Son altas horas de la madrugada. En Prontera, la capital del reino, la noche asola las oscuras calles. Unas pocas antorchas, repartidas por las paredes, alumbran los empedrados caminos de la ciudad.
En cierto castillo algo maravilloso está ocurriendo… Algo que comúnmente es llamado un milagro, un nacimiento. Se trata del castillo de los Royals, una importante familia noble. La mujer que está dando a luz es Eleonor, la esposa del Duque Lion Royas.
Eleonor es una mujer joven, de 19 años de edad. Su pelo tiene un color rojizo oscuro, confundible con el color de la sangre. Sus hermosos y finos ojos, verdes como la esmeralda, resaltan con luz propia. Su cuerpo no se queda eclipsado por su bello rostro, unos senos perfectos, un trasero firme y unas largas piernas suaves como la seda: son solo el hermoso exterior de una preciosa mujer. Amable, dulce, carismática, inteligente, valiente… son muchos los calificativos que en ella se puede usar, pero sobre todo guerrera el de guerrera. No solo es una noble de prestigio, refinada y de alta etiqueta, además es una de los mejores caballeros del reino, al servicio directo del rey.
Lion es un hombre apuesto, alto y de cuerpo definido, de 20 años de edad. Además de ser el duque más rico de Prontera es uno de los más rico de todo el reino. A veces tiene un carácter un poco difícil, pero es una persona de gran corazón. A corta edad ya era uno de los caballeros más respetables del reino, y ahora comanda la alianza de “los caballeros dorados”, teniendo bajo su mando miles de soldados.
Eleonor se encuentra postrada en la cama, dando a luz. Sus lastimeros y fuertes gritos retumban por toda la casa. Su esposo, Lion, afuera de la habitación, espera impaciente que el niño nazca; volviéndose más nervioso con cada grito de su esposa.
Un par de horas después. Eleonor hace algún tiempo que no grita, Lion está verdaderamente aterrado. No sabe qué está sucediendo tras la puerta: ¿habrá sobrevivido mi hijo a este parto tan largo?, ¿Estará Eleonor bien? Y un sinfín de preguntas más rondan su cabeza. Tras poco tiempo más, sale la matrona de la habitación con una cara que denota cansancio, y algo manchada de sangre.
—El parto ha sido muy largo, Eleonor ha perdido mucha sangre. Afortunadamente sigue viva… Realmente no sé cómo ha podido sobrevivir a algo así. Por otro lado, su hijo… —A Lion se le hizo un nudo en el estómago al escuchar a la matrona y esperaba lo peor —También ha sobrevivido, ha sido varón, aunque podría surgirle algún problema de salud debido al parto tan difícil que ha tenido que sufrir. —Lion respiró hondamente e intentó asimilar toda la información, luego dijo.
—Gracias por todo lo que ha hecho. Me siento inútil en esta situación… Y tendré en cuenta su advertencia sobre mi hijo. ¡Ah! No poder hacer nada y quedarme esperando no se me da bien. Dígame, ¿puedo entrar a ver a mi mujer e hijo?
—Su esposa ahora mismo está descansando, puede entrar; pero sea breve. Su hijo ahora mismo está siendo lavado y vestido por mi ayudante. Se lo traeré en un momento.
Lion entra a la habitación. Su mujer se encuentra en una cama muy amplia, colocada en el centro de la habitación. Muchos muebles de aspectos lujoso y un gran espejo en una de las paredes, junto con adornos de oro, muestran lo rica y refinada que es la familia Royals.
Se acerca a la cama y con cuidado se sienta a un costado. Luego coge la mano de Eleonor y la besa dulcemente. Ella se despierta. Lo mira y con una voz cansada le dice.
—Lion… ¿cómo está nuestro hijo?, ¿se encuentra bien? Quiero verlo… Tráemelo… Necesito verlo.
—Te preocupes, cariño, el bebé está bien, ahora nos lo traen. Yo… yo siento no haber sido de ayuda, me siento un inútil en este momento —Dice Lion con cara apagada y ojos lagrimosos — estaba tan preocupado esperando, sin poder hacer nada.
—Tonto… ¿Qué querías hacer? Era yo quien debía dar a luz, y lo haré las veces que hagan falta. No te preocupes, te prometo que nunca me pasará nada, ni a mí ni a nuestros hijos, así que no te preocupes más, ¿vale?
—Sí… Gracias.
Lion se acerca a Eleonor y pone su mano sobre su abdomen cuidadosamente, luego la besa en los labios.
—Siento interrumpir, aquí está su hijo —dice la matrona, que irrumpió en la tierna escena sin contemplación.
Le entrega el niño a Lion, quien inmediatamente lo besa y lo abraza con todo el cuidado del mundo, y se lo cede a Eleonor, dejándolo a un lado de la cama.
—¿Qué nombre le vas a dar, Lion?
—Tenía pensado tantos nombres… No sé por cuál decidirme. Elige tú el nombre, Eleonor. Es lo mínimo que puedo hacer por ti.
—No te preocupes por eso, sé que te hace mucha ilusión darle el nombre.
—No, eres tú quien debe ponerle el nombre, quiero que se lo pongas tú.
—Está bien… cabezota. Hay uno que siempre me ha gustado. Lo llamaré Jhosep… Jhosep Royals. ¿Qué te parece?
—… Me encanta. Es el nombre perfecto. Jhosep Royal, mi hijo —Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Lion.
Ha pasado varios meses desde que Jhosep nació. El revuelo que se formó por su nacimiento, el primogénito de la familia Royal, todavía perdura. Son varios los rumores y chismes los que han surgido. Desde que el niño no es de Lion, hasta que es adoptado porque Eleonor no puede tener hijos. Todos son falsos.
De entre los rumores y chismes, el que más se ha esparcido y parece que tiene mayor credibilidad es el de que “Jhosep ha nacido en una cuna de oro”. Sus padres son personas muy ricas.
Eleonor en estas últimas semanas no ha parado de comprar ropa para el bebé, de todos los lugares y estilos. Es tanta la ropa que ha comprado que tiene dos habitaciones de gran tamaño dispuestas para ellas. Este hecho, filtrado por las cridadas del castillo, se ha extendido a casi toda Prontera, incrementando los celos de los aldeanos e inclusive de otros nobles, que han empezado a asegurar que una mujer tan despilfarradora jamás podrá ser una buena madre.
La mayoría de estos rumores llegan a Eleonor de una u otra forma, la cual en vez de enfurecerse o deprimirse simplemente hace caso omiso. Está feliz con su hijo y esposo, poco le importa lo que piensen o digan los demás. De todos modos, ahora mismo solo hay una cosa en su mente aparte de su hijo, su cumpleaños, el cual está próximo.
La pareja se está preparando para festejar el primer año de su primer hijo por todo lo alto. Aún faltan 3 meses para el cumpleaños, pero son tantos los preparativos que incluso ese largo tiempo parece poco.
El tiempo pasó y llegó el día del cumpleaños. Los últimos preparativos ya están casi listos. Solo faltan unos últimos detalles de decoración. La grandeza de la fiesta la hace parecer más una boda de algún importante rey, que un cumpleaños de un duque. Pero cuando se tiene dinero, no se suele escatimar en gastos, o eso es lo que suelen decir los ciudadanos de Prontera. Los cuales, después de que Eleonor les regalase la ropa que a Joshep le quedaba pequeña, cambiaron sus malos rumores y chismes a halagos y alabanzas. A Eleonor no le importaban si ahora la adoraban o la odiaban. Lo hizo porque era un desperdicio tirar toda esa ropa.
Tras terminar los últimos retoques, la fiesta dio comienzo. Son cerca de 600 las personas invitadas, todas ellas haciendo acto de presencia. Bien se podría decir que es una fiesta de nobles, pues incluso el rey está aquí.
La grandeza de la fiesta ha dejado boquiabierto a todos los invitados. Sabían que la familia Royals era muy rica, pero esto sobrepasaba cualquier cosa que pudieran imaginar. La mayoría de nobles, los cuales son detestables y celosos, no pierden una oportunidad para criticar la fiesta. Por supuesto a espalda de Lion y Eleonor.
En su carro de bebés, Jhosep está intranquilo. Los invitados saludan personalmente a Lion y Eleonor, tocándolo y hablándole en el proceso. La mayoría de invitados se van poco después de eso, pues esta fiesta la toman como un evento político.
De entre las personas invitadas a la fiesta, estaban los abuelos maternos de Jhosep, que no lo habían ido a visitar ni una vez desde su nacimiento, hasta este momento. Cuando su abuelo se acercó a Jhosep, este lloró. La cara siniestra y seria del hombre, debió asustarlo.
Los invitados se fueron marchando poco después de llagar y tras una velada un poco más íntima con los verdaderos amigos de la familia, terminó la fiesta.