Introducción
Synkaku es un elfo oscuro, creció en los bosques tenebrosos al Norte de su tierra, desterrado junto a su hermano Synlaku se unieron a Nurundakil (aquel que ha vencido a la muerte) en su empresa de desterrar al Rey de los elfos oscuros, corrupto y sanguinario.
300 años han pasado desde la batalla por la libertad, 300 años en los que Synkaku colgó su arco y vivió en armonía, pero hace muy poco tiempo escuchó la llamada de la guerra, a sus 753 años volvió a tensar su arco y marchó atravesando el mar para llegar a la tierra de Midgar...
La fortaleza del Dragón (copyright)
Parte 1: La llamada de la batalla.
Las olas del mar rompían con fiereza en los acantilados cercanos a aquella desértica costa, apenas unos rayos de Sol eran capaces de llegar a la tierra haciendo claramente visible que no hacía mucho aquel lugar había sido un campo de batalla, cementerio de millares de seres y banquete de aves carroñeras.
Una pequeña embarcación ancló en la orilla, lentamente una figura alta, esbelta, oscura, y con una capucha que no dejaba ver su rostro se alzó y descendió, caminó unas cuantas yardas y se detuvo justo a la mitad entre el mar y los bosques medio quemados que tenía al frente, de su espalda colgaba un arco largo, muy largo y de una belleza jamás vista en aquellos parajes, 2 carcaj de flechas repletos de ellas, casi 500 era capaz de llevar aquel ser, en su cinto podían verse dos cuchillos largos, con runas desconocidas, y metidos en sus fundas de cuero.
Las nubes taparon el último rastro de Sol, todo quedo a oscuras y la lluvia comenzó a caer, la figura se echó atrás su capucha, un rayo de la tormenta que se desataba cruzó el cielo, iluminando el campo de batalla, y dejó ver por un segundo un ejército de mas de 400 enemigos en el linde del bosque, la sombra agarró el arco a la vez que otro rayo rompía la oscuridad y pudo verse para quienes se fijaron la cara del elfo, con una sonrisa diabólica y mostrando claras señales de euforia por la batalla que iba a tener lugar.
-Rendíos ahora que estáis a tiempo.- gritó el elfo oscuro, y la respuesta de los adversarios fue una oleada de risas.
El que parecía por su tamaño uno de los líderes avanzó unos pasos, alzó su enorme espada, mellada por el choque de espadas en cientos de peleas anteriores, y gritó:
-Quien crees que eres tú para ....?-
Pero no pudo terminar la frase, ya que sin que nadie lo percibiera, una flecha le había atravesado la garganta y la figura se desplomó sin vida.
-Os avisé....- dijo antes de que una lluvia de flechas cruzara el aire lloviendo sobre aquel ejército al igual que hacían las gotas de agua.
Tan repentinamente como comenzó, la lluvia cesó y en medio de aquel lugar, rodeado de incontables enemigos abatidos, el elfo se mantenía en pié.
Los carcaj vacíos, el arco cargado a la espalda y los dos cuchillos en sus manos, goteando sangre, sangre que cubría su cuerpo, pero toda sangre de sus enemigos.
Enfundó las armas y se agachó sobre el cuerpo inerte de uno de aquellos seres, una flecha le había atravesado el corazón y lo había despojado de su insignificante existencia, un chasquido tras de si lo advirtió de que alguien seguía con vida, arrancó la flecha del pecho de aquel infeliz sin vida, y en menos de dos segundos había descolgado nuevamente su arco, lo había tensado y lo había disparado, el enemigo estaba tan siquiera a dos metros de él con un hacha a dos manos alzada preparando el golpe, pero la flecha le había acertado entre los ojos y le había atravesado el cráneo, salpicándole la sangre en la cara, y cayó fulminado, el elfo esbozó una nueva sonrisa.
Synkaku acababa de llegar al reino de Midgar.