Una noche en la que me desvelé admirando los dibujos de Paul Johnson y ver tanta mutilación me entraron ganas de comer algo, algo contundente, dignos de ser un desequilibrante en cualquier metabolismo. Así fue como me dirigí a grandes trancadas hacia mi querida cocina, la cual estaba con la luz encendida producto del descuido común, esos descuidos comunes que hacen que mi costo de vida suba siempre entre cuarenta y cinco a trecientos cincuenta y cuatro pesos los meses (Mas sobre todo en meses de invierno), dentro de ese descuido encontré rastros de comida humana. Pero no era cualquier comida humana, era esta exquisita-sabrosa-reverenciada-salada-aceitosa-picante comida oriental que inunda nuestra actual sociedad. Al fin de vueltas y revueltas decidí servirme un inmenso plato de arroz y carne (¿Que carne era? No lo sé, no importa) y me lo comí mirando los edificios que me rodean. Hacía frió esa noche.
Cuando terminé de comer esta enormidad de plato digna de desafiar cualquier montaña de las lunas de Saturno procedí a recostarme. Los parpados pesaban como dos grandes cinceles de artistas griegos ya consumidos por los eones, y lentamente entré en un sueño del cual desperté agitado.
El sueño me situaba en una ciudad arquetipica de americalatina, y me dirigía hacia algún lugar, un departamento talvez a través del metro de dicha ciudad, un metro limpio y ordenado con una arquitectura digna de M. C. Escher. El metro no era un típico metro donde los trenes van dirigidos solo por computadoras, era un metro que avanzaba según lo que quisiera el maquinista. De hecho una de las paradas cuando ya casi salía del anden subterraneo de alguna estación se detuvo para que accediera un cargamento de Insulina. Si, el metro también servía de carga. Luego de este paulatino viaje en metro llego a alguna estación y me bajo, llego a una habitación normal. Veo una pastilla de un azul oscuro (Ojo, no era viagra). Sabía que era una droga.
No sé por que me la tomé, ni tampoco sabía lo que iba a provocar. Al fin de unos cuantos minutos me recosté en la habitación, había una cama con un peculiar diseño romboide. También había una una pantalla de algún ordenador, la cual tenía una sola imagen con un dibujo en blanco y negro ¿Que era el dibujo? No logro recordarlo pero se que sos formas comenzaron lentamente a tomar vida, ademas que alguien me hablaba desde afuera de la habitación y me preguntaba si estaba bien. Noté como mi voz comenzaba a relajarse al igual que la imagen que oscilaba lentamente, pero cada vez mas rápido. Ya no había habitación, solo se veía la imagen proyectada por el monitor. Ya no oscilaba, era un movimiento indescriptible, dignos de provocar un colapso epiléptico a cualquier mortal. Yo ya no era mortal, yo flotaba revoloteadamente en la imagen. Fue cuando esta apresurada carrera de sueños se volvió contra mi. Sentí que mi corazón aumentaba drásticamente. Demasiadamente rápido, tanto que dejé de alucinar y sentí que se detuvo, mi corazón se había detenido. Fue cuando desperté y lo primero que hice fue tocarme el corazón, latía normalmente y me levanté para buscar algo de comer en la cocina. Eran las 6 de la mañana y no volví a soñar.
¿Que comida no te gusta?