Era un lugar bastante grande, en la parte oeste de Morroc, un lugar destinado a los mercenarios, ya sea para tomar unas cervezas, o para trazar sus oscuros planes.
Y esta vez, había sido escogido para albergar un reencuentro, entre varios luchadores de la justicia, y puede que no tanto...
-Llega tarde...-dijo un caballero, vestido con una enorme armadura de color plateado, aboyada por las luchas.
-Está muerto, cuantas veces te lo tengo que decir- dijo un chico envuelto en una túnica roja.
De repente, detrás del mago, facilmente reconocible por su túnica roja, aparecio Astu, y uno de los integrantes del grupo.
-No muero tan facilmente...-dijo con una voz grave, intentando intimidar al mago.- Ledrum, Kedvran... Me alegro de volver a veros, veo que no habeis cambiado mucho....
-Ojala pudiera decir que tu tampoco has cambiado, ¿tan duro a sido?-dijo Ledrum, el paladín de la Llama
-Lo que ha sido duro para mi es ver mi debilidad, el que hasta un poring podía vencerme... No literalmente.
-Baaa....-dijo el mago, Kedevran, el Señor del Fuego.- Me aburro, ¿cuando partimos?
-Veo que sigues tan impaciente como siempre, Ked-Dijo Astu, tomando asiento-.
-¿Que ha sido de ti estos años?, he escuchado cosas sobre Ked, pero de ti nada, es como si hubieras desaparecido...-Empezo a hablar Ledrum, ignorando al mago, una costumbre para él.
-Entrenamiento al límite, no se ni por que sigo con vida. Por cierto, le has visto?
-No, el tabernero me ha comentado de que se paso por aquí hace unos días, y le dijo que nos digera que no podía venir...
-¿Ha dicho el porque?
-No-Interrumpio el mago-. Ya empezais a ignorarme....-Este se levanto, y se fue afuera, a tomar el aire, no le gustaba el ambiente de aquel lugar.
-Solo ha dicho que intentara unirse a nosotros cuando pueda...
Derrepente, se escucho al mago gritar unas palabras desde fuera, y el paladín y el Cross salieron fuera, sabiendo perfectamente que el talento de ked, meterse en lios a la minima, había vuelto a ponerse en manifiesto.
La otra persona envuelta en el tumulto, era un mercenario vestido de negro, probablemente del gremio de los cazadores.
-¡Empezo el!-Se escuso Kedvran, después de haberlo convertido en un cubito de hielo.
-Da igual quien empieze, lo importante son los echos, tu le has congelado-Dijo Ledrum, golpeando con la empuñadura de su espada al cazador, que se había convertido en hielo. A los pocos segundos, surgio una llama de la nada, derritiendo el hielo de inmediato.
-I..iros...Estais...en....-dijo el Cazador, antes de derrumbarse, y cuando cayó, dejo a la luz que le habían cortado el cuello.
Astu dio un salto hacía atrás, el asesino del cazador había sido rápido, pero no lo suficiente para que no lo viera Astu, este, agilmente, saco una pequeña daga, y la lanzo al aire, y con el codo gopeo a su adversario, al que lanzo hacía donde estaba el antes.
-¿Quién eres?-Dijo Astu-.
-Tu asesino-dijo mientras se levantaba, dispuesto a golpear a Astu con una patada baja, pero no llego a su objetivo, una daga se le había clavado en la cabeza. Cuando cayó el cuerpo cayó al suelo, Astu recogio su daga.
-Seria mejor que nos fueramos-dijo el paladin, mientras que silbaba, y al poco tiempo llegaban 3 Pecos, a los que se subieron los integrantes del grupo.
-¿Quienes eran?-dijo el mago, cuando ya se habían alejado de Morroc.
-El asesino era un miembro de los Suk-Halas, cuando me fui eran aliados de los Nekure, los dueños en aquellos momentos de Morroc. No tengo la menor idea de por que nos a atacado.-Explico Astu, familiarizado con los gremios de su tierra.
Y ascendia el sol sobre las dunas, cuando el grupo se posaba de sus pecos, y se disponia a entrar en un pequeña gruta que habían visto, dispuestos a descansar.