Bueno, tenia tiempo que quería hacer una historia sobre mi que tratara de mi.
Me tome un tiempo libre y quiero compartirles el como se conocieron mis padres.
El Comienzo.
Tras la llegada de 2 citadinos, con el fin de luchar por sus ideales, formar una familia y ser felices. Recorren la ciudad de Prontera hasta llegar al hogar de la dama, la Iglesia, no podían esperar más, Hoy era el mañana.
Era una pareja como cualquier otra, enamorada, dispuesta a pelear hasta la muerte si fuese necesario. Aquel Mercenario que daba su vida por sus beneficios económicos pero sin dejar a lado a su hermosa Dama quien le había enseñado que el dinero no lo era todo, si no ayudar al prójimo para recibir. Eran el uno para el otro, inseparables. aquella curandera que le conocio en el sur de Izlude tras el viaje que realizo con el obispo Zhed para proponer a los citadinos ayudar a los demás incluyéndose en el grupo de el ministerio de la Iglesia de Prontera.
Varios Mercenarios de Alberta estuvieron presentes en la llegada de el obispo con varios acólitos. Comida, Banquetes exquisitos, arrodillándose ante ellos, a excepción de una familia que se le conocia como los excluidos y se les negaba por haber tenido un hijo fuera de el matrimonio, ellos estaban en contra de la religión, fuera de creencias y dejarse envolver en ideologias con el fin de fanatizarse y caer en la mediocridad.
Una pequeña acolita, le dio curiosidad acercarse a esta familia, Zhed intento detenerle pero no lo logro. Sonriente se acerco y les ofreció un poco de pan, y logro ver a lo lejos una herida en el hombre viejo. -Señor!, señor! Se encuentra bien?. Pregunto la pequeña dudosa. -Alejate niña! fuera de aquí! se lo que quieres y no lo lograras.. Ja.. Ilusos. Contestó el viejo. -Viejo.. ella solo quiere ayudar, y sabemos muy bien que ella puede. Contestó la esposa, -Qué dices vieja?, no sabes nada. Tras escuchar una larga disputa, la acolita retrocedió no sin antes dejarles el pan y a lo lejos junto sus manos tras repetir, Heal !!. El niño que acompañaba a esta pareja, hijo de ambos, se grabo en su memoria la gentileza de la pequeña acolita al ayudar a su padre y grabo en su corazón la belleza que resplandecía tras ella.
Años mas tarde el pequeño niño se convirtió en el mejor forjador de todo Alberta, solicitado por aquellos guerrilleros, famoso en las ciudades como Hephaestus, dios de el fuego y la forja, aclamado por herreros, artesanos y escultores. El crecía mas y mas, cada vez tenia mas gente a su alrededor pero no al quien el deseaba, aquella acolita que sin duda seria ya una mujer. El cada año volvía a Izlude a buscar a aquella dama, sin duda cada año el lo veía imposible, no sabia su nombre, no sabia si tenia familia, si era famosa, si la gente la desconocía, tantas preguntas que atormentaban a Hephaestus cada año.
-Señor, señor! ha recibido una carta! una carta de la señora Helena!!. Dijo un mensajero de Hephaestus.
-¿Helena?, ¿Que Helena?. Contesto.
-Señor! La curandera mas famosa de todo Prontera! Quien curo a su padre!
-Qué dices?.. (Por dentro me removía la espina, me emocionaba escuchar eso, sentía que mis latidos se aceleraban y el tiempo se detenía se hacia eterno el momento en que veía venir esa carta a mis manos). Pensó. -Dame! que esperas!.
-Si señor! aquí tiene.
-Gracias, Ahora te puedes retirar.
Abrí la carta cuidadosamente y comenzó a leer.
Hephaestus:
Hace años que te vi por primera vez y ultima vez.
El tiempo mata lo que la distancia no deja venir.
Buscame...
Qué?, Eso es todoo? Me molesto leer tan poco, saber tan poco y no entendía nada..
A la mañana siguiente Hephaestus tomo todo lo que hacia falta a su gran remolque, uso todo lo que estaba disponible para el vistió su mejor traje, se retiro sus peores barbas y emprendió su viaje hasta Prontera.
3 días despues logro llegar a Prontera, aquella ciudad que sus viejos tanto odiaban. -Que ironías.. (susurro Hephaestus)
-Hephaestus? eres tu?!, dijo el obispo Zhed a lo lejos. -Si eres tu!!!, ven acompañamee! hay alguien que quiere verte!.
Miro un poco desconcertado luego de ver al obispo, vagos recuerdos volvían a la cabeza de Hephaestus, pero su curiosidad podía mas que el odio. Corrió desenfrenadamente hacia el obispo y pregunto, ¿Helena es aquella acolita?, ¿Helena es quien me quiere ver?.
-Pero que dices hijo? Helena esta en Izlude.. dijo que tenia una conversación pendiente con alguien. Que dices! quien te quiere ver es el Caballero de Prontera! quiere que le hagas unas forjas!. Que efectiva es la Mensajería hoy en día. Por cierto, no te acerques a Helena, no es bueno para ti y lo sabes.
Hephaestus se desconcertó aun mas y por dentro el mismo se decía, -Dicen que lo imposible es lo que mas buscas. tengo que ir por ella. Sin pensar en su trabajo, en ganancias y en quedar mal en algo que el le apasionaba realmente corrió a el sur de Prontera camino a Izlude.
-Lo siento Zhed! Otro día sera!. Grito a lo lejos Hephaestus mientras se alejaba de el lugar.
En la noche Hephaestus llego a Izlude en la salida de Izlude comenzaba la gente a gritar 10!! 9!!! el miraba a todos lados
-Que pasa?! Preguntaba Hepahestus dudoso.
-Es el estreno de la Nave de Aerostática, ahí va la curandera! Van hacia Yuno!!! Yeeeeee!!!!. Gritaba un citadino asombrado.
Hephaestus dejo toda su armería y corrió hacia la Nave.
-Helena! Helenaaaaa!!!!!!!
Un silencio ensordeció por segundos Izlude, el conteo paro, todos miraron que Hephaestus le hablaba a Helena, tras conocer la historia de sus viejos, el odio que tenían hacia los curanderos, acólitos, obispos, religión, y un enorme etcétera.
Helena bajo de la nave y sonrió a Hephaestus, -Llegaste, dijo sonriendo Helena. -Ven acompañame.
Hephaestus subió a la nave y acompaño a Helena tras su recorrido, una larga platica sobre sus aventuras, sobre su vida, y de aquel momento tan memorable para ellos dos. Descubrieron que eran el uno para el otro.