Noto una presencia a mi lado. Es una persona, emite el calor propio de una de ellas. No puedo verle la cara, sigo sin poder mover siquiera los ojos. Me agobia este sentimiento de inutilidad. No ser capaz de controlar mi cuerpo me... aterra. Oigo un sonido amortiguado: ¿algo cayendo contra el suelo?. Espera, algo más llega a mis oídos. No puede ser lo que creo que es. Que alguien me diga que es broma. ¿Música? Este o esta que está a mi lado, ¿me está tocando música? ¿Pero qué cojones...? ¿Estoy en mitad de un festival y no me he enterado? O mejor, ¿he subido al Cielo, San Pedro me ha abierto las puertas y los putos querubines están tocando a coro?
Las notas se deslizan por mis recién despiertos oídos. Es una melodía extraña, quizás demasiado alegre para mi gusto. Permanezco quieta durante unos minutos mientras escucho la melodía. Sea quien fuese esta persona, no está intentando hacerme nada "malo". ¿Qué es esto? Una repentina calidez recorre todo mi cuerpo. Siento que la presión sobre mi cuerpo desaparece lentamente y que el dolor del brazo mitiga un poco. No puede que ser que esa cursilería de música esté logrando que recupere parte de mis energías. Es demasiado patético. Pero es verdad, aquí no hay ninguna presencia más aparte de esta persona.
Vuelvo a intentar abrir los ojos, esta vez logro hacerlo lentamente. Veo todo borroso, además, mi vista se está acostumbrando a la oscuridad, aunque todavía no logro ver demasiado. Intento girar mis ojos hacia la persona de mi lado, pero veo que ya no permanece a mi lado. Enfoco la vista al frente: veo varios cuerpos moviéndose. Giro mi cabeza hacia ambos lados, mi vista ya está totalmente acostumbrada. Estoy tumbada en el duro suelo, mis ropajes están rotos por algunos sitios y manchados de arena. Iba a tener que comprarme un conjunto nuevo, genial. Echo un vistazo alrededor, ¿eso son los restos de la nave? Definitivamente hemos debido estrellarnos. Debo moverme.
-¡Agh! ¡Joder!- al intentar incorporarme y moverme un fuerte pinchazo vuelve a mi brazo. Parece que no estaba curado del todo. Normal, esa musiquita tan "mírame estoy saltando por un prado feliz de la vida" no iba a poder curar ni un simple rasguño. Era obvio.
Alzo mi otro brazo hasta mi frente. Era cierto, era mi sangre. Tenía un pequeño corte en la mitad de ella. Muevo mi mano hasta la pequeña bandolera sujeta a mi cintura y saco unas cuantas vendas. Mierda, antes necesitaría curarme el otro brazo, si no, no podría vendarme a mí misma. No me quedaba otra opción que usar mi magia. No debería, pero debía moverme rápido antes de que ninguno de la nave se acercara. No quería formar parte de una vomitiva escena de preocupación grupal. No me importaban. Si estaban muertos, mala suerte.
¿Al final es de noche, no?