Capítulo 1: “Infancia”
Jhosep tiene siete años de edad ya, y ahora mismo está entrenando con su padre en el pequeño jardín que hay dentro de casa.
—¡Vamos, Jhosep! ¡Levanta más la espada! ¡Ponte en postura! —Dice papá.
—¡Sí, papa! ¡Aquí voy! —Respondo.
Levanto mi espada, de entrenamiento, alto y ataco a la parte derecha del abdomen de mi padre. Él lo esquiva fácilmente, pero yo sigo arremetiendo con tajos desde la izquierda, y hacia abajo. Sin mucho esfuerzo lo sigue esquivando, pero no me voy a rendir, ¡solo tengo que esperar una oportunidad! Doy golpe tras golpe, pero sigo sin conectar ninguno al cuerpo de mi padre, ¡estoy frustrado! Pero no me voy a dar por vencido. ¡Seguro que tendré alguna oportunidad!
—¡No hace falta que te contengas! ¡Si no atacas en serio no me sirve para entrenar! — creo que mi frustración me ha hecho decir algo de lo que me puedo arrepentir.
—¡Ese es el espíritu! Pues aquí tienes, Jhosep ¡para esto si puedes! —responde mi padre.
¡Ahaww! Mi padre me ha lanzado 3 estocadas que apenas si he conseguido llegar a esquivar de milagro ¡Cómo se pasa por haberlo motivado un poco! ¡Ay! Me ha dado en la pierna en un despiste. ¡Gracias a dios que son espadas de mentira! ¡De todos modos, esto no termina aquí! Tendré que usar eso… no me agrada, pero al menos hoy ¡debo darle aunque sea una vez! ¡Sí, no tengo otra salida! ¡Usaré esa técnica! Pero aún no es el momento… por ahora atacaré a sus piernas. Mi padre me golpea en el hombro cuando me acerco a golpearlo con una postura baja y en el costado cuando intento pegarle por encima de su cintura. ¡Esto está empezando a doler! ¡Pero no hay gloria sin dolor ni sufrimientos! Ya queda poco… Lo usaré pronto… Primero un par de ataques hacia su brazo derecho. ¡Sí! Toma este golpe lateral con toda mi potencia… como suponía, lo ha parado. Pues toma esta finta: ataco por la izquierda amago y ¡Aaah! Lo previó, me ha golpeado justo cuando iba a cambiar la dirección del ataque… Ahora es el momento de usarlo.
—¡Ah, Mamá! —digo yo, como sorprendido
—Uh… ¿Eleonor? —responde papa
Papá se da la vuelta en el momento en que nombre a mamá, y se distrae, aprovecho ese momento y ¡Golpeo en la pierna izquierda con todas mis fuerzas! ¡Le di!
—¡Ah! ¡¿Pero qué…?! —grita papá.
—¡En un combate todo está permitido! — Grito eufórico y lanzo otro golpe — ¡Toma esta!... ¡Ay, ay, ay! —grito de dolor
Papá esquiva el golpe que le iba a dar, desaparece de mi vista y me golpea desde la espalda en mi pierna izquierda, mi costado derecho y remata con un leve golpe en mi hombro. Los golpes no han sido realmente fuertes, pero a mí me duele bastante, por lo que se me cae la espada y rompo en un leve llanto mientras me tapo los ojos con los brazos.
—…eh… Jhosep… estás bien… — me pregunta mi padre algo confundido y asustado — Oye, ¿te he dado demasiado fuerte? ¿¡Te he herido o tienes sangre!? — se nota su preocupación y que está bastante exaltado.
—Snif… sniff… estoy bien. — me levanto y me seco las lágrimas con la mano, y digo — ¡Se lo voy a decir a mamá!
Salí corriendo del patio mientras mi padre me perseguía y gritaba que no lo hiciera. Al poco tiempo me da alcance y me coge por las dos piernas levantándome bocabajo. Luego me mira con una expresión seria, me zarandea un poco, y dice.
—¡Pero… serás…! ¡Ya te vale! Encima de que me golpeas a traición te vas corriendo a contarle a tu madre que te he dado un poco fuerte ¿¡Sabes lo que me hará si le dices eso!? ¡Con decir que me matará me quedo corto!
—…entonces mejor que corras. —respondo.
—¿Eh? ¿Correr por qué?
—Mamá está detrás… —papá se da la vuelva inocentemente, creyendo lo que le dije, y en ese instante ¡golpe mortal! ¡Ataco dónde más duele! ¡Lo golpeé por segunda vez hoy!
—¡Aaaa! ¡Te vas a enterar cuando te coja! —Grita papá tendido en el suelo, mientras yo escapo de allí con mi vida en juego.
¡Tengo que esconderme rápido! Si me encuentra ahora… ¡Seguramente me va matar! No, peor… ¡Se lo dirá a mamá! Aunque eso puede hacerlo sin que me coja… Entonces, ¡¿De qué me sirve esconderme?! ¡Waw… esta vez la he hecho, y bien! Se me fue un poco la mano con la broma… ¡no eso no se puede llamar broma! Me excedí por mi entusiasmo… y lo volví a liar… Es por eso que ninguno de los otros nobles quiere jugar conmigo… soy demasiado bruto… Por ahora creo que lo mejor será ir a hablar con papá…
Recorrí los largos y amplios pasillos del castillo por largo tiempo buscando papá, pero antes de darme cuenta me he perdido en una zona en la que nunca antes había estado. El estado de esa parte del castillo está notablemente más estropeado. Hay grietas en las paredes, algunas telarañas, cristales sucios y muchos otros desperfectos en los muebles.
—¡Maldita sea! ¿¡Dónde se supone que estoy!? ¿De verdad sigo en mi casa?... ¡Pues claro que sigo en ella! ¡¿Cuánto tiempo llevo perdido ya!? Seguro que horas… Mamá va a sentenciarme a muerte… supongo que puedo ir rezando… —hablo conmigo mismo, asustado y desorientado.
Seguí adentrándome en aquellos pasadizos que parecían no conducir a ninguna parte, podía notar como daba vueltas y vueltas en ese laberinto de pasillos. Intentaba abrir una que otra puerta, pero todas estaban cerradas…
—¡Jhosep! ¡Jhosep! ¿¡Jhosep contesta!? ¿¡Dónde estás, hijo!?
—¡¿Esa voz es de mi padre…?! ¡Papá estoy aquí!
—¡Jhosep! ¿¡Dónde estás te encuentras bien!?
—¡Estoy aquí! ¡Sí, estoy bien! ¡Pero me he perdido sin darme cuenta!
— ¡No te preocupes hijo! ¡Ya voy!
…
—¡Vaya, Jhosep llevo tiempo buscándote! —decía mi padre mientras venía hacia mí.
Me siento muy aliviado por fin saldré de este laberinto…
—¡Papá, lo sien…!
*SPLASH*
—¡Idiota! ¡Sabes lo preocupado que me tenías! ¡Y no hablemos de tu madre! —mi padre me había cacheteado —*suspiro* lo siento… pero te lo mereces…
—Lo siento… se me fue bastante la broma… no quería hacerte daño… Luego me asusté y pues sin darme cuenta acabé aquí…
—Está bien… no te preocupes más. Le diremos a mamá que estabas jugando, no te fijaste por dónde ibas y acabaste perdiéndote… Ven vámonos de aquí. —Papá y yo salimos de esos infernales pasadizos… y llegamos al patio donde estaba mamá dando vueltas, haciendo notar su nerviosismo.
—¡Mama! —Grité alto a la vez que hacía gestos con las manos. Inmediatamente mi madre me mira y sale corriendo hacia donde estoy. Cuando llega, me achucha y me abraza aplastándome contra sus senos. —¡Ya mamá me asfixias! ¡Suéltame por favor!
—¡Jhosep, te encuentras bien! —Dice mamá a la vez que inspecciona con su mirada.
—¡Sí, lo estoy!… Estoy bien… —dije con voz de alivio.
—Entonces… ¡¿Ya puedo matarte?! —Al escuchar esa voz tan fría y clara… junto con esa frase, mi corazón quedó paralizado y en mi cabeza mil imágenes de mí siendo vil mente masacrado por una furiosa mujer de pelo rojo pasaron como el destello de una luz.
—Está bien Eleonor, déjalo —Decía mi padre mientras se colocaba entre mi madre y yo, apartándome con su mano y colocándome a su espalda. —Estábamos jugando… y se perdió sin darse cuenta. No ha tenido la culpa.
—*Suspiro*, de verdad piensas que me creeré eso… —Respondía mi madre a la vez que se llevaba la mano a la cabeza. —Jhosep, si me vuelves a preocupar de esta manera, mejor que te prepares para lo que vendrá… —Dijo mi madre en un tonó tajante y desigual.
—S.. sí, sí… mam… mamá —Intentaba responder, pero el miedo me hacía tartamudear.
—Vámonos a cenar, ya se ha hecho tarde —Decía mi padre para aliviar un poco la tensión.
—Id vosotros, yo no tengo hambre ahora mismo —Respondía mi madre en un tono frío, después se giraba y se iba.
Yo y papá nos dirigimos al comedor. Tras llevar un rato caminando vi a mi padre mirar hacia todos los lados, no entendía muy bien el porqué de esos repentinos movimientos tan nerviosos, pero acto seguido mi padre decía.
—Jhosep, escúchame, y escúchame bien. ¡Que sea la primera y última vez que vas a esa zona de la casa! ¡Y ahora quiero que respondas con toda sinceridad! ¿¡Has entrado en el cuarto que tiene un mueble con un jarrón a su lado!?
—No… papá… No he entrado en esa habitación… Es más ni siquiera recuerdo haberla visto. ¿Por qué? ¿Qué hay en esa habitación, papá? —Al terminar de hacer esa pregunta, la mirada de mi padre cambia totalmente… Una mirada fría y punzante como el filo de una espada, por la cual, si no supiera que es imposible, diría que quiere matarme.
—Jhosep, jamás vuelvas a ir a esa zona de la casa. Si lo haces… —Mi padre cierra los ojos y suspira levemente, luego los abre y se queda un momento en silencio, para después decir —No te lo perdonaré nunca…
Imaginé que diría algo como “te castigaré”, “se lo diré a tu madre”, “te daré unos azotes”… pero esa simple frase, dicha con esa mirada y ese casi dañino tono indiferente de voz me aseguraron que en esa habitación había algo… que por mi bien nunca debería de ver. Tras un momento de reflexión lo miro y digo.
—No sé qué habrá en esa habitación… y tampoco me interesa. Por lo que a mí respecta, esa zona de la casa no existe…
—Me alegro de que digas eso hijo… Bueno, ahora vamos a comer… y luego le llevas a tu madre la comida al cuarto… a ver si así se le pasa el susto y la tristeza.
—¿Susto? ¿Tristeza?... ¡Aquí el único que ha sido asustado he sido yo!... a ver qué tal te sienta que una mujer de pelo rojo sangre y mirada llameante te amenace de muerte… y más, siendo mamá… Soy yo al que aún le tiemblan las piernas de solo pensarlo… ¡¿Y es ella la que está asustada y triste…?! ¡Estará triste por no haberme matado! ¡No te digo! —Tras decir estas frases un poco exaltado mi padre rompió en una risa incontrolable, después de reír por un rato me mira y dice.
—Jajajaja, Jhosep, aún te queda mucho que aprender sobre las mujeres. Pueden aparentar ser temibles, pero te digo que tu madre, ha pasado un gran miedo cuando te has perdido. Es por eso que se ha enfadado tanto… Jhosep, eres su hijo, si algo te pasara en nuestra propia casa… ¿Cómo crees que se sentiría tu madre? Ya sabes que es muy sobreprotectora cuando se trata de ti. Jhosep, tu eres su mayor debilidad… y su mayor fuerza…
—Um… sé que me he portado mal… y lo siento por mamá… no entiendo el porqué de que haya pasado tanto miedo… Aunque me he perdido ha sido en nuestra casa… no tendría que haberse puesto así…
—Aún no lo entiendes porque eres pequeño, pero algún día, cuando seas padre lo harás… Eso sí, no tengas prisa por hacernos abuelos… o a tu madre podría darle un ataque… Que la llamen abuela antes de los 40… sería un golpe fatal para ella, jaja —después de decir eso, mi padre vuelve a reír como loco.
Después de que llegamos al comedor nos sentamos en la mesa… que pesé a estar en un comedor digno de un rey, una habitación amplísima, llena de cuadros, espejos, muebles, telas y muchas más cosas de las más alta calidad y lujo… era simple y no muy grande, apenas si para 10 comensales. Esto es porque, pesé a ser muy ricos, no nos gusta comer en mesas que son descabelladamente largas y llenas de comida. En nuestra mesa, hay la comida justa para saciarnos y no desperdiciar más de lo necesario.
Después de comer, mi padre me cogió una bandeja con algo de comida y me llevó hasta el pasillo que daba a la puerta de su cuarto, donde se encontraba mamá. Él me da la bandeja y me dice.
—Jhosep, ahora entra ahí, dale la bandeja a mamá y dile que sientes haberla preocupado… a ver si así se le pasa ese mal estado de humor. Es muy importante que pongas cara de arrepentido… Jhosep, aún eres pequeño, pero lo diré sutilmente… Una mujer de mal humor no es agradable… y menos si duermes con ella. —La frase de mi padre sonó un tanto machista, pero podía entender lo que decía, ya que conocía a mi madre y sabía que de mal humor… no había ser que la aguantara.
—Vale, papá. ¡Me esforzaré al máximo en echarte la culpa de lo que ha pasado para que me perdone! —Mi padre me da un pequeño mamporro en la cabeza —¡Ay! ¡Qué duele!
—¡No bromees con eso! —Dijo mi padre en un tono muy serio —hay cosas en este mundo muy malas y entre ellas está tu madre de mal humor…
—Vale, vale, lo entiendo, estaba bromeando… No hacía falta que me golpearas.
—Pues si lo entiendes ve allí y pon cara de cordero degollado, y si hace falta le pides perdón de rodillas.
—Papá… que exagerado eres…
—Si tú supieras… Da igual tú solo hazlo.
Abrí la puerta mientras sostenía la mano con la otra bandeja, pude ver como mi padre se iba por el pasillo. Entré y vi a mi madre que estaba echada en la cama, con su ropa de diario puesta, levantarse.
—¿Jhosep? ¿Qué te pasa? —Preguntó mi madre algo desconcertada.
—Bueno, pensé que podrías tener hambre… así que te he traído algo de comer… —Dejé la bandeja encima de un mueble que había al lado de la puerta y dije —Y em… bueno, mamá… siento mucho haberte preocupado. No era mi intención hacerlo… Intentaré que no vuelva a pasar… Perdóname por favor.
—*Suspiro* —Mi madre dio un gran suspiro y luego me miró tiernamente —No estoy enfada contigo, Jhosep, sino conmigo. No podía dejar de pensar en la idea de que te pudiera pasar algo en nuestra propia casa… Esta maldita mansión es demasiado grande… y hay muchas zonas que incluso yo desconozco, y que pueden estar en mal estado… Si te hubieses caído en algún agujero o te hubieses cortado con algún cristal y te hubieses hecho daño… jamás me lo perdonaría.
—No entiendo por qué te culparías a ti misma… tú no tienes la culpa. Además, es normal que me caiga o me haga daño… el lugar no creo que importe mucho…
—Bueno, cuando tengas un hijo lo entenderás —Mi madre se levanta y viene hacia mí.
—Siento mucho el haber casi pagado mi frustración contigo… Espero que me perdones —Dijo cuando estaba frente a mí y a medida que me daba un gentil abrazo y me estrechaba suavemente contra sus senos.
—Yo también lo siento. —Hice un poco de esfuerzo disimulado para que me dejará libre, ya que me parecía vergonzoso y luego dije
—deberías de comer, la comida se va a enfriar.
—Estaba bien, hijo. Ahora ve a bañarte, anda… Te quiero.
—Yo también.