Abro la puerta de una patada y aparezco empujando un carro lleno de frutas, verduras, legumbres, aceite, pan...
- ¡Dios mío, ya me sorprende que hayáis sacrificado a las vacas, con todo lo que dieron para hablar, pero ¿colgar sus cabezas?
En fin, esto es lo que he podido traer. La aeronave no puede tardar mucho, así que, con esto, la carne, la leche, las galletas, y lo que hayáis traido otros, habrá de sobra para todos. -
Me dirigo a la cocina detrás de la barra, compruebo que la bolsa de monedas (de momento inservibles) sigan atadas a mi cintura, el moño bien puesto, la llave de mi casa en el bolso, por si vuelvo... agujas, hilo, ovillos, tijeras, mi pañuelo y un sinfín de cosas que no uso nunca pero siempre traigo "por si acaso un día me sirven"... Bien, lo tengo todo....
- Señorita camarera, ¿te ayudo? He traido cosas. -