16. LUCHA ENLAZADORA
Los dos jóvenes caminan entre la espesura del bosque sin dirigirse la palabra. Silver se adelanta un poco de Joshua, busca que no le mire el rostro; no ha hablado desde que aparecieron bajo de un árbol de manzanas ahora en los campos de Geffen. Su andar es sólido, estaba enfocado en la misión. Por un momento Joshua buscaba entablar conversación pero las respuestas eran cortantes casi sin ánimo.
-¿Cuánto falta para llegar?—Le pregunta Joshua. Estaba leyendo su libro de Runas antiguas. Los símbolos eran extraños pero inexplicablemente los entendía. A pesar de caminar hacia delante mantiene fija la vista en el pequeño libro; evita las rocas y los desniveles del terreno como si estuviera concentrado en la caminata.
-Ya falta poco. –Contestó seco. Por su mente solo existe un pensamiento que lo ocupa todo. Farien, ¿Qué le habrá pasado?, ¿Realmente habrá muerto?, el es muy fuerte como para ser derrotado, sin embargo no era una pelea como las que habían tenido anteriormente. Un recuerdo invadió la mente del arquero; Rose y el de niños se encontraban en los prados de Prontera, Farien aparecía desde tras un árbol cargando un Poring rosado, ahora parecían tan pequeños.
-Silver, Silver –Repitió Joshua al detenerlo por el hombro antes de que se golpeara contra la corteza de un pinar.—No te distraigas.—Luego de darle unas palmadas en la espalda guarda el pequeño libro en uno de los bolsillos del cinturón de cuero, colgándole en la cintura por el peso de la indumentaria que carga.
-Lo siento, estaba algo distraído.—Mira fugazmente a Joshua para luego seguir caminando hacia el frente. Se pasa el dorso de la mano frente a los ojos y discretamente la talla en su pantalón.
-Silver, entiendo que Farien es importante para ti. No llegué a conocerlo totalmente pero pude percibir a una gran persona en él, un líder innato, alguien con quien podías contar para todo y sobre todo, a un gran amigo. Estará bien.
-¿Algo te hace dudarlo?.—Gira la cabeza apenas para verlo. Hace una mueca de desaprobó para Joshua y continua su camino.
Poco a poco la hierba baja su intensidad revelando dos grandes puertas de Hierro recubiertas casi en mayoría por hiedra entretejida entre sus propias ramas. Están abiertas de par en par como si los estuvieran esperando. Silver le hace un ademán a su acompañante para que espere tras de él; se desengancha el arco de la espalda y lo sujeta con firmeza. Camina tan lento como el cuerpo le permite hasta asomarse por la abertura de la puerta. La ciudad luce abandonada pero no tiene signos de confrontación. Extrae una flecha de su aljaba y carga el arco. Ingresa entre las puertas y divisa todo a su alrededor; las tejas de los techos, cada una de las ventanas en los edificios, la punta de la torre de Geffen; tan alta y majestuosa como siempre. Sisea para llamar a Joshua que aun está tras las puertas.
-Es seguro, puedes entrar.—Dice Silver, se engancha el arco bajo la aljaba y la flecha en uno de los compartimentos cilíndricos en la correa del porta flechas, especialmente hilados para cargar un máximo de diez flechas a modo de parque frente al pecho.
-¿Se supone que ahora no voy a poder pelear nunca más?.—Comenta Joshua. Se siente inútil siendo protegido por el arquero. También sabe pelear y defenderse, ha entrenado con su gran masa de hierro en la arena de pelea de Aldebarán. Con los mejores espadachines y fraguadores guerrilleros del reino.
-Son órdenes de Farien. Eres muy importante para la misión, si algo llega a pasarte nos arruinarás a todos.—Extrae un cuchillo de mano hecho de Oridecon; no hay nada más afilado y tajante que el acero de una daga; lo gira hábilmente entre la mano y le pone la empuñadura vendada con piel de oso enfrente del rostro, invitándolo a sujetarla.
-¿Qué te sucede?, pareces diferente.—Pregunta Joshua; toma la daga y se la atora entre el cinturón y el pantalón; la ajusta perfectamente para que no se le resbale por el movimiento, no desea sentir el corte prematuro de la daga antes de haber peleado.
Silver no le responde ni una sola palabra. Avanza hacia la escalera de piedra que conduce hacia el centro de la ciudad, directo a la torre cónica y en punta; parece pinchar el cielo con la cima. Un viento frío azota los cristales de las ventanas haciéndoles vibrar; agita las hojas de los arboles que adornan la urbe haciéndola ver viva; levanta un poco de polvo del suelo en forma de nube que se arremolina frente de él. Joshua le sigue por detrás, mira hacia ambos lados esperando ver algún signo de vida; nadie les dijo que la ciudad estaría vacía; luego de lo que ocurrió en Prontera todo podía ser posible pero, ¿Habían llegado hasta Geffen?, parece que acaban poco a poco como Rune Midgard como una plaga de termitas devorando un pedazo de madera. Al ir bajando las escaleras voltean un momento hacia la fuente; era lo único con vida, arroja agua desde el fondo de la columna de piedra y la esparce por todos lados para llenar de nuevo el estanque. Un resplandor sale fugazmente encima de la estructura de agua llamando la atención de Silver.
-¿Qué fue eso?.—Pregunta Silver confundido. Quizá fue una alucinación pero él es un cazador nato, nunca se confunde con lo que observa. Aún con la duda sembrada en él vuelve a preguntar pero ahora a su compañero.
Una figura de mediana estatura se deja ver exactamente en la punta de la Torreta, como si lo afilado de la punta no le lastimara en lo más mínimo, se mantiene de pié encima. La percepción aguda de Silver los advierte ante un posible ataque; ambos se alistan con sus armas; arco en mano y un trío de flechas entre los dedos apuntan hacia el individuo, lo mismo con la daga, situada exactamente en el filo de la pupila de los ojos del alquimista que mira por encima del acero del arma, directo hacia la torre.
El individuo trae la mitad del rostro cubierto por una bufanda color negro que resguarda su identidad. Ambas partes desiguales de la prenda ondean por el viento de la cima; como dos grandes alas que le permitieran volar hacia ellos. Se lanza al vacío y extiende los brazos; entre los dedos trae ocultos varios kunais por donde discurre la luz del sol, volviéndolos puntos de luz entre la sombra de la torre. Desde el suelo, tres flechas se descargan contra el sujeto; tajan el aire y viajan cual proyectiles hacia el objetivo. El extraño realiza varios giros hábiles para que una flecha le atraviese bajo el brazo, la otra entre las piernas y una más le roce la mejilla sin producirle daño; las tres se clavan en la piedra de la torreta. Cuando cae al suelo es como si una roca de diez toneladas se hubiera estrellado contra una montaña; todo el suelo tiembla por momentos desbalanceando a los muchachos. Se desplaza a toda velocidad cual ave en pleno vuelo, como si el viento no frenara su traslado. Apenas y tienen tiempo de voltear cuando el sujeto se postra frente a ellos. La Interrupción abrupta de su marcha produce una fuerte corriente de aire que sacude a los guerreros.
-¡Es muy rápido!.—Exclama Silver con asombro. Recibe un tajo recto hacia el pecho pero Joshua alcanza a tomar del brazo al extraño antes de cumplir su cometido; como pago ante su osadía, recibe un golpe en la cara y casi al mismo instante una patada en el pecho que lo lanzan al suelo.
La caída de Joshua fue como un aviso para el arquero; la lucha iba a ser muy difícil. Dejó caer el arco de entre las manos para sustituirlo por dos Dagas hechas de Oridecon detalladamente forjado que se sustrajo del cinturón. Atacó buscando herirlo en el pecho, alternando una daga a la vez por intento pero fueron detenidos con acero y repelidos con facilidad. Fue empujado dos pasos hacia atrás recibiendo una lluvia de impactos que difícilmente detuvo. La fuerza con la que es atacado y empujado le hace retroceder hasta quedar de espaldas contra la Torre de Geffen. Privado del movimiento no puede hacer más que mover la cabeza de lado a lado huyendo de la hoja enemiga; salta por encima del adversario buscando correr hacia las escaleras pero es pateado en la espalda. Exclama un grito de dolor antes de caer al suelo.
-¡Joshua!, corre, es muy peligroso!—Grita Silver.
-Claro que no.—Responde Joshua, ya se ha recuperado del daño pero tiene decolorada la mejilla. Entre las manos sujeta dos botellas de vidrio con un pabilo dentro.—No voy a dejar que este sujeto nos elimine.—Toca las puntas de los pabilos con los pulgares, los enciende y antes de que exploten los lanza.
Las botellas detonan cerca del individuo; levantan pedazos de bloque del suelo, resquebrajan el costado de la torreta. Restos de roca y polvo alzan una cortina borrosa enfrente de los dos, impidiéndoles la visibilidad. La nube de polvo se arremolina, formando un agujero del que sale una luz verdosa fusionada con un potente flujo de viento que termina desprendiendo todos los bloques que construyen el suelo. Todo, incluso los dos guerreros, son lanzados hasta la muralla de la ciudad, devastando lo que la luz toca a su paso, casas, arboles y estructuras de piedra.
-Te dije que escaparas de aquí.—Murmura el arquero luego de empujar un pedazo de teja que le impedía salir a la superficie.—¿No entiendes que si mueres todo estará perdido?.
-Lo entiendo perfectamente, pero no me voy a esconder como animal en su madriguera mientras la guerra devora al mundo sin que pueda hacer nada.—Responde Joshua entre bocanadas de aire. Se encuentra de bruces sobre los escombros, algunos cristales le han herido las mejillas; la batalla era difícil, pero pensó que si iba a morir, entonces sería luchando.
-Eres un terco, si eso nos cuesta el futuro de Rune Midgard, yo mismo te asesinaré.
-De acuerdo, pero primero acabemos con este sujeto.—Le responde con una sonrisa.
Ambos son levantados por el cuello de las vestimentas. El extraño mira primero a uno, luego al otro. No podían si quiera empezar a indagar de quien se trataba, la bufanda mantenía bien oculta la identidad del joven. ¿Sería un asesino de la republica?, no tenía ninguna insignia en las ropas que lo delatara como tal. Pero tenía una fuerza tremenda; cada golpe que les asestaba era como si una roca plana les golpeara el pecho; su fuerza y celeridad eran incondicionalmente altas y muy efectivas.
-Te haré tragar polvo.—Afirma Silver, aunque no sabía si realmente podrían derrotarlo.
Con una coordinación muy precisa ambos guerreros lo golpean en el pecho. Antes de que pudieran acertar, se aleja aprisa de ambos; parecería que fuese repelido hacia atrás por una extraña fuerza; no importando lo que fuera ahora estaban libres y podrían seguir peleando.
-Y pensar que nos costaría la muerte localizar al tal Raikow.—Dice Joshua con cansancio en sus palabras. Se abre la gabardina mostrando un arsenal completo de recipientes de cristal, todos con pabilo, esperando ser encendidos.—Si vamos a morir, entonces que así sea.
-¿Qué diablos es eso?,¡¿Traías todo eso mientras estábamos peleando?!.—Exclama Silver con asombro. Sabía exactamente que contienen todas las botellas; una mezcla de alcohol y varios químicos más que mezclados producen una sustancia altamente inflamable.—¡Eres una bomba andando!
-No seas princesa, tengo todo controlado.—Las etiquetas de las botellas tenían una calavera roja como sello.—Tienen unas gotas de Karvodailnirol, que combinadas con Detrimindexta no permiten que exploten con el movimiento, es una fórmula que yo inventé en mis ratos libres. Solo se activan con fuego azul y tienen un poder de destrucción diez veces más que las normales.
-Lo único que vas a lograr es volar toda la ciudad en mil pedazos. Mejor guarda eso y busquemos otra solución.
Sin pedir autorización de su compañero se arranca un recipiente de cristal del pecho, frota el pabilo contra la palma de su mano encendiendo un fuego azulado que consume la mecha rápidamente. Lanza el objeto hacia el extraño y jala a Silver del brazo. Lo arrastra tan pronto como puede tras de un muro de piedra donde se protegen de la explosión venidera; se cubren los oídos y se agachan casi con la cara entre las rodillas. Una sombra sale disparada de la entrada, en la torre de Geffen y golpea el recipiente; envuelve al extraño de pies a cabeza, revistiéndolo en una especie de armadura oscura; parece que no permitirá que sufra daño. Cuando el fuego azul toca la mezcla produce un estruendoso estallido acompañado de una onda de choque que azota el suelo. La mayor fuerza de la explosión es absorbida en las alturas pero el terreno también es castigado. La mitad de los edificios en la ciudad son aplastados por la onda expansiva reduciéndolos casi a escombros. La torreta se tambalea de lado a lado como si se fuera a derrumbar; en la antigüedad los hechiceros la fortificaron con un escudo de magia y protección divina para que resistiera cualquier impacto, es lo único que la mantiene en pie, pero no puede evitar agrietarse desde la base hasta la punta. La tierra tiembla unos segundos mientras es azotada por el choque de la explosión; una luz azul oscuro recubre las nubes del cielo liberando hacia la tierra pequeños pedazos de hielo cubiertos con fuego azul; por la precipitación, antes de caer a tierra se transforman en agua desvaneciendo el fuego al instante.
Unos minutos después, ya todo ha pasado. La ciudad que antes se veía abandonada en su mayoría se encuentra en escombros; el muro del este de la ciudad se ha caído por completo; las puertas fortificadas con Elunium fueron arrancadas desde las bisagras y arrojadas metros sobre la hierba. Mucho polvo cubre a los jóvenes que siguen tras los restos de lo que antes era un muro de piedra. Silver se pone erguido y mira por encima del muro. No puede dar crédito a lo que ven sus ojos, casi la mitad de Geffen ya no está y lo peor es que el sujeto tendido en el terreno se estaba poniendo de pie, la sombra que lo cubre había absorbido todo el impacto.
-No puede ser.—Susurra para sí mismo, un escalofrío le recorre todo el cuerpo, siente miedo. Nunca había visto a alguien tan poderoso. ¿Ese era acaso el poder de la magia del manuscrito?. Recuerdos fugaces de la pelea en Izlude vinieron a su mente. Farien comentó que el Guardián era poderoso, que había acabado con los Slepnir; pero si este solo era un guerrero influenciado por la magia de los dioses, ¿Cómo sería combatir directamente con el Guardián de “La extraña”? como le llamaba a la mujer que los había atacado en Izlude, pero sobre todo, ¿Cómo sería intentar detener a los gigantes de Jotunheim?, hasta a los mismos Dioses les había costado sangre y esfuerzo vencerles en la guerra, ¿Cómo unos simples humanos podrían detener a esas bestias con poderes apocalípticos?. Sintió desvanecerse hacia el suelo pero fue sujetado por su compañero.
-Silver, ¡Silver!, ¿estás bien?.—Le gritaba para atraer su atención. Miró por encima del muro de piedra desquebrajado la forma del guerrero y como la sombra se discurría hacia el suelo mientras él se pone de pié como si nada hubiera ocurrido.
-Vamos a morir, ya no tenemos escapatoria.—Dice Silver castañeando los dientes, nervioso y sumido en sus pensamientos.
-No vamos a morir, cierra la boca. Aun tenemos que cumplir el sueño de Rose. –Su compañero estaba lleno de miedo también pero hace el intento de darle fuerzas para seguir. El enemigo era fuerte, pero Farien había dado una orden y pretendía seguirla mientras tuviera aliento.—Tu serás el capitán de los arqueros de Payon, harás los exámenes de ingreso para los novatos, yo me convertiré en un gran alquimista y cuidaré la biblioteca de Yuno para que no vuelva a suceder esto.—Le ayuda a levantarse solo con un brazo, el otro lo tenía roto por una roca que lo golpeó tras la explosión. –Farien enseñará de nuevo en la iglesia de Prontera y…
- Y todos seremos felices, viajaremos a Comodo para divertirnos día y noche hasta que olvidemos esto. –Acompleta Silver la frase de su amigo.—Tienes razón, no podemos caer
Aquí, incluso si el enemigo es muy fuerte, si es invencible, no podemos rendirnos.
-¿Sabes cuál es el único problema con el sueño de Rose?.—Se yergue completo para que el sujeto delante de ellos pueda mirarlo. El miedo se ha transformado en valor, aunque no lo deja de sentir. Entre su mano izquierda le aparece su gran masa de hierro; un martillo del doble de tamaño que él, con placas forradas de Elunium y los extremos planos de Oridecon pulido.
-¿Cuál?.—Con cuidado se abre la tela de la ropa para llegar a la correa que sujetaba su Aljaba; por la batalla se ha perdido al igual que su arco. Extrae las últimas dos dagas para la lucha; Gladius forjadas en Alberta por los mejores herreros, nunca las había usado para pelear, no creyó necesitarlas jamás.
-Que he destruido parte de Geffen, no podrá venir a vivir con Valkyria aquí.—Le responde Joshua y sonríe
El extraño se acomoda la bufanda alrededor del cuello y mentón para que no flameara con el viento y con tan solo un paso pequeño se desplaza hasta donde están sus adversarios. Estos apenas y pueden moverse, con esfuerzo pretenden asestar algunos ataques para finalizar pero son golpeados en el estomago, quedando inconscientes en el acto.
La ciudad de Geffen se caracterizaba por tener un clima frío a cualquier hora del día. Obligaba a los residentes a siempre cubrirse con pieles calientes para no enfermar. Por la noche las temperaturas descendían hasta 10 grados, sin embargo nunca nevó.
La brisa fría hacia crujir los cristales de una ventana, el sonido penetró los oídos de Silver haciéndole despertar. Se encontraba encima de una cama, con una cobija encima; era muy tibia, de lana de Amistr; bordada con hilos de oro por las orillas y de color morado.
- ¿Ya despertaste?.—Le pregunta su compañero; se encuentra en la cama aun costado de la suya, no muy lejos. La habitación esta oscura, en el centro hay una lámpara de aceite que ilumina la habitación, puesta sobre una mesa de madera donde hay varios libros abiertos, las armas de los jóvenes, el arco roto y la aljaba; estaban irreconocibles parecen un montón de basura recogida de una demolición; el libro de runas de Joshua se encuentra abierto y sobre él un frasco de tinta negra.
-Si, ¿Dónde estamos?.—Murmura lo más bajo que puede. Con esfuerzo logra sentarse recargándose sobre el respaldo de la cama; el ambiente era tranquilo pero luego del desmayo no recuerda nada.
-No lo sé. Tienen todo nuestro equipo en la mesa, mis botellas de Alcohidraminol son las únicas faltantes. Joshua intenta moverse pero no lo consigue, trae vendado el brazo derecho y la mejilla con una cruz de vendas sujetando una gasa.
-Que esperabas, con esas cosas destruiste la mayor parte de la ciudad.
-Si pero las quiero devuelta, en manos equivocadas pueden ser muy peligrosas.
-Por cierto, ¿Qué es Alcohidraminol?.—Pregunta Silver.
-Es el nuevo nombre que le di a la mezcla basándome en los componentes químicos utilizados, además…
La puerta de la habitación se abre. Se escuchan unos pasos acercarse a la tenue luz del candil de aceite. Un hombre de mediana estatura hace presencia delante de los jóvenes; viste con ropas holgadas como las túnicas de un monje, atadas con una cinta negra a la cintura; zapatos con suela de hierro, debían ser muy pesados para caminar pensó Silver ; un Sakkat que le cubre toda la cabeza; oculta su identidad bajo una máscara de barro con diseño de rostro sonriente. Detrás de él se detiene el sujeto que los había atacado; aun se cubre el rostro con la bufanda que le llega hasta el tabique de la nariz, era más alto que la primera persona. Sus vestimentas eran similares, sus ropas están atadas con un cinturón grueso de cuero con el símbolo de una luna reflejado en el centro, protectores en los antebrazos y piernas. Una tercera persona apareció por la puerta. La vestimenta era reconocible para ambos, por un momento pensaron que se trataba de Rose por el vestido entallado al cuerpo y el abrigo de pieles similares; la extraña viste con las ropas de las hechiceras de Rune Midgard; tiene cabello largo y negro; labios delgados y ojos café claro, usa anteojos. El silencio se adueñó de la habitación por minutos hasta que se decidieron a hablar.
-Tengo unas preguntas que hacerles, si responden correctamente puede que les perdonemos la vida.—Sugiere el joven envuelto en la bufanda.—No intenten nada, todo el lugar está sellado por magia, no pueden escapar.
Joshua volteó hacia la ventana solo mirando la oscuridad del cielo junto con las estrellas, además el viento era frío y fuerte tanto que zarandeaba los cristales agrietados de las ventanas. No podía ser otro lugar más que la Torreta de Geffen, pensó.
-Adelante.—Dijo Silver. Decidió acceder, quizá podrían salir vivos y seguir con la misión, además no tenía escapatoria.
-¿Quiénes son?, ¿Qué hacen aquí?.—El joven extrae un Kunai debajo de su túnica y lo sujeta firme, se prepara por si hacen algún movimiento.
Se miran entre ambos decidiendo quien va a explicar pero sin decirse nada. Determinan que lo hará Silver por ser a quien Farien le encargó la misión.
-Mi nombre es Silver, soy un arquero de Elite proveniente de los bosques de Payon, miembro del ejército Pronteriano que desembarcó en las costas de Alberta. Nuestra misión es encontrar a la persona llamada Raikow.
Las palabras son como una denotación para el joven quien se abalanza contra el como si hubiera dicho una blasfemia. Le pone la rodilla en el abdomen para cortarle la respiración y el arma bajo el cuello presionándola contra la yugular a punto de cortarla pero es interrumpido por Joshua que sale disparado de la cama para intentar detenerlo.
-¡Farien!, ¡Farien nos ha enviado a buscarlo!.—Exclama Joshua con vigor sujetando el protector del antebrazo del sujeto con desesperación, rogando porque el nombre del Sacerdote les diga algo.
La mano amenazante con el arma es retenida por el sujeto del Sakkat. El joven de la bufanda voltea a verlo y casi al instante deja en libertad a su presa; retrocede algunos pasos y guarda el arma debajo de su túnica color negra.
-¿Qué ha pasado con Farien?.—Por primera vez el sujeto del sombrero ha hablado, pero no se ha quitado la máscara.
-¿Cómo podemos confiar en usted?.—Pregunta el arquero luego de recobrar la respiración, adolorido por la presión en el abdomen.
El extraño retrocede unos pasos situándose tras la lámpara de aceite. Toda la luz le ilumina a la perfección dejando sombreados los pliegues de su túnica así como la sombra bajo el Sakkat. Se quita el sombrero al igual que la máscara evidenciando que se trata de una persona senil; tiene bigotes largos, blancos y una pequeña barba puntiaguda; es calvo con una mínima porción de cabello a los costados de las sienes.
-Yo soy el que buscan.