Prólogo: Ragnarok.
Parte 6.
Yumina me guío por el campamento hacia el sector sur, deteniéndonos en una de las tantas viviendas del sector.
- Hermana, Charles, ¿Qué hacen por aquí? -
Una High Acolita nos observaba con una mirada traviesa desde atrás de una casa aledaña.
- Kinuhata, ¿No se te dijo que dejaras de entrenar por unos días? Así jamás pasarás la prueba del Campeón. -
- No hermana, no estoy entrenando, cumplo con mi fase de meditación y paz corporal. -
- Entonces ¿Por qué estás acosando nuevamente a tu futuro mentor? -
- ¿Acosar dices? Aunque no niego que estoy muy emocionada, más aun pensando que tendré a uno de los mejores campeones del campamento Midgard como entrenador. Pedir consejos y hablar sobre mi futuro no va contra las reglas de la prueba final. -
- Como digas. -
Yumina ignoró a su hermana, y tocó con cierta agresividad a la puerta de la casa de Di Stéfano. No hubo respuesta, por lo que Yumina tocó con más fuerza aún.
Kinuhata aprovechó el momento que crucé miradas con ella para llamarme con un gesto silencioso de manos.
- Charles, Charles. -
Me susurró con un tono apenas audible. Me acerque a ella en respuesta a su llamado. Kinuhata es una High Acolyte de 17 años, pelo corto color marrón, con un parecido notable a Yumina, con los mismos ojos color esmeralda.
Con una altura de 1 metro con 64 centímetros y un cuerpo similar al de su hermana, pero con un busto más pequeño, a la vez que su cintura y piernas son más hermosas, mejor moldeadas. Sus ropas del oficio son negras con sus detalles color rojo.
- ¿Han avanzado en su relación con Yumina? -
Dijo riéndose pícaramente. Mi reacción no se hizo esperar, pero antes de decir o hacer cualquier cosa, Kinuhata se cubrió la cabeza con sus manos. Al no ver la respuesta que esperaba me miró confundida.
- ¿No vas a golpearme como siempre? Eso quiere decir, que si avanzaron esta vez. Oh que emoción. -
- No tengo idea de que hablas, pero estás equivocada en todo lo que piensas. -
- ¿Hmmm? Tu reacción parece ser sincera… -
Un grito seco nos distrajo.
- Ah Yumina, ¿Qué haces aquí? -
El grito provino desde adentro de la casa.
- Necesito que abras la puerta. -
Respondió más calmada Yumina al ver que por fin consiguió respuesta.
- Lo lamento, no puedo atenderte hoy, vuelve otro día. -
- ¿Cómo dices? Di Stéfano, no es momento para bromas, abre la puerta. -
No hubo respuesta. La furia de Yumina comenzó a elevarse como espuma, golpeando la puerta cada vez más fuerte.
- Si no abres tiraré la puerta, sabes que soy capaz de ello. -
Nuevamente no hubo respuesta. Yumina enfada, de un golpe de su Stunner rompió el pomo de la puerta y con una fuerte patada, tiró la puerta. Posteriormente, la HP entró, invadiendo un hogar ajeno.
- Deberías de ir con ella, hoy está verdaderamente enfadada, no sé qué le hiciste, pero mejor hazte responsable. -
Fui empujado por Kinuhata con una gran fuerza. Estas hermanas son cosa seria, tienen una fuerza bruta impresionante.
Entro en la casa de Di Stéfano y lo veo sentado contra la pared, con Yumina frente a él.
- Disculpa Yumina, te juro que a mí me duele tanto como a ti. -
- No sé de qué me hablas. -
- ¿No vienes por el tema de Charles? -
- ¿Cómo supiste a lo que venía? -
- Por lo mismo, te pido disculpas, yo hubiera preferido morir junto a él… Wah Charles, ¿Estás vivo? No puedo creerlo. -
¿Muerto? Esa reacción me dejó sin palabras. Di Stéfano se puso de pie y fue a abrazarme, apretándome los brazos, golpeando mi espalda, incluso me dio una fuerte y dolorosa patada en las piernas.
- ¿Qué demonios te ocurre? -
Grité enfadado, empujando al campeón con mis manos. Di Stéfano es un hombre de 21 años, de mi estatura, de ojos negros. Con pelo largo y blanco, amarrado con una larga trenza. Sus ropas de campeón son blancas, con detalles rojos y cinturón negro.
- Charles, estás vivo de verdad. No vuelvas a repetir lo que hiciste, no la volverás a contar. -
Yumina tomo por los hombros del traje a Di Stéfano, levantándolo en el aire.
- ¿Dices que Charles pudo haber muerto? Explícate. -
- Yumina, calma por favor. -
La chica baja al campeón, cruzándose de brazos mientras espera una explicación.
- Sabes que ayer fuimos a entrenar a las cordilleras de Manuk como de costumbre. -
Yumina asintió con un movimiento de su cabeza.
- Sabes que lo más peligroso por las cercanías son los hillslion y los centipedes, los cuales son controlables sin son pocos, y efectivamente, hay muy pocos. -
Yumina volvió a repetir su reacción.
- Pero ayer, un grupo de tatachos por alguna razón bajaron de las altas montañas hacia el valle. Como si fuera poco estábamos luchando contra un centipede y un hillslion cuando los tatachos nos atacaron. -
No hubo respuesta.
- Luchamos por nuestras vidas, acabando con el gusano y con 2 tatachos, pero nuestras heridas y cansancio nos pasaban la cuenta. Nos lastimaron, y en una acción desesperada lancé mi mejor golpe, el Asura Strike, eliminando a otro Tatacho, pero convirtiéndome en peso muerto. Estábamos perdidos, pero la suerte nos sonrío al quedar aturdido el tatacho que quedaba. Aprovechando el tiempo, Charles luchó contra el león, mientras me gritaba desesperado que huyera, que pronto recuperaría la conciencia el Tatacho, que él me alcanzaría luego. -
- Y lo abandonaste a su suerte. -
Yumina abofeteó a Di Stéfano.
- Él me golpeó, lanzándome montaña abajo, yo jamás lo hubiera abandonado. Pero está vivo, aquí frente a nosotros. -
Yumina me miró por unos segundos, se me acercó y me abrazó fuertemente.
- No estoy segura que tú seas el Charles que conozco, ya sea por tener amnesia o por otro motivo. Mis dudas me rompen el corazón, quisiera creer que esto es un milagro, pero algo no encaja. -
- Yumina. -
Fue lo único que pude decir.
- ¿Charles tiene amnesia? -
Preguntó Di Stéfano, pero nadie le respondió.
- Charles, ¿Puedes contarme toda tu historia, aquella que te interrumpí una y otra vez? -
Así conté todo lo ocurrido. Mi vida en Aldebaran, mi amiga de la infancia Leivinia, mi participación en la WoE de Prontera. El extraño evento de los hombres descendiendo del cielo y otros ascendiendo desde el fondo de la tierra. El ataque luminoso que recibí y mi despertar en medio de las cordilleras de Manuk.
- Ragnarok. -
Dijo Di Stéfano ante nuestros rostros sorprendidos.
- No entiendo el resto de cosas que mencionas, el ser del otro lado del portal ni nada de toda esa extraña historia, pero las personas que descienden del cielo para luchar contra los seres de inframundo, ese es el Ragnarok. -
- Ragnarok. -
Repitió Yumina confundida.
- No sé el motivo por el que Charles soñara sobre el Ragnarok, pero es una señal importante. -
- ¿Quién dices que soñó? Yo viví ello, todo lo que digo es verdad. -
- Sí claro, ¿Entonces el Charles que vivió con nosotros, mi amigo y compañero de entrenamiento, lo soñé yo? ¿Y Yumina también, así como parte del campamento? -
No supe que responder ante eso.
- De todas formas, ese sueño es algo que no podemos ignorar, deberíamos ir a ver al experto en el tema del Ragnarok del campamento Midgard. -
- ¿Te refieres a ese paladín solitario y extraño? No quiero ir, da miedo. -
Yumina se negó, Di Stefano soltó una pequeña carcajada ante la reacción infantil de la HP.
- Barny definitvamente es extraño, pero es una buena persona, he hablado mucho con él, podemos decir que somos amigos, así que no tienes que temer. -
Di Stéfano intercambió miradas conmigo, haciéndome entender que yo también debía ir. La verdad me conviene ir, cualquier cosa que me de pistas sobre qué está ocurriendo me viene de maravillas.
Ragnarok, ¿El destino de los Dioses? Así que la gran guerra divina por fin llegó.
Llegamos a un edificio completamente diferente al resto, siendo más lúgubre. Di Stéfano tocó la puerta generando cierta melodía especial, con lo que la puerta abrió inmediatamente.
Caminamos por la casa a obscuras, pero el campeón sabía por dónde ir, guiándonos.
Al llegar a una habitación, velas se encendieron solas y dejaron ver a un paladin sentado sobre una silla, frente a su escritorio.
El verlo me dio escalofríos, si bien tiene ciertas diferencias en el peinado y color de pelo, el rostro y su cuerpo son idénticos al paladín legendario.
- Tanathos. -
Dije en voz alta. El paladin llamado Barny levanto sus cejas en señal de asombro, se puso de pie y se me acercó.
- Así que me conoces. -