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Autor Tema: En las arenas del desierto.  (Leído 2006 veces)

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Desconectado jacquesmonfort

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En las arenas del desierto.
« en: 09 de Febrero de 2011, 06:37:04 am »
El frío calaba los huesos de Huma,quien avanzaba lenta por entre las dunas del desierto, a cada paso sus tobillos se undían en la arena y sentía como la vida se le escapaba a cada minuto que transcurría. Del armamento que otrora portara solo quedaba una daga manchada de sangre que colgaba de un cinturón rasgado y polvoso, una suerte similar a la de su vestimenta, de la cual solo quedaban arapos que cubrían su maltratado cuerpo junto con los vendajes en su abdómen, piernas y cabeza, que debido al mal estado de la tela, comenzaban ya a desprenderse; su cabello largo y blanco, de brillante esplendor en otros días, ahora lucía sucio y quemado por el ataque y el sudor del esfuerzo por llegar a la ciudad recorría su sien hasta llegar a su cuello, irritado por los cortes del acero enemigo. Sin embrago, todas las fuerzas de Huma estaban enfocadas en una cosa: llegar a Morroc, porque el bebé que cargaba apretado contra su pecho, sabía muy bien ella, no sobreviviría en el desierto.

La luna brillaba solitaria en el cielo y el viento refrescaba, mas el cansancio de Huma aumentaba y pronto se vio con una rodilla en la arena e intentando respirar profundo para recuperar algo de energía y poder asi continuar en breve. Fue entonces cuando divisó a lo lejos las escurridizas siluetas de las palmeras y de las tiendas de los señores del desierto. De pronto, un empuje de corage la hizo levantarse, asegurar al niño en su pecho y caminar de nuevo, pero entendió que su vida había terminado cuando con la mano derecha palmó su abdomen y vio sus dedos llenos de sangre, supo ahí que nada podía hacer para salvarse, pero que a cambio, había logrado asegurar la existencia de un barón, nacido en el desierto y antes de la que erróneamente llamarían la batalla del clan Gizer.
A paso veloz alcanzó la primera de las tiendas y apenas fue vista por un centinela, cayó de rodillas sin soltar al niño. El guardia rapidamente se acercó a Huma mientras pedía ayuda médica.

--¿Qué pasó?--preguntó el centinela cuando llegó a donde Huma yacía, luego continuó mientras la ayudaba con el bebé.

Huma, cansada y muy débil apenas y pudo articular palabra alguna.

--.....co......co--intentaba terminar, pero su cuerpo se estremecía y luego de un gemido escupió sangre.

--No hables Huma, no Hables--interrumpió el guardia.

Pero Huma lo ignoró y moviendo los brazos en el aire hacia el niño continuó.

-....core.....coregizer--dijo y con un último esfuerzo sacó de entre sus vendajes el emblema del clan y se lo entregó al guardia.---core.....cor...gizer.

Pronto llegó la ayuda médica, pero era demasiado tarde, Huma yacía muerta junto al guardia que cargaba al bebé. Su cuerpo estaba desecho por el combate y los sacerdotes y enfermeras entendieron que aunque hubiesen llegado a tiempo nada habría podido salvarla. Así, concentraron su atención en el pequeño sobreviviente.

--¿Cuáles fueron sus últimas palabras?--preguntó el jefe de los señores del desierto.

--Coregizer--contestó el guardia mientras les mostraba el emblema de Huma.

Todos se miraron entre sí en silencio y luego de unos segundos de expectación, el sacerdote del lugar continuó.

--Muy bien, que así sea. Coregizer será tu nombre--dijo mientras extendía su brazo hacia el recién nacido y colocaba su mano en la frente del pequeño.--Que la bendición del emblema santo de los Gizer bendiga tu camino y la sabiduría de vuestra madre esté en tu sendero existencial, feliz vida a Coregizer.

Y todos se acercaron a observar al niño y a Huma con sentimientos encontrados, de perdida y esperanza.


En las arenas del desierto
La bendición de Huma.
« Última modificación: 09 de Febrero de 2011, 06:49:24 am por jacquesmonfort »

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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #1 en: 12 de Febrero de 2011, 08:20:08 am »
En las arenas del desierto.

La bendición de Huma.

Y el tiempo transcurrió y el pequeño Coregizer creció, quince veranos transcurrieron y muchos cambios vio la región cada vez más árida y desierta alrededor de Morroc. La gente poco a poco olvidó la trágica llegada de Coregizer a la ciudad y el clan llevado en su nombre; sin embargo, no fue lo único que los oriundos del desierto olvidaron. Los valores perdieron fuerza, las grandes familias de Morroc padecieron de males incontables, enfermedades y ruinas económicas que diesmaron de forma rápida y silenciosa su status; pronto la decadencia posó sus ojos en la región de una forma implacable y sin piedad alguna. Proliferaron los gremios de ladrones y la traición, corrupción y la violencia que con ellas surge, se apoderaron de la, en otros tiempos, mística y poderosa Morroc, el reino entero alejó su mirada del país de las pirámides, gloriosos monumentos al esplendor pasado. La codicia reinó desde entonces y las pocas familias bien establecidas que permanecieron en el lugar, tuvieron que acostumbrar su estilo de vida a la brutalidad de las arenas.

Asi pues, el ambiente familiar a Coregizer era duro, desolador y peligroso. Había crecido sin una madre a quien obedecer y con un padre de pocos conocimientos de crianza, pero que sin duda hacía su mayor esfuerzo. La educación de Coregizer estaba basada en conocer todo lo relacionado con el mercadeo, pues su padre insitía en que se convirtiese algún día en un importante comerciante, respetado por todos. Lamentablemente para Coregizer, los conocimientos de su padre en ese aspecto eran poco profundos, debido en parte, a que su especialidad eran las armas, tácticas de ataque y métodos de supervivencia. Por tanto, cada semana recibían un paquete proveniente de Alberta a nombre de un tal M, el cual era uno de los muchos conocidos de su padre.

Además de las enseñanzas académicas, el padre se había preocupado en mostrarle a Corgizer los valores de antaño asi como había visto siempre porque nunca supiese su origen, ni la historia de sus antepasados, pues no deseaba que el chico formara parte de un mundo corrompido por la avaricia de ladrones, cazadores, mercenarios y demás personas que sabía muy bien, seguían sólo intereses financieros.

Sucedió que un día mientras volvía del correo, Coregizer encontró en su camino a un anciano, que según le diría éste, provenía de tierras lejanas.

--¿Qué se le ofrece?--había preguntado.

--Hola joven amigo. Vengo de un lugar muy lejano y me pregunto si puedes ayudarme a volver a casa.

--¿Qué ocurre señor?

--Soy un cazador de tesoros, he venido siguiendo la pista de ciertas personas que han llegado a Morroc. Para ser sincero, busco un tesoro, pero mis intentos por encontrarlo no han tenido éxito y mis recursos se agotaron, así que no puedo volver a casa. Pero si me ayudas con algunos zeny podría volver.

Coregizer buscó en sus bolsillos, pero sólo halló diez zeny.

--Mmm solo tengo diez, no suelo tener mucho dinero, lo siento--dijo mientras extendía su mano con el dinero hacia el anciano.

--¡Oh gracias! Has acercado mas a casa a un viejo. Por tu ayuda te recompensaré, pero antes ¿cuál es tu nombre?

--Coregizer.

Entonces el anciano, que hasta ahora había mantenido una postura tranquila y cordial, se mostró curioso.

--¿Has dicho Coregizer?

--Sí.

--Me parece conocido tu nombre...pero no puedo recordar el porqué--continuó el viejo de forma dubitativa.--Quizá lo escuché en otro lado.

Coregizer rió.

--No lo creo señor, es mi nombre y no he hecho nada para ser famoso, ni siquiera me conocen todas las personas de esta región.

--SI...quizá tengas razón...en fin. Te diré lo que sé sobre el tesoro. Desconozco la ubicación del cofre, pero sé quién te la puede decir, es un hombre que se encuentra al norte de esta ciudad, es un cazador de tesoros, asi que ten cuidado si le preguntas, no será fácil hacer que te diga, quizá te pida algunas cosas a cambio. Espero tengas mejor suerte que yo y seas rico cuando yo esté llegando a casa.

Luego de la breve conversación, Coregizer siguió su camino y dejó la viejo atrás, al llegar a casa le entregó el paquete de Alberta a su padre y no mencionó nada sobre el supuesto tesoro.

Lo cierto era que Coregizer se esforzaba en sus estudios de mercadeo, memorizaba las técnicas para negociar y revisaba constantemente los precios de los objetos que venían en los papeles que llegaban cada semana, con la firme intención de estar al tanto del valor de éstos en el mercado. Sin embargo, de vez en cuando tenía la sensación de que algo faltaba en su vida, no sabía describir esa sensación, pero creía que tenía relación con su madre, de la cual no sabía nada. Para Coregizer, la única pieza para resolver las dudas sobre su pasado era el medallón que siempre llevaba colgado al cuello, una pieza ornamentaria de rareza hipnótica que lo fascinaba una y otra vez.
« Última modificación: 12 de Febrero de 2011, 08:24:53 am por jacquesmonfort »

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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #2 en: 13 de Febrero de 2011, 04:21:52 am »
continuación.


El emblema sobre el cuello de Coregizer era de un metal oscuro, casi negro y parecía tener la forma de un trébol de cuatro hojas; en cada hoja tenía grabadas una serie de símbolos que parecían provenientes de alguna cultura lejana en el tiempo y entre aquel entramado de artesanales grabados, se encontraba, justo en el centro del emblema, el nombre apenas visible de Huma. Sobra decir que Coregizer desconocía por completo la historia relacionada con ese nombre, pero muchas veces se preguntaba quién era o había sido Huma. Hasta donde él sabía, según las historias que su padre le contaba de vez en cuando, el emblema que siempre portaba con tanto recelo, había sido propiedad de su madre, pero cuando Coregizer buscaba averiguar más sobre el tema, se encontraba con una negativa rotunda e insorteable por parte de su padre para hablar de eso.

Además de ese misterioso nombre, en la cara opuesta del medallón en forma de trébol se hallaban las iniciales V.G. cuyo significado era aún más lejano a la mente de Coregizer, quien se limitaba a imaginar posibles respuestas a todas sus preguntas.

El día en que todo comenzó, Coregizer caminaba por entre las palmeras del oasis cercano a las pirámides, repasaba en su mente los precios que acababa de estudiar en los manuales de comercio y planteaba situaciones sobre posibles negocios, cuando fue interrumpido por un extraño.

Vestía un ropaje negro de varias capas que le daba un aspecto místico y a la vez intimidante, una capucha le cubría la cabeza y la mitad de su rostro permanecía bajo una máscara de tela negra que parecía tener símbolos que a Coregizer le resultaron familiares. En la cintura llevaba un cinturón en el cual se veían varias dagas y pequeñas botellas tapadas con corchos. Los brazos del extraño estaban cubiertos por completo y los guantes que portaba dejaban ver las puntas de los dedos; Coregizer no tardó en entender que bajo aquel ropaje se escondían varias armas y que muy posiblemente las botellas en el cinturón eran venenos o algo parecido. El hombre en cuestión estaba sobre unas rocas al lado de un grupo de palmeras, justo en el camino por donde caminaba Coregizer.

--Hola--saludó el extraño.

Coregizer se sobre saltó al ver interrumpido ssus pensamientos de mercadeo, pero respondió, con lentitud, al saludo.

--Ho..hola.

--Veo que eres todo lo que dijeron en su momento--continuó el hombre misterioso mientras se sentaba sobre la piedra más grande del grupo.

--Perdón, ¿me conoces? ¿Quién eres tú?

--Quién soy no importa por ahora...Coregizer.

El joven se estremeció al escuchar su nombre de la boca del extraño.

--¿Cómo sabes mi nombre? DIme quién eres.

--Soy...Astar Hime.

--¿Astar Hime?

Entonces Astar se levantó de su lugar y de un salto llegó frente a Coregizer.

--¿En verdad aún no sabes el origen de ese medallón que cargas con tanto esmero?

--¿Medallón? No se de que estas hablando--respondió Coregizer a la defensiva.

--Sabes a qué me refiero. Yo sé que te preguntas quién era Huma, ¿no es asi?--preguntó Astar rodeando a Coregizer.

--Huma....

--Así es, Huma. Te debieron contar la historia hace varios años, ero supongo que el guardia Henos nunca superó sus complejos.

--¡Hey! No hables así de mi padre--reclamó Coregizer alejándose de Astar.

--¿Tu padre?--esperó unos segundos y luego rió con fuerza.--¡Ja!...¡Jajajajajaja!--su risa acabo de a poco.--¿En serio lo has creido todo? Vaya que eres torpe.

--¡Calla! ¿Quién eres tú para atacarme así? No te conozco y no me intimidas.

Entonces Astar caminó hacia las rocas.

--Tú no me conoces...pero tu padre sí. Más vale que le des esto--dijo y arrojó a los pies de Coregizer un pergamino que parecía viejo, pero su contenido aún era visible.--Dile que he vuelto a realizar lo que por decreto es mi trabajo. Nos vemos Coregizer. ¡Jajaja! Su padre--dijo mientras se alejaba por entre las rocas y palmeras sin ser visto por nadie.

El encuentro dejó perplejo a Coregizer, con muchas dudas y con un sentimiento que lo hacía sentir traicionado. Ahora comenzaba a surgir en su cabeza la idea de haber vivído durante quince años una mentira. Debía encarar a su padre, preguntarle por Huma y comenzar a desentrañar los misterios y dudas que siempre había apreciado alrededor de la escaza historia conocida de sus antepasados.

continuara....


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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #3 en: 22 de Febrero de 2011, 04:54:58 am »
continuación...

Las dudas invadieron a Coregizer. ¿Quién era aquel tipo? ¿Cómo sabía su nombre y el nombre escrito en el medallón que tenía si a nadie se lo mostraba? ¿Cómo sabía de aquel emblema sobre su pecho? Sin duda debía interrogar a su padre sobre todo aquello, pero cuando estaba por dirigirse hacia su casa, fue interceptado por la pequeña Loli.

--Hola Coregizer—dijo la niña saludándolo con la mano.

--Hola Loli, ¿cómo estas?

La pequeña soltó una risilla y respondió.

--Mami dice que ya puedo salir con mi tío.

--¿Entonces ya te recuperaste de la enfermedad? Vaya eso es grandioso Loli. Ahora podrás acompañar a tu tío a sus viajes.

--No, porque mi mami dice que esos viajes están llenos de peligros y soy muy pequeña para eso.

Coregizer puso su mano sobre el hombro de Loli.

--Eso es cierto, allá afuera hay cosas muy peligrosas.

--¿Incluso para ti?—preguntó curiosa la niña.

--Si, incluso para mí.

Ambos caminaron juntos hacia el centro de Morroc, pasando por entre las palmeras y tiendas del oasis cercano a las pirámides. Cuando llegaron al centro Loli avistó al bardo que era su tío y rápidamente corrió hacia él. El bardo saludó a Coregizer desde lejos levantando el brazo y sonriendo.

De entre todos los conocidos de Coregizer se encontraba Jules, el carnicero; Mía, la joyera; Magnus, el vendedor de armas y demás gente que intentaba vivir de forma pacífica en aquella ciudad más peligrosa con el correr de los días. La relación que mantenían con el joven era buena y para ellos Coregizer era un chico más del lugar buscando sobresalir de entre todos los demás.

El Sol brillaba con intensidad y reflejaba sobre las cúpulas de algunas casas; las sombras se alargaban en la arena del suelo y un calor seco, extraño, podía sentirse en el ambiente. Algunas nubes grises comenzaban a aparecer en el horizonte y de vez en cuando ráfagas de viento provenientes del oasis inundaban el centro de Morroc. Cuando Coregizer llegó a casa, escuchó a su padre sosteniendo una plática acalorada con alguien que no podía ver desde la entrada.

--No puedes negar su destino, es el hijo del clan, es su deber—decía la voz extraña.

--No, no lo permitiré. Coregizer no sufrirá el mismo destino que sus antepasados. Ël será un gran comerciante y vivirá lejos de la guerra,el entrenamiento militar y la dureza que ambas conllevan. No permitiré que termine como Huma.

“Huma” y entonces en el interior de Coregizer surgió una curiosidad implacable que lo hizo, a pesar del enorme respeto que sentía por su padre, irrumpir con brusquedad en la habitación donde hablaban aquellos.

--¿Qué es todo esto? ¿Soy hijo de qué clan? ¿Qué destino es ese del que tanto discuten?

Los protagonistas iniciales de la conversación se sobresaltaron ante la llegada de Coregizer e intentaron cubrir sus asuntos.

--No hijo, hablábamos sobre los hijos del señor—dijo el padre señalando a su visitante.

--¡No mientan! He escuchado lo que decían antes de que entrara. Además, he recibido la visita de un tal… Astar Hime.

Cuando oyeron ese nombre, el padre de Coregizer y su visita se vieron en silencio por unos segundos y luego, suspirando resignados, rompieron el secreto de su discusión.

--Hijo…verás. Eres…bueno, tu nombre, Coregizer, se debe al clan al cual por decreto debes restaurar.

--¿Clan? ¿Cuál clan?

Entonces intervino el extraño.

--El Clan Gizer. Esa es tu casa. Naciste bajo la protección del que fuera uno de los clanes más reconocidos de todo el desierto. Hasta hoy, eras el último sobreviviente conocido del Clan Gizer.

--En…entonces ¿tú no eres mi padre?—preguntó sorprendido el joven.

--No. No soy tu verdadero padre.

La noticia fue más devastadora de lo que Coregizer había imaginado, pues la verdad era de un rango superior a todo lo que podía soportar a su corta edad.

El extraño continuó su explicación.

--Tu padre…te recogió de los brazos de Huma, cuando ella volvía de un viaje en el desierto—se detuvo y miró al otro.—Creo eres tú quien debes decirle lo demás.

El padre de Coregizer asintió.

--Hijo…hace quince años un antiguo High Wizzard reunió suficiente poder para dominar a Satan Morroc y controlarlo a voluntad, el nombre de este personaje no es mencionado por nadie que conozca la historia de lo ocurrido y no te lo revelaré. Cuando la familia más poderosa de Morroc fue atacada mientras viajaba en una caravana en medio del desierto, corrió el rumor de que la gran bestia había sido controlada por el hechizo del Wizzard y prontó los principales clanes de la ciudad se prepararon para la batalla; muchos no sobrevivirían, entre ellos, tu clan. Lo cierto es que nunca se pudieron explicar las razones que llevaron a Huma al desierto, ni cómo fue que ella salió de aquellas dunas en donde la batalla se desarrolló; lo único que sé, es que ella atravesó esas tierras áridas llevándote en su pecho hasta llegar al oasis, donde la vi y te recogí.

Coregizer estaba inmóvil, perplejo ante tal revelación. Toda su vida había sido un engaño, cada enseñanza, cada deseo y cada día habían sido solo partes de una gran mentira, de la cual él era el centro.

Con calma, como si no controlará su cuerpo, tomó asiento en el lugar más cercano y respiró hondo. Cuando su padre vio que se recuperaba, prosiguió.

--Satan Morroc no apareció pues el Wizzard fue vencido antes de que pudiera terminar el hechizo y todo aquello relacionado con el conflicto fue enterrado en el pasado, entre estas arenas que nos rodean. Se decretó que toda mención del Clan Gizer sería castigada severamente y cada casa, tienda o edificación alguna que poseyera el emblema de los Gizer fue destruido.

--¿Des…destruido? ¿Por qué? ¿Por qué destruyeron lo que era de mi familia?

--Verás hijo, Huma no era otra simple habitante de Morroc, ni tu clan otro más al servicio del señor del desierto y del rey—el padre de Coregizer entonces dudó, como no lo había hecho en años y aún dubitativo continuó.—El Clan Gizer era…se encargaba de las misiones de…asesinato.

--¡¿Qué?! ¡¿Me estas diciendo que mi familia estaba compuesta por asesinos?!

--Sí, así era.

--¡No te creo! ¡Es mentira! ¡Jamás harían algo así! ¡Nunca!

--Pero tú no los conociste, ¿o si?—interrumpió el extraño.—Tú no puedes decir nada al respecto, porque no sabes nada de eso. Tu Clan era reconocido por la gran eficacia que tenía al ejecutar cualquier misión de asesinato, protección, espionaje e investigación, que se le pidiera. Eran muy buenos en eso y de todos, Huma era la mejor.

continuará....

Desconectado jacquesmonfort

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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #4 en: 20 de Junio de 2011, 21:45:29 pm »
continuación…

Luego de un pequeño silencio, el extraño continuó.

--Verás Coregizer, Morroc no siempre ha sido el pueblo y las ruinas decadentes que tú conoces. Solía ser un faro representativo del poder en el reino, poseía gran actividad comercial y tenía influencia en las cortes del rey. Era visitada por muchos viajeros, desde simples aventureros hasta tropas de élite en busca de descanso y demás entretenimiento que solíamos dar aquí. Pero, aquel verano de pesadilla, cambió para siempre el curso de nuestras vidas. Todos nos vimos afectados por lo sucedido y tras este acontecimiento, Morroc fue consumida por el olvido y pronto, más de lo que los sobrevivientes habíamos calculado, la ciudad fue enterrada por la arena y consumida por las pasiones bajas que rigen actualmente a sus habitantes.

Coregizer seguía impactado, estaba recibiendo más información de la que podía manejar y apenas atinó a suspirar.

--…eran asesinos…

--Así es hijo, asesinos. Eran los mejores—respondió el extraño.

--Y…¿Astar Hime? ¿Quién es él?

Entonces el padre de Coregizer se acercó y tomo asiento cerca de él y con lentitud explicó.

--Astar Hime era… miembro del clan. Tras la llegada de Huma a la ciudad, pensamos que tú eras el único sobreviviente. Varios años después surgió el rumor de que alguien desconocido, había dado muerte a varios magos en la ciudad de Einbroch; nadie pudo explicar con certeza lo ocurrido ni hubo testigos del ataque que dieran una descripción del agresor, las autoridades pronto cerraron el caso debido a la falta de pistas y así fue olvidado con el pasar del tiempo. Sin embargo, el modo en que encontraron los cuerpos nos hizo sospechar sobre la similitud que había entre este caso y la forma en la que Astar cumplía sus misiones, ya que él solía ….

Entonces y sorpresivamente Coregizer estalló.

--¡Ya basta! ¡No sigan! ¡Tú no eres mi padre! ¿Es que no tengo a nadie?—entonces señaló al extraño.—A usted ni siquiera lo conozco y viene a decirme que mi madre era una asesina, ¡cobarde! ¡Creen que voy a creer toda esta basura! Mi madre no era lo que dicen ustedes y mi familia tampoco; ellos debieron ser gente decente y buena. ¡Me largo de aquí!

Y lleno de ira Coregizer salió presuroso de la casa, dirigiéndose hacia las pirámides.





--Si Astar Hime está aquí, entonces…--el extraño fue interrumpido por el padre de Coregizer.

--No, ni siquiera lo pienses, él está muerto, que Astar viva no implica que él viva.

--Henos, has sido el padre de este chico todo este tiempo, pero sé que tu juicio no se ha nublado. Sabes muy bien que si Astar sobrevivió
también pudo haberlo hecho Gusler. En ese caso, significaría que ambos han vuelto.

Henos miró a su acompañante con preocupación.

--No, eso no puede ser, no tiene que pasar. Gusler murió en aquella noche en medio de las lejanas dunas del desierto de Sograt, no pudo haber sobrevivido.

--Pero, ¿y si vivió?

--....entonces hay que traer a M de vuelta.



   

El enfado de Coregizer era mucho y no quería volver a casa pronto, por lo que decidió buscar al cazador de tesoros que le mencionara el anciano días atrás. Así que deambuló por entre los alrededores del centro hasta que a lo lejos vio a un hombre sentado entre unos barriles junto a la muralla al norte del pueblo. Por un momento dudó sobre lo que hacía y pensó en qué palabras diría, ya que el anciano le había advertido sobre la rudeza del cazador de tesoros. Al cabo de unos minutos decidió cuál sería su discurso, y con seguridad se encaminó hasta estar frente al hombre.

--Me dijeron que tú me puedes ayudar a encontrar un tesoro perdido por aquí, ¿es eso correcto?

El hombre, que parecía estar meditando se sorprendió ante el atrevimiento del joven Coregizer.

--Vaya vaya. Y dime jovencito, ¿quién te ha dicho tal mentira?

--Nadie, lo he deducido por mi cuenta.

--¡Ja jajajajaja! Por favor, no me hagas reír.

--¿O es que tú estás aquí porque te gusta sentarte entre barriles?

El hombre entonces permaneció pensativo unos segundos.

--Esta bien muchacho, eres joven y veo que has reunido valor para preguntarme por tal cosa. Recompensaré tu audacia, de todos modos, no pienso por ahora salir a buscar ese tesoro.—Sacó del bolsillo un mapa y se lo entregó a Coregizer.— Ten, ahí dice todo lo que debes saber para llegar hasta el cofre. Que tengas suerte, ahora déjame en paz.

Resultó que el mapa indicaba la ubicación del cofre y para Coregizer fue una agradable sorpresa ver que tal tesoro se encontraba en tierra que él conocía muy bien. Sólo tenía que caminar hacia el sur del pueblo y llegaría a la X del mapa. El joven caza fortunas no sintió miedo por las posibles amenazas del lugar pues sabía muy bien que la escasa fauna de la región no era agresiva, solo consistía en poring´s, picky´s y algunos huevos de hormigas. Presuroso dirigió sus pasos al sur de Morroc mientras pensaba en las posibles riquezas que le aguardaban dentro del cofre y por un instante olvidó el enojo y la confusión que había sufrido al saberse engañado toda su vida.

Sin embargo, esta sensación de olvido desapareció cuando, ya habiendo llegado al cofre y estando a punto de desenterrarlo, sintió que alguien lo observaba desde lejos. Coregizer echó un vistazo a su alrededor en busca de algún intruso que quizá lo hubiese seguido con la intención de apoderarse del tesoro, pero lo único que vio fue algunos poring´s y la arena siendo levantada por ráfagas de viento, todo bajo un sol implacable. Coregizer se volvió hacia el cofre y lo desenterró, teniendo cuidado en todo momento de no ser emboscado en su labor. Cuando lo abrió lo primero que vieron sus ojos fue el brillo incesante de una esmeralda, tras la cual se hallaban varios pergaminos y una rama de muerte. En ese momento un susurro le llegó a los oídos.

--¡¿Quién anda ahí?!—preguntó mientras daba un salto hacia atrás.

Pero, como pasara antes, no había nadie, ni siquiera a lo lejos.

Coregizer comenzó a manipular los objetos del cofre. La esmeralda lucía bien a pesar de parecer tener varios años encerrada; los pergaminos tenían símbolos y dibujos extraños, supuso que algún mago o sacerdote sabría explicarle el significado de ellos; la rama de muerte no la tocó, pues sabía que de ellas podía surgir cualquier cosa. Cuando se disponía a guardar todo, nuevamente escuchó susurros provenientes de las arenas, parecía una voz femenina hablando en una lengua extraña.

Asustado, el joven miró a todas partes rápidamente y de forma casi automática guardo lo que había encontrado de nuevo en el cofre, se levantó y comenzó a correr, pero antes de que diera siquiera diez pasos, divisó a lo lejos la silueta de un hombre, o al menos eso pensaba que era. Se encontraba en la cima de una duna y el viento mecía sus ropajes que parecían muy ligeros; su rostro estaba cubierto por una máscara de goblin, pero la sonrisa en ella le pareció a Coregizer perversa, malvada, había algo en ella que le atemorizaba. La cabeza del extraño estaba cubierta por una capucha y el ropaje que portaba, de un color negro y con símbolos en rojo, llegaba hasta el suelo. Estaba todo cubierto, de pies a cabeza y desprendía un aura de maldad que a pesar de la distancia paralizó al joven. La vestimenta del extraño le recordó a Coregizer la que usaba Astar Hime.

Entonces de nuevo se escuchó la voz, pero esta vez parecía provenir del extraño y a Coregizer le pareció ver como la sonrisa de aquella máscara cobraba vida; fue ahí cuando surgieron fuerzas de su interior y corrió rápidamente hacia la entrada sur de Morroc volteando constantemente hacia atrás, presa de un miedo sorpresivo que no lo abandonó hasta que hubo entrado al pueblo.

Continuará…..


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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #5 en: 28 de Junio de 2011, 00:32:50 am »
Ya en las calles de Morroc y con la seguridad que éstas le daban al joven, Coregizer se tranquilizó poco a poco y comenzó a pensar en lo ocurrido. Todo había pasado tan rápido y era tan sorpresivo que pronto un leve temor se apoderó de su mente. Era como si ese día estuviera destinado para revelarle grandes sorpresas, desagradables y buenas. Primero Astar Hime; luego su padre, que resultaba no serlo, hablándole de un clan de asesinos al cual él, por herencia, pertenecía desde nacimiento; luego un tesoro, encontrado gracias al sospechoso favor de un caza fortunas quien no opuso resistencia para contar el secreto, y finalmente el extraño con la máscara de goblin tan rara y maligna, el solo hecho de pensar en ella le producía escalofríos a Coregizer. Las cosas habían pasado tan rápido que apenas comenzaba a reaccionar sobre ellas.

Siguió caminando por entre las casas y puestos hasta que estuvo a unos cuantos metros de su hogar. No quería volver, no después de enterarse de su procedencia y del engaño que había vivido. Aún sentía enojo por lo sucedido y lo invadía la impotencia de no poder controlarse si veía de nuevo al hombre que durante tantos años había llamado padre. Así que decidió dar media vuelta y volver, no sabía exactamente a donde iría, pero creía debía ser un lugar lejano.

Fue entonces que encontró a Loli, vagando por entre los senderos que llevaban a su casa.

--¿Loli? ¿Qué haces lejos de tu casa?

--¡Hola Core! Jiji Salí a caminar un momento, quería jugar pero mi tío no quizó.

--Mmm quizá deberías volver a casa, se hace tarde. Ven vamos, te llevaré.

Ambos emprendieron la caminata, Loli agarraba la mano de Coregizer y éste hacia lo propio, sabía que a la pequeña siempre le gustaba hacer eso.

Durante el camino platicaron de una variedad de temas afines a la edad de la niña. Se contaban historias y discutían si era mejor correr sobre tierra seca o sobre tierra mojada. A Loli le encantaba correr por ahí y perderse entre las casas de los vecinos, tanto que sus padres y su tío le tenían prohibido jugar de esa manera, debido al temor de que algún día pudiese perderse. Entonces y de forma espontánea, Loli lo invitó a que se quedara en casa y pasara la noche con ella, así podrían seguir hablando.

--¿Pero no tendrás problemas con tus padres si me quedo?

--No no no—repetía la pequeña.—Anda di que sí.

La propuesta no incomodaba a Coregizer, él no quería volver a casa y pasar tiempo con Loli sería la excusa perfecta para no ser molestado por nadie. Además, con algo de suerte, podría charlar con el tío de la niña sobre ciertas dudas que tenía.

--Bueno, si tú dices que no habrá problema al respecto, digo que sí.

La niña entonces comenzó a saltar de alegría y a corretear en círculos alrededor del joven.

Lo que ninguno de los dos vio fue que todo el tiempo los había estado siguiendo Astar Hime, caminando entre los techos de las casas, observando el andar de la pequeña agarrada de la mano de Coregizer.

Cuando la noche llegó a Morroc, el padre de Coregizer, Henos, salió a las calles a buscarlo. La preocupación de no saber su paradero lo perturbaba en demasía y dicha sensación se agravaba por los acontecimientos del día. Sabía del peligro que corría el joven estando solo, además de la eficacia de aquellos que lo buscaban. Porque lo cierto era que no había contado la historia completa. Y es que los hechos del día no habían ocurrido por asares del destino o por caprichos de algunos. La verdadera razón era que Coregizer cumplía su decimo sexto cumpleaños, en el cual, a Astar Hime se le había encargado la crianza y cuidado del joven; así, cuando Coregizer había creído cumplir años, en realidad no era cierto. El peligro que corría era pues, más del que podía imaginar el chico.

Mientras tanto, Coregizer y la pequeña Loli cenaban tranquilamente en el dormitorio de ella. Reían y se contaban historias de aventuras inventadas por él. Coregizer había puesto el cofre que sacara del desierto, bajo la cama de la niña en un descuido de ella y así transcurrieron algunos minutos antes de que llegara el tío a la casa y unos cuantos más para que Loli se durmiera. Cuando estuvo profundamente dormida, Coregizer salió de la habitación y se dirigió al balcón para pensar por un momento. Entonces fue abordado por el tío de Loli, Lucien.

--¿Qué ocurre? Has estado muy callado.

--Nada, es solo que…--decidió callar.

--Te has peleado con tu padre, ¿no es así?

--Si, ha sido desagradable.

--¿Y por qué no vuelves a casa y arreglas las cosas?

--No es tan sencillo, Lucien.

--Tranquilo, que todo tiene solución menos la muerte… y eso a veces.

El joven se sorprendió por lo dicho y miró al bardo.

--¿Cómo que a veces? ¿Quieres decir que es posible vencer a la muerte?

Entonces Lucien miró a su alrededor, como buscando algún indicio de espías, luego continuó en voz baja.

--En ocasiones, muy raras, surge algún guerrero con la capacidad de burlar a la muerte, pero el precio que paga por tal regalo es muy alto.

--¿Quieres decir que no todos pueden burlarla?

--No. Claro que todos tienen esa oportunidad, pero no todos son capaces de hacer lo necesario. Sólo algunos poseen la voluntad para vender su espíritu a cambio de vida.

--¿Vender el espíritu?—preguntó Coregizer intrigado.

El rostro de Lucien se tornó más serio y habló con calma.

--La leyenda dice que todo comenzó hace muchos años con un guerrero, quien, a cambio de una oportunidad para vengarse de aquellos que le habían hecho daño, vendió su espíritu a alguna deidad, nunca se ha sabido a cuál. El resultado fue que el guerrero en cuestión volvió del mundo de los muertos para cumplir su tarea de la forma más infame e impía que ha visto el reino. Sus poderes se incrementaron sobremanera y pronto fue conocido como el guerrero que vivió más allá de este mundo. Posteriormente creó una secta de seguidores a quienes enseñó sus secretos y técnicas para vivir mientras así lo quieran.
 
--¿Y qué pasó con la secta y con el guerrero?

--Nadie lo sabe. Lo cierto es que se toma a esta historia sólo como una leyenda urbana, como un mito mas que como algún hecho histórico.

--¿Entonces por qué hablas en voz baja?

--Esta leyenda surgió debido a un extraño acontecimiento en la última gran guerra del reino.—Lucien se detuvo un instante para volver a escudriñar entre las sombras.—Como debes saber, durante la última gran guerra se dieron historias de heroísmo, traición, fortaleza y más, pero también hubo historias llenas de eventos inexplicables. Tu padre seguramente te habrá comentado sobre algunas de ellas.

--Mmm si, me contó sobre dos o tres hace varios años, pero creí se trataba solo de cuentos para asustar.

Entonces Lucien se acercó a Coregizer y bajando aún más su tono de voz, prosiguió.

--La batalla de Glast Heim; el asalto al castillo Rockart; las estatuas de Ioen… todas ellas son más que simples historias, cada una encierra alguna clase de misterio que hasta hoy, nadie ha sido capaz de desentrañar. Sin embargo, existe una historia que destaca por encima de las demás, una que marcó la vida de todos aquellos que estuvieron en el lugar y momento en que se dio.

--¿De qué hablas Lucien?

--Hablo de la encrucijada de Abyss. Una de las más extrañas historias durante la guerra.

--¿La encrucijada de Abyss?—preguntó Coregizer.—Nunca había oído sobre tal relato.

--Verás, no es una anécdota que suela contarse a la ligera. Los pocos que aún sobreviven de aquellos días muy difícilmente la dirán y, sin excepción, tienen miedo de lo que ahí ocurrió. Esa es la razón principal del porqué pocos la conocemos.

--¿Qué ocurrió en Abyss?

--Mmm no creo que estés comprendiendo el nombre de la historia. Abyss hace referencia a dos cosas, a la región que todos conocemos y al nombre del protagonista. Sucedió que…--Fue entonces que Lucien divisó a varios metros de distancia, sobre los techos de las casas, la silueta bajo las sombras de un espía.—Nos observan Core, ¿lo sientes?

El joven miró alrededor intentando hallar algo, pero fue inútil.

--No siento ni veo nada.

--Es normal, tus sentidos no están cien por ciento desarrollados. Pero ahí, en aquel tejado—señaló con la mirada su objetivo—se encuentra alguien. Puedo sentir su aura, no es común, tiene algo… raro.

--¿Qué hacemos Lucien?

--Sigamos como antes, veamos hasta dónde quiere llegar.— Lucien se disponía a continuar cuando de pronto una ráfaga de viento rozó su mejilla.--¡Cuidado!—exclamó mientras lanzaba a  Coregizer al suelo.--¡Nos ha atacado! Sabe que lo descubrimos. No te levantes.

Entonces Lucien preparó su equipo y comenzó a observar a la oscuridad pues el atacante se había movido.

--¿Dónde te has metido?—susurraba tratando de que Coregizer no se asustara.—Entra en la casa Core y dile a mi hermana que tenemos problemas.

Coregizer se dirigió a gatas a la puerta del dormitorio y justo cuando estaba por entrar, el extraño agresor apareció repentinamente colgado, sosteniéndose con una mano y defendiéndose con la otra, del techo bajo el cual ellos estaban. Pateó con fuerza a Lucien e inmediatamente se apoyó sobre el barandal del balcón.

--Vamos bardo, ¿no tienes nada más para mí?

--Esa voz…yo te conozco…eres Astar Hime—dijo Lucien.

--Jajajajaj ¡Qué comes que adivinas mi querido Lucien! Jajajajaj

--Lárgate de aquí ahora mismo, no eres bienvenido.

Entonces Astar cambió su postura y recargó sus brazos en sus piernas flexionadas que estaban apoyadas sobre el barandal.

--Estoy acostumbrado a eso, pero tranquilo, que no estoy aquí por ti. Vine por el muchacho. Ha llegado la hora de que restablezca al clan Gizer.

Coregizer no podía creer lo que oía y veía. También Lucien sabía de su vida pasada, también él se lo había ocultado, era increíble, todos conocían su pasado menos él.

--¡Lucien tú sabías de esto! ¿Por qué no me dijiste?

--Ahora no Core.

--Pero Lucien…

--¡Ahora no! ¡Corre, ve a casa!

Apenas había terminado de hablar cuando Lucien atacó a Astar directamente, pero la habilidad de éste hizo esquivar el ataque.

--Tranquilo bardo, no quiero pelear. ¿Qué oportunidades tienes contra mí?

Lucien conocía muy bien sus límites y sabía que no duraría en una pelea larga contra Astar. Él era un bardo y Astar un assassin cross de alto rango. Podría pelear de forma equitativa, pero a la larga sabía que perdería. La única oportunidad era que Coregizer huyera, que escapara de ahí lo más rápido posible.

--¡Corre Core! ¡Corre y busca a tu padre! ¡Rápido!

Entonces el duelo entre ambos guerreros comenzó. Velozmente Astar intentó balancearse en el tejado para llegar a Coregizer, pero Lucien lo detuvo con un fuerte golpe en el pecho que lo tumbó del balcón, cayendo en el suelo de la calle. El bardo sin mostrar miedo saltó desde el segundo piso de la casa hacia Astar mientras cantaba una canción de guerra, y justo antes de caer sobre el asesino, éste se quitó y se incorporó para atacar con un sonic blow que esquivó Lucien.

--¡Vaya! Miren quien ha mejorado su técnica de combate—dijo Astar.

Lucien entendía las tácticas de los cross y sabía de lo peligroso de sus venenos. No podía distraerse ni por un segundo. Así que comenzó a procurar su defensa antes que atacar. Por lo que esperó hasta que Astar atacó de nuevo con más sonic blow. Ambos guerreros se movían a gran velocidad, uno atacaba y el otro evitaba los golpes; saltaban de aquí para allá, levantando arena en cada movimiento y pronto comenzaron a surgir chispas por los choques de la infiltraitor de Astar contra el instrumento de Lucien. En un acto puramente estratégico, el asesino destruyó las lámparas de la calle lanzando cuchillos rápidamente y entonces la lucha paso a las tinieblas, dejando ver a los peleadores sólo cuando sus armas arremetían contra la de su adversario.

En tanto, Coregizer salía por la puerta trasera de la casa, acompañado por la madre de Loli quien era hermana de Lucien.

--¡Corre, nos encargaremos de esto! ¡Corre!—le dijo mientras lo escoltaba unos cuantos metros hacia un lugar más iluminado.

Entonces el joven inició la carrera desenfrenada rumbo a casa. Por su mente sólo pasaba la imagen de Astar descolgándose del techo para patear a Lucien. En ese momento no pensó en el engaño que era su vida, sólo quería huir de ahí tan pronto le fuera posile. Su instinto conservativo le hizo correr a gran velocidad, pero en una esquina, a cincuenta metros de la casa de Loli, resbaló y cayó de bruces. Sin entender muy bien qué había pasado se levantó y cuando preparaba de nuevo sus pies para otra carrera, frente a él apareció una enorme sombra que lo detuvo poniéndole una mano en el pecho.


Continuará…


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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #6 en: 04 de Julio de 2011, 04:39:21 am »
Continuación.


Sin embargo y para desgracia de los involucrados en la pelea y para infortunio de los habitantes de Morroc, la pequeña Loli despertó de su sueño debido al ruido causado por la katar de Astar chocando contra el instrumento de Lucien. Tal hecho no parece tan inoportuno, pero ya que Loli tenía miedo de lo que escuchaba, decidió esconderse bajo su cama, en donde encontró el cofre del tesoro que Coregizer había hallado en el desierto de Sograt. Por puro impulso lo abrió y vio los mismos objetos que Coregizer, pero, a diferencia de éste, Loli no se concentró en la joya ni en los pergaminos, sino en la rama de muerte que había bajo todos los objetos.

La pequeña sabía muy poco sobre las ramas de muerte. Su madre y tío se habían limitado a prohibirle que las tocara o que siquiera pensara en romperlas, así que era natural la curiosidad que Loli experimentaba acerca de las ramas. Sin pensarlo e impulsada por su insaciable curiosidad Loli tomó la ramita, la observó con detenimiento y entre más lo hacía menos comprendía por qué no la dejaban jugar con ellas. Para ella no era mas que una bonita rama de algún árbol con la que ella, ante la ausencia de vigías, podía jugar con libertad.

Afuera la batalla aumentó de intensidad cuando la madre de Loli salió en ayuda de Lucien.

--¡Lucien!—le gritó desde la entrada de la casa mientras se lanzaba hacia la mitad de la calle sumergida en penumbras.

--¡No vengas Reni! ¡Cuida de Loli!—gritó el bardo justo en el momento en que recibía otra embestida de Astar. Y por un momento vio el reluciente filo de la katar del asesino y sintió cómo el aura de éste emitía una oscuridad muy distinta a la que había sentido en cualquiera de sus viajes.

Pero Reni no lo escuchó y en un parpadeo se encontraba atacando a Astar.

Los tres guerreros entonces comenzaron un baile bien sincronizado pero altamente mortal, de golpes, saltos y técnicas de sus propios jobs. Al ser Reni una stalker, tenía una agilidad comparable con la de Astar, pero la diferencia en la experiencia en combates reales era notable. Cada vez que la joven madre intentaba desarmar a su rival, éste esquivaba con facilidad el ataque y contraatacaba con sonic blow y, cubriéndose en las sombras, con grimtooth. La disposición de Reni era mucha, pero sus habilidades no estaban al nivel de Astar Hime.

Así, rápidamente Lucien atacó a Astar de frente, el asesino bloqueó el golpe y nuevamente salieron chispas de aquel choque de armas, iluminando una pequeña área alrededor; entonces ambos comenzaron a medir fuerzas. Se miraban fijamente a los ojos sin separar sus armas. Reni lanzó una daga que tenía escondida en una pierna, pero antes de que impactara a Astar, éste la desvió con un ágil movimiento de su mano derecha, mientras la izquierda sostenía la katar.

Para Lucien era claro que la fuerza de su rival superaba la suya, pero no estaba dispuesto a permitir que se llevara a Coregizer. Esa no era opción.

--¿Qué pasa Astar, has estado envejeciendo desde la última vez?—dijo Lucien retando al asesino.

--Sabes tan bien como yo que esto ya se acabó Lucien. No puedes vencerme, tú lo sabes, Reni lo sabe y yo lo sé. ¡Así que ríndete!—gritó dando un fuerte empujón con su katar y haciendo que Lucien cayera de espaldas sobre la arena de la calle.

El empujón lo había dado sólo con la fuerza de su brazo izquierdo y pronto el bardo vio una daga saliendo de la manga derecha del ropaje de Astar.

--Ahora morirás.—dijo Astar mientras con agilidad empuñaba la daga y comenzaba el movimiento para apuñalar a Lucien.

Sin embargo, un segundo antes de que la daga tocara la piel del objetivo, Reni apareció e interpuso en su trayectoria una damascus. Debido a la velocidad de las acciones, ambas armas salieron disparadas en direcciones opuestas.

--No dejaremos que te lo lleves. Tendrás que matarnos si lo quieres—dijo Reni.

El asesino entonces se echó para atrás dando rápidos saltos hasta estar a una distancia segura. Luego miró fijamente a los protectores de Coregizer y, a pesar de tener la boca y el mentón cubiertos por una máscara, se podía distinguir una sonrisa grande y malvada.

--Él debe regresar y ustedes lo saben, no pueden evitar su destino. Se lo deben al clan Gizer—dejó de hablar y de un bolsillo sacó una pequeña medalla que pendía de un cordel que parecía ser de oro y la enrolló alrededor de su mano izquierda.—En verdad no quería usar esto con ustedes..pero bueno, de todos modos los mataré…así que supongo no habrá diferencia.

Entonces Lucien tomó de la mano a Reni mientras intentaba incorporarse y ella pudo sentir el temblor de su hermano, algo que jamás había visto en él.

--Lucien, ¿qué pasa?—preguntó intentando calmar a su hermano con sus manos—Hay que luchar, levántate, vamos.

Pero Lucien no podía levantarse, no porque no quisiera sino porque estaba paralizado de miedo.

--Estamos…perdidos—susurró a Reni.

--¿Qué? ¿Pero de qué estás hablando?—preguntó Reni mientras miraba de reojo a Astar que seguía parado frente a ellos a unos diez metros de distancia, inmóvil pero recitando unas palabras que apenas y escuchaba ella.--¡Lucien!

--E…e…esa medalla…—apenas y podía hablar.—Esa medalla Reni, estamos acabados—dijo aferrándose a su hermana con más fuerza.

Reni no entendía la razón del miedo de su hermano, pero en sus ojos podía ver que era genuina la sensación que experimentaba y eso la ponía tensa. Jamás había visto a su hermano con la mirada tan fija, con los ojos tan saltados por el miedo y con el rostro tan cansado y tembloroso.

--Lucien, ¿qué hacemos?

El bardo solo atinó a mirarla por unos segundos.

--Corre, ve que Coregizer esté a salvo. Corre y no te detengas Reni.

--Pero Lucien….

--Sólo corre….

Lucien no terminó de hablar cuando ambos vieron un resplandor rojizo cubriendo a Astar y pronto la mano que sostenía la medalla también adquirió un brillo rojo sangriento. Todo su cuerpo se vio envuelto en un aura totalmente maligna, corrompida y oscura, un aura que sólo Lucien percibía. Perversa en demasía, sin comparación con bestia o guerrero alguno.

--…areo…huma…..gize…seocra…..

Eran algunas de las cosas que alcanzaban a entender sobre lo que decía Astar.

--Corre Reni. Él… él es más fuer…fuerte de lo que crees. Corre por favor.

--No te dejaré Lucien, no lo …

--Tienes una hija Reni, debes protegerla, alejarla de esto. Ve por ella y salgan de aquí.

El bardo soltó la mano de su hermana y continuó, tembloroso e inseguro, intentado incorporarse.

--No te dejaré…

--¡Ve! ¡Ya!

Reni entendió que nada haría cambiar de parecer a su hermano y se dispuso a correr hacia la casa. Fue entonces que sintieron todos el primer temblor.

Loli había seguido preguntándose sobre el supuesto peligro escondido en las ramitas con las que no podía jugar a pesar de que le parecían tan bonitas. Después de haber pasado varios minutos observando y sintiendo la rama entre sus dedos, mientras afuera escuchaba los sonidos de lo que parecía ser una batalla, Loli, con toda la tranquilidad del mundo, había decidido romperla.

Lo hizo sin dudar y pronto sintió una enorme fuerza que la lanzó contra la pared contraria del cuarto dejándola inconsciente al instante. La cama comenzó a moverse bruscamente y todo en la habitación pronto saltó por los aires mientras un remolino de viento inundaba el cuarto. En segundos la cama de Loli y sus cosas fueron destruidas con una fuerza increíble y toda la casa se vio invadida por un olor extraño. Tembló por primera vez y apenas había terminado, surgió otro temblor más fuerte y luego un tercero que en segundos se convirtió en terremoto. La casa de Loli se vino abajo y por pura suerte a la pequeña no le pasó nada, sin embargo, la bestia que había liberado en su juego infantil, ahora estiraba sus alas, preparaba sus garras y olía el ambiente en busca de comida. Los vecinos pronto salieron de sus hogares solo para ver sus casas derrumbarse debido a otro terremoto de varios segundos. Y en la oscuridad de la noche todos vieron unos enormes ojos rojos y olieron un aliento fétido, observaron el terrorífico esplendor de unas alas gigantescas y cuando el dragón se puso en pie, los habitantes de la región sintieron el crujir de la tierra ante tal bestia que rugía y aleteaba sin cesar en busca de comida.

Reni había corrido hacia la casa antes del primer temblor, pero en segundos se vio desorientada y cuando supo lo que pasaba solo entendió que su casa estaba en ruinas, con su hija dentro y con un Nidhoggr’s Shadow frente a ella. Comenzó a arrastrarse por la arena más por instinto que por idea propia, el dragón no la había visto y en su mente sólo estaba salvar a Loli, sin importar lo que estuviera al frente.
La gente comenzó a gritar y todos salían corriendo, pronto el caos se apoderó de la ciudad y las campanas de alerta sonaron por todas partes. A los pocos segundos los gritos de los guardias se escucharon y el estruendo de las armaduras y armas preparándose llegaba de lejos.

Entonces el dragón lanzó otro fiero rugido e inició su cacería. Fue tras aldeanos que desesperados no advertían el ataque. Atacaba con sus filosas garras y pronto devoraba a sus víctimas. Los gritos de horror de los pobladores se mezclaron con el sonido de las llamas que consumían sus hogares. Algunos intentaban resistir pero sólo encontraban como destino una poderosa mandíbula con afilados colmillos.
Mientras tanto, Reni llegó a las ruinas de su casa y entre los escombros vio lo que quedaba de la escalera, subió con rapidez, tropezando más de una vez, hasta llegar al cuarto de Loli. Desesperada buscó entre los restos, gritando el nombre de la pequeña constantemente.

--¡Loli! ¡Loli!

Pero no había respuesta. Cuando pasó frente a donde antes había estado el balcón vio a Lucien, aún tirado en el suelo, a Astar rezando y envuelto en un brillo más rojo y al fondo al dragón quemando y matando todo a su paso.

--¡Loli! ¡Loli!

Los gritos de sus vecinos le llegaban claros a Reni y no pudo evitar imaginar lo terrible de sus penas en aquellos segundos horribles. “Debería ayudarles”, pensaba, pero el implacable instinto materno se anteponía a toda idea que no estuviese destinada a salvar a Loli.

En ese momento sintió una brisa caliente detrás suyo y comprendió que era el aliento que el dragón lanzaba hacia la casa. Presurosa se lanzó al suelo y cubrió su cabeza con las manos, cerró los ojos y esperó sobrevivir aquel ataque.

--¡Corre Reni, sal de aquí!—le gritó una voz que reconoció al instante.

Levantó la vista temerosa de recibir el fuego del dragón, pero lo que vio fue un rostro muy familiar que la reconfortó. Era Henos, el padre de Coregizer, acompañado de un extraño que parecía ser un mago.

--¡Rápido Reni, levántate y sal de aquí!—dijo Henos ayudando a Reni a incorporarse.

--No puedo, Loli está aquí, pero no la encuentro, no la encuentro Henos.

Entonces el extraño se acercó y dijo.

--Henos ayuda a Reni con su hija, yo me encargo del dragón y de Lucien.

--¿Seguro Numbar?—preguntó Henos.

El extraño asintió con la cabeza y se dirigió hacia lo que quedaba del balcón. Entonces vio a Lucien a Astar y al Nidhoggr’s Shadow al fondo.

--¡Maldición Henos!

--¿Qué pasa?

--Astar ha convocado a… o no, esto no puede ser Henos. Debemos detener a Astar de inmediato, o si no, todos moriremos.

--¡Loli! ¡Loli!—seguía gritando Reni, cuando vio que debajo de unos tablones algo se movía levemente y una voz reconocible decía.

--¿Mami? Mami aquí estoy.

Entonces y con rapidez Reni liberó a la pequeña y la lleno de besos y abrazos mientras la tocaba en busca de heridas.

--¿Estás bien? ¿Estás bien Loli?

Henos interrumpió el momento familiar con brusquedad.

--¿Loli has visto de donde ha salido el dragón?

La niña negó con la cabeza, pero pronto detuvo su movimiento cuando recordó lo que había hecho, cosa que detectaron Reni y Henos.

--¿Qué pasó Loli? ¿Qué has hecho?—preguntó su madre.

--¡Eso no Astar!—gritó Numbar.—Salgan de aquí. Henos cuando acabes ven, ¡debemos vencer a Astar ya!—dijo el mago tras lo cual se lanzó a la calle saltando por el balcón.

La niña balbuceaba y las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

--Yo…este, mami yo…sólo estaba ju jugando mami. No fue mi in intención.

--¿Con qué jugabas Loli?—preguntó Henos.

Loli miró a los dos, a su madre y al padre de Coregizer y con mucho miedo de ser castigada respondió.

--Con…con una ramita.

--Muy bien Loli, has hecho bien en decirnos. Ahora vámonos, no es seguro aquí—dijo Reni que de un movimiento cargó a la pequeña.—Henos, ¿dónde está Coregizer?

--No lo sé Reni, le he buscado por todo el pueblo y no lo he hallado.

--¿Qué? Lo enviamos a casa cuando llego Astar, se fue corriendo. ¿Quieres decir que nunca llegó?

Henos negó con la cabeza.

Reni estaba por decir algo cuanto otro temblor sacudió lo que ya eran ruinas del pueblo.

--Vete Reni, ve a mi casa, al sótano, ya sabes dónde. Quédate ahí y no salgas, la guardia real querrá al culpable de esto, tu hija debe alejarse de todo esto. Vete ya, salvaremos a tu hermano y detendremos a Astar.

La joven madre y su hija salieron de la casa cuidando de no resbalar. Mientras Henos seguía el camino de Numbar quien ya se encontraba junto a Lucien preguntando sobre lo ocurrido.

--Lucien, ¿cuánto tiempo lleva rezando Astar?

--No…no lo sé, unos minutos creo.

El miedo del bardo seguía presente y cuando llego Henos, éste le explicó a Numbar lo que ocurría.

--Numbar, Lucien puede “ver” y “sentir” el aura de cualquier ser viviente, sea guerrero o bestia, él puede hacerlo.

--El aura de Astar es…es, no he visto ni sentido nada tan perverso en mi vida…

--Y parece que ya está listo—interrumpió Henos.

Los tres entonces vieron como Astar se encaminaba hacia ellos. El fuego y la devastación del pueblo se veía a sus espaldas, mientras los rugidos del dragón se escuchaban en todos los rincones. Las llamas parecían tocar el cielo y la guardia iniciaba su lucha contra el Nidhoggr’s Shadow.

--Sólo vine por el muchacho, pero si quieren morir—rió maliciosamente—cumpliré su deseo. ¡JaJaJaJaJaJa!


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Re:En las arenas del desierto.
« Respuesta #7 en: 26 de Julio de 2011, 23:31:53 pm »
Continuación.
 
Cuando Coregizer resbaló en aquella esquina, sólo pensaba en levantarse y correr con todas sus fuerzas a la casa de su padre. En su mente seguía la sensación de ver pasar demasiado rápido los acontecimientos sin poder siquiera entenderlos. Desconocía la verdadera naturaleza de las intenciones de Astar; no sabía nada del gremio al que parecía pertenecer de nacimiento y mucho menos conocía el peligro en el que se encontraba, lo único que alcanzaba a comprender era que debía correr. Pero en aquel momento, al instante de resbalar, la mano que lo detuvo paralizó su cuerpo de sorpresa y miedo; una sombra grande e imponente yacía inmóvil frente a él y en ese fugaz momento escuchó a lo lejos los sonidos de la batalla entre Lucien y Astar.

--Tranquilo Coregizer—dijo el extraño.

La alarma interna del joven se encendió ante el hecho de que aquel personaje conocía su nombre. Intentó seguir adelante rodeándole, pero el brazo de la sombra lo detuvo con firmeza.

--Ha llegado el momento, Coregizer.

--¡No! ¡Déjame ir! ¡No sé de qué hablas!—gritó Core mientras forcejeaba para liberarse.

--Escucha, todo saldrá bien, pero debes luchar. Si no luchas, tus amigos morirán.

Al decir esto Coregizer quedó quieto. Luego de unos segundos el extraño continuó.

--Veo que no sabes nada de lo que pasa, ¿verdad?

El joven asintió.

--Se te explicará luego, por ahora sólo necesitas saber que si no peleas, el esfuerzo que han hecho tus amigos y tu padre por mantenerte a salvo será inútil, porque Astar triunfará e inevitablemente vendrá por ti.

--¿Astar?...Pero, ¿qué desea él?

El extraño entonces salió de las sombras y apareció bajo la luz de la luna el cuerpo de un lord knight, con una armadura brillante, una capa larga y gruesa y una espada roja como la sangre. El yelmo lo llevaba en la mano izquierda y la derecha, que sujetaba a Coregizer, se posó sobre el hombro del joven.

--Él quiere restablecer lo que hubo en tiempos lejanos. Por ahora no te lo explicaré, ya habrá tiempo para eso. Pelea Coregizer, debes pelear.

Entonces la capa del lord emitió un brillo, apenas perceptible en la oscuridad de la noche, pero Core comprendió que algo no estaba bien.

--¿Quién eres?—preguntó con insistencia.

--No importa por ahora, sólo pelea—respondió el lord mientras surgía de él una luz blanca que cegó a Core. Cuando el joven se recuperó luego de unos segundos, se encontró solo en la calle y sin poder ver rastro alguno de aquel misterioso hombre.

--¿Pelear? ¿Y cómo haré eso?

Era claro para Coregizer que no sabía nada sobre una pelea real. Desconocía las tácticas, los modos y carecía de la pericia para sobrevivir en una lucha a muerte, como la que se desarrollaba en la casa de Loli. El simple hecho de pensar en pelear confundía demasiado a Core; ¿cómo lo ¿haría? ¿llegaría saltando y lanzando golpes a diestra y siniestra? Claramente no podría hacerlo.

Perdido en sus acelerados pensamientos fue sorprendido por el primer temblor y el primer rugido de la bestia convocada por Loli le hizo voltear a mirar hacia aquella dirección. Al principio no pudo ver nada, pero tras los siguientes temblores divisó unos ojos rojos y unas alas enormes desplegándose con lentitud. En segundos apreció la devastación que causaba el dragón en su pueblo, las llamas y el olor a muerte aturdieron sus sentidos y cuando el medallón que siempre portaba comenzó a calentarse, le pareció estar viviendo un sueño extraño.

Reaccionó tras unos segundos lentos llenos de horror y destrucción masiva. Tocó su medallón y sintió un calor surgiendo de él al tiempo que le parecía ver un resplandor en las formas grabadas en él. Y por primera vez le invadió un valor desconocido que lo impulsó a regresar al lugar de la batalla, convencido de ser capaz de afrontar la lucha y terminar con ella.

Así que con firmeza corrió de vuelta y a cada paso suyo, el medallón se calentaba más y el brillo de él aumentaba su intensidad, llenando a Coregizer de confianza y poder.




--Maldición ya está listo—dijo Hennos.

--Tenemos que detenerle aquí mismo—insistió Numbar.—Si no lo hacemos será muy tarde para Coregizer.

--Lucien sal de aquí, ve y cuida de tu hermana. Si no sobrevivimos tú deber será buscar a Core y protegerlo a toda costa—dijo Hennos.

El bardo apenas y pudo asentir debido al terror que aún le dominaba.

Cuando Astar Hime estaba a unos cuantos metros de ellos, Numbar comenzó el ataque lanzando un frost diver que sorprendió al asesino y lo congeló.

--Bueno eso es algo, ahora un jupitel….

En ese momento surgieron grietas en el hielo y rápidamente Astar rompió su prisión elemental.

--Jajajajajajajajaj Por favor Numbar, ¿es que eso es todo lo que tienes? Jajajajajajajaja—dijo el cross continuando su avance.

--¡Maldición Lucien vete ya!—gritó Hennos, pero el bardo estaba paralizado y no podía dejar de ver el aura roja y perversa del asesino; en ella olía la sangre de muchos y percibía con perturbadora nitidez los gritos de las víctimas de Astar, el miedo le tenía inmovilizado.--¡Lucien maldición!

--¡Sácalo de aquí Hennos! Yo lo detendré.

--De acuerdo, volveré a apoyarte.

--¡Ya!—grito el high wizard.

Entonces Numbar lanzó otro ataque contra su rival, esta vez fue un lord of vermillion que azotó con furia el área por donde avanzaba el asesino, causando otro temblor y fuertes destellos de luz y explosiones seguidas de un poderoso estruendo que ensordeció por unos segundos a los contendientes. Numbar permaneció expectante y con la mirada buscaba señales de vida, pero su sorpresa fue mucha al ver que, con paso lento y seguro, Astar continuaba su andar sin mostrar daño o herida alguna.

--Jajajajajaja  Numbar… Numbar, ¿qué ha pasado contigo? Yo solía tener mejores recuerdos de tus hechizos—dijo el asesino.—Ahora es mi turno, ¿no crees?

Astar no se movió y a cambió recitó una rápida oración en una lengua extraña pero que Numbar sentía conocer.

--…zaho…..ito….gize….lun……--cuando terminó sus palabras levantó la mano izquierda que sostenía la medalla y surgió un fuerte remolino que implacable lanzó por los aires al mago, estrellándolo contra la arena de la calle a varios metros de distancia.

--Mi…mi poder…se ha ido—dijo Numbar mientras se apoyaba sobre su rodilla derecha para levantarse.

Hennos que apenas había incorporado a Lucien escuchó lo dicho y desesperado impulso al bardo fuera de la lucha.

--¡Corre! ¡Alcanza a tu hermana y prepárense!

El aturdido bardo comenzó a caminar casi de forma automática y se alejo con lentitud del lugar.

--¿Qué ha pasado Numbar?

--Me ha silenciado, Hennos. No tengo magia ni nada con que pelear.

Hennos entonces desenfundó su espada y se preparó para la lucha.

--Quizá tu fuerza pueda detenerle—dijo el mago.

Hennos caminó hacia Astar y cuando estaban a tan solo unos metros de distancia, cargó contra el asesino.

El poderoso choque de sus armas hizo saltar chispas a su alrededor y sus pies se hundieron en la arena debido a la fuerza del impacto.

--Tu fuerza es la misma de antaño viejo caballero—dijo Astar.—Veremos si tu agilidad se mantienen intacta.

Entonces el asesino se echó para atrás rápidamente y empezó a saltar lateralmente acercándose a Hennos, cuando lo tuvo cerca atacó con un sonic blow que el caballero soportó de buena forma sin ceder ni un centímetro de su posición. Ambos permanecieron de frente, con las armas bloqueadas por el adversario. De fondo se escuchó otro rugido del dragón que soltó una ráfaga ardiente que alcanzó a varios arqueros de la guardia.

--No te lo llevarás—dijo Hennos.

--No es tu decisión, ni tampoco mía. Ella lo quiso así, ¿es que no sabes respetar la voluntad de los muertos?

--Cállate, tú no puedes hablar de ella.

--Jajaja ¿No? ¡Ve y pregúntale!—respondió el asesino que con un impulso empujó al caballero hasta sacarlo de balance para luego, con otra daga escondida en su ropa, acuchillarlo, hiriéndole en un costado donde la armadura no lo cubría eficazmente.

Mientras tanto, Numbar observaba la escena, impotente de no poder hacer nada para ayudar a su compañero. Seguía silenciado por ese misterioso ataque de Astar y cada vez más comprendía menos la naturaleza de su rival.

--¿Qué pasa, te duele?—preguntó el asesino sin despegar su katar de la espada de Hennos.

--No te lo llevarás, maldito demonio de la noche—contestó el caballero gimiendo de dolor.

Lo cierto era que la daga de Astar había tocado un punto crítico en el sistema de Hennos, causándole mucho daño y dolor a pesar de haber sido un solo golpe. Y ambos sabían que tal herida sangraría en demasía en solo unos minutos, poniendo en serio peligro la vida de Hennos. Así que para el padre de Coregizer la situación en teoría era fácil, matar a Astar, pero en práctica se veía cada vez más difícil.

--Si me dejas continuar, dejaré que te desangres sin dolor. No sufrirás el indecible tormento que te aguarda.

--No…n…no te lo lle…llevarás.

--Como quieras.

Astar volvió a echarse para atrás y esta vez utilizando la desarrollada habilidad de los asesinos para esconderse, comenzó a lanzar dagas desde distintos lugares, dirigidas a puntos críticos de Hennos, quien alcanzaba a desviar algunas pero otras lograban dar en el blanco.




La lucha de fondo se tornó más intensa cuando el dragón aleteó para esparcir el fuego a un área mayor. Los paladines, cruzados, snipers, arqueros, magos y sacerdotes que luchaban contra él, se veían disminuidos por el inhumano calor que los rodeaba constantemente. Las temperaturas altas hacían que la piel de los paladines se enrojeciera e irritara ante tal exposición al fuego y la vista de los snipers era casi nula debido al espejismo provocado por las llamas. Sin embargo, el grupo no dejaba de luchar contra la bestia. Guiados por el capitán de la guardia, un rune knight que cobijado por su escudo avanzaba contra la flama surgida del hocico del animal, los guerreros intentaban ganar terreno, mientras algunos voluntarios arrojaban lanzas desde los pocos tejados que permanecían sin quemarse.




--¡Sal, maldito cobarde!—gritaba Hennos esquivando las dagas que le llegaban de todos lados.--¡Sal y pelea como un hombre!

En eso, Astar abandonó su técnica y el caballero pudo verle.

--Pero Hennos, ¿no te das cuenta? Si yo peleo como quieres, estarías muerto en unos segundos. Agradece que no te he querido matar.

--¡Nunca te agradeceré algo! ¡Jamás oirás de mí una súplica! ¡Prefiero morir antes que humillarme ante tu corrompida persona! ¡Tú no te llevarás a Coregizer!

--Jajajajajaj Está bien, como tú digas. Ahora muere—dijo Astar que se abalanzó hacia Hennos en un movimiento que entendió el caballero era el final, porque estaba muy herido por las dagas como para soportar otra embestida. Cerró los ojos y se preparó para el gran dolor que con seguridad sufriría.

--¡Nooooooo!

En ese momento Coregizer se interpuso entre Hennos y Astar, haciendo que el asesino detuviera bruscamente su ataque. El emblema de Core tenía ya un brillo blanco muy intenso y el joven lo sostenía con su mano derecha.

--¡Tú no triunfarás aquí!—gritó el joven.

Astar quedó impactado por el gran resplandor del artefacto en la mano de Coregizer y se echó para atrás nuevamente.

--¡Yo no iré contigo! ¡Y si he de restaurar al clan Gizer, lo haré por mi cuenta!

--No puedo creerlo, es…es—el asesino fue congelado por Numbar, quien ya había recuperado su poder.

--¡Toma esto!—Numbar lanzó un jupitel thunder que golpeó con fuerza a Astar y lo aventó hacia atrás.--¿Estás bien Core?

El joven reconoció al mago como el extraño con quien hablaba su padre cuando descubrió parte de la verdad oculta.

--Usted estaba con mi padre…

--Si, no hay tiempo de explicar, ¿estás bien?

--Yo… sí sí, estoy bien.

Astar se levantó con lentitud y miró a los dos.

--¡Vaya, Numbar! Yo sabía que aún tenías ese magnífico poder dentro de ti, no me hubiese gustado matar a una versión débil del gran mago que venció al hostil Scaref. Pero, ¿sabes algo? Ese muchacho será, quieran o no, el salvador de nuestro clan.

--¿Nuestro? ¿Querrás decir tú clan?

--Jajajajajajajaja Por favor Numbar, no sigas. ¿Es que acaso crees que sólo estoy yo? Jajajajajaja  ¡Vaya si eres inocente para ser un adulto!  Jajajajaja.

Entonces, tanto Hennos como Numbar y Coregizer quedaron impactados por tal revelación.

--Deberían decirle al muchacho toda la verdad, porque tarde o temprano, alguno de nosotros lo hará y no será nada agradable. Jajajajajajaj

--No es po…posible que hayan…sobrevivido—respondió Hennos que estaba sobre una de sus rodillas.

--¡Pero claro que sí! Todo el tiempo estuvimos aquí, observando, trabajando para la causa, preparando la llegada de Coregizer y ahora es tiempo. Jajajajajaja—dijo Astar mientras el aura roja que le rodeaba se volvía más brillante y cobraba una intensidad mayor, sus ropas comenzaron a ondear debido a corrientes de aire que circulaban alrededor de él y en segundos su cuerpo levitó.—Jajajajaja  ¡No pueden detenerme, ni a los demás! ¡Somos superiores a todos ustedes! Jajajajajajajaajajaj

--Pero qué carajo está pasando—dijo Numbar.—Ese poder es demasiado, no es humano Hennos, no es humano.

--Lo…lo sé.

Coregizer permanecía completamente aturdido por tanta revelación; había más sobrevivientes de su clan, no era el último de una estirpe, pertenecía a un gremio de guerreros que según veía eran realmente poderosos pero corrompidos por una maldad profunda y sentía estar cerca de poder saber algo de su madre, algo en su interior le indicaba esa conclusión.

--¡Ahora morirán!

--¡¿Qué es eso?!—preguntó Numbar.

Lo que Astar hizo mientras seguía en el aire, fue convocar espíritus usando la técnica de un champion.

--No es posible, ¡no puede ser!—exclamó Numbar.--¡Cómo puede hacer esa técnica! No…es...es…

--¿Imposible? Jajajajajaj

Entonces Hennos entendió lo que pasaba.

--Core, el emblema, debes despertar su poder por completo. Ese brillo es señal de que responde a tú energía interna. Tienes que usar el emblema.

--Pero no sé cómo—respondió el joven mientras examinaba de cerca el medallón y trataba de hallar algo que despertara su poder.—No sé qué puedo hacer padre, no sé.

--Debe haber algo que lo despierte—dijo Numbar.

--Rápido Core, el tiempo se acaba.

Astar terminó de convocar espíritus y al igual que lo haría un champion, se preparó para lanzarlos hacia sus rivales.

--Core hazlo ya—le insistían Numbar y Hennos.

--¡Pero no sé cómo! ¡No sé có…

--¡Cuidado! ¡Finger offensive! ¡Ahhhhhhhhh!—gritó Numbar.

--¡Numb….—Hennos no terminó cuando sintió el inconfundible poder del Asura strike sobre él.

Pero el resplandor del emblema de Core creció rápidamente y un claro grito de una mujer inundó el lugar, la luz era tan intensa que los cuatro quedaron ciegos y de pronto solo podían escuchar un zumbido de origen desconocido, todo se volvió blanco y no supieron más de la pelea.

--….Coregizer….Coregizer….sigue tu destino…lucha como el gran Gizer que siempre has sido…lucha…lucha hijo mío…--dijo la voz al joven.