8.-[Demonios del Valhalla]
Un gran número de barcos anclaron en las costas de la gran isla de odín. El primero en poner un pie sobre los mosaicos rústicos del lugar fue Baldr con su bota pesada y metálica que resonó en aquél lugar desolado. Pronto todos los capitanes se posaron a los lados de Baldr, sus armaduras brillaban con tanta intensidad por los rayos dorados del sol que desde la lejanía parecería que un haz de luz naciera de la nada. Espadas, escudos, cascos y un gran equipo de asalto forraban a los Mayores sedientos de venganza por la antigua derrota.
-Y bien, ¿Cuál es la primera parte del plan? –Exclama Lady Amy cuando voltea a ver de reojo al Paladín que desde que llegó no ha cambiado el semblante de seriedad.
-No comas ansias Amy, primero tenemos que explorar la zona… hace mucho tiempo que no pisamos estas tierras—Le responde a Lady Amy con la gran tranquilidad que caracteriza a Sir Andrew.
El gran paladín sube imponentemente las escaleras del muelle hasta tener una perspectiva mas amplia de la isla. Una gran flora hermosa y verde recubre todo el suelo, árboles a los costados frondosos e iluminados por la humedad de las hojas tras lluvias anteriores. La brisa era fresca, alimentada por el choque de las olas del mar con los arrecifes laterales altos y rocosos. Baldr da media vuelta y repasa con la mirada a todo el ejército que frente a él se encontraba.
-Hace aproximadamente diez años llegamos a esta isla con el fin de expandir el poder de nuestro antiguo rey Tristán lll, así que conocemos cada centímetro del lugar—Alza la voz para que todos puedan escuchar ayudado por la monotonía del lugar— Quiero recalcar que nuestra misión es encontrar la copia del “Fluore Yggdrasil” para así detener a los seres de oscuridad que han estado apareciendo alrededor de Rune Midgard. Hemos tenido momentos tristes desde que nuestra amada ciudad fue derrocada por el enemigo, pero si esta misión se cumple, estaremos un paso más cerca de encontrar a quienes nos hicieron esto… así que ¡¡¡Están conmigo?!!! –Sus últimas palabras fueron un grito ensordecedor que hizo estallar la euforia de los equipos de expedición en golpes sobre las cubiertas de las embarcaciones, otros alzaban sus armas al aire cuando le contestaban a su Capitán que estarían con el hasta el final.
La madera de cada barco era golpeada por las botas metálicas de todos los soldados que iban desembarcando a prisa para tomar formación sobre las tierras del Valhalla, tras Baldr que atrapa el casco que le arroja Sir Edmond para usarlo y completar su armamento. Cuando todos los guerreros están agrupados por bloques, Baldr agita el brazo derecho hacia adelante para comenzar la marcha.
-Baldr ¿Tenemos que llegar hasta el final de la isla verdad?—Dice Sir Siracuse, quién camina aun lado del Paladín, arrastrando su imponente martillo de dos metros de longitud por el suelo. Baldr solo se limita a asentir con la cabeza, tiene la mirada enfocada al frente, siempre manteniéndose unos pasos al frente de los demás.
-Espero que cuando sepamos como llegar al Yggdrasil no sea demasiado tarde.—Dice Lady Amy con algo de duda en su voz.
El ejército se compone de toda clase de guerreros, arqueros, sacerdotes, hechizeros y herreros con sus grandes cargamentos de metal y varias armas. Todos marchando sin perder la formación, poco a poco alejándose de sus medios de transporte. Delante puede verse un gran arco en grietado, conformado por grandes bloques de piedra que simulan una entrada hacia la zona central de la isla, ya no se puede escuchar el golpear del agua marina sobre los arrecifes, ni ver el pasto brillante, solo un gran camino arenoso forrado con varios recintos semi destruidos y el suelo teñido de rojo en zonas aleatorias hasta donde los ojos de los capitanes alcanzan a ver.
-¿Qué significa esto?—Dice Sir Gray, mientras se apoya en una rodilla sobre el suelo y toma algo de tierra con la mano para verla mas de cerca—No recuerdo que en la última visita el suelo tuviera...—De donde ha retirado la tierra con la mano brota una espesa y burbujeante cantidad de sangre hacia afuera que toca apenas las botas de piel de oso de Gray—¿Sangre?.
Todos los capitanes se voltean a ver entre sí cuando son interrumpidos por sonidos parecidos a gemidos y gruñidos que provienen del otro lado de la isla.
-Baldr voltea hacia atrás y grita lo más fuerte que puede—¡¡Preparados!!—Desenvaina la espada y golpea el suelo dos veces con ella.
Todos los soldados se arman en un abrir y cerrar de ojos tomando posición de defensa, los lanceros se adelantan a los capitanes inclinando sus lanzas cuarenta y cinco grados hacia el frente.
-¿Qué rayos esta pasando?—Amy se recoge el cabello de la frente hacia atrás para luego ponerse el casco y colocar su espada de punta en el suelo del mismo modo que Baldr.
-No lo sé, pero sea lo que sea… ahí vienen.—Contesta firme Sir Edmond después de asegurar su escudo al brazo derecho.
Una gran masa color negro se acerca con velocidad frente a ellos, provocando un ruido repetitivo similar a grandes golpes sobre el suelo. Gruñidos muy graves de bestias hambrientas llegan hasta los oídos del ejército que ya totalmente armado espera la embestida.
-Baldr se pone el escudo frente al cuerpo envolviéndose casi en totalidad para después gritar--¡¡Listos!!—Ya se puede ver con claridad que lo que se acerca corriendo es una gran urbe de demonios sin organización alguna que emergen de todos lados de la isla, cada vez amotinándose en mayor cantidad frente del ejército.
-¿Qué son esas cosas?—Pasa saliva por la garganta Andrew logrando ver que varios de aquellos demonios vierten sangre por donde pasan.
La gran horda de demonios salta hacia los lanceros siendo atravesados con facilidad por las puntas afiladas de las lanzas pero por su gran robustez, lanzan a los soldados por el aire hacia atrás para impactarlos con los espadachines.
-¡¡Ahora!!—Baldr sacude su espada hacia el frente para que los Paladines y Crusados empujen con los escudos por delante a los demonios, limitando su avance, mas sin embargo varios de ellos se cuelan entre la formación atacando violentamente a todos los soldados.
La formación se había roto, demonios y guerreros se encuentran mezclados peleando unos contra otros. La guerra ha estallado en el Valhalla.
-Sir Siracuse empuja con el hombro a los demonios ya que estaba casi de la misma estatura que ellos, luego los arremete con un golpe del martillo que hace retumbar la tierra-- ¡¡Amy!!, ¡¡Cubreme!! –Alcanza a agacharse cuando la espada de Lady Amy le pasa por encima de la cabeza y luego de un gran salto cae en medio de la muchedumbre oscura, lanzando a todos los demonios que puede por el aire con el blandir de su martillo.
-¡¡Coloquen las barreras de fuego frente a los lanceros!!, ¡¡Exorsistas!! Formen un circulo de luz alrededor de los hechizeros para que no puedan acercarse!!—Grita Baldr señalando la posición en la que deben colocarse.
La gran masa de demonios es interceptada por murallas de fuego que nacen instantáneamente del suelo, aun así, varios de ellos pasan entre las llamas para, destrozar de un solo golpe a varios espadachines.
-¡¡Baldr, son demaciados, están haciendonos retroceder!! –Grita Sir Andrew al instante que retiene a uno delante del escudo y con dificultad lo empuja al frente para atravesarlo con la espada.
Baldr Empuña con fuerza tanto el escudo como la espada y se lanza al frente de los muros de fuego, quitándose del camino todos los demonios que puede hasta quedar a la par de Sir Siracuse. Entre los dos destajan y aplastan a los enemigos uno por uno abriéndose camino.
-Grrr…¡¡Siracuse!! Vuelve atrás y asegurate que los Sacerdotes no dejen morir a ninguno de mis soldados—Aprieta los dientes ya con furia en los ojos empujando con el escudo hacia el frente pero es interceptado.
Siracuse da un fuerte martillazo sobre la tierra liberando una onda de choque que lanza a varios de ellos contra las ruinas, dejando parte del terreno libre a Baldr. Todos los Sacerdotes mantienen activas las barreras de luz alrrededor de los Hechizeros para que ningún demonio pueda penetrar la defensa más importante, en tanto los espadachines luchan cuerpo a cuerpo con cada uno de ellos.
-¡¡Los arqueros, que formen dos lineas laterales alrededor de los equipos de expedición y desde ahí ataquen para reducir la cantidad de enemigos al centro!!, cuiden a los Sacerdotes!! –De un fuerte grito Siracuse hace dos formaciones paralelas de arqueros que cubren a los espadachines por los costados.
El campo de batalla era una combinación de tormentas frías y fuego muy quemante así como golpes sobre las armaduras y espadas de los guerreros que eran azotados por todos lados por la fuerza descomunal de aquellos seres de oscuridad. A pesar de los esfuerzos descomunales por parte de los soldados, la cantidad de demonios no disminuía, era como si aparecieran de la nada, sin embargo en el ejército se notaban grandes bajas en las zonas de espadachines y lanceros.
-Baldr queda en silencio un momento pero no detenía sus ataques, fácilmente decapita a varios de ellos y empala a otros con la afilada espada que ya ensangrentada en su totalidad, en cada movimiento lanza sangre por todos lados—…..¡¡Usen el movimiento!!...—Golpea a uno de los demonios sobre la cara, haciéndolo girar antes de caer en el suelo y atravesarlo por el cuello.
-¡¿Qué?!, Baldr si lo usamos quedaríamos desprotegidos en dado caso de no acabar con todos!! -Queda perpleja al escuchar la orden de Baldr.
-Es la ultima opción..—Baldr es empujado hacia atrás por cinco demonios que lo lanzan por el aire hasta caer aun lado de Sir Andrew.
La capitana de los Lords analiza las palabras de Baldr y todo a su alrededor, toma la decisión de alzar su arma en el aire y darle tres giros para atraer la atención de todos los espadachines que siguen luchando a más no poder.
-Bersek….—El cuerpo de la joven emite una onda de calor que empuja a los enemigos hacia el frente, sus botas de hierro se unden sobre la tierra con gran facilidad fundiendo las rocas del suelo. Una mirada penetrante y rojiza enciende al máximo la estamina de su cuerpo comenzando el ataque con un espadazo que manda a volar a tres de un solo golpe.
Pronto todos los espadachines sufren la misma transformación y arremeten con furia a los demonios destajandolos uno por uno. La gran cantidad de energía concentrada en un mismo lugar neutraliza la magia de los hechizeros y sacerdotes que automáticamente retiran las barreras que tenían plantadas.
Cada Lord adopta súper velocidad, sus embestidas eran brutales, de una hacían estallar el cuerpo del demonio como si fueran tan frágiles. Ríos y ríos de sangre y partes de sus cuerpos se riegan por el suelo, cortadas por el filo de las armas. El mar de demonios ahora empujado hacia atrás pierde fuerza constantemente. Andrew, Amy, Edmond y Gray limpian el camino con facilidad, estacando a cada uno de ellos exactamente en el corazón, parecía que ya no pensaban, como si su única misión fuera acabar con cualquiera que se pusiera en su camino. Por momentos varias sonrisas se dibujan sobre los rostros de los capitanes que disfrutan de dar muerte a aquellos seres de inframundo. Los espadazos sobre las ruinas las hacen retumbar hasta sus entrañas, formando grietas sobre el suelo, golpeando en el corazón del Valhalla y todos los seres vivos que ahí habitan.
-Ya empezaron…nadie los puede detener ahora…--Dice Siracuse después de lanzar a dos enemigos hacia los costados.
-Ojalá que esto pueda con ellos… si no estamos perdidos…--Leon también termina de limpiar el flanco izquierdo, reuniendo a todos los arqueros sobrevivientes en un único equipo que rodea a los Sacerdotes y Hechizeros.
-Siracuse camina hasta donde Baldr para ayudarle a levantarse--¿Te encuentras bien?—Le tiende la mano.
-Se quita el casco con la otra mano, lanzandolo al suelo y sujeta de la mano a Siracuse usándole como apoyo hasta ponerse de pie—Si…pero ya no tengo más energía.
-Creo que nadie…--Leon voltea a ver a los sobrevivientes.
La cantidad de demonios se reducía rápidamente ya que conforme aparecían eran eliminados por los Lords que habían triplicado sus fuerzas a un punto que eran imparables máquinas de pelea.
Pronto la última en quedar en pie fue la comandante Amy que, tras eliminar al último demonio, su energía se apaga de pronto, cae al suelo de rodillas pero alcanza a sostenerse con las manos. Mira atentamente el suelo rocoso ya fatigada tras la dura batalla.
-Lo hemos conseguido—Dice Amy al quitarse el casco y ponerlo en el suelo.
-La técnica Berseker triplica la fuerza pero consume toda la estamina del guerrero dejandolo muy débil…. Si no hubieran vencido…estaríamos muertos..—Murmura León respecto a lo visto, ya se encuentra en marcha para ayudar a Amy.
Baldr mira todo el panorama con desagrado. Su orgullo era tal que solo da la vuelta y lento se acerca hacia los Sacerdotes reunidos unos metros atrás de los sobrevivientes. Los guerreros que pueden estar en pie ayudan a los heridos a llevarlos con los Sacerdotes.
-No entiendo porque aparecieron estos seres…--Se frota el mentón mientras camina hacia donde Baldr.
-Supongo que es porque el poder del manuscrito los ha despertado. El que esté haciendo todo esto esta trayendo a la vida a seres mitológicos y muy fuertes –Le responde el Paladín.
Poco a poco los sobrevivientes se amotinan alrededor de los Sacerdotes para recuperar sus energías. El sol esta apunto de ocultarse en el horizonte, dejando un aire de muerte y destrucción sobre las tierras sagradas. Pareciera que de las paredes salieran murmullos del corazón de los dioses. Un eco resuena en todo el lugar poniendo fin al arduo día de batalla.
~Continuará~