-¡Eh, tú, peliazul!-grito fuertemente para que me escuche- ¡Intenta cargarte el pico del mástil con tu magia!, ¿entendido? ¡La cabeza del dragón! ¡Tenemos que incrustarla ahí!
Hice lo que me pidió al acto. Levanté mi bastón y luego apunté hacía el mástil, pronunciando el conjuro "¡AQUA!". Ese conjuro debería ser lo suficiente mente potente para romer el mástil sin que salga ardiendo. Y efectivamente, se rompió, pero quede totalmente expuesto al ataque del dragón al darle la espalda.
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Ahora mismo no tengo ni idea de donde está situado el dragón, ni lo largo que es el mástil. Kaume es un buen mago, pero no puede mover objetos con la mente y menos algo tan grande así que lo dejo a manos de Bianco.
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