Hola, mi nombre es Lhyrl y esta es mi historia.
Desde pequeño he oido las historias sobre cómo mis antecesores viajaron a un lugar llamado Rune Midgard en busca de aventuras, así que cuando fuí mayor decidí seguir sus pasos y puse rumbo a ese lugar de aventuras.
El barco me dejó en una isla, donde una chica me explicó que debía dirigirme a un castillo que había en las cercanias. Una vez allí un señor me preguntó mi nombre y me ofreció varias opciones, ir a un lugar de entrenamiento o atro sitio llamado Xatiyaro. Este último me llamó la atención, aunque no sabía lo que era mis ansias de aventura me llevaron a escoger esta opción.
De repente me encontraba en otro lugar, un bosque. Cerca pude ver una muralla, así que puse rumbo a ella. Resultó ser una ciudad amurallada llamada Payon, ahí se entrenaba la gente para conbertirse en grandes cazadores. Estube paseando por el lugar y tomé una decisión: yo también sería un cazador.
Escuché que la ciudad principal de este reino era una llamada Prontera, así que decidí dirigirma hacia allí, hablando con la gente que se encontraba por Payon conocí a una hermos chica que trabajaba como agente warp, me ofreció teleportarme a cualquier ciudad que quisiera, así que me dirigí a Prontera.
Una vez en Prontera quedé sorprendido por la cantidad de gente que había, se notaba que era una ciudad grande. Decidí dirigirme al sur, pero me encontre con una inmensa luz que surgía del suelo; de repente me encontraba en otro lugar, oscuro y lleno de gente. Desorientado empezé a caminar y de repente estaba tendido en el suelo, no sé exactamente qué pasó, pero desperté de nuevo en Payon.
Volví a dirigirme a hablar con la agente warp y de nuevo volví a Prontera, esta vez esquivé la luz y llegué al sur, salí de la ciudad y me encontré ante un campo enorme.
Dando un paseo encontre unas bolas rosas saltarinas; y en cuanto los ví lo supe, tenía que enfrentarme a ellos, esa sería la mejor opción para mejorar en el combate y llegar a ser un gran cazador. Ni corto ni perezoso saqué mi pequeño cuchillo y ataqué a aquel ponig poing (luego me enteré que se llamaba poring), me dió guerra, la verdad, fué mi primera lucha y fué dura, pero cuando creí que la mejor opción quiza sería lasir corriendo solté una última cuchillada y el pobre animalito quedo hecho trocitos. Me sentía más fuerte, la lucha me había hecho mejorar, pero no por ello me sentía mejor conmigo mismo, había matado al pobre bicho.
Me quedé ahí de pie, pensando, dudando sobre si lo que hacía estaba bien o mal. Entonces una chica se me acercó y me sacó de mi trance. Me dijó que se llamaba Gaeia, que quería ser priest para ayudar a los demás, y lo más importante, me explicó que para conseguir mis objetivos tenía que entrenar aunque tuviera que hacer daño a los pobres porings, que luego podría redimirme matando criaturas malignas, que había muchas. Decidimos que cuando estuviesemos preparados nos reuniriamos en la puerta de Prontera.
Seguí entrenando, luchando contra los porings, unos conejitos y unas vainas que aguantaban la ostia de leches, pero poco a poco llegué a sentirme lo suficientemente fuerte, y me dirigí hacia las puertas de Prontera. Ahí estaba Gaeia, sentada, esperandome; cuando llegué entramos en la ciudad y nos dirigimos al centro. Ahí hablamos con una chica que nos ofrecia enseñarnos culquier oficio; la verdad es que la tia tenía que haber estudiado mucho, porque parecía saberlo todo. Despues de unas explicaciones Gaeia era acolita y yo arquero.
Decidimos descansar y seguir al día siguiente. Ya en la cama apenas pude dormir por los nervios.
Continuará.........