¡NO!! ¡¡Aaargh!! –grité, con todas mis fuerzas, y las lágrimas inundaban mis ojos, caían en el suelo con un sonido más oíble de lo normal, resonando por todo el lugar, o al menos así lo sentía yo.

-Gelmir... siéntate... no malgastes las energías que te he dado...

Seguía gritando, aunque cada vez con menos fuerza... hasta que las palabras de Bianca lograron mi silencio, pero no mi calma. No podía dejar de llorar por lo que había hecho... y había perdido.

-Ha sido duro... –dijo Bianca, compasiva.
-Estoy muerto... por dentro...
-Ya no noto la fuerza del fuego... –musitó.
-Se apagó... –dije desesperado, soltando otra vez un grito.
-Al desaparecer el árbol pudo volver a su estado natural... según veo... –dijo mirando alrededor, y intentando cambiar de tema- En cuanto al poder de la Tierra...
-Lucy... Lucy... Lucy... –mis lágrimas se acentuaban cada vez más.
-Necesitas estar solo... –dijo, mientras yo no paraba de vociferar las palabras “quiero morir” sin descanso alguno- Pero la soledad nunca es buena, Gelmir.
-Por que... me duele... me duele... Ya no puedo más. Lucy... ha muerto, igual que Morgelmir...
-Shh... –me abrazó- Necesitas tranquilizarte, Gelmir. No hagas que todo esto sea en vano...
-Morgelmir... se que él... Morgelmir tenía la... tierra en sí, cuando... nos separamos... el poder debió.... pasar a él... y al morir... regresó... a su auténtico portador –expliqué con dificultad, sin quitarme de la cabeza la dura batalla que de seguro cambiaría mi vida y gimoteando todo el rato- yo... soy la Tierra...
-Exacto –dijo- eres el último portador... Pero es extraño, la portadora del fuego ha muerto... Pero el elemento no puede morir, y no siento el elemento...
-No me... lo recuerdes... La espada... no... está.
-Algo raro está pasando, Gelmir...
-Lucy ... y su Muramasa... brillaron... y vi como... ascendían... y... y morían... Lucy... –dije, llorando.
-Gelmir... quiero que te levantes... escúchame... ahora eres el portador de la tierra... No puedes morir.
-Pero... no lo entiendes... mi tristeza... he perdido a todo en cuanto amaba... ya... era como mi familia... la quería, la amaba... ella siempre me apoyaba y me entendía...  ha sido el amor de mi vida... ¡¡¡y la he perdido!!!... Y me dijo que me quería... en el último momento... antes de su muerte... ¡¡¡que me quería!!!... Bianca... oh Bianca... podríamos haber sido tan felices... almenos por poco tiempo... pero felices... como dos enamorados... como pareja...

Bianca no dijo nada esta vez, sólo puso una cara de gran tristeza y compasión. Agarré la espada que tenía más a mano, la Muramasa, y empecé a correr como loco, ignorando todo que veía en mi correr. Al final llegué más allá del árbol Yggdrasil, un bosque muerto... oscuro... lleno de árboles secos y murciélagos por doquier... se trataba de Nifelheim, legendario lugar donde habitan los muertos renegados... Las leyendas dicen que quien no era merecedor del Valhalla, o que su alma estaba demasiado destruída (o robada) para ascender, venía aquí, como No Muerto, o ser fantasma, para vagar en la eternidad... Nunca pensé que estaría tras Yggdrassil, árbol de la vida. Pero eso me daba igual. Corría sin importarme nada. Incluso me topé con algunas criaturas fantasmas del lugar. Y con furia las derroté, o al menos las dejé sin fuerzas, ya que los muertos no pueden volver a morir. Aquellos lo parecían. Después de tanta lucha, caí al suelo agotado, y respiraba a marchas forzadas.

-Qué mal me siento... por qué... por qué... –murmuré, melancólico.
-Deberíamos descansar, Gelmir –dijo Bianca, que al fin había conseguido encontrarme- Vamos a Yuno.
-Ni siquiera sé donde estamos... ¿dónde diablos es esto? –dije, todavía sin reconocer Nifelheim.
-Es Nifelheim, ciudad de los muertos. Dicen que la diosa Hel descansa aquí.
-Entonces aquí está Morgelmir. ¡¡Matarlo!!
-Gelmir –dijo, cogiéndome del brazo- No me veas obligada a atacarte. Vamos a Yuno. Por favor.
-¿Pero se puede salir de aquí?
-Te llevaré con el viento –alzó el brazo para cogerme.

En ese momento tuve una sensación rarísima. Sentía como si me tocaran, pero no en mi cuerpo, sino fuera, en la tierra a poca distancia. Y oía un estruendo horroroso que se propagaba muy poco a poco. Y no entraba el sonido por mi oreja. Era como si por los pies lo sintiera, como si la Tierra me expresara que estaba sintiendo. Eso me hizo distraerme un pequeño rato, así que cogí el brazo de Bianca y cerré los ojos. Noté como subíamos muy alto, y en unos instantes volvíamos a bajar a gran velocidad. Aparecimos al rato en el suelo de Yuno, en frente de la posada. Me hizo señas para que entráramos dentro, y nos sentamos en una pequeña mesa apartada del bullicioso local en esas horas, para seguir hablando. Yo seguía sin parar de llorar y gimotear.

-Los caballeros no lloran... -dije para mí; me sequé las lágrimas- Antes de transportarnos, Bianca, sentí algo muy raro...

Le expliqué la sensación extraña relacionada con la tierra, que parecía un signo evidente de que yo tenía el poder de Morgelmir.

-Bueno, Gelmir –empezó- te explicaré por qué notabas pasos a la lejanía. Ahora tú portas el poder de la tierra, con que tienes que aprender a diferenciar los pasos de cada persona –asentí, como dijendo “es lógico”- pues nadie tiene los mismos pasos.
-Sí... sí...
-Con esa técnica podrás saber dónde se encuentra lo que buscas.
-Quizás... Pero aquí no siento nada, la Tierra... es raro. ¡Ah claro! Yuno flota en el aire. Ahora entiendo. Hmm... De pequeño cuando dormía en la tierra y dormía, al despertar, ¡en el suelo crecían flores! ¿sería el poder de la tierra latente?
-Sí. Pero puede llegar a ser muy peligroso, Gelmir...

Levanté el brazo para sacar la espada Muramasa, y entonces me fijé que en mi guante derecho tenía enganchado un mechón de pelo de color rubio. Al instante pensé “es de Lucy”. Lo apreté contra mi pecho y lo guardé, con intención de que a partir de ese momento sería mi mayor tesoro. Saqué la espada y me fijé en ella. Era totalmente recta y ancha.

-Esta Muramasa es diferente a la tuya, y a la de Lucy ... Es más grande, más... gruesa. Más pesada. Es la mía.
-Esta espada es la más potente de las espadas elementales. Solo una supera a esa espada. Una Muramasa definitiva. La que blandió un héroe en una antigua lucha, todo esto está relacionado con morroc y la torre de thanatos –explicó, yo miraba atónito.
-Ya me has matado, no entiendo nada.
-Ahora te lo explicaré. Toma tu otra espada –extendió el brazo y me dio la espada de mi padre, que no brillaba. Al volver a mis manos empezó a desprender una luz muy débil, sin color.
-¿Verdad que Morroc está destruída?
-Sí.

Morroc, ciudad del desierto de Sograt, situada más o menos al sur de la capital, Prontera sufrió un accidente horrible muy extraño haría cosa de unos meses. El castillo sin saber por qué había estallado en pedazos, dejando un extraño agujero oscuro en el centro, y muchos muertos. Nadie conocía la razón.

-Verás. Te explicaré la historia –dijo, en su cara se veía que la conversación duraría bastante rato.

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #26 en: 11 de Agosto de 2008, 01:25:49 am »
habeis visto que gelmir ya tiene hasta un logotipo de la historia? xDDD (hecho por mi D: bueno, me salio mal)
proximamente venderemos camisetas con el logotipo y mochilas y espadas y hasta pcs D: (?)


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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #27 en: 11 de Agosto de 2008, 20:06:56 pm »
buaaaa yo no salgo TT.TT

y sigo sin tener powa *snif*

lo proximo será un anime XD

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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #28 en: 17 de Agosto de 2008, 03:07:12 am »
CAPÍTULO 13: MUCHOS IGNORAN QUE EL FINAL ESTÁ CERCA

>>Hace mucho mucho tiempo... hablo de siglos incluso, milenios; fue iniciado el Ragnarök. En esa batalla, muchas bestias salieron a la batalla, fue realmente la mayor masacre en este mundo, que podría haber terminado con la humanidad y la vida, pero por suerte no fue el fin del mundo para nosotros. Dos personas lograron sobrevivir y procrear para seguir con la raza humana... Una de esas criaturas era prácticamente el demonio: Satan Morroc. Y un joven héroe, perteneciente a la clase espadachín luchó contra ese ser con una espada legendaria, dicha espada no tenia nombre, pero albergaba tal poder... que derrotó a Morroc.
Luego, este selló a la bestia en el desierto, y para ello tuvo que sacrificar su vida. Un tiempo después, encima del sello se construyó una ciudad, la conoces, Morroc.
La hicieron con el fin de proteger al sello, que no se rompiera... al parecer el sello no fue bien protegido, y el héroe que encerró a aquella bestia ya no existe... Lo único que queda de él no son mas que sus meros sentimentos, los que sintió durante la batalla contra el diabólico Morroc. Miedo, Desesperación, Odio y Dolor... Dichos sentimientos tomaron forma; el espíritu del héroe fue dividido en cuatro. Se les denominaron nombres como “Thanatos” con subnombres referentes a dichos sentimientos: Thanatos Odium, Thanatos Despero, Thanatos Maero y Thanatos Dolor. Cuando estas cuatro almas se unen en una sola en la cima de la grandiosa Torre de Thanatos rompen el sello que guarda al verdadero espíritu corrompido del joven héroe, denominado Memorias de Thanatos, o como muchos lo conocen: Thanatos Phantom.
Sólo la espada del joven héroe puede destruir las cuatro muramasas y encerrar a Satan Morroc.... Pero este rompió su sello, y Morroc ha sido diezmada... ¿Sabes qué significa esto? Si no detenemos a esa bestia... Iniciará de nuevo el Ragnarök, y esta vez no habrá salvación, se despertará la ira de Loki. Si el sello fue roto, quiere decir que el mundo en el que estaba encerrado ahora conecta con el nuestro, y aún está planeando la batalla final...

Había verdad en sus palabras. Hace cosa de dos años, Morroc, ciudad situada en el  desierto de Sograt, tuvo un accidente mortal. El castillo, sin razón, estalló en pedazos, dejando un misterioso agujero negro en el centro en el cual nadie se atrevió a entrar. Sin embargo, la gente sigue viviendo en la ciudad, ignorando el peligro que sin duda, les acecha, esperando el mejor momento para atacar.

-Oh rayos... ahora entiendo muchas cosas, Bianca... Nos acechan tantos peligros...
-Y respecto a Seyren... No sabemos qué propósito tiene ni en qué bando está...
-Oh... yo sé bastante de eso... déjame contarte...
-Adelante.

Le conté toda nuestra aventura tras el derrumbe en Payon, de Seyren y su historia, de su espada, de la tumba... etcétera.

-Seyren, ese Seyren –continué- es un simple monstruo, tenía un propósito malvado y sólo será controlado por su maestro, el científico ese...
-Espera... creo que no sabes una cosa... –dijo, cortando mi frase- el científico fue asesinado.
-¿Sí?
-Sí, ¿sabes por quien? Por la clonación de tu padre –afirmó- aquel científico hizo copias de todos sus compañeros, pero quiso perfeccionar el clon de Seyren... Tanta perfección dotó a este de una inteligencia aún mayor, y ya te imaginas el resto.
-Veo que sabes más de lo que pensaba... –dije- Una cosa Bianca, tengo una duda.
-Bueno, dime.
-Sabemos sobre la portadora del Viento, eres tú. Sabemos sobre la Tierra, que soy yo. El fuego... era Lucy... ¿Y el agua?
-Hmmm... Me temo que eso no puedo desvelarlo, Gelmir. Descúbrelo por ti mismo –dijo, con una extraña expresión en la cara- Está todo dicho Lord Gelmir. Creo que necesitas entrenamiento para dominar tu elemento así que decidí entrenarte... Mañana empezamos.
-De acuerdo... –dije, inclinándome para hacer una reverencia- Muchas gracias por haberme salvado la vida, supongo... Aunque en este estado... no me es muy feliz vivir... –suspiré- En fin...

Fui a mi casa y le conté todo a Stangckle, que triste me dio su pésame, pero solo sirvió para recordar una vez más que había perdido lo que más amaba. Pasaron dos meses durísimos para mí... de día, Bianca me imponía duras prácticas y teórica sobre el control del elemento. En esos días no mostré ni una sola sonrisa, ni un solo signo que denotara una ligera alegría. Tenía el hondo pesar en mi corazón. De hecho, las noches la recordaba, y me entraba una tristeza tan grande que no podía dejar de llorar. Mi amor por Lucy era difícil de explicar, era muy intenso y verdadero. Cada vez me daba más cuenta de ello, y me maldecía por el tiempo en el cual podríamos haber sido felices, aunque fuera poco... Una tortura mental que parecía no tener fin... no había alegría para mi. En esos momentos sólo pensaba en completar mi misión, y morir...
Al menos logré aprender realmente a controlar la tierra. Usaba el elemento para saber si se acercaba gente en la distancia, y por el ritmo o la manera de sus pasos, reconocer a esa persona. Había personas que al pasar cerca de mí sentía como una dulce caricia sobre la tierra y en mí. Pero otras eran un horrible estruendo y una tortura para la pobre tierra, que parecía incluso que la oyera agonizar. También aprendí a usarla como ofensiva, y a mover objetos con el poder de la Tierra. Aunque como expliqué, no me alegraba mucho...
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Re: ~Señor y Huérfano~ La aventura que cambió la vida de Gelmir
« Respuesta #29 en: 30 de Agosto de 2008, 12:41:09 pm »
tio, no dejes de escribir es buenisima  /idea , ojala yo supiera escribir tan bien
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