Prólogo: Ragnarok.
Parte 3.
- ¿Es todo lo que me dirás? Mi nombre no es una forma de pedir disculpas. -
No sabía que decir, ser conocido por alguien que yo no conozco es por lejos, una de las peores sensaciones que alguien puede sentir. No estoy seguro si esta gente miente o dice la verdad, si es una especie de trampa o si algo falla en mi interior.
Yo recuerdo bien mi pasado, recuerdo bien a mis amigos, familia, conocidos. Mi amiga de la infancia es Leivinia, y nadie más. Mi hogar es en Aldebaran, no en este campamento, y en ningún momento fui escogido para explorar estos lugares.
- ¿Estás bien? No estas reaccionando como siempre ¿Algo te preocupa? -
Parecía ser una preocupación sincera.
- Lo siento Yumina, pero no sé quién eres tú. -
Creo que fue la mejor decisión, enfrentar directamente el asunto.
Yumina frunció el ceño, aproximándose más hacia mí, quedando tan cerca que me es imposible el no ponerme nervioso.
Seamos honestos, esta mujer es hermosa, con ojos color esmeralda, cabello claro color rosado, con un largo de apenas hasta los hombros. Con 19 años, Yumina es de mi altura, siendo más baja que yo por tan solo un par de centímetros. Su cuerpo es completamente de mi gusto, bien proporcionado a su tamaño, sin grandes curvas exageradas, como las que tiene Neptunia por ejemplo.
Sus ropas de HP, verde claro con blanco, tienen ciertas diferencias con las tradicionales, comenzando por el largo del vestido, el cual es mucho más corto. Sus mangas no están ajustadas, estando sueltas sin poder dimensionar bien como son sus brazos. Además sus zapatos no son de tacón.
- No es gracioso lo que dices, si es una de tus bromas detente, no me gustó para nada. -
El tono de Yumina se volvió seco, ¿Estaba enojada? Lamentablemente no puedo hacer nada para aliviar su enojo.
- Yumina, no soy quien crees, yo no te conozco, ni pertenezco a este lugar, no pienses que es una broma porque no lo es. Algo extraño ha ocurrido y he venido a parar… -
No pude terminar de explicar nada, ya que aquellas lágrimas en el rostro de Yumina me dejaron mudo. La chica no dijo nada, simplemente dio media vuelta y se fue corriendo.
Intenté alcanzarla, pero ella es muy rápida, ahora entiendo porque no usa tacones.
Me sentía muy mal, aún sin conocerla no soy quien para hacerla llorar. Fue tal y como dijo Taab, “Si ella te escucha quizás se ponga triste, ya sabes, es muy sentimental con esas cosas”.
Tal vez sea yo el equivocado, tal vez de verdad sea de este mundo, pero de ser así ¿Quién es Leivinia y por qué tengo tantos recuerdos de mi vida con ella?
No sé, estoy confundido, son mis recuerdos contra aquel sincero llanto de una chica que afirma conocerme, y de varios relatos de algunos locatarios de este campamento.
Caminé por unos minutos regresando de las cercanías del bosque, tenía que pasar nuevamente por el puente para llegar al campamento.
Necesito regresar, encontrar a Yumina y descifrar de una buena vez que es lo que está ocurriendo. Si alguien tiene la respuesta que busco, ya sea buena o mala, esa es Yumina.
Unas campanadas muy fuertes inundan el campamento. La gente corre en todas direcciones preocupada, entrando en sus hogares, cerrando todo, puertas y ventanas.
Los guardias y algunas otras personas se posicionan como si fueran militares listos para una misión. Un Lord Knigth se encuentra gritando órdenes a todos.
- Compañeros, las pinguiculas se aproximan para invadir nuevamente el campamento, ya saben qué hacer, así que a tomar posiciones, POR MIDGAR. -
La euforia es total, todas las personas se dividen hacia diferentes sectores. El puente que conecta al campamento con las montañas es cerrado, mientras que el que conecta al bosque se mantiene abierto sin custodia.
En mi curiosidad escalo uno de los muros, siendo testigo de una estampida de pequeñas niñas plantas, que jamás había visto, aproximándose por el puente. Son cientos de ellas, tan pequeñas pero tan rápidas ¿Serán las famosas pinguiculas?
Una vez que estas chicas entraron al campamento, se dispersaron por todas partes, atacando todo a su paso. Las tiendas de los militares son destrozadas una tras otra. Los puestos del comercio también. ¿Nadie piensa hacer algo para detenerlas?
A medida que avanzaban, se dispersaban más y más, y en los momentos que llegaban de a pocas hacia el centro del campamento, las personas contra atacaron.
Diferentes jobs luchando contra estas niñas plantas. Ahora lo entiendo, las enfrentan cuando están dispersas, ya que todas juntas pueden ser mortales. ¿Significa acaso que estas niñas son criaturas poco inteligentes?
Me bajo del muro y frente a mí se encuentra una de estas niñas con una mirada curiosa. ¿Esta chica es realmente peligrosa? Aquella duda no dejaba de darme vueltas en mi mente.
La pinguicula miraba para todos lados intentando despistarme, pero conozco ese truco, definitivamente soy su blanco de ataque. Tomo mi hacha y me pongo en guardia.
En respuesta a mis movimientos, la niña planta me ataca saltando contra mí. Ese movimiento me tomó por sorpresa, por lo que recibo un rasguño de sus uñas con forma de espinas de rosa en mi rostro.
La niña es rápida, pero yo lo soy más, conectando más de algún golpe no mortal en ella. De pronto comienzo a sentirme mareado, pierdo fuerza en mis piernas cayendo sin remedio al suelo.
¿Esto es veneno? Seguramente son secuelas del rasguño en mi rostro. Si bien el efecto se pasó relativamente rápido, dio el tiempo suficiente para que esta niña extendiera lianas de su pequeño cuerpo amarrando mis piernas con ellas.
Me tiene atrapado en el suelo, forzándome a luchar acostado, teniendo claramente la ventaja. El no conocer a mi oponente me ha dejado muy mal parado, que vergüenza.
Suelto mi hacha y comienzo a luchar a punta de combos, con tan poco movimiento, no dejaré espacios vacíos en mi defensa. Pero esta niña es fuerte, no puedo manejarla bien, sufriendo varios cortes nuevos, los que me van mareando poco a poco.
Para mi alivio, alguien ha golpeado fuertemente a la pinguicula en la cabeza, aturdiéndola por completo. El efecto del veneno ha pasado y las lianas ya no me atan con fuerza.
Me pongo de pie para agradecer a quien me haya salvado y para mi sorpresa no es nada más que Yumina, sosteniendo un Stunner en sus manos.