Hay unos guardias rodeando Rachel. Los veis de lejos y no parecen guardias del reino. Cuando os acercáis, sentís un escalofrío, ya que están como ausentes,, como si fueran zombies. Como si ellos mismos no tuvieran consciencia de sus actos. Están en la entrada de la capital, alabarda en mano, firmes para todo aquel que ose entrar. No se les escucha respirar, ni se les escucha quejarse... ni nada.