Capítulo 37: La Infiltración
Y vieron como los tres se alejaban, saliendo del castillo. Raise tuvo un extraño y desconcertante presentimiento, ese "adiós" similaba a algo permanente, le llegaban sensaciones como unos... picotazos.
- ¡Paco! ¡¿Dónde está mi peco!?
- Su mascota está a salvo, joven. Lo llevamos al peco-establo. En estos momentos estamos poniéndole armadura, para protección. - Respondió un mayordomo, que había estado presente en la despedida.
- Ya que estamos aquí, disfrutemos del aire libre.
- Buena idea.
Pasos majestuosos, cuyo sonido era inaudible, como si sus cuerpos fueran plumas, se trasladaban raúdamente a través del bosque. Tenían que llegar hasta las altas montañas, donde se suponía, guarecía Thanatos. No tardaron en atravesarlo e imprimieron más velocidad a su velocidad en "tierra plana", sintiendo como el viento les olpeaba la cara y todo lo que dejaban atrás, estaban a kilómetros de su punto de partida. A la vez, frenaron en seco.
- Demasiado fácil, solo debemos encontrar una torre. ¡Dios! ¡Qué escóndite tan obvio! - Se reía el Stalker.
- Es ahora cuando debemos estar más alertas. Mantengan los ojos bien abiertos.
- Sí, sí, tranquilo Eremes.
- Subamos a esa, es la más alta y veremos todo a su alrededor. - Ideó el Ninja.
- De acuerdo, el último se retira de la misión.
- Da igual, ni siquiera te escuchamos.
Seis segundos y veintinueve milésimas después..
- ¡No hay nada!
- Pero las coordenadas indican a esa parte y está desierto.
- Para el ojo humano, sí. - Suspiró el Ninja. - Síganme. - Así hasta que les dijo que ses detuvieran. - Desde que llegamos a la cordillera, noté una fuerza y en esta sección se hace más poderosa... Esto es una ilusión. Alguién está ocultando la torre con un campo.
- ¿Puedes desvanecerlo?
- Sin problemas, solo avancen. - Y pasó el campo como alguién que se mete a una tina (?) Los demás lo siguieron.
Era cierto, ahora el edificio aunque un poco distante, estaba frente a ellos. Poseía siete pisos y estaba rodeado de esqueletos y cadáveres y custodiado por tierra y aire.
- Nos encontraremos en el último piso.
- Vaya estereotipo, siempre es el último piso.
- Nos "vemos". - Dijo, como dando una señal. Precisos, los tres es esfumaron como si se los hubiera tragado la tierra. De uno se escuchaban sus moviemientos, del otro se veían sus huellas y del tercero solo un cuchicheo para mantener su estadi de anonimato.
Los tres penetraron en la torre, cuyo aspecto interior gustaba más, pilares de mármol fino, esculturas que reflejaban mucho arte, hasta con alfombra roja, opacado por la oscuridad, sin embargo, para quien acecha de nochesabe que hay ya que sus ojos se adaptaron, tal como el grupo que se dirigía sin llamar la atención. Arribaron, aún ocultos, les parecía sospechoso que... todo era muy... sencillo, demasiado. No se cruzaron con nadie, no vieron a nadie.
En distintas partes, podían captar su maligna esencia, hasta que todos los ecos que producía se concentraron en una sola habitación. Allí fueron testigos de algo inverosímil: Thanatos tomaba una esfera negra, hecha por su sirviente, se la introducía en el pecho y comenzó a convulsionar, casi agonizando, traumático, maldiciendo y conjurando se observaba como si algo dentro de él quisiera emerger... erán cuatro, desde sus hombros, espalda y abdomen, se veían caras, un grito máximo ensordecedor y una luz cegadora inundó la sala. Cuando todo se despejo, un cuarteto de criaturas estaban a su alrededor, con algo en común: Unas máscaras.
- ¡OH! ¡MIS HIJOS! SALIDOS DE MI DESEO DE VENGANZA Y PODER... DESPERO, MI PRIMOGÉNITO. - Dijo a uno que tenñia el cuerpo de brasas. - DOLOR. - Al más enorme, asemejaba a un panda. - ODIUM. - Al contrario, este era el más pequeño, con dientes de piraña. - MAERO. - Tenía cuerpo de mujer.
Todos, a excepción del primero, tenían por cuerpo una especie de masa oscura, inmaterial. Los espectadores, atónitos, con intenciones de quedarse, como si el "espectáculo" no os hubiera amedrentado.
- Señor, finalizó, su poder se ha multiplicado pero recuerde que ahora es vulnerable.
- NO LO CREO... ME HAS SERVIDO BIEN PESAR DE SER UN ANGEL CAÍDO. - Le dio otra apariencia, la muerte sin sustancia, encapuchado, con alas y una espada. - AHORA SE TE CONOCERÁ COMO RETRIBUTION.
- Mi gratitud y fidelidad son eternas.
- ESCUCHEN, HIJOS MÍOS. DENTRO DE TRES DÍAS, ATACAREMOS PRONTERA, EL EJÉRCITO YA ESTA FORMADO Y VAMOS A ARRASAR CON EL REINO PERO PRIMERO... ¡RETRIBUTION! ¡MUÉSTRALES A NUESTROS INVITADOS LA SALIDA!. - Al oír eso, los espías reaccionaron rápido.
"Mier... nos descubrieron", no tuvieron otra opción, saltaron desde esa altura, no obstante, para alguién preparado, no había riesgo, Shadow-Sama tendió una tela gigante, haciendo de paracaídas y amortiguando la caída.
- ¡Corrán! - Con toda la información que sustrayeron, el grupo se iba, no sin que hagan el esfuerzo de escapar, una lluvia de flechas amenazaba con matarlos, ágilmente, eludían los que les lanzaban, pareciera que tenían ojos en la espalda. Regresaron por dónde vinieron, pasaron las montañas, la pradera y se introdujeron en el bosque, estaba a salvo o a lo menos eso pensaban.
- Sigan ustedes, nos han estado siguiendo desde la habitación de Thanatos.
- ¿De qué rayos estás hablando? Eremes. - Interrogó Shunn.
- ¡Que se vayan! ¡No me contradigan! Lleven lo que sabemos al castillo... ¡Es una orden! ME quedó aquí a pelear...
Preocupados, Raise y sus amigos esperaban con ansias el regreso y éxito la misión de sus camaradas, cuando, surcando los cielos, el sonido de un ave rojiza, llamó su atención. Se posó en el brazo del Crusader y empezó a aletear.
- ¿Qué demo...? Como molesta... - "Me pareció haberlo visto en algún lado"
- Esperen, creo que trata de decir algo. - El pájaro se separó y empezó a volar, trazando una "C" con su trayectoria.
"Una C... Una C... ¡Cecil!"
Fin de Capítulo 37