Aunque la pluma me causo miedo, ya me tranquilice un poco tal vez puede ser de alguna ave que se metió al local y la dejo caer, quiero creer eso en verdad, aunque como muchos han dicho no podemos confiarnos de que sea así, la pregunta es, confiar o no confiar en alguien, es algo difícil de elegir. Me siento sola la verdad. Todos están muy asustados, preocupados he intrigados y no es para menos todos corremos peligro, pero no por eso dejare de trabajar, lo he hecho años y si es de morir sera haciendo lo que se hacer, servir a nuestros clientes, y dándole un poquito de alegría a esta gente, sea quien sea.- Pensé.
-Haré algo de comer!, vacas no tengo, nos quedan unas gallinas y algo de verduras, y obviamente cortesía de la casa, ya que a nadie se le a cobrado nada por razones obvias, pero si salimos con vida y llegamos a la capital les cobrare el doble.- Les dije guiñando un ojo y una sonrisa traviesa en el rostro.
Muchos se sonrieron por la broma y me sentí mas tranquila, ya que si los ángeles se infiltraron entre nosotros, también hay personas en mis mismas condiciones, solas y con miedo. Finalmente entre a la cocina, a ver que podía hacer con los pocos víveres que nos quedaban en la Taberna.