Continuación.
Sin embargo y para desgracia de los involucrados en la pelea y para infortunio de los habitantes de Morroc, la pequeña Loli despertó de su sueño debido al ruido causado por la katar de Astar chocando contra el instrumento de Lucien. Tal hecho no parece tan inoportuno, pero ya que Loli tenía miedo de lo que escuchaba, decidió esconderse bajo su cama, en donde encontró el cofre del tesoro que Coregizer había hallado en el desierto de Sograt. Por puro impulso lo abrió y vio los mismos objetos que Coregizer, pero, a diferencia de éste, Loli no se concentró en la joya ni en los pergaminos, sino en la rama de muerte que había bajo todos los objetos.
La pequeña sabía muy poco sobre las ramas de muerte. Su madre y tío se habían limitado a prohibirle que las tocara o que siquiera pensara en romperlas, así que era natural la curiosidad que Loli experimentaba acerca de las ramas. Sin pensarlo e impulsada por su insaciable curiosidad Loli tomó la ramita, la observó con detenimiento y entre más lo hacía menos comprendía por qué no la dejaban jugar con ellas. Para ella no era mas que una bonita rama de algún árbol con la que ella, ante la ausencia de vigías, podía jugar con libertad.
Afuera la batalla aumentó de intensidad cuando la madre de Loli salió en ayuda de Lucien.
--¡Lucien!—le gritó desde la entrada de la casa mientras se lanzaba hacia la mitad de la calle sumergida en penumbras.
--¡No vengas Reni! ¡Cuida de Loli!—gritó el bardo justo en el momento en que recibía otra embestida de Astar. Y por un momento vio el reluciente filo de la katar del asesino y sintió cómo el aura de éste emitía una oscuridad muy distinta a la que había sentido en cualquiera de sus viajes.
Pero Reni no lo escuchó y en un parpadeo se encontraba atacando a Astar.
Los tres guerreros entonces comenzaron un baile bien sincronizado pero altamente mortal, de golpes, saltos y técnicas de sus propios jobs. Al ser Reni una stalker, tenía una agilidad comparable con la de Astar, pero la diferencia en la experiencia en combates reales era notable. Cada vez que la joven madre intentaba desarmar a su rival, éste esquivaba con facilidad el ataque y contraatacaba con sonic blow y, cubriéndose en las sombras, con grimtooth. La disposición de Reni era mucha, pero sus habilidades no estaban al nivel de Astar Hime.
Así, rápidamente Lucien atacó a Astar de frente, el asesino bloqueó el golpe y nuevamente salieron chispas de aquel choque de armas, iluminando una pequeña área alrededor; entonces ambos comenzaron a medir fuerzas. Se miraban fijamente a los ojos sin separar sus armas. Reni lanzó una daga que tenía escondida en una pierna, pero antes de que impactara a Astar, éste la desvió con un ágil movimiento de su mano derecha, mientras la izquierda sostenía la katar.
Para Lucien era claro que la fuerza de su rival superaba la suya, pero no estaba dispuesto a permitir que se llevara a Coregizer. Esa no era opción.
--¿Qué pasa Astar, has estado envejeciendo desde la última vez?—dijo Lucien retando al asesino.
--Sabes tan bien como yo que esto ya se acabó Lucien. No puedes vencerme, tú lo sabes, Reni lo sabe y yo lo sé. ¡Así que ríndete!—gritó dando un fuerte empujón con su katar y haciendo que Lucien cayera de espaldas sobre la arena de la calle.
El empujón lo había dado sólo con la fuerza de su brazo izquierdo y pronto el bardo vio una daga saliendo de la manga derecha del ropaje de Astar.
--Ahora morirás.—dijo Astar mientras con agilidad empuñaba la daga y comenzaba el movimiento para apuñalar a Lucien.
Sin embargo, un segundo antes de que la daga tocara la piel del objetivo, Reni apareció e interpuso en su trayectoria una damascus. Debido a la velocidad de las acciones, ambas armas salieron disparadas en direcciones opuestas.
--No dejaremos que te lo lleves. Tendrás que matarnos si lo quieres—dijo Reni.
El asesino entonces se echó para atrás dando rápidos saltos hasta estar a una distancia segura. Luego miró fijamente a los protectores de Coregizer y, a pesar de tener la boca y el mentón cubiertos por una máscara, se podía distinguir una sonrisa grande y malvada.
--Él debe regresar y ustedes lo saben, no pueden evitar su destino. Se lo deben al clan Gizer—dejó de hablar y de un bolsillo sacó una pequeña medalla que pendía de un cordel que parecía ser de oro y la enrolló alrededor de su mano izquierda.—En verdad no quería usar esto con ustedes..pero bueno, de todos modos los mataré…así que supongo no habrá diferencia.
Entonces Lucien tomó de la mano a Reni mientras intentaba incorporarse y ella pudo sentir el temblor de su hermano, algo que jamás había visto en él.
--Lucien, ¿qué pasa?—preguntó intentando calmar a su hermano con sus manos—Hay que luchar, levántate, vamos.
Pero Lucien no podía levantarse, no porque no quisiera sino porque estaba paralizado de miedo.
--Estamos…perdidos—susurró a Reni.
--¿Qué? ¿Pero de qué estás hablando?—preguntó Reni mientras miraba de reojo a Astar que seguía parado frente a ellos a unos diez metros de distancia, inmóvil pero recitando unas palabras que apenas y escuchaba ella.--¡Lucien!
--E…e…esa medalla…—apenas y podía hablar.—Esa medalla Reni, estamos acabados—dijo aferrándose a su hermana con más fuerza.
Reni no entendía la razón del miedo de su hermano, pero en sus ojos podía ver que era genuina la sensación que experimentaba y eso la ponía tensa. Jamás había visto a su hermano con la mirada tan fija, con los ojos tan saltados por el miedo y con el rostro tan cansado y tembloroso.
--Lucien, ¿qué hacemos?
El bardo solo atinó a mirarla por unos segundos.
--Corre, ve que Coregizer esté a salvo. Corre y no te detengas Reni.
--Pero Lucien….
--Sólo corre….
Lucien no terminó de hablar cuando ambos vieron un resplandor rojizo cubriendo a Astar y pronto la mano que sostenía la medalla también adquirió un brillo rojo sangriento. Todo su cuerpo se vio envuelto en un aura totalmente maligna, corrompida y oscura, un aura que sólo Lucien percibía. Perversa en demasía, sin comparación con bestia o guerrero alguno.
--…areo…huma…..gize…seocra…..
Eran algunas de las cosas que alcanzaban a entender sobre lo que decía Astar.
--Corre Reni. Él… él es más fuer…fuerte de lo que crees. Corre por favor.
--No te dejaré Lucien, no lo …
--Tienes una hija Reni, debes protegerla, alejarla de esto. Ve por ella y salgan de aquí.
El bardo soltó la mano de su hermana y continuó, tembloroso e inseguro, intentado incorporarse.
--No te dejaré…
--¡Ve! ¡Ya!
Reni entendió que nada haría cambiar de parecer a su hermano y se dispuso a correr hacia la casa. Fue entonces que sintieron todos el primer temblor.
Loli había seguido preguntándose sobre el supuesto peligro escondido en las ramitas con las que no podía jugar a pesar de que le parecían tan bonitas. Después de haber pasado varios minutos observando y sintiendo la rama entre sus dedos, mientras afuera escuchaba los sonidos de lo que parecía ser una batalla, Loli, con toda la tranquilidad del mundo, había decidido romperla.
Lo hizo sin dudar y pronto sintió una enorme fuerza que la lanzó contra la pared contraria del cuarto dejándola inconsciente al instante. La cama comenzó a moverse bruscamente y todo en la habitación pronto saltó por los aires mientras un remolino de viento inundaba el cuarto. En segundos la cama de Loli y sus cosas fueron destruidas con una fuerza increíble y toda la casa se vio invadida por un olor extraño. Tembló por primera vez y apenas había terminado, surgió otro temblor más fuerte y luego un tercero que en segundos se convirtió en terremoto. La casa de Loli se vino abajo y por pura suerte a la pequeña no le pasó nada, sin embargo, la bestia que había liberado en su juego infantil, ahora estiraba sus alas, preparaba sus garras y olía el ambiente en busca de comida. Los vecinos pronto salieron de sus hogares solo para ver sus casas derrumbarse debido a otro terremoto de varios segundos. Y en la oscuridad de la noche todos vieron unos enormes ojos rojos y olieron un aliento fétido, observaron el terrorífico esplendor de unas alas gigantescas y cuando el dragón se puso en pie, los habitantes de la región sintieron el crujir de la tierra ante tal bestia que rugía y aleteaba sin cesar en busca de comida.
Reni había corrido hacia la casa antes del primer temblor, pero en segundos se vio desorientada y cuando supo lo que pasaba solo entendió que su casa estaba en ruinas, con su hija dentro y con un Nidhoggr’s Shadow frente a ella. Comenzó a arrastrarse por la arena más por instinto que por idea propia, el dragón no la había visto y en su mente sólo estaba salvar a Loli, sin importar lo que estuviera al frente.
La gente comenzó a gritar y todos salían corriendo, pronto el caos se apoderó de la ciudad y las campanas de alerta sonaron por todas partes. A los pocos segundos los gritos de los guardias se escucharon y el estruendo de las armaduras y armas preparándose llegaba de lejos.
Entonces el dragón lanzó otro fiero rugido e inició su cacería. Fue tras aldeanos que desesperados no advertían el ataque. Atacaba con sus filosas garras y pronto devoraba a sus víctimas. Los gritos de horror de los pobladores se mezclaron con el sonido de las llamas que consumían sus hogares. Algunos intentaban resistir pero sólo encontraban como destino una poderosa mandíbula con afilados colmillos.
Mientras tanto, Reni llegó a las ruinas de su casa y entre los escombros vio lo que quedaba de la escalera, subió con rapidez, tropezando más de una vez, hasta llegar al cuarto de Loli. Desesperada buscó entre los restos, gritando el nombre de la pequeña constantemente.
--¡Loli! ¡Loli!
Pero no había respuesta. Cuando pasó frente a donde antes había estado el balcón vio a Lucien, aún tirado en el suelo, a Astar rezando y envuelto en un brillo más rojo y al fondo al dragón quemando y matando todo a su paso.
--¡Loli! ¡Loli!
Los gritos de sus vecinos le llegaban claros a Reni y no pudo evitar imaginar lo terrible de sus penas en aquellos segundos horribles. “Debería ayudarles”, pensaba, pero el implacable instinto materno se anteponía a toda idea que no estuviese destinada a salvar a Loli.
En ese momento sintió una brisa caliente detrás suyo y comprendió que era el aliento que el dragón lanzaba hacia la casa. Presurosa se lanzó al suelo y cubrió su cabeza con las manos, cerró los ojos y esperó sobrevivir aquel ataque.
--¡Corre Reni, sal de aquí!—le gritó una voz que reconoció al instante.
Levantó la vista temerosa de recibir el fuego del dragón, pero lo que vio fue un rostro muy familiar que la reconfortó. Era Henos, el padre de Coregizer, acompañado de un extraño que parecía ser un mago.
--¡Rápido Reni, levántate y sal de aquí!—dijo Henos ayudando a Reni a incorporarse.
--No puedo, Loli está aquí, pero no la encuentro, no la encuentro Henos.
Entonces el extraño se acercó y dijo.
--Henos ayuda a Reni con su hija, yo me encargo del dragón y de Lucien.
--¿Seguro Numbar?—preguntó Henos.
El extraño asintió con la cabeza y se dirigió hacia lo que quedaba del balcón. Entonces vio a Lucien a Astar y al Nidhoggr’s Shadow al fondo.
--¡Maldición Henos!
--¿Qué pasa?
--Astar ha convocado a… o no, esto no puede ser Henos. Debemos detener a Astar de inmediato, o si no, todos moriremos.
--¡Loli! ¡Loli!—seguía gritando Reni, cuando vio que debajo de unos tablones algo se movía levemente y una voz reconocible decía.
--¿Mami? Mami aquí estoy.
Entonces y con rapidez Reni liberó a la pequeña y la lleno de besos y abrazos mientras la tocaba en busca de heridas.
--¿Estás bien? ¿Estás bien Loli?
Henos interrumpió el momento familiar con brusquedad.
--¿Loli has visto de donde ha salido el dragón?
La niña negó con la cabeza, pero pronto detuvo su movimiento cuando recordó lo que había hecho, cosa que detectaron Reni y Henos.
--¿Qué pasó Loli? ¿Qué has hecho?—preguntó su madre.
--¡Eso no Astar!—gritó Numbar.—Salgan de aquí. Henos cuando acabes ven, ¡debemos vencer a Astar ya!—dijo el mago tras lo cual se lanzó a la calle saltando por el balcón.
La niña balbuceaba y las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
--Yo…este, mami yo…sólo estaba ju jugando mami. No fue mi in intención.
--¿Con qué jugabas Loli?—preguntó Henos.
Loli miró a los dos, a su madre y al padre de Coregizer y con mucho miedo de ser castigada respondió.
--Con…con una ramita.
--Muy bien Loli, has hecho bien en decirnos. Ahora vámonos, no es seguro aquí—dijo Reni que de un movimiento cargó a la pequeña.—Henos, ¿dónde está Coregizer?
--No lo sé Reni, le he buscado por todo el pueblo y no lo he hallado.
--¿Qué? Lo enviamos a casa cuando llego Astar, se fue corriendo. ¿Quieres decir que nunca llegó?
Henos negó con la cabeza.
Reni estaba por decir algo cuanto otro temblor sacudió lo que ya eran ruinas del pueblo.
--Vete Reni, ve a mi casa, al sótano, ya sabes dónde. Quédate ahí y no salgas, la guardia real querrá al culpable de esto, tu hija debe alejarse de todo esto. Vete ya, salvaremos a tu hermano y detendremos a Astar.
La joven madre y su hija salieron de la casa cuidando de no resbalar. Mientras Henos seguía el camino de Numbar quien ya se encontraba junto a Lucien preguntando sobre lo ocurrido.
--Lucien, ¿cuánto tiempo lleva rezando Astar?
--No…no lo sé, unos minutos creo.
El miedo del bardo seguía presente y cuando llego Henos, éste le explicó a Numbar lo que ocurría.
--Numbar, Lucien puede “ver” y “sentir” el aura de cualquier ser viviente, sea guerrero o bestia, él puede hacerlo.
--El aura de Astar es…es, no he visto ni sentido nada tan perverso en mi vida…
--Y parece que ya está listo—interrumpió Henos.
Los tres entonces vieron como Astar se encaminaba hacia ellos. El fuego y la devastación del pueblo se veía a sus espaldas, mientras los rugidos del dragón se escuchaban en todos los rincones. Las llamas parecían tocar el cielo y la guardia iniciaba su lucha contra el Nidhoggr’s Shadow.
--Sólo vine por el muchacho, pero si quieren morir—rió maliciosamente—cumpliré su deseo. ¡JaJaJaJaJaJa!